jueves, 16 de enero de 2020

La batalla contra un juego imparable


Una de las prioridades del nuevo Gobierno es frenar el crecimiento desmesurado del juego, en Internet (se ha quintuplicado en 6 años) y en los salones de barrio, lo que ha provocado un aumento de la ludopatía, sobre todo entre los jóvenes. Para conseguirlo, regulará las aperturas de nuevos salones y la publicidad del juego online. El sector ha querido anticiparse y desde ayer, 15 de enero, ha acordado auto limitar la presencia de “famosos” en los anuncios de juego, aunque con “truco”: sólo dejarán de salir futbolistas y famosos vinculados a los niños, no el resto. El Gobierno quiere ir más allá y limitar la publicidad del juego (como se hace con el alcohol y el tabaco) y la apertura de salones de juego. Y destinar parte de los impuestos del juego a paliar los daños de la ludopatía, porque no hay medios en la sanidad pública para atender a los adictos. Jugar sí, pero con cabeza, sin jugarse la salud y la familia. 

enrique ortega

Los españoles seguimos siendo muy aficionados al juego y en 2018 gastamos 47.434 millones en juegos y apuestas, un 13,4% más que en 2017, según el último informe sobre el juego elaborado por CEJUEGO y la Universidad Carlos III. Casi dos tercios (29.617 millones) lo gastamos en los juegos presenciales de siempre: loterías (5.224 millones), primitiva (3.556 millones), ONCE (2.160 millones), casinos y máquinas (10.257 millones), bingos (2.055 millones), salones de juego (3.391 millones), apuestas deportivas (1.878 millones), máquinas en bares (8.716) y bingos (301 millones). Pero año tras año gana terreno el juego online, que ya supone el 38% del juego total, con 17.817,9 millones jugados en 2018, una cifra que supone multiplicar por 5,6 lo jugado en 2013 (3.352 millones de euros), el primer año completo del juego online en España, legalizado en junio de 2012.


El juego online es el juego que más crece en España, al amparo del boom de Internet y los móviles, ayudado también por varias decisiones del Gobierno Rajoy: sucesiva concesión de nuevas licencias (hasta 54 a mediados de 2019), autorización de nuevos juegos (en enero de 2018 se autorizaron partidas de póquer entre jugadores de España, Francia, Italia y Portugal), no aprobación de un Decreto para regular la publicidad (el Decreto está guardado en un cajón de Hacienda desde 2015), la bajada de impuestos al juego (en el Presupuesto 2018, Montoro les bajó el tipo del 25 al 20% y lo aplicó sobre el margen neto, cuando antes era sobre el bruto) y la fijación de un tipo mínimo del 10% a las empresas que se instalen en Ceuta y Melilla, para atraer multinacionales de Gibraltar tras el Brexit. Y en 2019, el aumento del negocio y los beneficios crecientes del sector (de 228 millones de margen neto en 2013 a 699 millones en 2018) han hecho que ya haya 80 licencias de juego online (+28 desde mayo 2019), según los datos de la Dirección General del Juego (DGOJ, Hacienda).


El crecimiento del juego online mejora trimestre a trimestre. Así, en el tercer trimestre de 2019 (última estadística oficial) se jugaron online 4.567 millones, un 8% más que un año antes y más del triple que en el tercer trimestre de 2013 (1.323 millones jugados). La mayoría (49,9%) se jugó en casinos online (hay un boom de las tragaperras por Internet), seguido de las apuestas (38,2% de lo jugado), sobre todo deportivas, el póquer (11,4% del juego), bingos digitales (0,5% del juego total) y concursos (0,01%). A poco que se mantuviera  esta tendencia de aumento en el 4º trimestre, el año 2019 se habrá cerrado con unos 18.800 millones de euros jugados on line, 51,5 millones jugados cada día y 2,14 millones jugados cada hora. Una cifra impresionante si recordamos que hace sólo 4 años, en 2015, se jugó online menos de la mitad de ese dinero, 8.843 millones de euros, según la DGOJ.


La “gasolina” del juego online, además del boom de los móviles y el aumento de operadores y juegos para apostar, es el creciente gasto en marketing y publicidad que ha hecho el sector del juego: si en 2013 se gastaron 111,44 millones, en 2016 ya lo habían duplicado (222 millones) y en 2018 lo triplicaron (332,83 millones), según los datos de la Dirección General del Juego (DGOJ). Y en 2019, en sólo 9 meses, ya han gastado 256,45 millones (+9%). Además de gastar más en marketing y publicidad, las empresas del juego online (en su mayoría multinacionales) han cambiado su estrategia y desde 2016 se han volcado en gastar más en bonos para atraer a jugadores (de 13,91 millones invertidos en 2015 han pasado a 31,67 millones en 2018 y a 90,03 millones en sólo 9 meses de 2019) y en afiliados, en conseguir una mayor estabilidad de sus jugadores (pasando de gastar ahí 326.000 euros en 2015 a 14,37 millones en 2018 y 28,46 millones entre enero y septiembre de 2019). Todo esto sin abandonar el gasto en publicidad (168,07 millones en 2018) y patrocinio (13,38 millones en 2018).


La publicidad del juego online, su principal inversión para crecer, es omnipresente, sobre todo en las webs y TV (también durante los eventos deportivos), aunque también en prensa y radio. De hecho, los anuncios de juego online han pasado de 128.000 en 2013 a más de 3 millones en 2018, según Infoadex, que habla de 137.285 anuncios sólo en TV, muchos con el “gancho” de jugadores, presentadores o actores famosos y el 44,5% en horario infantil, según denuncia el Consejo Audiovisual de Cataluña. En 2019, la inversión publicitaria del juego online fue de 130,2 millones de euros, según Infoadex, y el sector es ya el 11º mayor anunciante en España, con el 2,4% de toda la publicidad, una quinta parte de lo que invierte el automóvil. Y una importante fuente de ingresos para muchos medios y grupos de comunicación, que evitan así criticar el auge del juego online y la ludopatía.


El juego online se ha visto también muy impulsado por la apuestas deportivas, el juego online que más ha crecido (de 2.009 millones apostados en 2013 a 6.962 en 2018) y donde las empresas consiguen más beneficios (365 millones de margen neto en 2018, el 52% del beneficio total, según los datos de la DGOJ). Y así, la Liga española, por ejemplo, ya se ha convertido en la competición europea que más apuestas deportivas concentra, por delante de la Premier británica, la Bundesliga, la Ligue 1 francesa o la Serie A italiana, según la publicación Online Gambling Quartery. Y esta doble pasión de los españoles, por el juego y por el deporte, ha llevado a las empresas del juego a multiplicar su inversión en patrocinio deportivo. Así, 19 de los 20 equipos de fútbol de Primera División (todos salvo la Real Sociedad) tienen contratos de patrocinio con operadores de juego. Y lo mismo 16 de los 22 equipos de Segunda División. Y la propia Liga tiene el patrocinio de Sportium (empresa líder en salones de apuestas y controlada por el fondo británico Blackstone).


Todo este gasto publicitario y de patrocinio deportivo ha conseguido que el juego online sea muy popular en España, sobre todo entre los jóvenes. Los jugadores activos (que han jugado en el último mes) han pasado de 637.400 en 2013 a 1.476.385 en 2018, según la DGOJ. La mayoría son hombres (83,25%) y casi 2 de cada 3 jugadores tienen menos de 35 años (397.570 tienen entre 18 y 25 años, 508.058 entre 26 y 35 y 326.578 entre 36 y 45 años), con un cierto nivel de estudios y un nivel económico medio-alto, según el perfil que publica la DGOJ. El gasto medio de los jugadores online es de 449 euros al año, aunque gastan más los que tienen entre 26 y 35 años (465 euros), entre 36 y 45 años (697 euros) y entre 46 y 55 años (569 euros). El 75% de los jugadores online acaban perdiendo (la mayoría, 602.316 jugadores, menos de 100 euros, y 60.772 jugadores pierden más de 30.000 euros) y sólo un 25% ganan finalmente (200.966 jugadores menos de 100 euros y 9.150 ganan más de 3.000 euros), según las estadísticas de la Dirección General del Juego (DGOJ). 


El otro frente del juego que ha crecido con fuerza en los últimos años son los salones de juego que proliferan sobre todo en los barrios periféricos de las grandes ciudades. Hay dos tipos: los salones de apuestas deportivas (Sportium tiene 2.500 locales, Codere más de 1.000 y Reta 500) y los salones de juego, unos locales (de 100 a 300 m2) donde se ofrecen a la vez apuestas online, maquinas con tecnología avanzada, pantallas de TV con retransmisiones deportivas y bebidas. Son “centros de ocio”, donde apostar y pasar el rato con los amigos, al estilo de los antiguos “billares” de barrio. Ha habido un boom en los últimos años, pasando de 2.362 salones en 2013 a 3.507 salones de juego en 2018, según el informe de CEJUEGO y la Universidad Carlos III. Andalucía es la autonomía con más salones (799), seguida de Madrid (459), Comunidad Valenciana (426) y Murcia (con 347 salones es la región con más densidad de salones: 1 por cada 4.263 habitantes, frente a 1 por cada 13.326 en España), destacando que sólo hay 127 en Cataluña (1 salón por cada 59.185 habitantes, al exigir una distancia mínima entre salones desde 2004).


El problema de los salones de juego es que se han abierto por doquier (en Madrid, en la calle Bravo Murillo, hay 15 salones) y muchos buscando la proximidad de colegios e institutos, para captar a los jóvenes (aunque no pueden entrar menores). De hecho, 1 de cada 4 nuevos salones abiertos en Madrid están a menos de 150 metros de centros educativos, según un sondeo hecho por El País. Los salones crecen porque son un negocio redondo, no sólo porque los visitan 3 millones de españoles sino porque tienen unas máquinas muy sofisticadas (38.799 máquinas tipo B) que resultan muy rentables: se juegan en ellas 300 euros de media al día y 46 euros diarios son beneficios, según un informe de Codere. Y si sumamos los márgenes de las apuestas, la rentabilidad de las ruletas y juegos  y lo que ganan con las consumiciones, el margen es alto y se ha duplicado: si era 393 millones de margen neto en 2014, ha pasado a 667 millones en 2018, según el informe de CEJUEGO y la Carlos III. Así que las empresas de juego de siempre y muchas multinacionales se han dedicado a abrir salones, en un sector muy atomizado (hay más de 600 empresas), centrado en el negocio local y regional y donde sólo hay 8 empresas que operan en toda España .Las empresas líderes en salones de juego son Novomatic (+250 salones), la murciana Orenes, con 203 salones, Jocker (Veramatic) con 167, y Toka (de Cirsa), con 121 salones. 


El problema de todo este “boom” del juego, online y en salones, es el tremendo aumento de la ludopatía, como ya han advertido médicos y psicólogos, a los que preocupa que cada vez los adictos sean más jóvenes, en muchos casos menores (que falsifican sus datos y utilizan la tarjeta de sus padres). Y que se “enganchan” con las promociones que se anuncian por Internet y TV (“entre y utilice 200 euros que le damos gratis para jugar”) o acudiendo a los salones de juegos y apuestas que tienen cerca del colegio o de casa. 


La cifra oficial de ludopatía, de la Dirección General del Juego (2016), es que entre un 3,5% y un 6,3% de la población mayor de 18 años tiene “algún riesgo con el juego”. Son entre 1.318.724 y 2.373.704 españoles, según el padrón del INE. Y de ellos, el estudio de la DGOJ considera que son “jugadores patológicos” (enfermos) entre el 0,3 y el 0,9% de los adultos, entre 113.000 y 339.000 españoles. Pongamos que hay 200.000 ludópatas. Demasiados. Y muy preocupante por dos razones. Una, porque cada vez más jóvenes “se enganchan” (algunos médicos hablan ya de que el juego esla heroína online): 1 de cada 5 adolescentes españoles son adictos al juego, la tasa más alta de Europa, según un estudio de la Federación de Jugadores Rehabilitados (FEJAR) y la Asociación madrileña de Psicólogos. El otro motivo de preocupación es que la sanidad pública no tiene medios para afrontar esta enfermedad, ni en los Centros de Salud ni en los hospitales (sólo hay 3 unidades especializadas contra la ludopatía), con lo que las familias afectadas sólo cuentan con la ayuda de ONGs especializadas (sin medios), como FEJAR o AZAJER.


La preocupación ciudadana y médica por el auge del juego online y los salones ha llevado a que algunas autonomías tomen medidas, como hicieron en 2019 la Comunidad de Madrid y el Gobierno vasco, limitando la publicidad del juego en sus TV y radio públicas. Y en octubre de 2019, Barcelona anunció que durante un año no iba a autorizar nuevos salones de juego. También la Comunidad de Madrid anunció en noviembre una moratoria, pero no acaba de aprobarse y las empresas han acelerado 22 nuevas aperturas a finales de 2019. En este ambiente “anti juego”, las empresas del juego online han querido “lavar su imagen” y anticiparse al nuevo Gobierno, aprobando un Código de conducta, que entró en vigor el 15 de enero, donde las empresas del juego se comprometen a no utilizar famosos en su publicidad y no anunciar bonos o promociones en eventos televisados antes de las 22 horas. Pero esta “auto regulación” tiene “truco”: no van a hacer anuncios de juego con futbolistas ni con presentadores o famosos “que tengan relación con menores”. El resto de famosos (que son la mayoría) podrán seguir promocionando el juego


Un espejismo de marketing hasta que el nuevo Gobierno tome medidas. El pacto de Gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos incluye un apartado concreto (el 2.10.1) sobre “Regulación urgente de los juegos de azar para prevenir y frenar la ludopatía”. Y propone 4 medidas concretas, que se quieren promover desde el nuevo Ministerio de Consumo: regular de una vez la publicidad del juego (similar a la del tabaco o alcohol), acordar con las autonomías una regulación estatal de los salones de juego (para que no abran antes de las 22 horas ni cerca de centros escolares), trabajar con las empresas del juego en medidas de información y prevención de las adicciones y, la más importante, destinar un porcentaje de los impuestos del juego a prevenir y “reparar” los daños de la ludopatía (se recaudaron 1.748 millones de impuestos sobre el juego en 2018, 1.125 al juego presencial que ingresan las autonomías y 623 millones el Estado central, por el juego online y los premios). 


Es un principio para poner orden en un sector, el del juego, que ha campado a sus anchas en los últimos años, a costa de crear un problema muy serio de adicción en muchos jóvenes y sus familias. Juego sí, pero limpio y con cabeza, con controles y medidas eficaces para detectar problemas primero y atenderlos después en la sanidad pública, como una enfermedad más. Jugar y apostar, pero sin jugarse la salud y la familia.

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