jueves, 17 de septiembre de 2020

Parados y COVID 19: imposible trabajar


Miles de empresas y sus trabajadores están muy preocupados por sobrevivir este otoño, a la vista de que los rebrotes frenan el consumo y la recuperación económica. Pero peor están esos 4 millones de parados que ven imposible encontrar trabajo, sobre todo jóvenes, mujeres y desempleados de larga duración. Y muchos de ellos, 1,6 millones según UGT, sin recibir un subsidio o a punto de perderlo. Todo el mundo habla de prorrogar los ERTES, para salvar el empleo de los que lo tienen, pero urge pensar en los parados en tiempos de COVID, sin salida. Hay que aprobar ya un Plan de ayudas a los parados, para evitar su pobreza, y reformar las oficinas de empleo para ayudarles a formarse y reconvertirse, a que encuentren un trabajo. Y además, pactar un Plan de choque para promover empleos con las futuras inversiones estatales y europeas entre jóvenes, mujeres y mayores de 45 años, sobre todo en las zonas más afectadas por la recesión de esta pandemia. SOS parados.


enrique ortega

La pandemia se ha llevado por delante 753.000 empleos. En los primeros 50 días, entre el 11 de marzo y el 31 de abril, se perdieron casi un millón de empleos (de 19,34 millones de personas afiliadas a la SS a 18,40 millones), pero luego se han ido recuperado algunos, sobre todo entre mayo y julio, al reanudarse distintas actividades. Con todo, sólo se ha recuperado un 20,6% del empleo perdido (195.000 empleos), según este estudio de Randstad. Y podría haber sido mucho peor si no se hubieran puesto en marcha los ERTEs (que llegaron a tener a 3,4 millones de trabajadores en marzo y abril, aunque ahora sólo quedan 812.438 trabajadores protegidos) y si no se hubiera ayudado a otros 1,2 millones de autónomos, también salvados del paro. Trabajadores y autónomos que temen por su empleo en los próximos meses.

España es el país europeo que ha perdido más empleo con el coronavirus: un -7,5% en el segundo trimestre, frente a un -2,7% en Europa y un -2,9% en la zona euro, según Eurostat. De hecho, la pandemia ha afectado de forma muy desigual al empleo en el continente y hay 10 paises que han perdido menos del 2% de su empleo en el 2º trimestre, entre ellos Alemania (-1,4%) y Reino Unido (-0,7%), siendo también baja la pérdida de empleo en Italia (-2,5) y Francia (-2,6%). Las causas de que España haya perdido más empleo que todos es que nuestra economía ha sido la economía europea que más ha caído en el 2º trimestre (un -18,5% cayó el PIB en el 2º trimestre, frente al -11,4% de media en la UE-27, según Eurostat), por el mayor peso del turismo, los servicios y las pymes, y porque tenemos el doble de empleo precario (temporal y a tiempo parcial), que es el primero que se pierde en las crisis.

Con esta fuerte caída del empleo (recordemos: 753.000 empleos perdidos, a pesar de los ERTEs), el paro ha aumentado también con la pandemia, aunque menos porque ahora mucha gente no se molesta en apuntarse al paro en las oficinas de empleo (SEPE). El paro aumentó mucho en marzo (+302.265) y abril (+282.871), los meses de menos actividad por el confinamiento, menos en mayo (+26.573) y junio (+5.107), volviendo a subir más de lo esperado en agosto (+29.780), por el pinchazo del turismo tras los rebrotes. Y sólo bajó el paro en julio (-87.849), porque el turismo se preparaba para el verano. En conjunto, a finales de agosto había 556.767 parados más que a finales de febrero, 3.802.814 parados. Pero eso son personas que se han registrado en las oficinas de empleo (SEPE) y que renuevan su demanda. Parados de verdad, personas sin trabajo, hay más de 4 millones, como confirmará la EPA del 3º trimestre, que se conocerá en octubre.

Pero el aumento del paro por el coronavirus, esos 556.767 parados más, se reparten de una forma desigual. En esta ocasión, las mujeres han visto aumentar más su paro (+301.841) que los hombres (+254.926), aunque también son más (1.197.913 paradas registradas frente a 1.604.901 hombres parados en agosto), por lo que su porcentaje de aumento del paro con la pandemia (+15,91%) es menor que en los hombres (+18,8%). Pero el colectivo que más ha sufrido esta crisis son los jóvenes, sobre todo los que tienen entre 25 y 29 años (hay 80.123 parados más que a finales de febrero, un 27,9% más), los que tienen entre 30 y 34 años (hay 74.559 parados más, un 24,10% más) y los que tienen entre 20 y 24 años (hay 46.576 parados más, un 23,82% de aumento), según los datos del SEPE, mientras crecían menos (por debajo del 20%) los trabajadores de más de 40 años que se han quedado en paro y todavía menos (han crecido menos del 10%) los parados de más de 50 años.

La pandemia se ha cebado en los jóvenes y las mujeres, pero sobre todo en los parados de larga duración, los que llevaban más de un año sin trabajar. Si la media del paro ha crecido un +17,15% con la pandemia, los parados que llevaban entre 12 y 24 meses sin trabajar han aumentado su paro un +35,68%, aunque han crecido más (+115,27%) los parados que llevaban entre 6 y 12 meses sin trabajar cuando llegó la crisis. Y lo peor es que si los parados de larga duración representaban el 38,15% del total (1.238.585 parados) a finales de febrero, ahora, a finales de agosto, esos 1.492.322 parados representan el 39,24% del total, según los datos del SEPE. O sea, que la pandemia no solo ha aumentado el paro total sino también “el paro con menos salida”.

La factura del paro COVID también es desigual por autonomías. Si en toda España, el desempleo ha crecido un +17,15% (29 frebrero-30 agosto), ha sido peor en Baleares (+28,12% de paro), en el País Vasco (+24,91%), Canarias (+23,84%), Madrid (+21,79%),Cataluña (+21,61%) y Comunidad Valenciana (+20,32%), creciendo muy poco en Cantabria (+0,18%), Extremadura (+0,20%), Castilla la Mancha (+5,69%), Asturias (+5,97%) o Galicia (+6,45%), según los datos de Trabajo. Y si lo vemos por provincias, estas serían las que más han sufrido el aumento del parto COVID, entre enero y agosto de 2020, según los datos del SEPE: Baleares (+89,8%), Girona (+36,11%), Tarragona (+35,24%), Granada (+33,16%), Huesca (+32,89%), Guipúzcoa (+32,38%), Teruel (+30,49%), Segovia (+30,41%) y Málaga (+30,22%).

Visto el reparto desigual del paro COVID, hay que decir que la mayor parte de estos parados cobran ahora alguna ayuda: en agosto (con datos de julio), cobraban un subsidio 3.241.832 parados, el 85% de los parados registrados (la cobertura más alta de los últimos años), según Trabajo. Eso sí, sólo 2.100.000 cobraban un subsidio contributivo (según lo que cotizaron) y el resto (1,1 millones) cobraban un subsidio asistencial de 426 euros (y sólo por unos meses). Pero todavía hay 531.202 parados registrados que no cobran nada y muchos más que están sin trabajo, no se registran y tampoco reciben ninguna ayuda. Y eso a pesar de que el gasto en desempleo se ha duplicado, por la mayor cobertura y sobre todo por el pago de los ERTEs): 3.237 millones pagados en julio de 2020, el doble que un año antes (1.567). Y todo apunta a que este año, el gasto en desempleo (parados y ERTEs) podría superar los 40.000 millones de euros, frente a 18.701 millones gastados en 2019.

El problema no es sólo que el paro haya crecido y que en realidad haya 4 millones de españoles sin trabajo, sino que muchos parados no reciben ayudas. Actualmente, hay 3 colectivos que preocupan a los sindicatos, que negocian nuevas ayudas con el Gobierno y la patronal. El primero, unos 550.000 parados despedidos a partir del estado de alarma (14 de marzo) y que en septiembre habrán agotado los 6 meses de paro que se les concedió de forma extraordinaria (no tenían derecho a desempleo). La propuesta del Gobierno es que cobren 3 meses más de paro, pero los sindicatos quieren que sean 6 meses más. El segundo grupo, otros 150.000, son  trabajadores que están en un ERTE y trabajaban a tiempo parcial, con lo que cobran una ayuda muy baja. Y el tercer grupo, los trabajadores fijos discontinuos (de temporada) que salgan de un ERTE y no tengan derecho al paro: los sindicatos quieren que cobren un subsidio que sea igual a lo que han cobrado en el ERTE.

Al final, más que resolver la casuística de cada grupo, se trata de organizar y planificar las ayudas a los parados, dentro de las negociaciones del pacto social que llevan a cabo el Gobierno, los sindicatos y la patronal. Se trata de gastar más en ayudas y repartirlas entre todos los que las necesiten, porque hay 1,6 millones de parados sin protección, según UGT. Y eso pasa por una reforma a fondo del sistema de subsidios, ligándolos al ingreso mínimo vital y, sobre todo, a la exigencia de formación, para que ese dinero sirva para recalificar a los parados y darles una salida. Una política de cualificación y recolocación que exige una reforma a fondo de las oficinas de empleo, que hoy por hoy son “inútiles”: el SEPE sólo emplea al 2% de los parados y apenas realizan cursos de formación el 5% de desempleados. La OCDE acaba de proponer a los paises que “reubiquen a los trabajadores con baja demanda”, capacitándolos para otras tareas con más futuro. Si en la anterior crisis hubo que reubicar a los parados de la construcción, ahora habrá que hacerlo con los del turismo y la hostelería, hacia sectores como la sanidad, los cuidados, el medio ambiente o la digitalización.

Además de pactar un Plan de ayuda a los parados, para que no acaben en las colas del hambre de Cáritas y mejorar su formación y empleabilidad, hay que pactar un Plan de choque por el empleo, para conseguir crear 1 millón de empleos en dos años (por ejemplo). Eso implica planificar las próximas inversiones (con dinero europeo y del Presupuesto 2021) con una estrategia de empleo en paralelo, que trate de conseguir trabajo a los colectivos más vulnerables (jóvenes, mujeres y parados de larga duración) y en las provincias más afectadas por el aumento del desempleo. Que en cada proyecto, en cada inversión, en cada administración, se cuantifiquen los empleos que se pueden crear y se identifiquen los perfiles profesionales que se necesitan, para intentar formar y reubicar a los parados.

Tenemos por delante un otoño complicado, donde muchas empresas tratan de sobrevivir y una mayoría de directivos empresariales piensan en despedir trabajadores, no en contratarlos, según este estudio de Manpower Group para el 4º trimestre de 2020. Por eso, los 4 millones de parados actuales lo tienen muy difícil. Hace falta poner en marcha “una cruzada por el empleo para los que no lo tienen”, de momento 1 de cada 6 españoles en edad de trabajar. Se habla mucho de “prorrogar los ERTEs, de salvar empresas y empleos, pero muy poco de dar una salida a los parados, de los que casi nadie habla. Y muchos son nuestros hijos, nuestras mujeres y algunos de nosotros ya en edad madura. 

Tenemos más del doble de paro que Europa (15,8% frente al 7,2%) y esa debe ser nuestra prioridad: el empleo. Salvar el máximo de empleos pero también crear otros nuevos. Por eso hay que volcarse en relanzar el consumo y las inversiones, en reanimar la economía con un Presupuesto 2021 que recaude y gaste más para salir de la recesión del COVID. Pensando en esos 4 millones de españoles que se han quedado atrás. SOS parados.

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