Una de cada tres
familias españolas está pagando una
hipoteca y la décima parte tiene problemas
para hacerlo cada mes. Son 600.000 familias en grave riesgo de desahucio,
un drama que siguió creciendo en 2013,
a pesar de la Ley aprobada en
solitario por el Gobierno. Y se espera que
los desahucios crezcan en 2014, porque hay renegociaciones, está subiendo el Euribor con el que se revisan y a muchas familias se
les acaban los ahorros o el paro para pagarlas. Tanto el Parlamento europeo como el BCE o el FMI han pedido al Gobierno
español que tome medidas para ayudar
a renegociar las hipotecas, una losa para las familias: su pago supone más del 40% de la renta para dos
tercios de los hipotecados. Pero también son una losa para la recuperación:
si las familias están asfixiadas con la hipoteca, no consumen y la economía no
crece ni crea empleo. Ayudarles es
ayudarnos a salir de la crisis.
enrique ortega |
Toda Europa está
endeudada, pero los españoles más. Y eso porque somos un
país de propietarios, donde el 83%
de las familias tienen su casa en propiedad frente al 60% de media europea
o el 44 % en Alemania. Y eso nos lleva a que una de cada tres familias (32,9%), 5.940.000 hogares en 2011, tienen pendiente el pago de su hipoteca,
según el INE (casi el doble
que diez años antes: 3,4 millones debían su casa en 2001). Y hay cinco autonomías donde el porcentaje de
familias con la hipoteca pendiente supera la media nacional: Melilla (37,7%), Comunidad Valenciana (36,7%), Ceuta
(36,3%), Murcia (36,2%) y Madrid (34,8%).
El problema es que
estas familias con hipoteca pendiente
dedican ya una gran parte de sus ingresos a pagar la cuota mensual: suponía más de un 40% de su renta para el
57,6% de los hogares en 2011, según
el Banco de España, y ahora sucederá ya en
dos tercios de los hipotecados. Una pesada losa, mucho mayor que en el resto de Europa: si en España la deuda
hipotecaria de las familias suponía el
65% del PIB (2011), en Alemania suponía el 46%, en Italia el 22% y en
Francia el 21%. O sea, debemos
comparativamente el doble o el triple.
Y el problema es que además,
nos resulta más difícil pagar la
hipoteca: tenemos más del doble de paro
(26,03% frente al 10,7%) y más de la
mitad de los parados ya no cobran subsidio (52,5% parados EPA), los salarios
llevan varios años congelados o cayendo y se han recortado también ayudas
y prestaciones sociales, con lo que la renta
disponible ha caído y es
un 25% inferior a la de alemanes o franceses. Así es más difícil pagar al banco y la prueba es que se ha
disparado la morosidad:
si en 2007 casi nadie dejaba de pagar la hipoteca (0,71% de morosidad) y lo
mismo en 2010 (2,38%), en 2013 ya rondaba el 6%. Y Oliver
Wyman estimaba que era mayor, porque los bancos estaban “tapando” la morosidad real refinanciando muchas
hipotecas: hablaban del 9% de morosidad en 2012 (hoy quizás el
10%).
Eso significaría que 1
de cada 10 hipotecas pendientes tiene dificultades para pagarse. Unas 600.000
familias con muchas papeletas
para sufrir un desahucio en los
próximos meses, tras haber aumentado
los desahucios
en 2012 (43.853 desahucios, según el Consejo General del Poder Judicial
y 39.167 según el Banco de España) y
2013 (35.098 sólo en el primer semestre, según
el Banco de España). El temor es que los desahucios (150.000 desde que se inició la crisis)
sigan
creciendo en 2014, por varias razones. La principal, que muchos
bancos se han visto obligados a revisar las
hipotecas de sus clientes, después de que el Banco de España les obligara
en abril de 2013 a ser más estrictos
con el saneamiento de las muchas refinanciaciones
hechas en 2009 y 2010. Y muchos no podrán hacer frente a las nuevas
condiciones. Además, el Euribor
(el tipo con el que se revisan anualmente las hipotecas), subió en enero, por segundo mes consecutivo tras casi dos años de
bajadas, aunque ha bajado ligeramente en febrero. Y además, hay 581.441
hipotecados, casi uno de cada diez, que deben al banco más de lo que valen sus casas, las llamadas “hipotecas
burbuja”.
Más riesgo de que
muchas hipotecas no se paguen y
acaben en desahucio, porque además, las
normas aprobadas en los últimos años
para frenarlos no han funcionado: ni
el real
decreto Ley 8/2011 que aprobó Zapatero en julio 2011, ni los dos que aprobó
Rajoy (real
decreto Ley 6/2012 de marzo 2012 y real decreto
Ley 27/2012 de noviembre 2012) ni la Ley
1/2013, de mayo 2013, que este Gobierno aprobó en solitario, con
el rechazo de los afectados (PAH)
y el recurso del PSOE ante el Constitucional.
Se ha mejorado
algo el problema (se eleva de 1 a 3 los impagos necesarios para iniciar
el proceso de desahucio, se facilitan las renegociaciones con quitas, se
limitan los intereses de demora al 12% y se facilita que el
juez frene los desahucios de hipotecas con cláusulas abusivas) pero sólo se frenan por dos años los desahucios
en los casos más graves, de unas
120.000 familias. Y, sobre todo, no
se fuerzan las renegociaciones.
El BCE emitió en
mayo un
dictamen señalando que esta Ley anti-desahucios española era “insuficiente”
y pidió al Gobierno medidas más
ambiciosas para evitar desahucios. La autoridad bancaria europea pide a España que incentive la reestructuración de la deuda, porque
cree que es una solución más barata para
la banca que ejecutar las hipotecas impagadas. El Parlamento europeo pidió
en junio una normativa europea
que contemple la dación en pago (dar la casa a cambio de liquidar la hipoteca)
o la renegociación de la deuda de las familias en quiebra. Y en enero de 2014,
la Comisión aprobó una
Directiva que contempla una mayor
protección de los hipotecados y la dación en pago en caso de que banco e
hipotecado lo acuerden. También el
FMI ha reiterado que España
tiene “un grave problema de deuda privada” y que sólo renegociándola
(hablan incluso de quitas) se podrá salir de la crisis.
Ciertamente, las
hipotecas son una pesada
losa para las familias españolas.
Si durante el boom inmobiliario (2005
a 2008), las hipotecas crecieron en
200.000 millones, con la crisis
(2009-2013) sólo se ha devuelto la mitad
de este dinero nuevo y las familias todavía debían a los bancos 611.521
millones de euros a finales de 2013 (un 61% del PIB español). A este ritmo de desendeudamiento, haría
falta una década para quitarnos esta losa, a costa de muchos desahucios
por el camino si apenas se crea empleo y los salarios no crecen. Por eso, urge tomar medidas para facilitar y acelerar el pago de estas hipotecas, porque si no, las hipotecas serán
también una
losa sobre la recuperación: las familias no podrán gastar, no habrá
ventas, la economía crecerá al ralentí y se creará poco empleo.
La dación
en pago (dar la casa a cambio de liquidar la hipoteca) no es una solución: al hipotecado le deja en la calle, sin
que haya un parque de viviendas sociales en alquiler, y al banco le deja en muchos casos un agujero que nos toca sanear. La mejor solución es renegociar
las hipotecas más problemáticas (al menos, esas 600.000): perdonar una parte de la deuda (quitas) para
asegurar el cobro del resto ampliando plazos y bajando tipos. Todo para bajar la cuota a pagar cada mes. Sobre
todo en las Cajas nacionalizadas y
creando un “banco malo” de hipotecas particulares, como hizo Rooselvet
en EEUU en 1933. Se trata de “rescatar a las familias” como se ha rescatado
a los bancos.
Y rescatar así a la
economía, porque no saldremos de la
crisis mientras la pesada losa de las hipotecas asfixie a una de cada tres
familias, que han de dedicar sus menguantes ingresos a pagar su cuota
mensual y no
les queda para consumir, con lo que no se reaniman las ventas, la
inversión, el crecimiento y el empleo. Ayudar
a las familias más vulnerables a
renegociar y pagar su hipoteca es una
exigencia para asentar la débil recuperación. Si no, seguirá el goteo
de desahucios, aunque ya no sean noticia. Sus hipotecas son un problema de todos.
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