jueves, 3 de septiembre de 2020

La vuelta a la anormalidad


Hemos vuelto de vacaciones y encontramos una segunda ola de coronavirus, donde los contagios casi se han duplicado sobre finales de junio, con más hospitalizados y muertos que al final del estado de alarma. Una situación muy preocupante en Madrid y grave en País Vasco, la Rioja, Aragón y zonas de Cataluña. Y enfrente, 17 autonomías que combaten el virus a su aire, mientras Sanidad se mantiene en 2º plano. Un rebrote de la pandemia que ha torpedeado el turismo y la recuperación y que augura un otoño muy difícil, donde crecerá el paro y habrá que prorrogar los ERTES, mientras preocupa que la vuelta al cole reanime los contagios y dificulte el trabajo de los padres. Como antes, falta unidad contra el virus y más medios, desde PCRs y rastreadores a médicos y enfermeras en atención primaria. Y más conciencia ciudadana. Urge afrontar la emergencia económica con un Presupuesto 2021 que apoye las ayudas europeas. Si hay que convivir con el virus otro año más, afrontémoslo mejor. 

enrique ortega

El coronavirus no se ha tomado vacaciones. Entre julio y agosto, la pandemia ha contagiado a 15 millones de personas más en el mundo, alcanzando hoy los 26.036.255 contagiados en 188 paises, según los datos de la Universidad Jhons Hopkins. El epicentro de la pandemia sigue en América, destacando Estados Unidos (6.114.406 contagiados), Brasil (3.997.865), Perú (657.129), Colombia (633.321), México (610.957), Argentina (439.172) y Chile (414.739 contagiados), aunque donde se han duplicado los contagios este verano ha sido en India (son ya 3.853.406 contagiados) y Sudáfrica (630.595 contagiados). Europa ronda los 4 millones de contagiados, con España en cabeza (479.554 contagiados: somos el 5º país del mundo con más contagios por habitante), seguida de Reino Unido (340.929 contagiados), Francia (331.060), Italia (271.515) y Alemania (247.411 contagiados).

El coronavirus se ha cobrado ya 863.119 muertes en todo el mundo, 300.000 de ellas durante este verano. Destaca la mortalidad en EEUU (185.744 muertos hasta hoy), Brasil (123.780), India (67.376), México (65.816). Reino Unido (41.602), Italia (35.497), Francia (30.692) y España (29.194 muertos ayer, según Sanidad), donde ha habido 1.071 muertes por COVID 19 desde el final del estado de alarma (21 de junio) hasta ayer.

Si en todo el mundo y en Europa ha habido rebrotes este verano, España ha estado en cabeza de los nuevos contagios, que casi se han duplicado en poco más de 2 meses: han pasado de 246.272 contagios (21 junio) a 479.554 contagiados ayer. Eso supone que España tiene 212 contagiados (en las últimas 2 semanas) por 100.000 habitantes (más del doble que la media de Europa), cuando teníamos sólo 8 contagiados/100.000 habitantes el 21 de junio. Los demás datos son también muy preocupantes. Los nuevos contagios diarios han saltado de 141 (21 junio) a 3.663 ayer. Los contagios en los últimos 14 días de 3.801 a 99.621. Los hospitalizados (en la última semana) han pasado de 99 (21 junio) a 1.831 (ayer). Los enfermos COVID en UCI han saltado de 5 (21 junio) a 137 (ayer). Y los muertos diarios han pasado de 3/5 diarios a finales de junio a 42 ayer.

Si el repunte de contagios es muy evidente en toda España, la gravedad de los rebrotes se concentra en Madrid y otras 6 autonomías (País Vasco, La Rioja, Aragón, Navarra, Baleares y Castilla y León), las siete con más de 200 nuevos contagiados por cada 100.000 habitantes en las últimas 2 semanas, según Sanidad. Y entre ellas, destaca la preocupante situación de la pandemia en Madrid, que concentra casi un tercio de los nuevos contagios y hospitalizaciones en España: 466 contagiados/100.000 habitantes, 1.362 nuevos contagios ayer (fueron 32 el 21 de junio), 424 hospitalizados (35 el 21 de junio), 16 en UCI (1 el 21 de junio) y 67 muertos en la última semana (12 el 21 de junio). Detrás, pero no tan grave, está la situación en el País Vasco (363 contagios/100.000), la Rioja (361) y Aragón (299), más Barcelona capital y algunas zonas de Cataluña (en conjunto, 174 contagios/100.000).

Vista la gravedad de los rebrotes, hay que precisar que no estamos como en marzo o abril, como ha insistido el ministro Illa. Los datos hablan por sí mismos. El 31 de marzo hubo 9.222 nuevos contagios diarios frente a los 3.663 de ayer. Había el doble de nuevos hospitalizados (2.626) y el triple de enfermos en las UCIs (5.872 el 31 de marzo). Y hubo 950 muertos por COVID el 1 de abril, frente a 42 ayer. En lo peor de la pandemia (marzo y abril), la mitad de los enfermos COVID tenían que hospitalizarse y hoy sólo el 6%. Y el 12% de los enfermos morían, cuando ahora sólo fallecen el 0,5%. Todo esto se debe a dos factores. Uno, que los enfermos de coronavirus son ahora más jóvenes (37 años de edad media frente a 65 años en marzo) y superan mejor la enfermedad. Y el otro, que ahora se hacen el doble de pruebas (550.000 PCRs por semana ahora, frente a 146.000 en marzo y abril), con lo que el virus se detecta antes y se pueden aislar y tratar mejor los rebrotes (si hay rastreadores...).

Con todo, aunque no estemos tan mal como en marzo y abril, la realidad es que estamos mucho peor que a finales de junio y los contagios crecen de forma exponencial, con lo que se teme un mes de septiembre muy difícil, sobre todo con el regreso  a las grandes ciudades de los que han estado de vacaciones y la vuelta al trabajo, al colegio y a la Universidad. Hemos dado marcha atrás, con la mayor movilidad del verano, el turismo y el mal comportamiento de muchos ciudadanos (sin respetar distancias o mascarillas y multiplicando reuniones y encuentros de familiares y amigos). Y han fallado las autonomías y Sanidad, porque en estos meses no han aprovechado para fortalecer los servicios sanitarios (los Centros de salud siguen colapsados), las pruebas de detección (vuelven a faltar reactivos para hacer pruebas PCR y los laboratorios no dan más de sí) y los rastreadores, que siguen faltando (hay 3.500, casi un tercio de los 8.500 necesarios). Y falta una APP de rastreo, como tienen otros paises europeos: Radar Covid no estará operativa hasta mediados de septiembre (aunque se probó en junio en Canarias), por el retraso de la mayoría de las autonomías en integrar la aplicación en su sistema sanitario.

Mientras la pandemia avanza de nuevo, cada autonomía decide a su aire las medidas a tomar para combatirla, con grandes diferencias entre ellas. Y Sanidad, sin medios, trata de coordinarlas, pero sin “inmiscuirse” para no crear recelos políticos. El presidente Sánchez, escaldado de los problemas que tuvo para sacar adelante las prórrogas del Estado de alarma, se mantiene “en segundo plano”, ofreciendo apoyar “estados de alarma autonómicos que nadie pide porque creen que sería “su muerte política”. Y así hasta que un día, los centros de salud y los hospitales se colapsen otra vez y haya que volver al Estado de alarma. Y con ello, hundir más la economía y agravar la recesión. Se quieren evitar medidas más duras para no hundir la economía, pero si el virus se descontrola no hay economía que valga.

De momento, los rebrotes de julio y agosto han hundido el turismo, que era la esperanza para iniciar la recuperación este tercer trimestre. Los datos son espeluznantes: 2,46 millones de turistas extranjeros en julio, un 75% menos que en julio de 2019 (9,88 millones). Y entre enero y julio ya se han perdido 34,4 millones de turistas y 37.903 millones de ingresos, especialmente en Baleares, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía. Y lo peor: sólo un tercio de los hoteles han estado abiertos este verano y sólo trabajaban 4 de cada 10 empleados, que ahora en su mayoría volverán al ERTE o al paro.  Una debacle turística que no se ha compensado con una cierta recuperación del resto de la economía, donde el consumo sigue al ralentí, desde las ventas de coches a las tiendas. Y por eso, ha vuelto a crecer el paro en agosto y se espera un otoño difícil para las empresas y sus trabajadores, muchos volviendo a los ERTEs (ahora hay sólo 812.438 trabajadores, frente a los 3,4 millones que hubo en lo peor de la pandemia).

Ahora, la urgencia es resolver el futuro de los ERTEs, cuya vigencia se amplió hasta el 30 de septiembre. No bastará con ampliarlos hasta diciembre, sino que habrá que incorporar a más trabajadores (del turismo y la hostelería) y ver cómo se les paga, porque al cabo de 6 meses (octubre) dejan de cobrar el 75% del sueldo y cobran el 50% (insuficiente). Y lo mismo las cotizaciones a las SS, que aumentará su “agujero”. Es uno de los temas que abordarán mañana viernes el Gobierno, patronal y sindicatos, junto a otras medidas para impedir el cierre de empresas. Y la prórroga del programa Me Cuida, para que los padres puedan negociar su jornada en caso de que un hijo no pueda ir al colegio por haberse dado algún contagio (en caso de un niño contagiado, los padres tendrán que hacer la cuarentena y solicitar una baja médica). Además, la mesa del diálogo social tendrá que concertar la nueva normativa del teletrabajo, clave para no agravar más la recesión. Y plantear una estrategia para los convenios y las subidas salariales en 2021, que serán mínimas (si no hay bajadas).

La clave de septiembre, además de las medidas para ayudar a las empresas y frenar el desempleo, va a estar en la negociación de los Presupuestos 2021, que han de presentarse en el Congreso a finales de mes. Lo primero será que Nadia Calviño negocie en Bruselas el techo de gasto”, el tope que nos podemos gastar en 2021 a la vista de lo que se podría ingresar por impuestos. Se trata de pactar con Bruselas un déficit público “admisible” para 2021, tras el -10,1% estimado para 2021 (un agujero de -104.000 millones de euros). Si se quiere reanimar la economía y que crezca en 2021, el Presupuesto no puede incluir recortes. Pero Bruselas querrá algún indicador de que España quiere mejorar a medio plazo sus cuentas públicas, así que no dejará un Presupuesto donde suba el déficit del 10% del PIB.

Y una vez fijado este tope de déficit, el Gobierno tendrá que plantear cuanto es lo máximo que puede ingresar y con ello, cuanto es lo máximo que puede gastar. En los ingresos, contará con una parte mínima de los 140.000 millones de los Fondos europeos (porque sólo la mitad son a fondo perdido y sólo la mitad de esos 73.000 millones llegarán en 2021) y con los impuestos que recaude, para lo que tendrá que decidir qué hace, si sube algunos (los técnicos de Hacienda proponen subir el IRPF de los que ganan más y sociedades), con cuidado para que esa subida no frene la recuperación. Y después, tendrá que decidir en qué gasta, las prioridades (ayudas, empleo, sanidad, educación, medio ambiente, digitalización…) para que el Presupuesto actúe de “locomotora” de la recuperación en 2021.

Tener este Presupuesto 2021, que sustituya al actual (el de 2018 de Montoro, prorrogado 3 veces) es clave para reconstruir el país. Y sacarlo adelante, para un Gobierno que sólo tiene 155 diputados, exige pactar a varias bandas. Habría que buscar un mínimo común denominador en los ingresos y en los gastos, para que salieran adelante con el máximo de apoyos políticos, lo que sería un gran mensaje para las empresas, los trabajadores y Europa. Es la mejor herramienta para la reconstrucción del país y, de paso, para sentar las bases de un cambio en el modelo económico, que nos haga menos vulnerables. Sin un nuevo Presupuesto que tire de la economía no hay reconstrucción. Y tampoco Gobierno. Y no estamos como para provocar unas nuevas elecciones. Así que sólo hay una salida: aprobarlo. Y con cuantos más apoyos de unos y otros mejor, porque será más eficaz.

Entre tanto, hay que atajar los rebrotes de la pandemia como sea, con más unidad de criterios y más medios sanitarios y de rastreo. Porque si no se controla el virus, no hay recuperación económica posible. Así que Gobierno y autonomías están obligados a colaborar, sin peleas políticas y con más eficacia. Y los ciudadanos tenemos que tomarnos en serio esta batalla, colaborar al máximo. Y hacernos a la idea de que tenemos que vivir en esta “anormalidad” muchos meses más, al menos hasta el verano que viene, cuando podría llegar la vacuna a la mayoría de españoles. Adaptémonos. Hay que convivir con el virus.

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