jueves, 2 de agosto de 2018

Seis libros para leer este verano


Otro verano más, traigo aquí varios libros recientes de interés para aprovechar el verano y poder leer algunos. Son temas variados, ligados a problemas actuales, para estar mejor informados. Uno explica la crisis del Banco Popular: entre todos lo mataron y él solo se murió. Otros dos giran en torno a uno de los grandes problemas del capitalismo: el crecimiento descontrolado, que pone en peligro los recursos y el medio ambiente, por lo que muchas empiezan a hablar de “decrecimiento”, de crecimiento sostenible. El cuarto gira en torno a la creciente desigualdad, otro gran problema del mundo, haciendo un repaso histórico desde la Edad de Piedra hasta hoy. Un quinto libro profundiza en la alimentación y el hambre, explicando quien alimenta al mundo y el choque entre la agricultura industrial y la tradicional. Y el sexto nos advierte sobre un futuro controlado por los algoritmos, por los ordenadores, con anticipos ya hoy que ponen los pelos de punta. Que los disfruten. ¡Felices vacaciones¡


enrique ortega

En los años 80 y primeros 90, el Banco Popular presumía de ser “el banco más rentable del mundo”, un título que le otorgó año tras año la agencia británica IBCA. Y el 7 de junio de 2017, el Popular, a punto de quebrar, se vendía al Santander por un euro. ¿Qué había pasado en estos 25 años? El libro “Cómo se hundió el Banco Popular”, del periodista económico José García Abad, lo explica bastante bien, con multitud de información, detalles inéditos y un sentido crítico, además del rigor de un gran periodista con solera, mi primer subdirector en 1976 en la revista “Doblón”, pionera de la información económica en el último franquismo.

García Abad explica los orígenes del Popular, ligado al Opus Dei, y su crecimiento, así como el inicio de su declive, con el Parkinson de presidente Valls Taberner (de 1972 a 2004), un intelectual de la banca  apasionado por todo, capaz de coger un avión para irse a Los Ángeles a conocer a Spielberg, como me contó en una comida en la sede del banco cuando yo era un joven periodista. Con su declive personal se inició el del banco, como detalla el libro, y su sucesor, Ángel Ron, se lanzó a crecer dando créditos al ladrillo y comprando el Banco Pastor, que se le indigestó. Y lo peor fue que dio entrada al Consejo a unos millonarios mejicanos, que después se quisieron hacer con el poder, a costa de hundir el banco en Bolsa. Y finalmente, el Consejo y el Banco de España acudieron a un banquero de inversión, Emilio Saracho, que no encontró una salida y acabó de hundirlo. “Entre todos lo mataron y él solo se murió”, para mayor beneficio del Santander, que lo compró por un euro. Da un poco miedo leer con detalle esta historia, donde se mezclan ambiciones de poder, personalismos, política a corto y poca profesionalidad, que han pagado accionistas y empleados.

Crecer es el gran objetivo de todos los países, que aumente el PIB cada año a cualquier precio. Pero hay una corriente de pensamiento económico que pone en duda esta estrategia. En España, el catedrático gallego Albino Prada publicó en octubre su libro “El despilfarro de las naciones”, donde analiza las pautas del crecimiento mundial, que arrasa con las materias primas y destroza el medio ambiente, además de promover el consumismo y la cultura del derroche. Para este economista, el problema del mundo hoy es “la trampa del derroche”, cómo gestionar un mundo donde la población se ha multiplicado por 4 y la producción por 20 pero donde el agua, los recursos naturales, las materias primas y el medio ambiente son limitados. Como demuestra con datos, esta economía del derroche es insostenible a medio plazo y nos arriesgamos a dejar a nuestros nietos una economía que colapse.

El profesor Prada analiza la evolución del mundo y la economía internacional en el último siglo, aportando datos sobre natalidad, consumo, materias primas y deterioro ambiental, planteando la necesidad de avanzar contra la economía del despilfarro por varias vías: reajustar el consumo, decreciendo en algunos gastos superfluos, racionalizar la explotación de recursos y materias primas, frenar el deterioro medio ambiental y sentar las bases de un crecimiento más razonable, reduciendo las desigualdades norte-sur y dentro de los países. Al final, el profesor Albino Prada, como economista, quiere lanzarnos una advertencia: este despilfarro y este crecimiento disparatado del mundo “es la mayor amenaza para nuestra especie”.

Como complemento a este libro, otro profesor universitario, Carlos Taibo, escribió el libro “En defensa del decrecimiento. Sobre capitalismo, crisis y barbarie” (6ª edición en 2017). La tesis es la misma que la del profesor Prada, pero el libro es más político que económico: analiza la evolución reciente del capitalismo y la globalización, para señalar los graves problemas que nos ha dejado el crecimiento por el crecimiento, en especial el agotamiento de los recursos naturales, daños medioambientales graves y una enorme desigualdad.  Taibo analiza los mecanismos que alimentan el consumismo y el despilfarro y plantea la urgencia de un cambio de mentalidad “si no decrecemos voluntariamente, lo haremos obligados por la falta de materias primas y el cambio climático”. Y propone 6 pilares del decrecimiento que pueden “salvarnos”: prescindir de lo no necesario, defensa del ocio frente al trabajo obsesivo (reparto del trabajo), relacionarse más, ir a lo pequeño más que al gigantismo, dar primacía a lo local sobre lo global y redistribuir riqueza y recursos. Es interesante además su reflexión sobre los efectos políticos del crecimiento sin control, que no sólo puede acabar en una catástrofe medioambiental, sino que puede hasta hundir la democracia.

Uno de los problemas que más preocupan hoy, a economistas y políticos, es la desigualdad, el origen de muchos populismos y extremismos, desde EEUU a Italia o los países del Este. Y este año ha aparecido un libro clave, “El gran nivelador. Violencia e Historia de la Desigualdad desde la Edad de Piedra hasta el siglo XXI”, escrito por el profesor Walter Scheidel, un historiador de Stanford (California). Es un “inmenso” trabajo que podría considerarse como “otra historia del mundo” desde la óptica de la desigualdad, desde que el homo sapiens apareció en África hace 200.000 años (ya había desigualdad) hasta hoy, con detallados análisis de la desigualdad en el antiguo Egipto, Roma, en la Edad Media, en China o la India de los siglos XIV y XV, en el México prehispánico, en la revolución francesa, la URSS o la China de Mao e incluso la Guerra Civil española.  Apasionante para los que nos gusta la historia y la economía a la vez.

El gran mérito de Scheidel es que ha buscado los elementos que explican la desigualdad en todas las épocas y, sobre todo, “los cuatro jinetes de la equiparación”, las cuatro causas que explican por qué la desigualdad se reduce en algunas épocas, la última en Europa entre 1910 y 1970: la peste y las enfermedades (Europa perdió 1 de cada 4 habitantes con la peste negra), las guerras (100 millones de muertos entre la I y II Guerras mundiales), las revoluciones (otros 100 millones de muertos entre la URSS y la China de Mao) y el derrumbe de los imperios (Mesopotamia, Egipto, Roma…). Estos “4 jinetes” han reducido la desigualdad en la historia y el libro lo demuestra con detalle. Al final, el autor señala que mejor sería no esperar a otra guerra, peste o revolución para corregir la desigualdad y plantea alternativas asumibles: la política fiscal, la mejora de la educación, un crecimiento más equilibrado que corrija los males de la globalización y reformas institucionales. Caminos lentos pero más pacíficos.

Otro problema del mundo, además de la desigualdad, es alimentarse, porque hay casi 1.000 millones de personas que pasan hambre y otros 2.000 millones que padecen sobrepeso. El libro “¿Quién alimenta realmente al mundo?”, de la activista india Vandana Shiva, una reflexión muy documentada sobre la nueva agricultura industrial, basada en las semillas modificadas, los fertilizantes y pesticidas, a quien atribuye una alimentación mundial insuficiente, cara y que destruye la Tierra y el medio ambiente. Para mí, este libro ha sido un gran descubrimiento, porque pensaba que la “agricultura ecológica” era algo marginal, de pequeños colectivos “progres” y Shiva demuestra con su análisis que es la agricultura tradicional, la que se basa en las semillas autóctonas, fertilizantes naturales, variedad y rotación de cultivos y respeto a los suelos y la naturaleza, es la agricultura que produce el 70% de los alimentos del mundo. Y que la agricultura industrial, que sólo beneficia a una pocas multinacionales, pone en peligro la alimentación mundial y el Planeta.

Shiva analiza con detalle la Revolución verde que ha dado origen al auge de la agricultura industrial en todo el mundo y desbarata uno a uno sus mitos: no es más eficiente, produce menos alimentos, es más insegura, agota los recursos y empobrece a los agricultores y a los países pobres. Todo con multitud de datos, documentos y argumentos. Y con muchos ejemplos, sobre todo de la India, su país, México o África, analizando también el sentido de la “comida basura” y la utilización de los alimentos como inversión especulativa en las Bolsas de futuros. Al final, la autora plantea la necesidad de apoyar la agricultura tradicional y el consumo de productos locales, para asegurar la alimentación del mundo, que no debería pasar hambre si se apoyara a los pequeños agricultores, las semillas autóctonas, los cultivos locales, el cuidado del suelo, el agua y el medio ambiente. Vamos, la agricultura “de siempre”.

Y el último libro trata sobre el futuro, sobre la revolución tecnológica de la informática y la inteligencia artificial, apoyada en los “algoritmos”, esos modelos matemáticos que tratan de “modelizar” y anticipar comportamientos: “Armas de destrucción matemática. Como el big data aumenta la desigualdad y amenaza la democracia”, escrito por Cathy O´Neill, una experta matemática de Harvard que ha pasado de trabajar para empresas y bancos analizando datos a denunciar el mal uso del “big data”. Tanto que considera que los algoritmos, tal como se están usando son “armas de destrucción matemática”, que afectan negativamente a millones de personas que buscan una universidad, trabajo o un crédito. Y lo demuestra con numerosos ejemplos, centrados en EEUU, pero que valen para todo el mundo: algoritmos en la educación (para valorar profesores y elegir universidad), en la sanidad (para seguros), en la banca (para conceder o no créditos), en la policía y los jueces (para detener y encarcelar o no a alguien), en la selección de personal y en la política (elecciones).

Aterra de verdad los datos que aporta donde demuestra cómo los algoritmos, las máquinas, deciden sobre nuestras vidas, con un alto grado de injusticia e inseguridad. Una guerra silenciosa donde los ciudadanos de a pie somos las víctimas, sin saberlo, de sistemas automáticos de decisión que alguien programa, en su beneficio económico o político, con grandes dosis de desigualdad, racismo y xenofobia. Al final, la autora propone alternativas, como un código ético para los programadores, una auditoría pública de algoritmos, mayor transparencia en el control de datos y una mayor vigilancia institucional, desarmando la utilización interesada (económica y política) de los algoritmos. Aterra leer este libro y comprender lo que pueden hacer con nuestros datos. Hace unos días fue mi cumpleaños y al entrar en Google, el buscador tenía arriba una tarta con velitas. Intrigado, pinché y apareció un rótulo: “Felicidades, Javier”. Me asusté: nos tienen totalmente controlados.

Bueno, espero que alguno de estos 6 libros les interese y lo lean, ayudándoles a entender mejor lo que pasa. ¡Felices vacaciones¡ Y hasta septiembre.