jueves, 6 de julio de 2017

El consumo de tabaco apenas baja


La venta de tabaco lleva 4 años estabilizada en España, entre 2013 y 2016, tras haber bajado casi a la mitad desde 2009, por las Leyes antitabaco de 2005 y 2010, cuyo efecto se ha  frenado. Y aunque este 2017 bajan algo las ventas, por la subida de impuestos y precios en enero, los médicos alertan de que todavía el 31% de españoles fuman cada día, más que la media europea. Y les preocupan sobre todo los jóvenes: España es el país europeo con más adolescentes que fuman y donde empiezan antes, entre los 11 y 13 años. Por todo ello, médicos y expertos piden un Plan nacional contra el tabaquismo, con más recursos, Campañas públicas (no se hacen desde 2007), ayudas a los tratamientos farmacológicos y psicológicos, cajetillas sin marca  y una subida de impuestos, la medida más efectiva. Y eso porque el tabaco causa 55.000 muertos al año y provoca el 12% del gasto sanitario público. Guerra abierta al tabaco.



                                                                     enrique ortega  

Uno de cada cinco habitantes de la Tierra (mayores de 15 años) fuma: son 1.100 millones de personas y muchos acabarán enfermando y muriendo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera al tabaco como el primer factor de riesgo sanitario, por delante del sobrepeso y el sedentarismo. De hecho, el tabaco es responsable de 100 millones de muertes en el mundo durante el siglo XX, el doble de muertes que provocaron las 2 Guerras Mundiales. Y si no se toman medidas drásticas, el tabaco provocará otros 450 millones de muertes en el mundo sólo en la primera mitad de este siglo XXI (2000-2050), según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Además de provocar enfermedades y muertes, el tabaco tiene un alto coste económico, tanto para las empresas (por absentismo y pérdida de productividad) como para los sistemas sanitarios: su coste asciende a 1,4 billones de dólares anuales, el 2% del PIB mundial, según un estudio de Tobacco Control.

En el mundo, el tabaco provoca cada año 7 millones de muertes, la mayoría a los propios fumadores (6,1 millones), pero también a los que están al lado (890.000 muertes de “fumadores pasivos”), según la OMS, que revela que el 80% de las muertes por tabaco se producen en paises pobres y en desarrollo. Y 700.000 muertes por tabaco se producen cada año en Europa, 55.000 muertes en España. Los médicos alertan que el tabaco es el primer factor de riesgo de cardiopatías y provoca casi la mitad de las muertes cardiovasculares en varones de 30 a 44 años, así como el 30% de todos los cánceres (el 80% de los de pulmón) y muchas enfermedades respiratorias e incluso en niños (que comparten el humo de sus padres). Se estima que en España, el tabaco provoca unos gastos sanitarios de 8.000 millones de euros anuales (el 12% del gasto sanitario público) y unos costes a las empresas de otros 8.000 millones, evaluando los costes de las bajas y la menor productividad.

En España, las leyes antitabaco de 2005 (con normas que restringían la venta, la publicidad y el consumo) y de 2010 (limitando fumar en lugares públicos) supusieron un gran freno al consumo de tabaco, que bajó casi a la mitad: de 4.067 millones de cajetillas vendidas en 2009 a un mínimo de 2.375 millones de cajetillas en 2013. Pero a partir de ahí, el efecto disuasorio se frenó y el consumo de tabaco se ha estabilizado en 2014 (2.339 millones de cajetillas vendidas), 2015 (2.325 millones) y 2016 (2.323 millones de cajetillas), según los datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos. Y lo mismo ha pasado con el importe de las ventas: si en 2013 las tabaqueras ingresaron 10.217 millones de euros en España, en 2015 y 2016  habían ingresado 10.312 millones, un 1% más. A favor del estancamiento en el consumo de tabaco han jugado unos precios estables y la mejora de la economía.

Ahora, en 2017, el consumo de tabaco ha bajado algo, un 3% de enero a mayo (870 millones de cajetillas frente a 898 en 2016), según los datos oficiales, porque el tabaco subió de precio en enero, entre10 y 15 céntimos por cajetilla, al repercutir las tabaqueras la subida de impuestos aprobada por el Gobierno en el Presupuesto 2017 (el tipo específico subió un 2,5% y el 6,8% para el tabaco de liar). Una subida que pactaron las tabaqueras entre ellas, según denuncia el expediente abierto por la Comisión de la Competencia (CNMC), que acusa a Philip Morris, Altadis, Japan Tobacco Internacional y British American Tobacco (las 4 multinacionales que controlan el 96% del tabaco que se vende en España) de pactar precios y normas de mercado, lo que puede acarrearlas elevadas multas a estas tabaqueras.

A pesar de esta mínima bajada de ventas en 2017 , los expertos destacan que la caída del consumo de tabaco lleva años estabilizada, sin avanzar. Y más porque los datos oficiales de consumo no reflejan el tabaco de contrabando que se fuma: el tabaco ilegal supone el 7,7% del consumo legal (nada menos que 180 millones de cajetillas), segúndatos de Altadis, aunque hay dos zonas donde supone un tercio del consumo: Andalucía (el 28% del tabaco que se fuma es de contrabando) y Extremadura (20%). Por eso, aunque Andalucía es una de las regiones españolas con más fumadores, figura por debajo de la media en la estadística oficial de consumo de tabaco, publicada por el Comisionado para el Mercado de Tabacos: 64 cajetillas por habitante, frente a las 79 cajetillas de media en España o las 116 cajetillas de Navarra y las 114 de Baleares. Y lo mismo, el contrabando, explica el bajo consumo oficial de tabaco de Extremadura (82 cajetillas por persona) y Galicia (76).

Al final, los datos indican que España sigue teniendo un alto porcentaje de fumadores, a pesar de las leyes antitabaco: un 31% de españoles entre 15 y 64 años han fumado en el último mes, según el Informe 2016 sobre Alcohol, Tabaco y Drogas ilegales, publicado por el Ministerio de Sanidad. Y el último Eurobarómetro indica que España es el 9º país europeo que más fuma: un 28% de españoles (datos 2015), por encima de la media europea (26% en la UE-28), por debajo de Grecia (38% fumadores), Bulgaria y Francia (36%), Letonia (32%), Polonia (30%), república Checa o Lituania (29%), pero muy por encima de paises que han reducido drásticamente el consumo de tabaco, como Suecia (7% de fumadores), Reino Unido(17%) o Dinamarca, Bélgica, Irlanda y Holanda (20% fumadores).

Con todo, lo que más preocupa a médicos y expertos son los jóvenes: el 25,9% de los chicos y chicas españoles entre 14 y 18 años ha fumado en el último mes, según la última encuesta ESTUDES (datos 2014). Y los pediatras han dado la alerta: España encabeza la clasificación europea de adolescentes que fuman, el 33% de las chicas y el 29% de los chicos de 14 a 18 años, según datos de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA). Y además, somos también el país europeo donde los adolescentes comienzan antes a fumar, entre los 13 y 14 años, según la Encuesta ESTUDES (y cada vez más, a los 11 y 12 años). Un hábito que causa serios problemas médicos a los adolescentes, como asma, enfermedades respiratorias y vasculares, además de trastornos en la alimentación y el sueño.

Rajoy, en cinco años y medio de Gobierno, no ha tomado ninguna medida extra contra el tabaquismo, salvo trasponer la Directiva europea del tabaco de mayo de 2014, aprobando el pasado 9 de junio una serie de normas, con 13 meses de retraso (somos, junto a Luxemburgo, el país de los 28 que más se ha retrasado en aplicar las normas antitabaco europeas, que debían haberse adoptado en mayo de 2016). El cambio principal, que las tabaqueras llevan aplicando desde hace un año (para evitar problemas con Bruselas) es que las cajetillas tienen ahora alertas sanitarias (fotos y textos) más grandes, que ocupan el 65% del frontal y el 50% de los laterales. También se eliminan los tabacos con sabores y el mentolado, aunque se da de plazo a las tabaqueras hasta 2020. Y se prohíben las cajetillas de menos de 20 cigarrillos, exigiendo además un tamaño mínimo a las bolsas del tabaco de liar. Y se restringe el cigarrillo electrónico, con más advertencias en el envase y una reducción de líquidos.

Son pasos en la buena dirección, aunque lleguen con retraso. Pero médicos y expertos creen que hay que ir más allá, que España ha perdido iniciativa en la lucha contra el tabaco frente a otros paises europeos más decididos, como Reino Unido o los paises nórdicos. Y proponen dar un salto, como en 2005 y 2010, considerando el “tabaquismo como una enfermedad crónica” y aprobando  un Plan integral contra el tabaco, propuestas lanzadas en común por el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Un Plan estatal, con apoyo político y más recursos, para promover medidas eficaces contra el tabaquismo.

La primera medida sería financiar los tratamientos farmacológicos y psicológicos contra el tabaquismo, que hoy no cubre la sanidad pública, salvo ayudas parciales a la financiación de fármacos en Canarias y Cataluña. No tiene sentido que se financien los medicamentos contra la diabetes o la tensión arterial y no los medicamentos con vareciclina y otros sustitutos de la nicotina, que podrían ayudar a dejar de fumar y evitar muchas enfermedades y costes sanitarios, lo mismo que determinados tratamientos psicológicos. De hecho, los gobiernos autonómicos de Navarra, Comunidad Valenciana y Madrid han anunciado que van a subvencionar los tratamientos antitabaco. Pero los médicos creen que debería ser una medida estatal, dentro de un Plan nacional contra el tabaquismo que también refuerce la atención a los fumadores en toda la sanidad pública, desde pediatras y médicos de familia a la ampliación de las unidades de tabaquismo de los hospitales, con más medios y recursos.

Otra necesidad es impulsar Campañas de prevención contra el tabaquismo, sobre todo en los jóvenes. No se entiende que la última campaña antitabaco se hiciera en 2007. Ni que la Dirección general de Tráfico, por ejemplo, gaste 12 millones de euros en las Campañas de prevención de accidentes y el Estado no gaste un euro en Campañas contra el tabaco, que mata 50 veces más que el tráfico y la carretera.

Un tercer frente de actuación es subir los impuestos, la medida más eficaz contra el tabaco según la OMS. En España, la fiscalidad del tabaco (impuestos especiales más IVA) supone un 78,7% del precio final. O sea, que si una cajetilla de Marlboro cuesta 4,95 euros hoy, 3,89 euros son impuestos. Un porcentaje mayor de impuestos del que pagan los carburantes (51% del precio final) o el alcohol (42%). Pero aun así, el tabaco en España está en la media de impuestos en Europa. Paga más que en Alemania (74,4%), Italia (76,7%), Holanda (77,5%) o Bélgica (77,5%), pero menos que en Finlandia (86% precio final), Reino Unido (84%), Irlanda (84,1%), Grecia (83,9%) o Polonia (81,2%). O sea, que hay margen para subir impuestos en España. Y más cuando el precio del tabaco en España es un 16% más barato que la media europea, según los últimos datos de Eurostat (2015): su índice de coste es 84, frente a 100 en la UE-28, 118 en Suecia, 127 en Francia o el 218 de Reino Unido (casi el triple de precio que España). Sólo hay 14 paises de los 28 con el tabaco más barato que en España y de ellos, 12 son paises del Este (los otros dos, Grecia y Chipre).

También se puede avanzar en el diseño de las cajetillas: médicos y expertos creen que sería más disuasoria  una cajetilla sin marca, un empaquetado genérico sin logos ni información promocional. Australia ya introdujo estas cajetillas “blancas” en 2012 y luego las han aprobado Reino Unido, Irlanda, Francia y Hungría. La Comisión Europea deja que esto lo decida cada país, pero el Gobierno Rajoy no quiere aprobar estas cajetillas, que defiende la OMS. Otras medidas propuestas son el control de la publicidad encubierta del tabaco (en la TV y el cine), el mayor rigor con las terrazas de bares y restaurantes y ampliar los espacios sin humo: a los estadios de fútbol (como ha legislado el Gobierno vasco), a los alrededores de edificios públicos, hospitales y centros educativos, e incluso al interior de coches y hogares donde se fume y haya niños menores. Ampliar más aún la “guerra contra el tabaco”.

Se fuma menos pero todavía se fuma demasiado y llevamos tres años de “impasse” en la batalla contra el tabaco, que se cobra 150 muertos diarios y colapsa nuestra sanidad. Hay que tomárselo más en serio, con medidas más duras y eficaces, la principal que el tabaco sea más caro: subir un 5% la cajetilla (25 céntimos) evitaría 3.000 muertes en España los próximos 20 años, según cálculos del CNPT. Habría que hacerlo, dentro de ese Plan integral contra el Tabaco que debería aprobarse cuanto antes. Hay que acabar de una vez con un hábito que enferma, mata, arruina nuestra sanidad y amenaza a los más jóvenes. Guerra al tabaco, una epidemia que debería terminar este siglo.

1 comentario:

  1. Muy documentado el trabajo, tanto desde el punto de vista de la repercusión económica como sanitaria. A las administraciones públicas y a los médicos no les interesa diferenciar entre cigarrillos y puros, y habría que hacerlos, pues en una y otra dimensión no tienen las mismas repercusiones.

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