España tuvo en
2013 la mejor cosecha de vino de su
historia y se convirtió en el mayor productor del mundo,
adelantando a Francia e Italia. Ayudó
la climatología,
pero también se recogieron los frutos de la reconversión del viñedo de la
última década, que ha conseguido producir
más vino (y de más calidad) con menos superficie plantada. Pero el reto de
España es vender mejor su vino, porque lo malvende: mucho a granel, para
mosto o alcohol, incluso a otros países competidores, que lo envasan y lo venden
más caro. Así obtiene, con más litros que Francia, un tercio de sus ingresos
por exportaciones de vino. El otro reto es conseguir
que los españoles beban más vino, porque bebemos la mitad que Italia y Francia. La clave es educar a los jóvenes en la cultura del vino, porque prefieren la cerveza
y el alcohol. Se trata de vender más, dentro
y fuera, a mejores precios. ¡Salud¡
enrique ortega |
España es el país con más
superficie plantada de viñedo del mundo, pero producía menos vino que
Francia e Italia, los dos líderes mundiales. Pero en 2013, por primera vez, España
se ha convertido en el líder
mundial en la producción de vino:
50,58 millones de hectolitros (frente a 35,78 millones hl en 2012), por delante
de Italia (47,40 millones hl) y Francia (42,34 hl). Este récord histórico se debe a dos
causas: una climatología favorable
(lluvias) y que ha dado fruto la
reconversión del sector realizada desde 2001.
Bruselas forzó a
España y al resto de países viticultores a arrancar
viñedos, para mejorar la producción y sostener los precios. En
total, los agricultores españoles quitaron 171.000 hectáreas de viñedos
entre 2000 y 2012 (94.000 Has. con ayudas UE), un 15% del viñedo existente, más
que Italia (-114.570 Has) y Francia
(-74.300 Has.). En paralelo, invirtieron
decididamente en las viñas que quedaron, con un amplio plan de actuaciones: fomento del regadío (ahora lo tienen el 35% de
los viñedos), cambio de cepas de vaso por cepas en espaldera, cambio de
variedades (más peso de los tintos, en especial tempranillo, garnacha, bobal,
monastrell, syrach o cabernet sauvignon) y una mejor gestión de las superficies, la recolección y producción de
los vinos.
El resultado ha sido
espectacular: las producciones
medias han pasado de 6.500 kilos de uva por hectárea a más de 25.000, cuatro veces más. Y si en los años 80 y
90, con 1.5-1,3 millones de hectáreas de viñedo, se producían entre 25 y 35
millones de hectólitros de vino, en la pasada década, con 953.000 Hras (la mayor superficie plantada del mundo),
ya se producían más de 40 millones de hectolitros. Y en 2013, con la ayuda de la
climatología, llega el récord.
En definitiva, producimos
mucho más vino con un 15% menos de viñedo. El mayor salto se ha dado en Castilla
la Mancha, que tiene la mayor superficie de viñedo del mundo (400.000
Has, cuatro veces la extensión de Burdeos, la segunda extensión mundial): su producción aumentó un 64% en 2013
(de 19 a 31,2 millones de hl, casi dos
tercios de todo el vino español), gracias a las lluvias y a ser la región
española que más ha invertido en mejorar su producción. También ha
crecido mucho la cosecha en Extremadura
(+28,4%, segunda productora, con 4,09 millones hl), Cataluña (+20,6%, tercera productora, con 3,35 millones hl) y Andalucía (+22,6%, la séptima
productora, con 1,39 millones hl), bajando la producción de vino en 2013 sólo
en Galicia y Asturias.
En 2013 se dio otro récord en el vino: las exportaciones
españolas crecieron un 6,5% en valor,
con unas ventas fuera de 2.628 millones de euros, aunque se vendieron menos
litros (1.846 millones, un 10,9% menos), lo que significa que nuestro vino se ha vendido más caro. Un
avance aún insuficiente, porque el gran problema del vino español es
que se
vende muy barato, se malvende:
en unos casos se vende a granel, tirado
de precio, para que otros países competidores (como Italia) lo envasen y lo
vendan más caro como vino europeo. Y en otros, se vende como mosto (para
concentrados y zumos de uva) o como alcohol vínico (para fabricar destilados,
como el coñac).
El resultado es
que España exportó vino en 2013 a un precio medio de 1,42 euros por litro,
que fue mucho más bajo en Castilla la
Mancha (0,69 €/litro), que exporta casi la mitad de todo el vino español),
algo más alto en Castilla y León (1,51 €/litro) y a un precio más razonable la
Rioja (3,09 €/litro, cuatro veces el de CLM). Para hacerse una idea de lo bajo
de estos precios, baste decir que en 2012, cuando España exportó a un precio medio de 1,21 euros/litro, la media de precios de exportación del
vino en todo el mundo fue de 2,55
euros/litro, según la Organización
Internacional del Vino (OIV). Y Francia,
el primer exportador (en ingresos), consiguió vender a 5,23 euros litro (cuatro
veces más caro que España), mientras Italia, el segundo exportador, vendía a
2,21 euros (el doble que España). El resultado es que Francia exportó menos litros que España (1.499,2 millones frente a
1.947,2) pero consiguió ingresar tres
veces más (7.194 millones € frente a 2.215 millones € España).
En definitiva, se trata no sólo de producir más y exportar
más, sino de venderlo
mejor, con un mayor ingreso
por litro. El reto es conseguir un
mayor valor añadido, con más vino embotellado de calidad y una mejor
distribución y comercialización. Y en
2014, con una producción mundial
de 281 millones hl. (1 de cada 5 litros
producidos en España), hay que aprovechar que puede
faltar vino en el mundo, por las peores cosechas en Francia e Italia y
las heladas en Argentina y Chile. El sector debe concentrar esfuerzos para
exportar (hay demasiadas empresas vendiendo fuera: 3.940 exportadores),
agrupándose en plataformas más potentes y creando marcas fuertes para
vender en Europa, EEUU, China,
Rusia, Canadá y Japón, los principales compradores de vino del mundo. Pero
además, el Gobierno debe ayudar
más, con asesoramiento
(ICEX y oficinas comerciales), avales y
financiación.
El otro gran reto
del vino español, además de exportar a mejor precio, es vender
más en España, donde se queda el 53% de la cosecha, aunque sólo un
23,5% va a consumo directo (el resto se destina a mosto, alcoholes y otros
usos). Somos uno de los países occidentales que bebe menos vino: 19,9 litros por persona (2012), según
la OIV, menos de la mitad que Francia (47,7 litros por persona) o Portugal
(42,5 litros), la mitad que Italia (37,1 litros) y menos incluso que países
como Dinamarca (32,6 litros), Alemania (24,4 litros), Suecia (21,1 litros),
Argentina (24,4 litros) o Australia (22,8 litros), lo mismo que Gran Bretaña
(19,9 litros) y más que EEUU (9,2 litros) o Rusia (7,3 litros). Y lo peor es
que España es el
país donde más ha caído el consumo de vino desde el año 2.000: de 34,9
a 19,9 litros por persona.
En 2013 parece haberse frenado esta caída del consumo:
las ventas de vino, en valor, subieron
un 4,9%, según
Nielsen, mientras se estancaba la
cerveza (+0,1% ventas) y caían las
ventas de zumos (-3,3%), bebidas
refrescantes (-3,2%), agua y bebidas
alcohólicas (-2% ambas). El
motivo puede estar en una rebaja de precios en la segunda
mitad de 2013, tras las fuertes subidas anteriores, por la escasa cosecha 2012.
Pero aun así, España bebe poco vino y los futuros consumidores, los jóvenes,
apenas prueban el vino: sólo el 8% de
los jóvenes (18 a 35 años) beben vino con frecuencia, el 34% sólo cada una
o dos semanas y el 58% nunca o casi nunca, según una encuesta de
Synovate. Los jóvenes optan por la
cerveza y el alcohol e identifican el
vino como “una bebida para mayores”.
Y piden vino con sabores (a frutas),
de baja graduación y menos calorías, con sistema abrefácil, cuestiones que pueden sonar a “herejía”, pero que el
sector tendrá que incorporar para ganar
a los jóvenes para la cultura del
vino, única manera de asegurar las ventas futuras.
En resumen, España
está en lo más alto del vino mundial, pero tiene dos grandes retos: mantenerse
ahí, sin depender de la climatología, y
vender mejor cada día, sacando más ingresos
a cada litro de vino, en España y sobre todo fuera, al exportar. ¡Salud ¡
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