lunes, 2 de marzo de 2020

Telecos: subidas, clientes hartos y otros negocios


 Este 5 de marzo, Movistar vuelve a subir sus tarifas de móviles e Internet, por 6º año consecutivo. Vodafone y Euskaltel las subieron en diciembre y Orange y MásMóvil en 2019. Nos obligan a pagar más con el truco de ofrecernos más datos. Y además ofrecen tarifas ilimitadas, caras y con demasiada letra pequeña. Pero su verdadera “guerra” son las ofertas “low cost, donde captan nuevos clientes que roban a los demás: 9,5 millones cambiaron de operadora en 2019. Con este panorama, las “telecos” se enfrentan a un negocio donde los clientes e ingresos apenas crecen, lo que les ha obligado a entrar en otros negocios, desde abrir un banco o vender electricidad (Orange), ofrecer alarmas y seguros (Movistar) o créditos rápidos (MásMóvil). Y mientras, los clientes están hartos de subidas y ofertas con trampa y han congelado su gasto en móviles e Internet. Pero poco podemos hacer, porque estamos “enganchados: casi 6 horas al día conectados. Y eso hay que pagarlo. Es "una droga" cara.

enrique ortega

Estamos ya en el 6º año de subidas de tarifas de móviles e Internet, iniciadas en 2015 por las empresas de telecomunicaciones, tras las bajadas de precios y guerras de precios hechas entre 2009 y 2014. En estos cinco años (2015-2019), las telecos han subido las tarifas dos veces al año, generalmente en febrero y julio, con la excusa de ofrecer a cambio más datos, más Gigas (que el cliente no pedía ni necesitaba). Es la estrategia del “más por más”, a la que los clientes sólo se pueden oponer cambiando de compañía (sin penalización). Pero la mayoría “tragamos” con las subidas, porque sabemos que todos las hacen.


En 2020, como otros años, ha sido Movistar, la empresa líder del sector (42,7% de cuota de mercado), la que inició las subidas. Empezó el 14 de febrero, con una subida de 3 euros en fibra y ADSL no asociados a otros servicios. El 15 de febrero subió una serie de servicios complementarios de telefonía, entre 0,50 y 5 euros al mes (desvío de llamadas, llamada a tres, llamadas al contestador, pack de servicios básicos, pack de teléfono, mantenimiento y servicios, restricción de llamadas al móvil y la IP estática). Y ahora cierra su estrategia con una subida, desde el 5 de marzo, de sus tarifas más populares: sube 3 euros al mes los paquetes Fusión 0 y Fusión Base, 4 euros los Fusión Selección, Total y Total Plus y entre 1 y 2 euros su tarifa de Netflix, repercutiendo así la subida que la empresa de contenidos hizo ya en junio de 2019. “A cambio”, Movistar ofrece en sus paquetes entre 8 y 15 GB más de datos.


Vodafone, el tercer operador en España (16,2% de cuota de mercado) se anticipó y subió el 1 de diciembre de 2019 las tarifas más antiguas de sus paquetes convergentes: One S subió 4 euros al mes a cambio de 6 Gigas más en el móvil, One M y One L subieron 5 euros (+10 GB), 2 euros la tarifa sólo móvil Mini S (+2GB) y 3 euros la Mini M y la Yuser (+3,5 GB). Euskaltel, la cablera vasca (5º operador), que ha comprado la asturiana Telecable y la gallega R, también adelantó la subida al 22 de diciembre pasado, subiendo un euro al mes sus tarifas a los antiguos clientes y simplificando sus ofertas. Orange, la 2ª operadora en España (17,3% de cuota de negocio) no ha subido sus tarifas desde que las aumentó el 28 de julio, entre 2 y 5 euros al mes. Y MásMóvil, la 4ª operadora (6,8% de cuota), apenas tocó los precios en 2019: sólo subió 2 euros mensuales la tarifa de Mi fijo.


En paralelo a estas subidas de los paquetes que ofrecen (fijo, móvil, internet fijo y móvil y TV), las telecos han seguido con sus ofertas, para “mover” un mercado donde cada día se bombardea con nuevos productos a un cliente inquieto. Así, Orange sigue con sus tarifas  personalizadas, lanzadas en enero 2019, con las que ofrece “una oferta para cada cliente” (Love González, Love Sánchez…), una estrategia de marketing que ofrece “atender mejor las necesidades de cada cliente”, pero que en realidad sirve para camuflar las subidas reales y evitar la comparación con la competencia, porque su paquete es “diferente”. Y así evitan  el titular de que "Orange vuelve a subir tarifas" como el resto.


La guerra de ofertas ha estado centrada en 2019 en las “tarifas ilimitadas”, unas tarifas planas sin límites de datos, dirigidas a los clientes que se descargan muchos vídeos, series y películas y que ya no se tienen que preocupar por los Gigas que tienen contratados. La idea la inició en España, el 3 de abril de 2018, Yoigo (grupo MásMóvil), pero sólo fue una oferta testimonial (conjunta de fibra y móvil) para tantear el mercado. Un año después, el 15 de abril de 2019, irrumpió con fuerza en este nuevo negocio Vodafone, con tarifas planas de datos ilimitados sólo para el móvil y también convergentes (móvil y fibra en casa). Orange dijo el año pasado que “no iba a entrar en esta guerra”, pero al final se ha rendido y desde el 10 de febrero de 2020 ofrece también tarifas ilimitadas, aunque sólo de fijo y móvil a la vez (el único que permite contratarlo sólo para móviles es Vodafone). Y Orange aplicará automáticamente esta tarifa de datos ilimitada, sin coste extra, al casi millón de clientes que tienen las tarifas más caras (Love intenso, Intenso Max, Experto y Experto Más).


Estas tarifas “ilimitadas” suenan muy atractivas, sobre todo para los que están muy “enganchados” a Internet y agotan sus datos antes del límite. Pero ojo, son para una minoría: la media de internautas utiliza 4 Gigas al mes, según la Comisión de la Competencia (CNMC) y eso que tienen contratadas 10,20 y 30 GB. Además, estas tarifas “ilimitadas” son “caras” comparadas con las normales: entre 64,99 euros (Vodafone), 74,95 (Orange) y 79 euros al mes (Yoigo).Y además, son ofertas promocionales que pronto subirán. Pero, lo peor es que estas ofertas no son realmente ilimitadas, como explica un experto en este artículo. Por un lado, las telecos prohíben su uso en algunas aplicaciones (vigilancia, conexiones vía routers o uso intensivo y continuado), porque les puede colapsar la red. Y además, a partir de descargas elevadas (400 GB), la velocidad de conexión se reduce, porque el espectro radioeléctrico es limitado y cada operador tiene licencia para usar sus pequeñas porciones, según el reparto que hacen las antenas. Así que si hay un exceso de usuarios con potentes descargas en una zona o momento, baja la velocidad de conexión.


Al margen de esta batalla por  las tarifas “ilimitadas” (o por las tarifas “personalizadas”), la verdadera “guerra de tarifas” entre telecos está en las ofertas “low cost”, porque cada vez hay más usuarios que no quieren más datos ni más velocidad ni TV y otros servicios, sólo lo básico: llamar y conectarse a Internet pagando poco, entre 15 y 20 euros al mes sólo por el móvil y no más de 50 euros mensuales para utilizar un móvil con un acceso suficiente a Internet. Este aumento de clientes que buscan “lo básico” ha lanzado a todas las telecos, desde el verano de 2018, a movilizar a sus “segundas marcas” para competir a muerte en este mercado “low cost: Movistar a través de O2 y Tuenti, Orange con Amena, Simyo y República Móvil , Vodafone a través de Lowi y Bit y Mas Móvil con Yoigo, Pepephone, Lebara y Llamaya, mientras aparecen nuevos competidores con fuerza, como la rumana Digi (5GB y llamadas ilimitadas desde 10 euros al mes).


Esta “guerra de tarifas” low cost es un mal negocio para las grandes telecos, porque estos clientes aportan menos de la mitad del negocio y dan bajos márgenes. Pero tienen que pelear en este mercado porque es la única manera de ganar clientes (la mitad de las altas son de clientes low cost) y de no perderlos, sobre todo tras la agresividad de MásMóvil y Digi. De hecho, en 2019, 9,6 millones de clientes cambiaron de operador de móvil (7,3 millones) e Internet banda ancha (2,6 millones). Y al final, con los abandonos y las nuevas altas, las tres grandes telecos perdieron 1.243.000 clientes de móvil y fibra, sobre todo Movistar (-292.000 de móvil y -340.000 de fibra), Orange (-385.000 de móvil y +4.000 de fibra) y Vodafone (-116.000 de móvil y -114.000 de fibra). En cambio, ganaron muchos clientes MásMóvil (+427.000 móviles y +255.000 Internet fijo) y Digi (+235.000 clientes de móvil).


El resultado de esta guerra de ofertas y tarifas es que el mercado de las telecomunicaciones se ha hecho menos rentable para las telecos, muy afectadas porque apenas aumentan los clientes totales un 1% (se mueven mucho pero es difícil que crezcan porque hay 54 millones de contratos de móviles, más que españoles) y los ingresos o se estabilizan (Movistar) o han caído incluso en los últimos trimestres (Orange y Vodafone), lo que anticipa más despidos a medio plazo (tras varios EREs). Orange ya ha criticado que el mercado vaya al “low cost”, pero nadie se atreve a abandonarlo. Tratan de “minimizar daños” y recuperar márgenes con los clientes que más pagan, a los que suben dos veces al año y lanzan ofertas de servicios personalizados y “ilimitados”, para conseguir más ingresos.


La otra estrategia de las telecos, a la vista que su negocio tradicional se estanca y pierde rentabilidad, es diversificar, entrar en nuevos negocios con los que intentar mejorar ingresos y beneficios. La idea es aprovechar que tienen 54 millones de clientes y tratar de venderles de todo, desde un seguro a electricidad o un crédito. Veamos qué han hecho ya. Movistar compró en septiembre de 2019 el 50% de Prosegur, para vender alarmas, ha relanzado la venta de créditos rápidos con Movistar Money (a través de su alianza con CaixaBank) y negocia vender seguros con varias compañías (Zúrich, Santa Lucía, BBVA Seguros). Orange también quiere vender seguros (vida y hogar), negocia distribuir energía y electricidad a finales de 2020 y ya tiene un banco en funcionamiento desde noviembre de 2019: Orange Bank, copiado de Francia (2018), que comercializa tarjetas, depósitos o créditos y aspira a tener 1 millón de clientes en 10 años. Y MásMóvil no se queda atrás: desde septiembre de 2019 tiene una alianza con Cetelem (filial de BNP Paribas) para ofrecer financiación al consumo, créditos rápidos para todo (también para comprar móviles).


Cara al futuro, la estrategia de las telecos será seguir diversificando su negocio (como Repsol y las constructoras) y en telecomunicaciones, intentar aumentar el ingreso por cliente en la factura mensual del móvil e Internet. Y esto pasa por ofrecer servicios cada vez más complejos, por los que se puedan cobrar mayores tarifas. Y subirlas año tras año, como hasta ahora desde 2015. Y eso, porque van a necesitar muchos recursos para seguir invirtiendo en redes (fibra) y en el 5G (totalmente disponible comercialmente para 2021 o 2022), recursos que saldrán de nuestros recibos. La gran apuesta de Vodafone es el 5G (es la única teleco que lo lanzó de prueba en 15 ciudades, con un 50% de cobertura y sólo para tres modelos de móviles) y toda su estrategia ahora de “tarifas ilimitadas” es para que el cliente se acostumbre a navegar sin límite de datos, algo que sólo va a poder a una velocidad adecuada  con el futuro 5G (que multiplicará por 10 las velocidades del 4G).


Las telecos van a necesitar ingresos extras antes del verano de 2020, porque se va a celebrar la principal subasta de frecuencias del 5G, el espectro de los 700 MZH. En principio, la Administración estimaba ingresar 2.500 millones por la venta de esta frecuencia, pero las telecos se temen que acabe costándoles más de 4.000 millones, como pasó en Italia en 2018 (inicialmente iban a ser 2.500 millones y acabó costando 6.550) y en Alemania en 2019 (el Gobierno esperaba recaudar 5.000 millones y la subasta quedó en 6.000), aunque en Reino Unido fue mucho más baja (1.550 millones). Sea cual sea el importe, es un pago extra que sumar a las fuertes inversiones que exige el 5G, una tecnología que permitirá multiplicar las conexiones a Internet (coches, casas, infraestructuras, juegos…) y la velocidad de conexión. Pero estas ventajas del 5G habrá que pagarlas.


Mientras las telecos afrontan una dura competencia y un estancamiento del negocio frente a la exigencia de fuertes inversiones, sus clientes están bastante “hartos” de tanta subida y de tantas ofertas con trampas. Y se defienden congelando su gasto en los dos últimos años, según revela el Panel de Hogares de la CNMC: el precio medio de los paquetes quíntuples (fijo, móvil, Internet fijo y móvil más TV a la carta) era de 79,40 euros al mes (junio 2019), prácticamente el mismo que hace dos años, cuando costaba 79,10 euros (junio 2017). Y en los paquetes cuádruples (fijo, móvil, Internet fijo y móvil), incluso han bajado 3,30 euros, de 54,20 (junio 2017) a 50,90 (junio 2019). Y eso se debe, al haberse producido varias subidas de tarifas en estos dos años, a que los clientes contratan paquetes más baratos (también han bajado los paquetes quíntuples y muchos buscan el fútbol y las series por otras vías), intentan rebajar su gasto mensual en el móvil e Internet. Y más cuando España es el 6º país europeo con las tarifas a Internet más caras (solo por detrás de Irlanda, Eslovenia, Croacia, Chipre y Grecia), según el índice DESI 2019 de la UE. 


Tenemos por delante otro año con múltiples ofertas, más guerra de tarifas y urgencia de nuevos ingresos para los telecos, que nos sacarán por algún lado, con subidas anunciadas y encubiertas. Y, aunque estemos “hartos” y tratemos de ahorrar, acabaremos gastando más, porque estamos “enganchados”: 43 millones de españoles se conectan cada día a Internet y navegan 5 horas y 46 minutos diarios (87 días al año), según Hootsuite. Y cada día gastamos más datos. Así que pagaremos lo que nos cobren: no podemos vivir sin “darle al dedo”. Y “la droga digitalserá cada vez más cara.

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