jueves, 31 de marzo de 2016

España: demasiados autónomos y pymes


Rajoy, en funciones, sigue presumiendo de que su Gobierno ha creado más empleo que nadie en Europa. Pero no dice dos cosas. Una, que ahora trabajan 58.800 españoles menos que cuando llegó a Moncloa en 2011. Y otra, que el empleo creado ha sido sobre todo de autónomos, personas que montaron un negocio para huir del paro, mientras hay muchos menos asalariados trabajando. Y este tirón de los autónomos es “pan para hoy y hambre para mañana”, porque el 61% acaba cerrando antes de 5 años. Y los que sobreviven, lo hacen en precario, con bajos ingresos, poco empleo, mínimas cotizaciones y bajas pensiones. Tenemos un problema de fondo: hay demasiados autónomos y pymes (94,5% de las empresas), responsables del 40% del empleo, mientras en Europa emplean sólo al 29% (y en Alemania al 19%). Eso implica un empleo menos estable y duradero, menos productividad e innovación, menos crecimiento. Urge que el futuro Gobierno promueva fusiones: más empresas medianas y grandes y menos autónomos y pymes. Porque el tamaño importa y mucho.
 

enrique ortega


Rajoy no deja de “hacer campaña” ni estando en funciones y siempre utiliza el empleo creado como “el gran balance económico” de su Legislatura. Pero aunque se ha creado empleo neto en 2014 y 2015, en los dos años anteriores se perdió más, con lo que el balance de ocupados en su Legislatura es negativo: a finales de 2015, había 58.800 españoles menos con trabajo (18.094.200, según la EPA) que en diciembre de 2011 (18.153.000). Pero el balance de su Legislatura sería aún peor si no fuera por el fuerte aumento del número de autónomos, de trabajadores independientes o empresarios sin asalariados: han aumentado en 141.400 entre 2011 y 2015, según la EPA, mientras caía mucho más el número de asalariados (-161.700). Y España ha sido el tercer país europeo donde más han crecido los autónomos en estos años, tras Reino Unido y Francia, el doble que la media europea.

Una gran parte de los nuevos autónomos son parados (sobre todo menores de 30 años) que han cobrado el paro de una vez y han montado un pequeño negocio. Otros son “autónomos temporales”, que se dan de alta para ofrecer un servicio coyuntural a una empresa (2 de cada 3 empresas subcontratan autónomos, según un estudio de Infojobs y Tower Lane). Y en muchos casos, se trata de “falsos autónomos”, personal que trabaja casi en exclusiva para una empresa pero cotizando como autónomos. Se estima que hay unos 250.000 falsos autónomos, sobre todo en la construcción, el turismo y la hostelería y muchos profesionales.

El Gobierno Rajoy se lanzó desde 2012 a promover este “boom” de los autónomos (reales y ficticios) porque así bajaba las cifras de parados y “creaba empleo”. Para ello, además de facilitar el cobro del desempleo de una sola vez, ha utilizado el gancho de la “tarifa plana” de 50 euros en la cotización de los autónomos a la Seguridad Social, aunque con truco: es sólo para los primeros 6 meses. Y además de ser una rebaja temporal, esta tarifa plana ha provocado un agujero de más de 600 millones a las cuentas de la SS, lo que ha agravado su déficit y obligado a echar mano de la “hucha de las pensiones”.

Con todo, el problema de fondo es que toda esta política del Gobierno Rajoy de “promover a los emprendedores”, de convertir parados en autónomos, además de costosa es poco efectiva. Porque la mayoría de los autónomos, el 61%, “no cuajan”. De hecho, el 27% de los nuevos autónomos sólo sobrevive un año, el 60% dos años, el 51% tres años, el 45% cuatro años y sólo el 39% de los autónomos sobreviven a los 5 años, según un informe de la Fundación BBVA e IVIE. O sea, que dos tercios de los nuevos autónomos creados durante la Legislatura de Rajoy cerrarán su negocio antes del final de la próxima Legislatura. Un despilfarro de esfuerzos e ilusiones.

Las razones de tan “alta mortalidad” entre los nuevos autónomos son varias: muchos negocios se montan con poco dinero (5.000 euros es lo habitual), sin formación (el 43,5% de los autónomos tienen sólo estudios básicos, frente al 23,8% en la UE) y sin tener un Plan de negocio, en actividades poco innovadoras (tiendas, bares, Webs…) y con poca tecnología (el 90%), que además crean poco empleo (en el 57% de los proyectos sólo está ocupado el propio autónomo y otro 36% tienen entre 1 y 5 empleados). Basta ver el perfil de los nuevos negocios que se están creando, según detalla el estudio GEM 2014, para entender por qué la mayoría duran pocos años: prestan servicios a consumidores locales, la mitad no emplean a nadie más, 7 de cada 10 están en el sector servicios, 6 de cada 10 no innovan, 7 de cada 10 no tienen vocación internacional y la mayoría no aspiran a crecer.

Los autónomos que sobreviven tampoco lo tienen fácil. Por un lado, pierden más empleo que las empresas más grandes: de cada 100 autónomos dados de alta en 2007, 37 sobrevivían a los 5 años, pero sólo habían contratado a 26 personas, con lo que se mantenía el 63% del empleo inicial, según el estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Y han sufrido más duramente la crisis, por la mayor caída de ventas, la alta morosidad y la falta de financiación: aún hoy, sólo un tercio de los autónomos piden dinero a los bancos (y se lo dan al 62%). Y declaran a Hacienda unos ingresos medios de 9.100 euros al año, que aunque en parte camuflen la realidad son la mitad de lo que declaran los asalariados (18.692 euros anuales). Tal es así que CCOO calcula que un 35,5% de los autónomos españoles están en el umbral de la pobreza.

Cobran menos y también cotizan menos a la Seguridad Social (un 80% en mínimos), con lo que reciben unas pensiones más bajas: 691,49 euros de jubilación en 2015, casi la mitad que un pensionista del régimen general (1.171 euros). Ante estas bajas pensiones, han caído los autónomos que se jubilan (sólo 3.063 en 2015) y retrasan su retirada lo más posible, mientras muchos de los que abandonan tampoco cobran el paro, ya que tienen que haber cotizado al desempleo al menos un año y cotizar 4 para cobrar un año de paro. Además, las Mutuas (que son las que pagan este paro) rechazan la mayoría de solicitudes.

Como se ve, ser autónomo no es ningún “chollo”, aunque sirva al Gobierno para bajar las cifras de paro y decir que ha creado mucho empleo. Pero sobre todo, un exceso de autónomos no nos ayuda a salir de la crisis. Porque uno de los problemas de fondo de España, ahora y en los años de bonanza, es su estructura empresarial: tenemos un exceso de autónomos y pymes y eso es negativo para el empleo, la productividad y el crecimiento, según los expertos. En total, de las 2.779.146 empresas censadas a 1 de enero de 2015, había 1.090.021 empresas con 1 a 9 trabajadores y 1.537.788 autónomos sin asalariados. En total, un 94,5% de microempresas (0-9 trabajadores), cuando en Europa son el 92,5% y en los países más competitivos, muchas menos: un 81,8% de micropymes en Alemania y un 89,4% en Reino Unido, aunque nos acercamos a Italia (94,4%) y Francia (93,9%), según datos de Eurostat. En empresas pequeñas (10-49 trabajadores) tenemos menos (5,4% España frente a 6,6% la UE-28, 8,7% Gran Bretaña y 15,1% Alemania) pero en empresas medianas (50-249 trabajadores) tenemos muchas menos: 0,7% del total en España frente al 1,1% UE-28, 2,6% en Alemania,1,5% en Gran Bretaña, 0,8% en Francia y 0,5% en Italia. Y donde hay una diferencia es en las grandes empresas (+250 trabajadores): en España son sólo el 0,1% del total (3.918 empresas en 2015), la quinta parte que en Alemania (un 0,5%, unas 9.000 empresas) y menos que Reino Unido (0,4%) y Francia (0,2%), aunque igual  que Italia (0,1%).

España es también diferente” en el tamaño de las empresas, con un exceso de “microempresas” y autónomos y pocas medianas y grandes empresas. Y por eso, hay demasiado empleo que depende de las microempresas: el 40,5% en España, frente al 29,5% en Europa (y sólo el 19,2% en las pymes alemanas y el 17,3% en las británicas). Un empleo muy inestable: todos los estudios revelan que las pymes han perdido más empleo en la crisis, porque son las menos productivas e innovadoras. De hecho, sólo el 42% de las microempresas (1-9 trabajadores) sobreviven a los 5 años, mientras lo logran el 54% de las empresas con más de 10 trabajadores y el 70% de las grandes empresas, según el estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Las empresas medianas y grandes “viven más” porque son más productivas, porque aprovechan mejor las “economías de escala” (al producir más, les bajan los costes medios), emplean a trabajadores más formados, utilizan más capital, tienen mejor financiación, están mejor organizadas, innovan más y están más volcadas a la exportación que las pymes, según un completo estudio de la Caixa.

España es un país menos competitivo (estamos en puesto 13 del ranking europeo de productividad) por nuestra estructura económica pero también  porque tenemos más autónomos y micropymes: si nuestras empresas tuvieran un tamaño similar a las alemanas, nuestra productividad aumentaría un 13% sólo por eso. Y si nuestras empresas hubieran sido tan grandes como las de Gran Bretaña, se habrían salvado 500.000 empleos en esta crisis, según cálculos del Círculo de Empresarios. Así que el tamaño sí importa. Y mucho. Porque otro de los problema de fondo de España es que fabricamos en sectores con baja y mediana tecnología, ocupando el último lugar en el ranking europeo en sectores de tecnología alta y media-alta. Y precisamente, estos sectores de futuro suelen estar ligados a grandes empresas, que nosotros apenas tenemos. Y otro factor clave para crecer,la exportación, también está muy ligado al tamaño de las empresas: sólo exportan el 0,9% de las microempresas, frente al 44% de las pequeñas, el 79% de las medianas y el 88% de las grandes empresas.

Parece claro, con tantos datos abrumadores, que aumentar el tamaño de nuestras empresas es clave para el futuro, que no tiene sentido perseverar sin más en el “culto a lo pequeño”, hacer “demagogia” con emprendedores y pymes, como ha hecho Rajoy y la mayoría de los políticos. Es “un espejismo”. El objetivo debería ser, según el estudio de la Fundación BBVA e Ivie, promover que autónomos se conviertan en pymes, que pymes creen empresas medianas y que la fusión de negocios medianos aumente el número de grandes empresas. Ganar tamaño a todos los niveles. Es lo que pretende la iniciativa Proyecto Cre100do: ayudar a 100 empresas medianas de distintos sectores económicos a convertirse en grandes en cinco años.

El próximo Gobierno debería poner en marcha un Plan similar más ambicioso, para que las empresas españolas ganen tamaño, para reducir el “raquitismo empresarial. Porque no podemos competir en un mundo global  ni crear empleo suficiente cuando el 97,6% de nuestras empresas facturan menos de 2 millones de euros anuales y sólo hay 500 empresas que facturan más de 250 millones. Hay que ganar tamaño a todos los niveles, aumentando el número de medianas y grandes empresas, para que “tiren” de las pymes, dentro y fuera de España. Para ello, urge poner en marcha un Plan de ayudas fiscales y financieras que promuevan las fusiones de empresas, sector a sector.  Y revisar la normativa y las ayudas públicas, porque muchas perjudican a las empresas cuando ganan tamaño, exigiendo más controles y requisitos que les disuaden de crecer.

Hace falta un gran acuerdo político y social para conseguir empresas más grandes sin por ello abandonar a los emprendedores y las pymes. Crear una estructura empresarial más sólida, que compita mejor, innove, exporte y cree más empleo. Y eso pasa por tener más empresas grandes y medianas, menos autónomos y pymes. Porque el tamaño importa y mucho.

lunes, 28 de marzo de 2016

Cada vez más "enganchados" a Internet


Casi 8 de cada 10 españoles adultos se conectan habitualmente a Internet, seis veces más internautas que hace quince años, aunque seamos algunos menos que en Europa. También crece el acceso de los niños entre 4 y 13 años: un 61% se han conectado el último mes, según el EGM. Y además, cada vez pasamos más tiempo en Internet: la mayoría entra varias veces al día y un 40% está más de 4 horas conectado: leyendo noticias, viendo vídeos, películas o TV, en las redes sociales, buscando mapas y ocio, oyendo música, jugando o leyendo libros, haciendo gestiones o descargando software, casi todo ello “gratis total”. Eso sí, usamos poco Internet para formarnos, buscar trabajo o comprar, mientras crece la banca online. Los internautas se quejan del exceso de publicidad en la Red y temen por su privacidad, mientras un 30% tiene problemas de seguridad. Y la mayoría defiende votar por Internet. Eso sí, hay menos contactos personales y somos muy Redependientes. Cuidado.
 

enrique ortega


Año tras año, Internet crece de forma imparable. Si a principios de este siglo (año 2000) había en España 4,3 millones de internautas, 2015 se ha cerrado con unos 27,5 millones, más de 6 veces más en sólo quince años. Eso supone que el 79% de los hogares españoles está conectado a Internet, según el EGM 2015, cuando en el año 2.000 no llegaban al 20%. Un porcentaje aún inferior a la media europea, con un 82% de hogares conectados, lo que coloca a España en el lugar 19 del ranking europeo de internautas. Con todo, la mayor brecha digital con Europa no está en los particulares sino en las empresas españolas, sobre todo en las pymes, especialmente las “micropymes” (1-9 trabajadores): sólo el 66% tiene acceso a Internet y sólo un 30% tienen página Web, según el último informe de la Fundación Orange.

Pero los españoles de a pie somos cada vez más internautas: son casi 30 millones los que usaron Internet el último mes y 27,5 millones los que lo usan diariamente, según los últimos datos del EGM 2015. Y además, los internautas españoles ya tienen “antigüedad”: el 80% llevan más de 10 años en la Red (empezaron antes de 2005), un 15,6% entre 5 y 10 años y un 2,3% entre 3 y 5 años, según el reciente estudio Navegantes en la Red 2015, elaborado por AIMC a partir de una exhaustiva encuesta a 17.928 internautas. Y un hecho muy llamativo: cada vez hay más niños que acceden a Internet: el 61% de los niños de 4 a 13 años se ha conectado a Internet en el último mes (el 28,5% a los 4 años y el 86,1% a los 13 años), según los datos del EGM 2015, que revela cómo estos niños se conectan sobre todo en su casa (55 al 88%, según la edad), en su colegio (16 al 31%) y en otro lugar (8 al 21%), porque cada vez los niños tienen antes un teléfono inteligente (a los 12 años, el 70%). Eso sí, la mayoría de los padres (56%) no usan sistemas de control parental de sus hijos en la Red.

Otro dato revelador de la encuesta AIMC es que estamos muy “enganchados” a Internet: el 90,1% de los internautas se conecta varias veces al día y otro 8,2% todos o casi todos los días. Y además, están mucho tiempo conectados: el 40% de internautas está 4 horas o más cada día e incluso hay un 14,3% que está conectado más de 8 horas diarias, siendo una minoría (12%) los que se conectan menos de una hora al día. Un gran cambio: la vía principal de acceso a Internet es ya el móvil (para el 93,9% de internautas), seguido de lejos de la conexión a través del ordenador portátil (76,1%) o sobremesa (71,4%), y a más distancia, la conexión a través de la tablet (59,1%) o videoconsola (15%). En general, están satisfechos con su conexión a la Red y le dan una nota de 3,56 sobre 5.

¿Para qué nos conectamos a Internet? Básicamente para “navegar” por la Web (96,9% internautas) o hacer una búsqueda (84,7% en Google) y para conectarnos vía correo electrónico (91,4% internautas), 83 de cada 100 a través de Gmail y el 60% recibe entre 11 y 100 correos “spam” a la semana, o por mensajería instantánea (57,5%), otro gran cambio: 91,6% a través de WhatsApp, 52,9% con Facebook Messenger y 37,4% con Skype. Sólo una minoría utiliza Internet para intercambio de archivos P2P tipo e-Mule (18,2%), para chatear (17,1%), hacer llamadas de teléfono (12,6%) o transferir archivos vía FTP (8,7%). Eso sí, el estudio AIMC revela que el 72% de los internautas utilizan ya el almacenamiento en la nube.

A la hora de navegar por la Red, la principal actividad de los internautas es leer noticias (89,9%), según el estudio AIMC 2015. Y un dato estremecedor para los medios: el 46,2% de los internautas sólo ve la versión electrónica de los periódicos (eran el 36,5% en 2013) y un 26,3% nunca lee un periódico en papel. Las siguientes actividades de los internautas tienen que ver con el ocio: ver vídeos (85,6%), consultar mapas y callejeros (75,6%), previsiones del tiempo (73,7%), oír música sin descargarla (57,3%), consultar carteleras (51,1%), ver TV por Internet (50,4%) y ver películas sin descargarlas (45%). Le siguen las gestiones online con la Administración (43,6% de internautas), la búsqueda de información sobre salud (40,3%), la descarga de software (38,1%) y la consulta de información financiera (36%).

Llama la atención que Internet apenas se use para buscar empleo (sólo el 26,9% de internautas), menos que para consultar Webs porno (30,1%) y casi lo mismo que los juegos (25% internautas). Y que se use poco para formación (33,6%): dos de cada tres internautas no ha seguido ningún curso online en el último año, aunque hay muchos gratuitos. Eso sí, la mitad de los internautas ve la TV por Internet y el 44% oyen la radio por la Red, mientras el 55,4% de internautas reconoce que no van al cine nunca o casi nunca.

Lo que está claro con la Encuesta AIMC es que los internautas se han acostumbrado a no pagar por el ocio en la Red, que apuestan por el “gratis total” al leer noticias (87,6% de internautas, sólo el 9,9% paga), jugar online (76,2% gratis, sólo 11,3% pagan), descargarse música (87,9% gratis, sólo 5,7% de pago), películas (89,5% gratis, 3,1% de pago) o libros electrónicos (72,1 % gratis, 13,7% de pago). Un dato revelador es que el 60% de los accesos a Webs de música, películas, videojuegos, series, libros y fútbol fueron ilegales, “piratas”, en 2015, según datos del Observatorio de la Piratería, que cifra el valor de lo pirateado en 23.265 millones de euros anuales. Eso sí, está creciendo la TV de pago, por el fútbol y las series, que ya abonan el 45% de internautas. También crecen las aplicaciones gratuitas para móviles, que se consultan varias veces al día (el 59,2% internautas).

Los internautas españoles han disparado su acceso a las redes sociales, sobre todo porque España es el cuarto país del mundo con más teléfonos inteligentes (un 85% de internautas), sólo por detrás de Singapur (89%), Corea del Sur (88%) y Noruega (87%). Y el móvil es la vía preferida para conectarse con amigos (75,6%) y familiares (49,2%), informarse (53,4%), seguir hobbies (42,2%) o hacer contactos profesionales (38,9%), sobre todo en Facebook (87,4%), Twitter (45,9%), Instagram (30,7%), 29,6% Google+ y 27,6% Linkedin, según la encuesta AIMC. Destacar que 3 de cada 4 internautas conecta diariamente con las redes sociales (y otro 10,7% una vez a la semana), lo que convierte a España en el tercer país europeo con más presencia en las redes sociales, con casi 20 millones de internautas, que están más de media hora al día (49%) y algunos (1,2%) incluso más de 8 horas diarias.

Los internautas todavía compran poco por Internet (30% en la última semana y 33% el último mes), aunque 3 de cada 4 usan la red para informarse antes de hacer compras físicas. La mayor parte de las compras son de electrónica (11,5%), billetes (9,7%), alojamiento (9,7%), ocio (9,5%), ropa (9,4%), ordenadores (6,2%) y telefonía (6%). La mayoría paga con tarjeta de crédito (6%), PayPal (50%) o transferencia (12,4%), mientras crecen las compras entre particulares (35%) y a empresas de economía colaborativa, alquileres y coches (24%). Y sorprende que se opere cada vez más con bancos online: un 84,4% de los internautas los han usado el último mes, la mayoría para hacer consultas y transacciones a la vez.

Con todo, la seguridad es una de las grandes preocupaciones de los internautas españoles, quizás porque el 30% sufrieron algún problema en 2015, según un estudio de Eurostat (en Europa, los problemas de seguridad afectaron al 25% de internautas). La gran mayoría (86,8%) tiene un antivirus en el ordenador de sobremesa, pero menos en el portátil y el móvil. Otro problema que preocupa a los internautas es la privacidad (32,2%), el posible mal uso de sus datos personales por las empresas y los Gobiernos. También se quejan del exceso de publicidad en la Red (59,4%), de la baja velocidad y calidad del acceso a Internet (51,8%) y de su alto coste (46,7%). Finalmente, los internautas destacan el potencial de Internet para opinar en la red y aportar material (la mayoría sube contenidos, fotos, vídeos), además de colaborar en campañas ciudadanas (el 25% ha firmado peticiones en la Red). Y una mayoría (57,7%) está a favor de votar en las elecciones por Internet.

Como puede verse con esta radiografía, los internautas utilizan mucho Internet y no pueden vivir sin conectarse a la Red, sobre todo los más jóvenes, para informarse, entretenerse y hablar con amigos y familiares. Falta en muchos casos sacar un mayor fruto profesional de la Red, para mejorar la formación, estudiar temas a fondo y mejorar la empleabilidad. Y existe el riesgo de unos niños muy conectados desde edades tempranas sin control familiar. Otro gran reto es la digitalización de las empresas, sobre todo las pymes, una asignatura pendiente que podría aportar hasta 40.000 millones extras al crecimiento de la economía española, utilizando más la Red para comprar y vender, para relacionarse con proveedores y clientes.

En poco más de una década, Internet ha invadido nuestras vidas y las de nuestras familias, amigos y empresas, ganando peso día a día. Tras este “boom” quizás sea la hora de ordenar un poco este crecimiento, con planes públicos y empresariales para un uso racional y eficiente de la Red. Y un examen de conciencia, internauta a internauta: la Red no es un fin, sino un medio para mejorar nuestra vida. Quizás estemos demasiado “enganchados” a Internet y nos relacionemos poco personalmente. Ojo: no seamos Redependientes.

jueves, 24 de marzo de 2016

Crece el carro de la compra


Los españoles vamos con más alegría a la compra, tras estos años de crisis donde hemos llenado menos el carrito de casi todo, también de menos comida. En 2015, el consumo del hogar creció un 1,7%, el mayor aumento desde 2008. Compramos más alimentos frescos pero menos carnes, quizás por el informe de la OMS. Y ya no nos fijamos tanto en los precios, aunque seguimos volcados en las ofertas y las “marcas blancas”, cuyas ventas se han estabilizado. Para 2016, se espera otro aumento del consumo en el súper, no sólo de comida sino también de artículos de perfumería y cuidado personal. Eso sí, compramos poca comida por Internet, el gran reto pendiente de los grandes supermercados. Mientras, Mercadona, Día, Carrefour y Lidl crecen y acaparan casi la mitad de las ventas totales, imponiendo marcas y subiendo precios ahora que repunta el consumo. Y entre esa concentración en el súper y el cambio climático (malas cosechas), comer vuelve a ser más caro.
 

enrique ortega


Llenar el carro de la compra es el segundo mayor gasto de las familias españolas, tras el gasto en vivienda, agua y energía (32,4%): supone un 14,9% del presupuesto total, 4.028 euros de media en 2014, según la Encuesta de presupuestos familiares del INE. Y con la crisis, la mayoría de las familias restringieron este gasto de consumo, incluso de alimentos, para sacar dinero para pagar gastos más urgentes, como la casa, la luz, el teléfono o el colegio. Ahora, los datos recientes indican que las familias ya compran algo más: en 2015, el gasto de los españoles en alimentación, limpieza y perfumería ha sido de 71.000 millones de euros, un 1,7% más que en 2014, el mayor aumento de gasto desde 2008 (+4,6%), según el informe Nielsen 360. Si descontamos que el precio medio del carrito de la compra subió un 0,7%, eso significa que los españoles hemos comprado un 1% más en 2015. No es mucho, pero supone un cambio de tendencia.

Hemos llenado algo más el carrito de la compra porque hay más españoles trabajando (+959.000 nuevos empleos entre 2014 y 2015, aunque sean precarios) y porque los que tienen empleo ganan algo más (los sueldos subieron un 0,75% en 2015) y pagan algo menos de impuestos (han bajado las retenciones), mientras les han bajado algunos precios (como los carburantes o la luz) y las hipotecas, recuperando parte de la extra los funcionarios. Por todo ello, se ha hecho la compra con algo más de “alegría”, lo que se ha traducido en un gasto medio por familia de 4.179 euros en 2015, 41 euros más que en 2014, según el informe de  Kantar Worldpanel. Lo que más creció fueron las compras de productos frescos(+3,3%), sobre todo frutas (+9,8%) y verduras (+8,1%), pero también los alimentos envasados (+2,4%), las bebidas (+2,1%), los artículos de droguería (+1,7%) y perfumería (+0,3%). Sólo bajó en 2015 el consumo de carnes frescas (-2,2%), quizás por efecto del informe de la OMS que alertaba sobre el excesivo consumo de carnes preparadas: hay 500.000 españoles menos que compran ahora hamburguesas, salchichas y carne picada.

Las familias han ido a la compra mirando los precios pero no tan obsesionadas con las ofertas como en los años pasados: el precio ha pasado del 4º al 7º motivo para comprar, ganando peso la limpieza del súper, la calidad de los productos y el disponer de una oferta completa. Aquí, ha cobrado mucha importancia la oferta de alimentos frescos, que antes se compraban aparte y ahora se compran cada vez más en el súper, con el resto del carro. Eso se debe a que todos los grandes de la distribución se han volcado en mejorar la oferta de frutas, verduras, carnes y pescados, que suponen un tercio de las compras mensuales. Y con ello, las familias cargan más en su visita al súper y ahora van menos veces al mes. Otro cambio en los hábitos de compra es que crece el plato único y el “picoteo” (porque se cena de manera informal y antes, con lo que se acaba comiendo algo antes de irse a la cama). Y crece también la compra de comida extranjera (sushi, guacamole, noodles).

En paralelo, las familias siguen apostando por hacer sus compras en los supermercados (medianos y pequeños), alejándose de comprar en las tiendas tradicionales de barrio: en los últimos 30 años han desaparecido 70.000 tiendas de barrio. Actualmente sólo se mantienen 23.000 tiendas pequeñas, frente a 18.527 supermercados (había 1.622 en 1985), 9.016 autoservicios, 449 hipermercados (había 72 en 1985) y 10.442 droguerías.

Las compras las hacemos cada vez más en las 6 grandes cadenas de distribución, ligadas a supermercados e hipermercados. El líder sigue siendo Mercadona, con el 22,3% de las ventas en 2015 (vendió 20.831 millones de euros, un 3% más, ganando 611 millones). Ya vende tanto como los tres siguientes: Grupo Día (8,6% mercado), Carrefour (8,5%) y Eroski (6,2%, el único que perdió cuota en 2015). Y completan el ranking Auchan (Alcampo), con el 3,8% de cuota, y el súper alemán Lidl, con el 3,6%, que ya este año 2016 se ha colocado en 5º lugar, tras ser el súper que más crece, junto al grupo Día. La previsión de Kantar Worldpanel es que Mercadona, Día, Carrefour y Lidl ganen un 0,5% de cuota de mercado cada uno en 2016, en perjuicio de Auchan, Eroski y las tiendas tradicionales.

Con tanto poder de venta, estos grandes supermercados siguen imponiendo sus “marcas blancas” en las estanterías de sus centros, aunque se han estancado las ventas en 2015, como ya sucedió en 2014. Así, las “marcas blancas”, de distribuidor, se llevaron el 33,8% de las ventas en 2015, un porcentaje similar al de 2014 (33,9%) y al de 2013 (33,9%). Y eso ha pasado tanto en alimentación (36,5% marcas blancas) como en droguería (48,9% marcas blancas) o perfumería (12,1%), donde la cuota de los distribuidores se ha estabilizado. Las razones son varias: algunos productos y marcas han subido precios (aprovechando que el cliente está “enganchado” a las marcas blancas), se han lanzado pocos productos nuevos y las marcas del fabricante han reaccionado, lanzando ofertas y precios más competitivos.

Con todo, las “marcas blancas” de alimentación, droguería y perfumería han venido para quedarse, con o sin crisis. Y la prueba es que las compran todas las clases sociales: suponen un 55,5% de todas las unidades vendidas (en volumen) en los súper (y un 33,9% en dinero), y ese porcentaje de compras “blancas” se mantiene en las clases alta y media alta (53,1% compras), en la clase media (55,4%) y en la clase más baja (55,8%), según un estudio de Kantar Worldpanel.  Eso significa que las marcas blancas tienen su propia reputación, de buena relación calidad-precio. Y que están consolidadas en nuestros hábitos de compra, a pesar de que resten innovación a los alimentos. De hecho, en 2015 sólo salieron al mercado 118 productos innovadores y 9 de cada 10 fueron de marcas de fabricantes. Los grandes supermercados “pasan” de ofrecer artículos innovadores: Mercadona sólo vendió el 10% y Lidl el 2%, mientras Alcampo ofrecía el 40% y Carrefour el 70%. Eso resta competitividad a una industria, la agroalimentaria, que es la segunda mayor industria española, tras el turismo.

Este año 2016 se espera que vuelva a crecer el carrito de la compra, más incluso que en 2015, no sólo con alimentos (sobre todo frescos) sino también con artículos de perfumería y cuidado personal (cremas, colonias, etc.), donde han empezado a competir los súper. Y que aumenten las ventas de alimentos no cocinados (para hervir y plancha) y saludables, con ofertas específicas para mayores y hogares unifamiliares, los nuevos nichos de mercado. Y, sobre todo, los grandes supermercados se van a volcar en vender por Internet, la gran asignatura pendiente del sector. Mercadona, por ejemplo, sólo vende un 1% del total por la Red, una parte del negocio que le acarrea 40 millones de euros perdidos al año.

Y es que “el carrito de la compra online” no tira en España, a pesar de que somos un país de internautas. Las compras online crecieron un 10% el año pasado pero sólo suponen un 0,9% de las compras totales de alimentos, droguería y perfumería, frente al 3,9% que supone el consumo online a nivel mundial (y el 5% en Francia o Reino Unido). Las familias usan Internet para comparar precios antes de hacer la compra, pero luego van al súper y cargan el coche con comida y artículos de limpieza y perfumería. ¿Qué sucede? Por un lado, la mentalidad de los españoles no es comprar comida por Internet: nos gusta mirar, comparar y comprar. Además, los precios y a veces los gastos de envío no compensan y nos exige estar en casa para recogerlo. Pero, sobre todo, las grandes cadenas tampoco se han volcado en Internet: todavía piensan que un consumidor gasta más si va a la tienda y se ve obligado a pasear por ella para comprar, comprando “por impulsos” más de lo que pensaba al ir.

Pero todo apunta a que en los próximos años, Internet va a revolucionar también las compras de alimentos, que crecerá el “e-carrito”, con la renovación digital de los actuales supermercados (Mercadona va a invertir a lo grande en ello) y nuevas empresas, como Amazon, que en septiembre pasado inició la venta online de alimentos y productos de limpieza. Por un lado, aumentará con las compras online de leche, zumos y bebidas, pañales y alimentos para mascotas, las “compras de maletero”, que pesan y abultan y que nos pueden mandar a casa. Y por otro, se espera que sigan creciendo las compras online de perfumería y limpieza, productos donde el e-commerce tiene ya hoy la mayor cuota de ventas.

Este año 2016 se espera un nuevo repunte del carrito de la compra, según Nielsen y Kantar Worldpanel, con más ventas de productos frescos, horno y panadería, así como perfumería y cosmética. Y aunque seguirán las ofertas y las guerras de precios, todo apunta a que volverán a subir globalmente los precios, ante la mayor demanda. Es lo que pasó en 2015: los alimentos subieron un 1,8%, a pesar de que la inflación global acabó en el 0%. Y lo mismo está pasando en 2016: en los dos primeros meses, los alimentos han estabilizado su precio (+0%), a pesar de que la inflación total ha bajado al 2,3%. Y están subiendo los cereales, el pan, las carnes, el pescado, los lácteos y las legumbres, según el INE. Con un clima tan cambiante, fallan muchas cosechas y eso, junto al mayor consumo, encarece los alimentos.

Otra cosa que se espera en 2016 es que los grandes supermercados refuercen su poder, que aumente la concentración en el sector, menor en España que en el resto de Europa: aquí, los 5 grandes (Mercadona, Día, Carrefour, Eroski y Lidl) coparán este año el 48% del mercado de gran consumo, mientras en Portugal controlan el 89% del mercado, en Reino Unido el 80%, en Francia el 58% y en Alemania el 55%. El camino ya se inició en 2014, con la venta de 160 súper de Caprabo/Eroski  a Día y seguirá este año con la venta de 36 híper de Eroski a Carrefour. Y Mercadona abrirá 60 nuevas tiendas en 2016. Más poder para unos pocos, que nos “imponen” sus marcas, sus descuentos, sus promociones y mucho de lo que comemos. Y que imponen a agricultores, ganaderos e industrias sus condiciones y precios, quedándose con la mayor parte del beneficio de los alimentos, en su camino del campo al plato. Es lo que hay y poco podemos hacer, salvo comprar con cabeza, no con la vista. Atentos al carrito.