lunes, 28 de noviembre de 2016

Salarios: perderán poder adquisitivo en 2017


Sindicatos y empresarios tienen que acordar en diciembre las subidas salariales para 2017.UGT y CCOO piden aumentos del 1,8 al 3% y la patronal no quiere subir del 1,5%. Mientras, la inflación repunta y Bruselas prevé que España sea uno de los tres países europeos donde los trabajadores pierdan poder adquisitivo, en 2017 y 2018. Eso cuando la crisis ha estancado los salarios: bajaron un 0,7% entre 2008 y 2014 y sólo subieron 84 céntimos entre 2010 y 2014. El sueldo más habitual no llega a 1.000 euros netos y cobramos un 28% menos por hora que en Europa, con enormes diferencias según sexo, edad, contrato, sector y autonomía. Y con un salario mínimo de miseria (655 euros), la mitad que en Francia. Llegó la hora de que suban los salarios, cuando los beneficios empresariales llevan tres años creciendo. Y no sólo por justicia, también por economía: unos sueldos decentes reanimarán el crecimiento y el empleo y salvarán las pensiones. No podemos ser la China de Europa.

enrique ortega

Los salarios han sido, después del empleo, los grandes perdedores de esta crisis. Entre 2008 y 2014, el sueldo medio bruto de los españoles ha crecido sólo en 81 euros al mes (de 21.883 euros a 22.858, según el INE), un 4,4%. Pero este aumento se lo ha comido con creces la inflación (+10,7 % de subida del IPC entre 2008 y 2014), con lo que los salarios reales medios cayeron un 6,3% durante la crisis. Y si miramos el precio del trabajo, una nueva estadística que acaba de sacar el INE  (el IPT) para medir el coste salarial (al margen de tipos de contratos y horas trabajadas), bajó un 0,7% acumulado entre 2008 y 2014. Como  los precios (el IPC) subieron esos 7 años un 10,7%, al final los españoles perdieron un 11,4%  de poder adquisitivo entre 2008 y 2014.


Al analizar más de cerca qué ha pasado con los salarios en esta crisishay dos periodos muy diferentes. Entre 2007 y 2011 (con Zapatero), los sindicatosno se dieron por enterados” de la crisis y los salarios medios subieron un 12,3% en esos cinco años (de 20.390 a 22.899 euros brutos), con fuertes subidas en 2007 (+4,21%), 2008 (+3,60%), 2009 (+ 2,24%), 2010 (+2,16%) y 2011 (+2,29%). La contrapartida fue que los empresarios se “defendieron” con despidos: 2.565.000 empleos perdidos entre 2007 y 2011. A partir de 2012, con Rajoy y la reforma laboral, la situación cambia totalmente  y los salarios se estancan e incluso bajan un 0,1% (de 22.899 euros en 2011 a 22.858 euros en 2014, último dato del INE).

Así que el ajuste de los salarios se ha centrado en los últimos cuatro años, con subidas mínimas de los convenios en 2012 (+1,16%), 2013 (0,53%), 2014 (+0,57%), 2015 (+0,48%) y 2016 (+1,06% hasta octubre, según Empleo). Baste un ejemplo. El salario más habitual, el que cobran más españoles, ha subido 84 céntimos de euro entre 2010 (16.498 euros brutos) y 2014 (16.490 euros), según la última Encuesta de estructura salarial del INE 2014. Y si analizamos el periodo 2007-2014, la subida nominal de salarios del 4,4% esconde grandes diferencias entre trabajadores. Así, el 40% de asalariados peor pagados (unos 6 millones de trabajadores) han visto bajar sus salarios (entre el -3 y el -15%), mientras el 30% de trabajadores mejor pagados veían subir sus sueldos (entre el +3 y el +10,4%), sobre todo ese 10% de trabajadores (1,5 millones) que ganan más de 4.784 euros brutos al mes (sus sueldos han subido un 33,8% entre 2006 y 2015).

Así que el ajuste salarial “ha ido por barrios, atacando más a los trabajadores peor pagados que han salvado su empleo. Pero en conjunto, nos hemos quedado con unos sueldos bastante bajos: el sueldo más habitual de los españoles es de 16.490 euros brutos al año (2014, último año con datos oficiales del INE), que se traduce en unos 950 euros netos en 14 pagas. O sea, que el español medio es mileurista. Y según los últimos datos de la EPA 2015, un 30% de los asalariados (4,42 millones) cobra menos de 1.215,7 euros brutos al mes (996 netos), un 40% (5,9 millones) gana entre 1.215,7 y 2.136 euros brutos y sólo un 30% (otros 4,42 millones de asalariados) ganan más de 2.136 euros brutos. Y entre los que menos ganan hay que recordar a trabajadores y autónomos que cobran el salario mínimo (655 euros) o menos, unos 6.580.000 españoles, 1 de cada 3 ocupados, según el estudio realizado por el profesor Florentino Felgueroso con datos de 2015 del INE.

Pero estos salarios son medios y los hay mucho más bajos (y más altos), con 8 grandes diferencias entre trabajadores, según las estadísticas del INE. La primera, por sexo: las mujeres ganan un 23,2% menos que los hombres (19.744 euros brutos frente a 25.727). La segunda, por tipo de contrato: los trabajadores temporales cobran un 36,6% menos que los indefinidos (15.680 euros frente a 24.746) y los que trabajan a tiempo parcial ganan un 63,7% menos que los que trabajan a jornada completa (9.794 euros brutos anuales frente a 26.965). La tercera, por la edad: los jóvenes de 20 a 24 años ganan el 44,2% menos que el resto (11.835 euros brutos frente a 22.858). La cuarta, por su nacionalidad: los extranjeros no comunitarios ganan un 35,6% menos que los españoles (14.720 euros brutos frente a 22.858).La quinta, por la autonomía donde trabajen: en Extremadura se gana un 31% menos que en el País Vasco (19.180 euros brutos frente a 27.786). La sexta, por el sector donde trabajen: en la hostelería se gana la cuarta parte que en las eléctricas (13.636 euros brutos frente a 51.034) y en el comercio menos de la mitad que en la banca (19.771 euros frente a 40.696 euros). La séptima, por el puesto de trabajo que se ocupe: un operario de base gana la cuarta parte que un director general (13.338 euros frente a 52.512 euros). Y la octava, según trabaje en el sector público o privado: la Administración pública paga un 37% más (29.456 euros frente a 21.450 la empresa privada).

Y ya no es sólo que los sueldos sean desiguales y bajos, sino que están muy por debajo de los sueldos europeos. El salario medio por hora (sin cotizaciones) era en España de 15,8 euros en 2015, frente a 19 euros en la UE-28 y 22 euros en la zona euro, según Eurostat. Eso significa que los trabajadores españoles cobran por hora trabajada un 28,2% menos que en la zona euro, un 36,8% menos que los alemanes (25 euros por hora), un 32,6% menos que los franceses (23,44 euros), un 26,1% menos que los británicos (21,38 euros)  y un 22,02% menos que los italianos (20,26 euros por hora trabajada). Y si comparamos salarios medios, también hay una diferencia sustancial: el salario bruto ordinario es de 1.640 euros en España frente a 1.995 euros en la Europa de los 28, un 17,8% menos, según el IV Monitor anual de salarios de Addeco, con datos de 2015. Y si nos fijamos en el salario mínimo, la diferencia es abismal: 757 euros en 12 pagas (655 en 14) en España, frente a 1.458 euros mensuales en Francia, 1.473 en Alemania o 1.510 en Reino Unido. Además, los trabajadores españoles peor pagados son, tras los portugueses, los occidentales que más han visto caer sus salarios entre 2010 y 2014 (un -14%), según un reciente informe de la OCDE sobre los 34 paises más desarrollados (+1,6%). 

Con este panorama, y tras el sacrificio salarial de 2012 a 2016, los sindicatos afrontan ahora la negociación salarial para 2017, donde exigen subidas del 1,8 al 3%, para recuperar parte de lo perdido ahora que las empresas tienen ya beneficios. Pero la patronal no parece que acepte subidas por encima del 1,5%, tras el 1,08% que están subiendo los convenios en 2016. El problema es que la inflación está “despertando” y se espera que los precios suban en 2017 y 2018, lo que no han hecho estos años, con lo que los salarios podrían perder poder adquisitivo. De hecho, las últimas previsiones de otoño de la Comisión Europea, difundidas en noviembre, señalan que España será uno de los tres paises europeos (junto a Italia y Austria) donde los trabajadores perderán poder adquisitivo en 2017: un -0,4%, porque los precios subirán un 1,4% y los salarios un 1%. Y también lo perderán en 2018, otro -0,1%.

No es sólo que los sueldos tienen que subir más en 2017 porque subirá la inflación (un 1,4% de media, frente a la bajada del -0,1% en 2016). Es que además, los sueldos tendrían que empezar a recuperar su trozo de pastel en el reparto de la riqueza nacional (PIB): si en 2008, antes de la crisis, los salarios se llevaban el 51,6% de la renta, en 2015 se han llevado sólo el 47,8%, un 4% menos del pastel. Y mientras, los beneficios empresariales han pasado del 42,82% de la renta en 2008 al 43,09% del PIB en 2015, según la Contabilidad Nacional del INE, siendo el tercer trozo, los impuestos, quien también ganan pastel (del 8,8% al 9,23%). Así que los trabajadores ya se llevan menos de la mitad de la tarta (que crece) y las empresas llevan tres años cogiendo más trozo de pastel con sus beneficios. Es hora de repartir mejor.

Pero subir ahora más los salarios no es sólo una cuestión de justicia. Es también una necesidad de la economía, para consolidar la recuperación. Porque si los salarios son bajos, si el sueldo más habitual ronda los 1.000 euros y muchos ganan menos, será difícil que los trabajadores y sus familias gasten y consuman. Y así, las empresas venderán menos y crearán menos empleo, porque creceremos menos de lo que podríamos si los sueldos fueran más altos. Es fácil de entender. Y más si vemos los datos que da el INE, de cómo viven las familias con los bajos sueldos españoles: un 13,7% llega con mucha dificultad a fin de mes, un 39,45% de las familias no pueden afrontar gastos imprevistos, el 40,6% de los hogares no se puede ir ni una semana de vacaciones y un 9,4% de las familias se ven obligadas a retrasar el pago de la hipoteca, el alquiler, la luz o el gas. Así, con esta penuria de salarios, resulta más difícil que España crezca más y cree más empleo estable y no precario.

Pero hay más. Los salarios precarios son un torpedo en la línea de flotación de las pensiones, porque el 92% de los empleos creados desde 2014 son temporales y a tiempo parcial, con sueldos entre un tercio y dos tercios más bajos que los normales (ya bajos). Y así, cotizan muy poco a la Seguridad Social. Baste este dato: la mayoría de los trabajadores por cuenta ajena (un 52%, casi 7 millones de asalariados) cotizan por trabajos temporales o a tiempo parcial, según datos de Empleo. Y de los 3,2 millones de autónomos, un 40% cotizan por bases más bajas que las de los asalariados. Así se explica el mínimo crecimiento de ingresos de la Seguridad Social, a pesar de que se crea empleo, y que el “agujero” (déficit) de las pensiones llegará a 18.950 millones de euros a finales de 2016. Con salarios más altos, subirían las cotizaciones y las pensiones tendrían más ingresos y menos déficit.

En resumen, que los sueldos deben subir más en los próximos años, empezando por el salario mínimo : de momento, el Congreso ha aprobado tramitar una Ley para subirlo a 800 euros en 2018 y a 950 euros para 2020, con el voto en contra del PP y la abstención de C´s. Hay que subir los sueldos no sólo para mejorar el nivel de vida de las familias sino para que se consolide la recuperación, aumente el empleo y se salven las pensiones. Por justicia y por economía. No vale decir que necesitamos sueldos bajos para competir en Europa y en el mundo. Ya los tenemos más bajos. Y además, no sólo hay que mirar los costes salariales, sino también hay que rebajar otros costes (energía, crédito, transportes, impuestos y tasas…) y mejorar la organización de las empresas y sus productos (calidad e innovación) para competir mejor. No podemos jugar a ser la China de Europa en salarios para crecer, a costa de contratos y sueldos precarios. Tenemos que poner en marcha una economía y unas empresas con futuro, que puedan pagar sueldos decentes. Es lo mínimo.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Sigue la "guerra" entre los súper


Los alimentos han moderado su subida en octubre, tras ser lo segundo que más subía en el IPC, por el clima y el récord de turistas. Eso podría consolidar otro aumento este año del gasto en el carrito de la compra, como en 2015, por primera vez desde 2008. Y acelera la “guerra” entre los súper por vendernos sus alimentos y artículos de droguería y limpieza, el segundo gasto de las familias, tras la vivienda. Una guerra que gana de lejos Mercadona: vende tanto como Carrefour, Día y Eroski juntos. Y sin ser el súper más barato, donde ganan el andaluz Dani y Alcampo. Otra “guerra” es la de marcas, donde las “marcas blancas” pierden terreno y suponen ya menos del 40% del mercado. Ahora, la pelea por el carrito se dirime en los alimentos frescos y en Internet, marginal hoy pero donde crecen los intermediarios. Eso sí, las “guerras” entre súper no evitarán que comer sea cada vez más caro, sobre todo en 2017.
 
enrique ortega

El carrito de la compra va este año algo más lleno, aunque apenas suban los salarios, porque hay 478.800 españoles más trabajando que hace un año (aunque sea con contratos precarios) y han venido 6 millones más de turistas hasta septiembre, que también compran. En el primer semestre de 2016, las compras de gran consumo (alimentación, limpieza y perfumería) habían crecido un 2,6%, según datos de Nielsen, superando así el 1,7% de aumento en 2015, el primer año que crecían estas compras desde 2008. Con ello, se espera cerrar el año 2016 con unas ventas que ronden los 75.000 millones de euros.

Los alimentos suponen el 90% de este gasto en el carrito de la compra y el otro 10% son artículos de limpieza e higiene personal, que ahora se compran más en el súper que en droguerías y perfumerías. Comer y beber es el segundo mayor gasto de las familias españolas, tras el gasto en vivienda, agua y energía (31,8%): los alimentos suponen el 15,1% del presupuesto familiar, 4.125 euros por hogar  en 2015, según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. Un gasto que se está recuperando lentamente, tras haberse reducido 500 euros por familia con la crisis (desde 2008).

Las familias españolas gastaron en alimentos para el hogar 67.043 millones de euros en 2015, según el informe del Ministerio de Agricultura, con un ligero aumento del 0,9% que en realidad suponía gastar menos en comida (-1,3%), por la subida de precios (+2,2%). El gasto medio en alimentación fue así de 1.502,9 euros por persona, unos 125 euros al mes. Y casi el 80% del gasto en alimentación se nos va en comprar 10 artículos: carne (21,83% del gasto familiar), pescado (13,38%), frutas frescas (8,91%), derivados lácteos (8,65%), hortalizas frescas (7,57%), pan (5,64%), bollería y cereales (4,19%), platos preparados (3,53%), leche (3,46%) y bebidas refrescantes (2,26%). Llama la atención que aumenta el gasto de las familias en yogures y derivados lácteos, pasta, platos preparados, salsas, frutas y hortalizas transformadas, agua envasada, bollería, cervezas y bebidas alcohólicas, mientras baja el consumo de los alimentos que componen la “dieta mediterránea”: aceite, frutas y hortalizas frescas, carne, pescado, huevos, arroz y pan, junto al café y el azúcar.

En los últimos años se ha agravado una “guerra” comercial entre las empresas para vendernos estos alimentos, además de los artículos de limpieza y perfumería. Y quienes dominan el mercado del carrito siguen siendo los supermercados, que tienen ya un 44,1 % de cuota, según el informe de Agricultura 2015. Les siguen la tienda tradicional (16,4%), las tiendas “descuento” (15,7%), los híper (13,9%) y otros (9,9%), con sólo un 0,8% de los alimentos vendidos por Internet. En las tres últimas décadas, se ha dado un cambio drástico en la venta de alimentos: España ha perdido 70.000 tiendas de alimentación (ahora hay 23.000, la cuarta parte que en 1985) pero tiene 16.900 supermercados más (18.527 hoy) y 377 hipermercados más (449 actualmente). Sólo en la venta de alimentos frescos dominan todavía las tiendas tradicionales (35,3% de las ventas), pero acortan distancia los súper (31,6% de las ventas totales de alimentos frescos).

El secreto del éxito de los súper, frente a las tiendas tradicionales y los híper, es su proximidad, su tamaño (ni demasiado grande ni demasiado pequeño), y su relación calidad-precio, el factor que más valoran los compradores, según el informe de Agricultura. Y al fijarnos en los súper y su “guerra comercial”, resalta el éxito de Mercadona, que consolida su liderazgo año tras año: ya controla el 23,3 % de este mercado de gran consumo (alimentación, limpieza y perfumería), tanto como Carrefour (8,8% de cuota), Día (8,6%) y Eroski (5,9%) juntos, quedando más lejos Lidl (4 %) y Auchan (3,6%) según datos de septiembre 2016 (Kantar Worldpanel). Ya no es sólo que Mercadona cope casi una cuarta parte de las ventas, sino que 9 de cada 10 hogares españoles compran en Mercadona (1.601 tiendas), mientras Día atrae al 65%, Carrefour al 59,3% y Lidl al 56,7% de las familias. Y además de vender más, Mercadona es también la cadena más rentable: vende 9.145 euros por metro cuadrado, el doble que Alcampo y el triple que Día. Una novedad en esta “guerra” desigual de los súper es el auge de los “súper regionales” (Consum, Ahorramás y marcas locales), que ganan cuota (11,2%) y llegan ya al 65% de los hogares españoles.

Mercadona es el líder indiscutible del gran consumo a pesar de que no es el súper más barato. Lo es el supermercado andaluz Dani, seguido de Alcampo (un 1% más caro), Mercadona y Lidl (6% más caros), Maxi Día y Carrefour (7% más caro), según el último estudio sobre los precios del carrito de la compra, realizado por la OCU en 1.193 establecimientos de 63 ciudades. El estudio revela que con la “guerra” entre súper han aumentado las diferencias de precios y ahora es posible ahorrarse 933 euros de media al año según donde compremos. Una diferencia que es mayor en las grandes ciudades (hasta 3.000 euros de diferencia según donde compremos en Madrid) y menor en las pequeñas (276 euros de diferencia en Zamora). De los grandes, el súper más barato es Alcampo y en frescos y online, Mercadona. Y en muchas ciudades, los supermercados locales son los más baratos en muchos productos.

Actualmente, los consumidores ya no miran tanto los precios y empiezan a gastar algo más en calidad y marcas(ver las líderes), otra de las “guerras” entre los súper. Y este año, las marcas blancas, que habían dado un salto enorme con la crisis, se están replegando, en Europa y en España: ya estaban en septiembre por debajo del 40% de las ventas (39,8%), según datos de Nielsen, tras haber llegado a controlar un 42,7% del mercado en 2013. Las razones de que las marcas blancas hayan “tocado techo” son varias. Por un lado, han subido sus precios en los dos últimos años, una vez que tenían “enganchados” a los clientes. Por otro, las marcas de fabricantes han contraatacado, con precios más bajos, ofertas y novedades. Y, sobre todo, los súper líderes, que tienen marcas propias (como Mercadona, Carrefour, Día, Auchan o Lidl) empiezan a ver que los clientes vuelven a las marcas y que con ellas pueden vender más y ganar dinero. Y a su vez, de los 100 grandes fabricantes de alimentación, 66 fabrican sus marcas y a la vez marcas blancas (vea quién), así que con ellas también venden más.

El problema, de cara al consumidor, es que ir a comprar a un súper líder puede “obligarnos” a comprar sólo determinadas marcas, las propias y las de fabricante que les dejen mejores comisiones. De ahí que muchos fabricantes denuncien competencia desleal de algunos supermercados, escondiendo o marginando marcas o simplemente no ofreciéndolas. Y eso va en contra del consumidor, porque la mayoría de artículos innovadores surgen en las marcas de fabricantes (9 de 10). Con todo, las marcas blancas también empiezan a innovar y están muy consolidadas en leche, aceite, latas, pizzas y comida preparada, zumos, helados y artículos de limpieza, mientras no crecen en bebidas, dulces, charcutería envasada, higiene y cuidado personal (sólo 15% ventas). Eso sí, las marcas blancas las compran todas las clases sociales (55,5% de españoles), aunque algo más las clase media y media-baja.

Este año, otra “guerra” de los súper se ha centrado en los alimentos frescos, un nuevo intento de las grandes cadenas por quitar negocio a las tiendas tradicionales. Generalmente, las familias no iban al súper para comprar carne al corte, pescado fresco, frutas y verduras, pero cada vez intentan que también los echemos al carro, con productos casi igual de frescos y a mejores precios. Es la apuesta diferenciadora de Lidl, Día y Mercadona, junto a muchos súper regionales y locales, mientras se han quedado más relegados en esta batalla los híper, por mayores dificultades de aprovisionamiento.

Y también ha despuntado una “guerra” comercial más, que va a explotar a fondo en 2017: la pelea por vender artículos de gran consumo por Internet (alimentos, limpieza y perfumería). España, a pesar de ser un país muy enganchado a la Red, compra poco por Internet y menos todavía alimentos, droguería e higiene: sólo supone un 1,1% de las ventas totales, frente al 4,4% en el mundo, un 1,4% en EEUU, un 4% en China y un 3% en Europa (con diferencias entre el 8% de cesta online en Reino Unido y el 5,3% en Francia). Internet se usa para ver artículos y comparar precios, pero luego, sólo el 21% de los hogares compra alimentos, artículos de limpieza o de higiene por Internet. Seguimos yendo al súper y cargando el coche.

Pero esta situación ha empezado a cambiar, sobre todo desde que Amazon entró en este mercado, en septiembre de 2015, y más desde que incluso vende productos frescos y refrigerados por Internet (julio 2016). Esto ha revolucionado el mercado de la distribución y hay cadenas que ya se han “puesto las pilas, con webs más agresivas y ofertas de entrega más rápida (en 2 horas en Madrid o Barcelona) y menores costes, incluso ofreciendo comprar por Internet y cargarles después las compras en el coche, en el aparcamiento de la tienda. Además, otro acicate para animar las ventas online ha sido la aparición de nuevos intermediarios, nuevas empresas que venden  sus alimentos o los de otros, como Ulabox, Del Súper, Lola Market, Deliberry, Comprea o Tudespensa.com.

La clave para saber si la venta online de alimentos, bebidas, limpieza e higiene va a dar un gran salto en 2017, como algunos vaticinan, es ver qué hace Mercadona, que no parece estar por la labor: sólo vende un 1% por Internet (aunque 1 de cada 5 compras sea online) y pierde entre 30 y 40 millones de euros anuales con este canal. “No es nuestra prioridad”, han dicho, mientras se centran en crecer donde no están: País Vasco, Galicia y Portugal. Pero si los demás avanzan en ofertas de venta online, tendrán que “pasar por el aro” e incluso liderar el camino, sobre todo tras ver que Día se ha aliado con Amazon para vender alimentos online y que tanto Carrefour como Alcampo y el Corte Inglés apuestan por “el carrito online”.

Mientras asistimos a todas estas “guerras” comerciales por ganar nuestro carrito de la compra, sepamos que cada vez será más caro llenarlo. Primero, porque va a seguir habiendo una concentración de la oferta, con fusiones de empresas, buscando más tamaño y más poder frente a proveedores y clientes, como pasa en Europa: en España, los 5 grandes (Mercadona, Día, Carrefour, Eroski y Lidl) copan sólo el 50,6% del mercado, mientras en Portugal controlan el 89%, en Reino Unido el 80%, en Francia el 58% y en Alemania el 55%. Si se fusionan y se hacen más grandes, podrán imponernos más fácilmente marcas y precios. Pero además, crece la demanda de alimentos, dentro de España (con más ingresos y un récord de turistas) y en Europa (nuestras fábricas exportan cada año más), lo que también tira al alza de los precios. Y para “ayudar”, el clima está cada vez más loco, afectando al alza de frutas, verduras y carnes, mientras se hunde el campo y darnos de comer saldrá cada vez más caro. Empezando por 2017, año donde se espera una inflación total del 1,4%, frente al -0,1% de inflación anual media con que cerrará  2016.

Así que cuando vayan a la compra ya saben lo que les espera: las grandes cadenas cada vez se pelean más porque carguen el carro con ellos, sobre todo sus marcas y los frescos. Y van a intentar que compremos más por Internet. Eso sí, pagando más, porque los alimentos seguirán subiendo y más en 2017, cuando “vuelve la inflación”. Así que atentos al carrito.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Las mujeres, discriminadas hasta el año 2186


Han leído bien: las mujeres tardarán aún 170 años en igualarse a los hombres, al ritmo que vamos, según el informe del Foro Económico Mundial. La crisis ha frenado la igualdad de sexos en el mundo y la brecha de género está en el 59%, la mayor desde 2008. España ocupa el puesto 29 en el ranking mundial de desigualdad y las mujeres siguen discriminadas: en el acceso al trabajo, los empleos, el paro, la docencia, las instituciones y la política, en las pensiones y las tareas de casa. Y cobran todavía un 23,2% menos que los hombres: trabajan “gratis” desde el 8 de noviembre hasta fin de año. Vean en este blog las 10 grandes discriminaciones a la mujer en España. Ahora, el mundo debería conseguir  que las mujeres sean iguales a los hombres en este siglo, no en el próximo. En España, urge forzar la igualdad salarial y aplicar políticas de choque para que las mujeres consigan más trabajo y mejores puestos en las empresas. No podemos perder la mitad del talento.

enrique ortega

En España, las mujeres son algo más de la mitad de la población: 23.633.362 españolas, un 50,89% del censo al 1 de enero de 2016 (INE). Y en los últimos 8 años, el número de mujeres ha crecido el doble que el de hombres: +555.908 mujeres frente a +213.576 hombres. Sin embargo, a pesar de que son más habitantes, hay menos mujeres trabajando o buscando trabajo (“activas”), porque muchas se quedan en casa, dedicadas a “sus tareas” y a cuidar a los hijos y a los padres (de los cuidadores familiares de ancianos y dependientes, un 40,7% son mujeres y sólo un 8% son hombres; el resto son cuidadores profesionales). Es la 1ª discriminación: sólo hay 10.606.200 mujeres “activas” (trabajando o buscando trabajo) frente a 12.242.100 hombres. La tasa de actividad femenina (personas de más de 16 años que trabajan o buscan trabajo) es del 53,61% en España, frente al 65,26% en los hombres (EPA tercer trimestre 2016). Eso significa que si en España las mujeres fueran “igual de activas” que los hombres, debería haber 2.685.418 mujeres más trabajando o buscando trabajo.

Supongamos que una mujer no se queda en casa y es “activa”, busca empleo. Pues resulta que tiene más difícil encontrarlo que un hombre. 2ª discriminación: la mujer tarda 4 meses más que un hombre en encontrar su primer trabajo, según un informe del CES. Y eso a pesar de que las mujeres, en general, están mejor preparadas (formadas) que los hombres: hay más mujeres universitarias (un 47% de las que trabajan, frente a un 37,3% de los hombres) y menos mujeres con poca formación, sólo con la ESO o sin haberla acabado (el 28% de las mujeres que trabajan y el 38,4% de los hombres), según los datos última EPA.

Una vez conseguido un empleo, son muchas menos las mujeres que trabajan. 3ª discriminación: hay 8.696.800 mujeres trabajando frente a 11.950.200 hombres, según la EPA del tercer trimestre. Son 6 hombres trabajando por cada 4 mujeres. Eso significa que los hombres tienen una tasa de empleo del 66,59% (trabajan 2 de cada 3 hombres que tienen entre 16 y 65 años) mientras la tasa de empleo femenino es sólo del 55,64% (trabajan poco más de la mitad de las mujeres en edad de trabajar). Si hubiera “igualdad”, deberían trabajar 2.176.240 mujeres más en España.

En toda Europa, la tasa de actividad y de empleo de las mujeres es más baja que la de los hombres, pero la situación de la mujer en España es comparativamente peor. Así, la tasa de empleo de la mujer española (ese 55,64%) es la cuarta más baja de Europa, sólo por detrás de Grecia (43,7%), Italia (48,5%), Malta (52,5%) y Croacia (53,3%), según Eurostat. Y está muy alejada de la tasa de empleo femenina de la UE-28 (61,4%) y de la zona euro (60,3%). Y no digamos de Alemania (el 70,4% de las mujeres trabajan) o Reino Unido (68,7%).

Centrémonos ahora en esa mitad de mujeres españolas que trabajan. La mayoría lo hacen en 6 sectores "marginales", que suelen estar mal pagados: empleadas domésticas y de limpieza (14,5%), cuidadoras y servicios personales (10,1%), dependientas de comercio (8,4%), gestión administrativa (6,4%), hostelería (6,1%) y auxiliares administrativas (4,6%). Y 4ª discriminación: las mujeres tienen más contratos precarios que los hombres. Las mujeres tienen más contratos temporales (el 27,22% de todos sus contratos, frente al 26,71% los hombres) y, sobre todo, muchos más contratos a tiempo parcial: un 23,11% de todos sus contratos (1.944.700 mujeres) son por horas o días, frente a un 7,44% en los hombres (752.400 trabajan a tiempo parcial), según la última EPA. Y si hay casi el triple de mujeres que hombres trabajando a tiempo parcial no es porque ellas lo quieran así: más de 1 millón de esas mujeres (el 55%) trabajan por horas porque no han encontrado otra cosa.

Y claro, si las mujeres trabajan en sectores marginales y con contratos precarios, el resultado es que sus sueldos son peores. 5ª discriminación: las mujeres tienen un sueldo que es un 23,2% más bajo que el de los hombres (en Europa, la brecha salarial de las mujeres es del 14,9%). Ganan de media 19.774 euros brutos al año frente a 25.727 euros los hombres, 5.953 euros menos al año según el INE (última Encuesta de salarios 2014). Y si trabajaran las mismas horas, también habría discriminación, porque el salario por hora de las mujeres es un 14% inferior.  Esto significa que las mujeres trabajan “gratis” una media de 54 días al año, por lo que los sindicatos han hecho campañas denunciando que desde el 8 de noviembre hasta fin de año las mujeres trabajan “gratis”. Y además, las mujeres mileuristas (ganan menos de 1.215 euros brutos) duplican a los hombres (41,1% asalariadas frente al 19,8% de hombres asalariados). Y también hay el doble de mujeres que hombres que ganan sólo el salario mínimo (655,20 euros al mes en 14 pagas): 1,5 millones de mujeres frente a 739.000 hombres.

Pero ya no es sólo que las mujeres ganen menos en su trabajo. Es que, además, no suelen ascender a puestos directivos ni llegan a los Consejos de Administración, a pesar de que están más preparadas. 6ª discriminación: el 67% de las empresas españolas no cuenta con ninguna mujer en puestos directivos, según datos de Informa. Y sólo un 18,5% llega a los Consejos de Administración de las grandes empresas del IBEX, frente a un 20/25% en el resto de Europa y al 40% que propone la Comisión Europea. Y lo mismo en casi todos los ámbitos, desde la Universidad (20% de catedráticas y 40% de profesoras) a la Judicatura o la política (39,4% de diputadas y 5 mujeres de 13 ministros).

Y vayamos a las mujeres que no trabajan y están en paro: son 2.191.400 mujeres desempleadas frente a 2.129.400 parados hombres, según la EPA. Y como ya pasaba antes de la crisis, la tasa de paro femenino (% de paradas sobre mujeres activas) es superior a la de los hombres. 7ª discriminación: hay un 20,66% de mujeres en paro frente a un 17,39% de hombres, según la EPA del tercer trimestre. Y aquí, de nuevo, la situación de la mujer española es peor que la de la mujer europea. Por dos razones. Una, porque el paro femenino en España duplica el paro femenino europeo: 10,3% en la UE-28 y 8,7% en la zona euro (3,8% en Alemania y 4,9% en Reino Unido), según Eurostat. Y la segunda, porque en Europa no hay tanta diferencia entre la tasa de paro femenina (8,7%) y la masculina (8,3%).

Otra diferencia con Europa es que las paradas en España llevan más tiempo sin trabajo: aquí, el 57,66% de las paradas llevan más de un año en el desempleo (y el 55,5% de los parados hombres), frente al 49% de las paradas europeas, según Eurostat. Eso hace que a muchas mujeres españolas se les haya acabado el paro (500.000 llevan más de 3 años paradas) y no cobren el desempleo. 8ª discriminación: sólo el 49,18% de los que cobran el paro son mujeres, según datos del SEPE, cuando ellas son el 50,72% de todos los parados. Y además, como ganan y cotizan menos que los hombres, cobran también menos subsidio de paro, un 15% menos de media, según los últimos datos del SEPE.

Y sigamos con la vida de las mujeres. Trabajen en una empresa o estén en paro, les toca atender la casa y a los hijos. 9ª discriminación: las mujeres trabajan más que los hombres en el hogar y atendiendo a sus hijos. En las tareas del hogar, el 91,9% de las mujeres trabajan una media de 4,29 horas al día frente a 2,32 horas de sólo el 74,7% de los hombres, según los datos del INE. Y en cuanto a los hijos, son las mujeres las que piden las bajas por maternidad (en 2016, sólo un 8,96% de padres las han pedido) y las que abandonan incluso el trabajo para cuidar a sus hijos (lo han hecho el 23% de las mujeres trabajadoras frente a sólo un 4,8% de los hombres).

Y avancemos ahora en la vida de las mujeres españolas, hasta el momento en que se jubilan. 10ª discriminación: las mujeres se jubilan más tarde que los hombres y con menos pensión. De media, las mujeres se jubilan a los 64,7 años, casi un año más tarde que los hombres (63,8 años), según los últimos datos del Ministerio de Empleo. Y como lo hacen con sueldos más bajos y menos tiempo cotizado (porque empiezan a trabajar más tarde y muchas interrumpen el tiempo de trabajo para cuidar a sus hijos), el resultado es que las pensiones de jubilación de las mujeres son un 30% más bajas: 937,36 euros de jubilación media las mujeres frente a 1.335,90 euros los hombres, en todos los regímenes (y 1.022 frente a 1.568,98 en el régimen general). Y la pensión media de viudedad es de 639,81 euros mensuales (y un 92,45% la cobran mujeres). Además, si miramos los datos del Ministerio de Empleo, observamos dos discriminaciones más. Una, que las mujeres tienen más pensiones bajas: el 53% de las mujeres reciben una pensión inferior a 655 euros mensuales, frente al 25% de los hombres. Y la otra, que sólo 1 de cada 3 pensiones de jubilación la recibe una mujer: hay 3.619.273 pensiones para hombres y 2.144.711 para mujeres.

Para terminar, las mujeres tienen que vivir con pensiones más bajas durante más años que los hombres, porque son más longevas, viven 5 años más: la esperanza de vida de las mujeres es hoy de 85,41 años mientras en los hombres es de 79,94 años, según el INE. Eso significa que las mujeres han de mantenerse casi 21 años desde que se jubilan y los hombres 16 años. Pero es que dentro de 50 años, la esperanza de vida de las mujeres llegará a los 91,64 años frente a los 88,60 años que vivirán de media los hombres, según las proyecciones del INE. Así que las mujeres ancianas se las tendrán que ingeniar para sobrevivir casi 25 años desde que se jubilen (a los 67 años), frente a 21,6 años los hombres. Y eso, además, con unas ayudas a la Dependencia recortadas e insuficientes, que en un 65% son para mujeres ancianas o dependientes.

Hemos seguido el rastro a las 10 principales discriminaciones de la mujer en España, con datos oficiales donde se ve que “ser mujer en España es un mal negocio”. Claro que la discriminación de la mujer se da en todo el mundo y también en Europa, donde hay menos mujeres activas que hombres (51,30% frente a 64,40%), menos empleadas (61,4% frente a 71,8%) y más paradas (8,7% frente a 8,3%), con menos sueldo (un 14,9% menos) y menos promoción en las empresas. Y en todo el mundo, con la crisis, la mujer ha perdido terreno frente al hombre, captando menos empleos nuevos, con peores salarios y más precariedad. Y también se ha dado marcha atrás, desde 2008, en educación, salud y poder político, según el Informe global de la Brecha de Género 2016, elaborado por el Foro Económico Mundial. De hecho, sitúa la brecha de desigualdad (económica, educativa, sanitaria y política) en el 59%, la tasa más alta desde 2008. Y este informe coloca a España en el puesto 29 en el ranking mundial de desigualdad por género entre 144 paises, por detrás de 14 paises europeos (Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia, los 4 más igualitarios del mundo, Irlanda, Eslovenia, Suiza, Alemania, Holanda, Francia, Dinamarca, Reino Unido, Estonia y Bélgica).

El informe sobre la brecha de género del Foro Económico Mundial señala su preocupación por el futuro, no sólo porque los avances en la igualdad son muy lentos sino porque la desigualdad se puede agravar por los avances tecnológicos, que van a recortar 5 millones de empleos en todo el mundo para 2020, según la OCDE, por la “cuarta revolución industrial”. De ahí que proponen tomar medidas más decididas contra la discriminación de género en todo el mundo, porque al ritmo actual, la igualdad de sexos no llegará hasta el año 2186, dentro de 170 años, según este informe del Foro Económico Mundial.

La perspectiva es aterradora para las mujeres, que llevan un siglo peleando activamente por sus derechos económicos, sociales y políticos. Por eso, urge tomar medidas efectivas en pro de la igualdad, a nivel mundial (como se ha hecho en la lucha contra el Cambio Climático) y en España. Los sindicatos piden ya al nuevo Gobierno que se pacte y apruebe una Ley de igualdad salarial, para que las mujeres ganen lo mismo que los hombres. Y también plantean que hay que llevar los Planes de igualdad a la mayoría de las empresas: la Ley de igualdad de 2007 (Zapatero) obliga a aprobar estos planes a las empresas de más de 250 trabajadores, pero quedan fuera más de 3 millones de empresas, donde trabajan el 99% de las mujeres. En estas empresas habría que pactar Planes para mejorar la situación laboral de las mujeres, desde las políticas de selección de personal a la promoción interna, sin olvidar temas como salarios, horarios, bajas y conciliación.

Pero no basta con buscar la igualdad laboral en las empresas. El Gobierno debe ayudar, con medidas como la promoción de guarderías, que en España son insuficientes y caras. De hecho, nuestro país dedica sólo el 0,6% del PIB al gasto público en guarderías, la mitad que Francia (1,2% PIB) o Reino Unido (1,1%). Y hay que buscar recursos para que los hombres se puedan tomar un permiso de paternidad de 4 semanas (como preveía la Ley de igualdad para 2011). Y en paralelo, hay que legislar para que haya unos horarios más racionales, que permitan dejar de trabajar antes de las 6 de la tarde. Y también, imponer cuotas obligatorias para promover a la mujer en los Consejos de las empresas y en muchos puestos institucionales. Está claro que “imponer cuotas” es discutible, pero resulta evidente que es una forma efectiva de avanzar: Italia aprobó cuotas en 2011 y las mujeres en Consejos de empresas han pasado del 6% a casi el 30% en sólo cinco años. Además, urge  que el Gobierno apruebe un Plan de choque contra el paro, donde una de sus prioridades sea recolocar a las mujeres, sobre todo a las que llevan más años sin trabajar.
Estas medidas y otras propuestas por la OIT han de pactarse, tras un gran debate sobre uno de los grandes problemas pendientes, del que se habla mucho y se avanza poco. No podemos esperar otros 170 años para resolverlo. Perdemos el talento de la mitad de la población y eso, además de injusto, es un gran despilfarro para el país. Hay que afrontar de verdad, con medidas eficaces, esta gran asignatura pendiente: la igualdad entre sexos. Para que nuestras tataranietas, al menos, vivan igual que los hombres. No es mucho pedir.