lunes, 6 de abril de 2020

Coronavirus: la bolsa o la vida


España es el 2º país del mundo con más contagios y muertos por coronavirus: 12.418 fallecidos, el 60% mayores de 80 años. Un mazazo al que añadir los 900.000 despedidos sólo en marzo y unos 2 millones de trabajadores temporalmente sin trabajo (ERTEs).Una emergencia sanitaria, económica y social, pero no olvidemos el auténtico dilema: la bolsa o la vida. Tenemos que salvar vidas, alargando el confinamiento para vencer al coronavirus, aunque la economía entre en coma. Y mientras, seguir ayudando a parados, trabajadores, empresas y familias a subsistir. Pero ojo: papá Estado no es infinito. Cada español y cada empresa deben pensar cómo ayudar en esta emergencia, cargando con sus costes el que pueda y no limpiando plantillas a costa del Presupuesto. El coronavirus nos hace a todos más pobres, también a las empresas, y hay que asumirlo. Porque el dinero público no es infinito y luego habrá que pagar el déficit y la deuda, con poca ayuda de Europa. Pero ahora, la prioridad es salvar vidas. La bolsa, la economía, ya la recuperaremos.


A partir de una imagen de la película La invasión de los ladrones de cuerpos enrique ortega


El coronavirus avanza implacable por el mundo, con 1.224.375 contagios en 180 paises, y 66.503 muertos, según la Universidad Johns Hopkins. España se mantiene como el segundo país con más contagios, 130.759, tras Estados Unidos (311.654), más que Italia (124.632), Alemania (96.108), Francia (89.953) y Reino Unido (47.806 contagios). Y somos  también el 2º país con más muertos, 12.418 fallecidos (9,5% de letalidad), sólo por detrás de Italia (15.362, el 12,3% contagiados) y aún lejos de Francia (7.580 muertos, 8,42% letalidad), Alemania (1.446 muertos, el 1,5%), Reino Unido (4.313 muertos, el 10,31%) y Holanda (1.776 muertos, un 9,94%), ambos paises e Italia con más letalidad que España. De momento, el duro confinamiento de los españoles empieza a dar frutos. El ritmo de contagios ha bajado, del +24% hace dos semanas al +15% hace una semana, el 8% la última semana y el +4,82% que aumentaron ayer domingo, así que esta esta semana podrían estabilizarse. La entrada de enfermos en los hospitales también ha reducido su ritmo y lo mismo el aluvión en las UCIs (aún colapsadas), aunque se esperan muchos muertos varias semanas más.



El coronavirus sigue atacando España de una manera desigual, según los datos oficiales, que quizás no revelan el alcance real de la pandemia y que no son homogéneos por autonomías. Pero al menos sirven para indicarnos que la emergencia sanitaria se ceba en 6 autonomías que superan la media de contagios del país (217 por 100.000 habitantes): La Rioja (611 contagios por 100.000 habitantes), Madrid (418), Castilla la Mancha (403), Navarra (348), País Vasco (296), Castilla y León (291) y Cataluña (277). Y la desigualdad es mucho mayor en las muertes por coronavirus, donde la media española es del 9,5% de los contagiados: es altísima en Madrid (13,14% de letalidad), Extremadura (10,64%) y Castilla la Mancha (10,51%), las tres por su elevada mortalidad en las residencias de ancianos, seguidas de Cataluña (10,12% de letalidad) y Castilla y León (9,68%), mientras sólo es del 1,40% en Galicia, el 4,77% en Murcia y el 5,80% en Baleares, regiones con pocos contagios. Eso sí, preocupan los elevados contagios y  la alta mortalidad en la España vaciada, como Soria (912 contagios por 100.000 habitantes y 61 muertos, el 7,6% letalidad) o Segovia (750 contagios por 100.000 habitantes y 107 muertos, el 9,32%).


Ahora, el problema más grave sigue centrado en la saturación de los hospitales y las UCIs, aunque sea menor que la semana pasada. Y aquí, el problema es que las 6.092 camas de UCIs que figuran en catálogo en la sanidad pública son insuficientes, sobre todo en Madrid, Cataluña, las dos Castillas, Comunidad Valenciana y País Vasco, lo que debería obligar a trasladar pacientes o máquinas de otras comunidades, algo que apenas se ha hecho. Y poner de una vez a disposición de los enfermos más graves las 2.200 UCIs de los hospitales privados, que no se están utilizando según aseguran ellos mismos. Además, urge generalizar los test de detección del coronavirus entre el personal sanitario, farmacéuticos, fuerzas de seguridad y, sobre todo, las residencias de ancianos.


Precisamente, hay un clamor para que se actúe de una vez en las residencias de ancianos, donde falta atención sanitaria y medios. En España hay unos 300.000 ancianos en residencias, el 72% de gestión privada, sin recursos humanos ni sanitarios para afrontar esta pandemia. Se estima que un 40% de los muertos por coronavirus son ancianos que estaban en una residencia, dado que se estiman 2.000 muertos más de los habituales sólo en Madrid y otros 2.200 en el resto de España, según la Cadena SER. Urge un Plan de choque residencia a residencia, pilotado por el Gobierno central, donde se hagan test a ancianos y empleados, se separen los contagiados y se les atienda con urgencia en centros específicos, en las mismas residencias o en hoteles y hospitales de campaña ad hoc. Hay que salvar vidas en este colectivo tan vulnerable: el 60% de los muertos por coronavirus tienen más de 80 años y el 87% tienen más de 70 años, según los datos de Sanidad.


Frenar el aumento de contagios y hospitalizaciones no significa haber vencido al virus. Hay que seguir afrontando la emergencia sanitaria, con más personal (no acaban de incorporarse los 52.000 nuevos sanitarios prometidos), más camas de hospital y más UCIs (urge preparar polideportivos y hospitales de campaña en todas las autonomías, no sólo en las hoy saturadas), más compras de equipos de protección y respiradores, para hacer frente a esa demanda que sigue sin cubrirse y para crear una reserva estratégica frente a lo que pueda venir este invierno. Ya lo ha dicho la OMS, la Organización Mundial de la Salud: no hay que bajar la guardia, no basta con el confinamiento, hay que seguir reforzando el sistema de salud y tratar de detectar los enfermos encubiertos entre sanitarios y ciudadanos. Y sobre todo, coordinar mejor esta guerra contra el coronavirus con las autonomías, porque a pesar del Estado de alarma y el mando único, da la impresión que hay 17 batallas, no una.


La semana pasada, la emergencia sanitaria, incluso el goteo dramático de muertos diarios, pasaron a un segundo plano al publicarse los 2 primeros datos de la emergencia económica, verdaderamente espeluznantes. Uno, los 900.000 empleos perdidos desde el 12 al 31 de marzo, despidos puros y duros, dos tercios (613.250) a trabajadores con empleo temporal, los más vulnerables. Una cifra de despidos en 19 días similar a la que se produjo al inicio de la crisis de 2008 (901.387), pero entonces en 100 días (octubre 2008-febrero 2009). Eso sí, con la gran diferencia que entonces, la mayoría de despedidos (temporales) no tuvieron derecho a paro y ahora sí. El segundo dato son los trabajadores temporalmente sin empleo, a los que su empresa ha hecho un ERTE (expediente de regulación de empleo temporal, por 6 meses) y cuyo sueldo lo paga ahora la Seguridad Social, no la empresa. De momento, el miércoles se habían registrado oficialmente 9.670 ERTEs, que afectaban a 620.000 trabajadores, pero hay muchos en marcha (unos 374.150 el viernes 3, con 1,84 millones de trabajadores, según Europa Press), por lo que los trabajadores temporalmente sin empleo serán unos 2 millones (más 500.000 autónomos que ya han solicitado el fin temporal de actividad por el coronavirus).


Son cifras impresionantes, que superan cualquier cifra conocida antes en la historia (en EEUU, 10 millones de norteamericanos han perdido su empleo en las últimas 2 semanas). El Gobierno aprobó la última semana un tercer paquete de medidas para tratar de ayudar a los trabajadores, empresas, autónomos y familias afectados, en un intento desordenado de “tapar agujeros” que siempre deja a alguien fuera, por lo que seguirán nuevas ayudas. Lo novedoso en esta ocasión es que se intenta que todos los parados tengan ayuda (aunque sean sólo 430 euros al mes), que las empresas y autónomos no paguen las cotizaciones y tengan créditos con aval para sobrevivir, que puedan no pagar hipotecas sobre locales y que las familias tengan ayudas para pagar el alquiler, moratoria en hipotecas (6 meses) y créditos al consumo (3 meses) y no poder cortarles luz, o agua por impago de recibos. Ver aquí una completa Guía con todas las medidas aprobadas por el Gobierno.


Habría que hacer mucho más, seguro, pero sobre todo hay que agilizar los procesos y flexibilizar los expedientes, para que los más vulnerables sobrevivan, a la espera de que se apruebe esa renta mínima vital que podría beneficiar a 5 millones de españoles. Pero ojo, hay que hacer una reflexión que nadie hace: papá Estado no es infinito, los recursos públicos son limitados. Hay que ayudar a los más vulnerables, algo que no hizo el Gobierno Rajoy en la anterior crisis. Pero no vale con decir “¿Qué hay de lo mío?”/ ”Quiero mis ayudas”. Algunos, los que pueden, también tendrían que decir:”¿Cómo puedo ayudar?" "Qué puedo hacer yo por mi país" Y eso pasa porque las empresas que ganaban dinero (algunas mucho) ni despidan ni pidan ERTEs ni soliciten ayudas si pueden sobrevivir a costa de menos sueldos de directivos, dividendos y beneficios (Es el ejemplo del Banco de Santander: ha prometido no hacer ningún ERTE). Y lo mismo las familias que puedan “aguantar el tirón”, porque hace falta concentrar los recursos en los más vulnerables. El coronavirus nos ha robado la bolsa, la cartera, y saldremos de esta emergencia más pobres, todos y también las empresas. Hay que asumirlo. Y saber que papá Estado no es infinito, que lo que gastemos en esta emergencia habrá que pagarlo después entre todos. 


Pero de momento, la prioridad es vencer al virus y salvar vidas. La vida, no la bolsa. Hay que tenerlo claro esta semana, tras haber decidido el Gobierno ampliar el confinamiento hasta el 26 de abril (de momento).También en Italia van a ampliar el confinamiento (iniciado el 9 de marzo) hasta el 11 de mayo. Lo recomiendan los expertos sanitarios: hay que bajar la curva de contagios y hospitalizaciones  y eso obliga a minimizar los contactos y seguir confinados, aunque tenga un altísimo coste para todos. Y seguir con la economía “en coma”, manteniendo sólo los servicios esenciales y la plantilla mínima en las empresas estratégicas para que no perezcan. Porque si abrimos la mano, si establecemos excepciones (aún con la “excusa” de los niños y sus paseos y la "emergencia económica"), podemos “dar marcha atrás y eso nos supondría volver a la angustia sanitaria y a que mueran más españoles. La vida, no la bolsa.


Y entre tanto, pensar cada uno cómo podemos ayudar para reducir el coste público de la emergencia económica, especialmente las empresas, que no pueden agarrarse al coronavirus para “limpiar plantillas” a costa del Presupuesto (los ERTEs los pagamos los contribuyentes). Hace falta gastar “lo que haga falta” en afrontar la emergencia sanitaria, en reforzar la sanidad y las residencias de ancianos. Y gastar también “lo que haga falta” en atender a los españoles más vulnerables: los más pobres, los parados (ahora sin posibilidades de encontrar empleo), las madres solas con niños, los emigrantes y muchos jóvenes y ancianos que ya eran “pobres antes”. Y frente a la emergencia económica, concentrar las ayudas en los sectores más golpeados (turismo, hostelería, construcción, ocio) y las regiones que han perdido más empleo (Andalucía, Canarias, Comunidad Valenciana y Murcia), así como en las pymes y autónomos más vulnerables. Y el resto, sobre todo las grandes empresas, deberían aguantar al máximo, aprovechar su “músculo” para mantenerse, aunque ganen menos.


Porque algún día saldremos de la emergencia sanitaria y habrá que volcar todos los recursos en la emergencia económica. Y necesitaremos todo el dinero posible en la reconstrucción del país. Así que cuando más aguantemos ahora sin pedir (“qué hay de lo mío”), con los ahorros y beneficios que tengamos (quien tenga), mejor afrontaremos el futuro. Porque las ayudas actuales ya suponen unos 25.000 millones de gasto (un 2% del PIB). Y con eso y lo que hará falta para la reconstrucción, el déficit público se puede ir al 8 o al 10% del PIB (desde el 2,64% de 2019). Y para financiarlo sólo tendremos 2 vías: endeudarnos y subir impuestos. Así que los que ahora piden más gasto sin pensar (Casado: “el cese de actividad lo ha de pagar el Estado/ Vox: “que el Estado pague sueldos afectados 3 meses"), tendrán que dejar de criticar luego el aumento drástico del déficit y apoyar una subida de impuestos (siempre quieren bajarlos) a particulares y empresas para financiar los estragos del coronavirus. Sean coherentes.


Tendremos que endeudarnos y recaudar más en unos meses, porque de Europa no vendrá mucha ayuda. Ahora parece que Alemania y Holanda abren la mano a ayudar más a España e Italia, pero ojo, que no nos engañen: son créditos para pagar las ayudas y el desempleo, a bajo interés (menos que “los mercados”) pero habrá que devolverlos. Y eso porque la recesión se va a cebar en Europa, también en Alemania y la Europa del norte, no sólo en España (donde el PIB caerá este año entre el -3 y el -4%, según los expertos), con lo que estos 220.000 millones de créditos habrá que repartirlos entre 27 (nos tocarían 35.000 millones). Y lo que más falta nos hace, un Plan de reconstrucción europeo queda aún en el limbo. Y otro Plan en España, apoyado por un gran acuerdo político y social, similar a los Pactos de la Moncloa de 1977.


Pero todo esto será la prioridad en mayo o junio, cuando hayamos vencido al virus. Ahora, la prioridad debe ser salvar vidas. Hay que seguir con el confinamiento en casa y con la economía en coma, para seguir frenando el ritmo de contagios y hospitalizaciones, poniendo más recursos en reforzar la sanidad y las residencias de ancianos. El empleo y las empresas van a sufrir mucho. Pero no podemos dudar en la respuesta ante el terrible dilema: la vida, no la bolsa. Ya recuperaremos la economía. Lo importante es seguir vivos.

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