jueves, 30 de enero de 2020

EPA 2019: el empleo aguanta


Se esperaba un mal dato de empleo en el 4º trimestre, pero las Navidades ayudaron y se creó más empleo que en toda la recuperación. Y 2019 cerró con 402.300 empleos más, el menor aumento desde 2014 pero más de lo esperado, gracias al aumento del empleo en los servicios, mujeres, inmigrantes y mayores de 50 años. Y aumentó el empleo indefinido y a tiempo completo, aunque la mayoría de nuevos contratos son muy precarios. El paro baja pero la cuarta parte que otros años, porque hay más personas buscando trabajo (dos tercios son inmigrantes). Y casi la mitad de los parados llevan más de 1 año sin trabajar y no cobran desempleo. Al final, aunque el empleo aguanta mejor de lo esperado, todavía falta recuperar 523.700 empleos perdidos respecto a 2007 y tenemos más del doble de paro que Europa. Y 1 de cada 4 empleos son precarios. Es hora de aprobar un ambicioso Plan de choque por el empleo, la primera preocupación de los españoles. Tienen que moverse.

enrique ortega

La recuperación se debilitó en el verano de 2019 y con ello el empleo, que aumentó en 64.400 ocupados, el menor aumento en el tercer trimestre desde 2013. Y en el cuarto trimestre, se temía que pasara lo mismo, que la creación de empleo se debilitara como la economía, por la incertidumbre exterior (crisis comercial, Brexit, estancamiento europeo, petróleo caro…). Pero no ha pasado y el Black Friday, las Navidades y quizás la Cumbre del Clima en Madrid han tirado del empleo mucho más de lo esperado, aumentado en 92.600 personas, según la EPA, el triple que el año anterior (+36.600 empleos) y la mayor creación de empleo en el cuarto trimestre de toda la recuperación (y desde 2006).


Con ello, se ha salvado en parte el año 2019, al cerrar con 402.300 nuevos empleos, la cifra más baja de la recuperación (ha oscilado entre un mínimo de 413.900 empleos creados en 2006 y un máximo de 566.200 creados en 2018) pero más de lo que muchos esperaban, a la vista de que la economía crece bastante menos (sobre el 2% en 2019 frente al  2,4% en 2018 y el 3% en 2016) y del panorama político. Pero el empleo aguanta y España crea más que el resto de Europa, aunque sea un empleo muy desigual, concentrado en los servicios (374.500, el 93% de los nuevos empleos), aunque creció en la industria (+55.400, frente a los -3.000 de 2018) y poco en la construcción (+4.000 empleos frente a los 136.000 creados en 2018), cayendo en el campo (-31.700), según la EPA.


El empleo creado en 2019 estuvo mal repartido, por sexo (6 de cada 10 nuevos empleos fueron para mujeres, que ya alcanzan una cifra de empleo que es récord histórico: 9,15 millones trabajan en España), nacionalidad (casi la mitad del empleo creado, 199.300, fue para inmigrantes), edad (los mayores de 50 años se llevaron el 83% de los empleos creados, mientras ganaban sólo 80.000 empleos los menores de 29 años y perdían 91.400 los que tienen entre 30 y 39 años) y empleador (360.000 empleos se crearon en el sector privado  y sólo 42.300 en el sector público), según la EPA. Además, hay mucha diferencia por autonomías: el empleo creció más en Madrid (+138.000 empleos, 1 de cada 3 creados en España), Cataluña (+87.000), Andalucía (+45.000) y Comunidad Valenciana (+43.300), pero cayó en Castilla la Mancha (-5.900 empleos), Melilla (-2.800) y Extremadura (-200).


Un dato positivo de la EPA  2019 es que han aumentado los asalariados con contrato  indefinido (+414.200 asalariados en 2019), que ya son el 73,9% de los trabajadores (eran el 73,1% en 2018). Y también han aumentado los que trabajan a jornada completa (+352.300 en 2019), que ya representan el 85,25% de los trabajadores (85,20% en 2018). Un pequeñísimo avance en la calidad del empleo, debido a que todavía, la mayoría de los nuevos contratos que se firman son muy precarios. Así, en 2019 se hicieron 22, 5 millones de contratos (¡56 por cada empleo¡) y de ellos, el 90,4% fueron temporales  (sólo 9,6% indefinidos) y un 35,75% a tiempo parcial, según Trabajo. Y además, cada vez se hacen contratos por menos tiempo: el 48% se hicieron por 1 mes o menos y de ellos, el 27% por 7 días o menos. Con ello, sólo el 6,16% de los contratos hechos en 2019 fueron contratos “de calidad”, a los que aspiramos todos: indefinidos y a jornada completa.


Con la creación de 402.300 empleos en 2019, el paro debía haber bajado otro tanto, pero sólo bajó en 112.400 parados, la cuarta parte que en 2018 (-462.400) y los años anteriores de la recuperación (años en que el paro bajó entre los -477.900 de 2014 y los -678.200 parados de 2015). La explicación es que han aumentado mucho los que buscaban trabajo (+290.000, dos tercios de ellos inmigrantes), con lo que el empleo creado ha tenido que repartirse entre los parados que ya estaban y los que se han apuntado en 2019. Al final, tenemos 3.191.900 parados en España, un 13,78% de las personas en edad de trabajar, según la EPA, un porcentaje que todavía duplica el paro en Europa (6,3% en la UE-28). Y aún estamos lejos de recuperar la tasa de paro que teníamos antes de la crisis: 8,8% en 2007.


El paro, como el empleo, está también repartido de forma desigual, por sexo (peor las mujeres, 1.685.800 paradas, con una tasa del 15,55%, superior al 12,23% de paro de los hombres), edad (los menores de 24 años tienen un 34,22% de paro, frente al 8,58% de las personas de 40 a 44 años o el 11,39% de los que tienen de 55 a 59 años), nacionalidad (20% paro los inmigrantes) y sectores (el 36% de todo el paro está en los servicios, el 5,76% en el campo, el  5% en la industria, el 4,55% en la construcción y la mayoría, el 48% de los parados son los que no han trabajado antes y buscan su primer empleo). Por autonomías, hay 5 regiones que rondan o superan el 20% de paro, un nivel muy preocupante: Ceuta (27,58%), Melilla (26,81%), Extremadura (23,48%), Andalucía (18,78%) y Canarias (18,78%). Y otras 6 autonomías que tienen un paro “casi europeo”: Navarra (9,01%), País Vasco (9,09%), La Rioja (9,89%), Baleares (9,91%), Aragón (9,93%) y Madrid (9,99%), según la EPA.


Un problema que sigue ahí es que el paro se enquista, que hay un alto porcentaje de parados que llevan más de un año sin trabajar: en 2019 fueron 1.387.000 parados de larga duración, el 43,25% del total (menos del 46,97% que eran en 2018). Son demasiados parados, que tienen un problema añadido para encontrar trabajo, al estar tanto tiempo fuera del mercado. Y además, tienen otro problema: se les acaba el desempleo y muchos parados no cobran el subsidio de paro. En 2019, sólo 1.964.132 parados cobraban un subsidio (el 44% cobraban 847 euros mensuales pero el otro 56% cobraba sólo 430 euros de subsidio asistencial), según Trabajo. Cobran el 61,53% de los parados estimados por la EPA, el porcentaje más alto de los últimos años, dado que en la época de Rajoy hubo años donde no cobraban ni el 50% de los parados. Pero no podemos olvidar que hay todavía 1.227.768 españoles sin trabajo que no reciben ningún subsidio y malviven, el 38,47% de todos los parados EPA. Y la situación es peor en algunas autonomías como Melilla (el 66,2% de parados no cobran), Ceuta (57,02%), Madrid, Canarias y Murcia (el 48,8% parados no cobran) o País Vasco (44,9%), según los últimos datos de Trabajo (SEPE).


España lleva 6 años creciendo (2014-2019) y la recuperación ha creado ya 2.831.700 empleos, casi la cuarta parte de todo el empleo creado en Europa en estos años.  A finales de 2019 trabajaban 19.986.900 personas, pero todavía quedan 523.700 empleos para recuperar la ocupación que teníamos antes de la crisis, en 2007 (trabajaban 20.510.600 españoles en septiembre de 2007, según la EPA). Eso quiere decir que todavía queda empleo por conseguir, no sólo para recuperar el pasado sino para dar ocupación a los jóvenes en el futuro y para salvar el bache de empleo que tenemos con Europa: en España trabajan el 64,71% de los adultos (16-65 años) frente al 73,2% en la UE-28. Eso significa que tenemos 1.800.000 empleos menos que la media europea.


El primer reto es crear más empleo, algo que va a ser difícil en los dos próximos años, porque la previsión es que España crezca menos (1,7% y 1,6% frente al 2% que habremos crecido en 2019). En consecuencia, frente a los 402.300 empleos creados en 2019, las previsiones apuestan por crear en 2020 entre 360.000 empleos (Gobierno), 310.000 (Asempleo) y 261.000 empleos (Manpower), menos que el año pasado en todos los casos. Y eso si la economía no se debilita por el entorno internacional (el Brexit, la economía europea o el petróleo) o por problemas políticos internos.


El segundo gran reto es crear empleo de más calidad, porque aunque haya mejorado algo en 2019, España tiene el empleo más precario de Europa, con un 26,1% de trabajadores con empleo temporal, casi el doble que en Europa (13,7% en la UE-28) y mucho más que Francia (16,5% de contratos temporales) o Alemania (12%), según Eurostat. Y aunque sólo tenemos un 14,75% de trabajadores a tiempo parcial (menos que el 18,5% en Europa), casi dos tercios de ellos  trabajan menos horas “forzados” porque no tienen otro remedio, lo que indica un altísimo nivel de “subempleo” (55,8% forzosos frente al 24,8% en Europa, según Eurostat). De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) acaba de publicar un informe donde alerta que España tiene un grave problema de empleo: 5,4 millones de españoles están “desperdiciados”, o bien porque están en paro (3,3 millones), porque no buscan trabajo (900.000 desanimados) o porque trabajan menos horas de las que querrían (1.200.000 trabajadores más). Eso significa que la economía no emplea bien, “desaprovecha”, a 5,4 millones de personas, el 29% de la fuerza laboral. Y si analizamos a los jóvenes menores de 30 años, están “desperdiciados” (en paro, desanimados o subempleados) casi la mitad, el 48%, según este informe de la OIT publicado en enero.


Así que queda mucho por hacer con el empleo, que no por casualidad es la primera preocupación de los españoles, según todos los Barómetros del CIS. Por eso urge que el nuevo Gobierno promueva un gran Pacto por el empleo, con las fuerzas sociales y los demás partidos, al margen de los enfrentamientos políticos. Un Pacto con varios frentes. El primero y más urgente, conseguir mejorar la situación de los parados, sobre todo de esos 1,22 millones de parados que no cobran nada y que se ven abocados a la pobreza y la economía sumergida. Urge avanzar en una propuesta de renta mínima, apoyada incluso por la Autoridad Fiscal Independiente, que ha propuesto crear una renta de 430 euros para 1,8 millones de familias (donde estarían los parados sin subsidio), con un coste de 5.500 millones anuales. El segundo frente de actuación debería ser una reforma a fondo de las Oficinas de empleo (SEPE), que no ayudan a los parados a encontrar trabajo y que también fallan en los cursos de formación (que sólo hacen el 3,5% de los parados).


Un tercer frente de actuación debería ser aprobar un Plan de choque contra el paro, dirigido  especialmente a los jóvenes, las mujeres y los parados de larga duración, los colectivos que tienen más difícil colocarse. Se trata de buscar sistemas para formarles mejor y ayudarles a colocarse, con un seguimiento individualizado, mejorando la colaboración con las empresas y entre autonomías. Y resulta clave revisar y mejorar las políticas activas de empleo, poco eficaces y con un presupuesto que se ha desplomado: de 7.683 millones que se gastaban en 2008 a 5.500 a partir de 2013 y 5.985 millones en 2019. Una gasto en políticas de empleo que es la mitad que el europeo (0,48% del PIB frente al 1% en la UE-28), a pesar de tener el doble de paro.


Y quedaría un cuarto frente de actuación: medidas para conseguir un empleo de más calidad, rebajando drásticamente el porcentaje de contratos temporales (recordemos, el 90,4% de los hechos en 2019) y a tiempo parcial (el 35%, dos tercios “obligados”). Eso exige forzar un acuerdo con la patronal, para que sólo sean temporales los empleos que estén justificados, con ayudas e incentivos (cotizaciones y fiscalidad) a los que hagan contratos estables. Y en paralelo a la “zanahoria”, el “palo” de la Inspección de Trabajo, investigando el fraude, para lo que necesita más medios. Pero es una vía muy efectiva, como lo demuestra que Trabajo, sólo con el envío de cartas hecho en agosto de 2018, consiguió que las empresas regularizaran 61.445 contratos (más otros 132.500 detectados en las inspecciones ordinarias). 


Y junto a estos 4 frentes de actuación, hay un quinto que pasa por cambiar y modernizar el modelo económico de España, para conseguir aumentar la productividad y que el sistema cree más empleo y no tengamos el doble de paro que Europa. Hay que apostar por la industria y la tecnología, por la exportación, por los sectores que crean un empleo más estable. Y por una digitalización y organización del trabajo que mejoren la eficacia de la economía, su productividad y en consecuencia el empleo. Y apostar por mejorar la formación, para que jóvenes y adultos afronten la reconversión tecnológica sin perder empleos.


El empleo debería ser el primer reto de todos, desde empresas y sindicatos al Gobierno y los políticos, buscando que también sea el primer objetivo de Europa para que nos ayuden a crear más empleo (con inversiones a nivel continental) y a costear el paro (con la creación de un subsidio europeo). Se trata de crear más empleo pero sobre todo un empleo de calidad que no deje a nadie atrás, parado o subempleado. Es un reto a medio plazo, que exige tiempo y medidas eficaces, no demagogia ni politiqueos. Tienen que moverse.

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