jueves, 26 de diciembre de 2019

Gastamos menos en Cultura


La recuperación económica iniciada en 2014 no se ha notado en el gasto en Cultura: en los dos últimos años, el gasto cultural ha bajado y todavía gastamos 100 euros menos por persona que en 2007. Y menos que la mayoría de Europa. El problema no es sólo que las familias hayan recortado su gasto en Cultura, sino que lo han hecho el Estado central y las autonomías (sobre todo) y los Ayuntamientos, que gastan hoy en Cultura 2.000 millones menos (-28,4%) que antes de la crisis. Y este menor gasto, privado y público, está afectando seriamente a las actividades culturales, con menos empleo y más precariedad que en 2008. Por eso, el sector pide al futuro Gobierno un Pacto de Estado para conseguir más dinero, menos IVA, desarrollar el Estatuto del Artista, luchar contra la piratería, una Ley de Mecenazgo y campañas para promover la Cultura dentro y fuera de España. Por un país más culto, que es siempre un país más próspero y más libre. Más Cultura

enrique ortega

La crisis de 2008 trajo consigo un recorte del gasto en todo y especialmente en cultura, un bien “prescindible”: si las familias españolas gastaban en Cultura 1.020 euros de media en 2007, pasaron a gastar 673 euros en 2013. Luego, en 2014, con la recuperación económica, se reanimó también el gasto cultural, más lentamente, en 2015 (717 euros) y 2016 (764 euros). Pero en los dos últimos años, el gasto en Cultura de las familias ha vuelto a caer: a 718,3 euros en 2017 y a 682,5 euros en 2018, según el Anuario de Estadísticas Culturales 2019, recientemente publicado por el Ministerio de Cultura. Eso supone que las familias españolas gastaron en Cultura un total de 12.714 millones de euros en 2018, un 2,3% de todo su gasto, el porcentaje más bajo desde 2007, cuando gastaban el 3,2% de sus ingresos.


Si miramos el gasto por persona en Cultura, también ha caído en los dos últimos años y estaba en 274,60 euros en 2018, algo mejor que al inicio de la recuperación (260 euros se gastaban en 2014) pero muy por debajo  (un 28,4% menos) del gasto cultural que hacía cada español en 2007: 375 euros (100 euros más que ahora), según las estadísticas de Cultura. Los que más gastan en Cultura son los jóvenes (389 euros de gasto entre 16 y 29 años), los solteros (384 euros), los que trabajan (309 euros los ocupados, 189 los parados y 214 euros los jubilados), los que tienen más estudios (195 euros gastan los que tienen la ESO o menos y 378 los universitarios), los que tienen más ingresos (382 euros gastan los que ganan más de 3.000 euros y sólo 168 los que ganan menos de 1000 euros) y los que viven en la España más poblada (300 euros gastan los que viven en ciudades de más de 100.000 habitantes y 240 los que viven en pueblos de menos de 10.000, con un mayor gasto en Navarra y Madrid y uno menor en Extremadura, Canarias y Galicia), según la detallada estadística del gasto cultural que incluye el Anuario de Estadísticas Culturales 2019.


El gasto en Cultura que hacen los españoles se reparte fundamentalmente entre el gasto en libros (14,7% del gasto total), el gasto que más cae, espectáculos (12,8%), soportes, equipos y accesorios audiovisuales (24,4%) y telefonía móvil y servicios relacionados con Internet (35,84%), un gasto que para muchos no se debería incluir dentro del concepto de “gasto cultural”, con lo que el gasto real en Cultura seria un tercio menor.

El gasto de las familias supone  un 71% del gasto total en Cultura. El otro 29% lo aporta el gasto público en Cultura, que “tira” del sector y lo dinamiza. El problema es que no ha hecho de contrapeso, sino que también ha caído durante la crisis (por los recortes)  y apenas ha mejorado con la recuperación. Así, si en 2008 se dedicaron al gasto público en Cultura 7.111 millones de euros, en 2011 ya había caído a 5.837 millones y en 2015, tras los duros recortes de Rajoy y sus dirigentes autonómicos y locales, había caído  a 4.877 millones, según los datos oficiales de Cultura. Y en 2017, último dato publicado, el gasto público en Cultura sólo ha subido a 5.092 millones de euros, que son 2.019 millones menos que en 2008 (-28,4%). El mayor recorte en el gasto cultural lo han hecho las autonomías (de 2.129 millones en 2008 a 1.144 millones en 2017, un -46,2%), seguidas del Estado central (de 1.075 a 678 millones, un -36,9%) y los Ayuntamientos (de 3.907 millones a 3.270, un -16,30%), que soportan casi dos tercios del gasto público total en Cultura en España. 


Estos datos indican que se han perdido más de 1 de cada 4 euros públicos que se gastaban en Cultura en 2008. Estos recortes han hecho mucho daño a las actividades culturales y a los artistas y creadores, más en unas regiones y ciudades que en otras, porque el recorte ha sido desigual. El resultado es que el gasto autonómico por habitante en Cultura es muy dispar: alto en Navarra (63,4 euros/habitante), País Vasco (52,2 euros), Extremadura (32,5) y Cantabria (30,2) y bajo en Canarias (10 euros/habitante), Castilla la Mancha (13,8 euros), Madrid (14,4 euros) y Aragón (14,6 euros), según los datos de Cultura.


La “tercera pata” del gasto cultural, junto al de las familias y las Administraciones públicas, la ponen las empresas, los bancos y las aportaciones particulares, que también recortaron mucho su mecenazgo cultural con la crisis y que no lo han recuperado tampoco. En especial, se echa de menos el importante patrocinio cultural de las Cajas de Ahorros, dado que han desaparecido o han sido absorbidas la mayoría de las 48 Cajas existentes en 2008.


Al final, entre tanto recorte y el menor gasto de las familias, la industria cultural se ha resentido. En 2017, según los últimos datos publicados, facturó por valor de 27.728 millones de euros, lo que aporta un 2,4% al crecimiento español (PIB). Una aportación mucho menor a la de antes de la crisis (aportaba el 3,1% del PIB en 2005 y el 2,8% en 2007) y que es similar a la del inicio de la recuperación (2,4% del PIB), sin mejorarla. Eso sí, hoy hay más “empresas culturales” (122.673) que en 2009 (112.643), pero son mucho más débiles y “precarias”: el 64,7% son empresas sin asalariados (autónomos), el 28,7% son microempresas (de 1 a 5 trabajadores), el 6% tienen de 6 a 49 trabajadores y sólo un 0,6% de todas las empresas culturales (736 empresas) tienen más de 50 trabajadores. Y además, las dos terceras partes de las empresas culturales están concentradas en Madrid (22%), Cataluña (20%), Andalucía (13,2%) y Comunidad Valenciana (9,6%), según Cultura.


El empleo cultural ha mejorado en los últimos años, pero todavía no ha recuperado la ocupación que había antes de la crisis: hay 690.300 personas trabajando en actividades culturales (el 3,6% del empleo total), todavía menos que los 706.300 empleados en la Cultura en 2008. Y se trata de un empleo precario, con menos asalariados (69,9% frente al 84% en toda la economía) y más autoempleo (30,1%), con más hombres (60,9%) que mujeres, más jóvenes y más universitarios (69,3%), pero con bajos sueldos y cotizaciones, que se traducirán en su día en menos paro y pensiones más bajas.


España está por detrás de Europa también en gasto cultural, sobre todo el que hacen las familias. La última estadística europea (Eurostat 2017) hace referencia no al gasto cultural sino al gasto en “entretenimiento y cultura: 1.100 euros por persona en España, frente a 1.200 euros en Italia, 1.400 euros de media en la UE-28 y Francia, 1.800 euros en Alemania, 2.200 en Reino Unido, 2.300 en Suecia y 3.700 euros en Islandia. Y a nivel de los hogares, un gasto en cultura “y entretenimiento” del 7,4% del gasto total de las familias, frente al 8,5% de media que gastan los hogares europeos.


En cuanto al gasto público en la Cultura, el esfuerzo español fue mucho mayor (sobre todo en la época dorada del ladrillo, traducida en conciertos, salas de exposiciones y centros culturales) y ahora está en la media europea, donde tienen más peso el gasto privado y el mecenazgo empresarial y financiero a la Cultura. Al final, España gasta el 1,1% del PIB en “ocio, cultura y culto” (ojo, aquí se incluyen las ayudas a la Iglesia), lo mismo que la media UE (1,1% del PIB) pero menos que Francia (gasta el 1,4% del PIB) y los paises nórdicos (1,5% del PIB gasta  Finlandia y un 1,7% Dinamarca), aunque más que Reino Unido(0,6% PIB), Italia (0,8% del PIB) y Alemania (gasta 1% del PIB), según la última estadística de Eurostat (2017).


Centrándonos otra vez en España, el Ministerio de Cultura acaba de publicar los resultados de una amplia Encuesta sobre “los hábitos culturales de los españoles” (2018). La práctica cultural más extendida en el último año fue escuchar música (87,2% de los encuestados), seguida de leer (65,8%), ir al cine (57,8%), visitar monumentos (50,8%), ir a museos o galerías (46,7%), asistir a espectáculos el 46,8% (conciertos modernos el 30,1%, clásicos el 9,4% y teatro el 24,5% de los encuestados) y un 26,8% acudir a bibliotecas.


Respecto a los libros, la facturación editorial ha crecido un 2% en 2019 (2.350 millones de ventas esperadas), por 6º año consecutivo de mejoría, gracias a que España es una potencia editorial en el mundo, aunque no seamos una potencia lectora por desgracia. El sector editorial sufre directamente dos problemas ajenos: uno, la piratería (en 2019 se han descargado 425 millones de libros ilegales, lo que supone dejar de ingresar 215 millones) y el otro, la crisis de las librerías, por culpa de las ventas online (Amazon) y la piratería. 


En cuanto al cine, cayó (por segundo año consecutivo) la cifra de espectadores en 2018 (98,9 millones, un 0,9% menos que en 2017, frente a 108 millones en 2008) y también la recaudación (587,5 millones de euros, un 0,90% menos), con un claro dominio de las películas extranjeras (1.483 y 482,7 millones recaudados) sobre las españolas (464 y 103 millones de euros). Los museos (un 73,5% públicos) han sido un éxito en 2018, con 65,4 millones de visitantes (5 millones más que en 2017). Y choca también que el 26,8% de los encuestados hayan visitado físicamente o por Internet las 6.636 bibliotecas (60,8% públicas). Eso sí, sólo un 9,5% de los encuestados asistieron a festejos taurinos, 1.521 celebrados en 2018 (sólo 369 fueron “corridas de toros”), menos de la mitad de los que se celebraban en 2007 (3.800). 


Salvo escuchar música, las actividades culturales de los españoles son muy “modestas” y las hacen menos de la mitad de los encuestados. Quizás porque la Cultura ha quedado relegada por el “enganche” a Internet y a la televisión. En 2019, 32.316.000 españoles conectaron con Internet, el 80% de la población (en 2007 eran 9,94 millones, el 26,2%), según la tercera oleada del EGM. Y se conectaron a Internet para comunicarse más que para consumir Cultura: un 97,1% para usar WhatsApp, el 71,8% por el correo electrónico, el 68,1% para conectarse a las redes sociales, un 65,4% a distintas APPs, un 61,9% para leer noticias, un 39,3% para utilizar la banca online, un 39,2% para escuchar música online, un 39% para ver vídeos y un 24,2% para comprar bienes y servicios… Más entretenimiento que “Cultura”


Y el otro gran entretenimiento es ver la TV, en abierto y cada vez más series y películas en canales de pago (6,8 millones de abonados en marzo 2019) que ofrecen las telecos o multinacionales especializadas (Netflix, HBO, Amazon Prime, Apple TV, Disney+). En noviembre de 2019, hubo 31,9 millones de españoles (el 70,7% de la población) que se conectaron diariamente a la televisión, con 236 minutos de media (3 horas y 56 minutos), según la última estadística de Barlovento Comunicación. Eso sitúa a España como el 4º país más “teleadicto” de Europa, tras Polonia (264 minutos), Rusia e Italia (248).


Volviendo a la Cultura, Cultura, el sector está algo más optimista que hace un par de años, a pesar de la caída del gasto privado y público, pero da un suspenso a su actividad (4,7 puntos en 2018, frente a 4,4 en 2017 y 5,1 en 2011), según la última Encuesta hecha a los agentes culturales por la Fundación Alternativas en 2018: baja la nota que dan al sector del libro y las bibliotecas(4,3), sube algo la valoración al sector audiovisual (4,7 puntos) y sólo aprueban el diseño y la creación publicitaria (5,3 puntos). Como puntos fuertes destacan el potencial digital de la cultura (más oferta y más barata) y como puntos débiles, la poca eficacia y medios de las políticas culturales públicas, la remuneración de los creadores y la lamentable proyección exterior de la cultura (critican el concepto “empresarial” de la Marca España).


El Informe 2019 sobre “el Estado de la Cultura”, también de la Fundación Alternativas, señala que los sectores más valorados por los gestores culturales son (por este orden) la gastronomía, la moda, la literatura, el diseño, la fotografía y la arquitectura (casi todas al margen del concepto “tradicional” de Cultura). Y bajan del puesto 6º las actividades culturales más “puras”: el teatro, las artes plásticas, la música clásica y contemporánea, el cine, la danza y los museos (por este orden descendente). Y frente a la posible explicación de que la decadencia de la Cultura más “clásica” se debe al auge de la Cultura digital, los gestores culturales lo niegan. Y se apoyan en que la facturación de contenidos digitales fue de 9.834 millones de euros en 2017, menos que en 2011 (10.172 millones), según la ONTSI.


Cara al futuro, el mundo de la Cultura pide al futuro Gobierno que promueva un Pacto de Estado por la Cultura, al margen de las ideologías, asentado en distintas medidas. La primera, recuperar el gasto público en Cultura de antes de la crisis, lo que supondría gastar 2.000 millones más al final de la Legislatura, sobre todo el Estado central y las autonomías. La segunda, desarrollar los temas laborales, fiscales y normativos del Estatuto del creador y del artista (aprobado por unanimidad en el Congreso en septiembre de 2018), para lo que existe una Comisión integrada por 12 Ministerios, implantar el IVA del 4% a los libros y periódicos  digitales (iba en el frustrado Presupuesto para 2019) y aplicar uno general del 10% a toda la producción artística y cultural, luchar más eficazmente contra la piratería, aprobar de una vez la Ley de Mecenazgo (prometida por el PP en 2013), apoyar financieramente a RTVE (eslabón clave en la promoción cultural) y realizar campañas de apoyo a la Cultura (lectura, cine, artes escénicas…), favoreciendo un acceso menos desigual. En definitiva, apostar por la Cultura para mejorar el país y nuestra vida. Más Cultura.

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