jueves, 29 de octubre de 2015

¿Cómo se pueden crear más empleos?


Es la pregunta del millón. Pero habría que buscar una respuesta, porque al ritmo actual de creación de empleo, se tardaría más de una década en rebajar el paro a niveles aceptables. Y no podemos esperar tanto, sobre todo los casi 3 millones de parados que llevan ya varios años sin trabajar. La mayoría (53,3%) sin cobrar el paro, sumidos en la pobreza y la desesperación. No basta con presumir como Rajoy de que España crece: necesitamos crecer más, porque tenemos el doble de paro que Europa. Y para ello, urge reanimar la economía, con más inversiones públicas y privadas, olvidándose de más recortes (aunque los pida Bruselas). Subir salarios, bajar impuestos y recaudar más de los que no pagan. Y volcarse en políticas activas de empleo, en formar a los parados (más de la mitad tienen la ESO o menos) y reformar los servicios públicos de empleo, que sólo encuentran trabajo al 2% de parados. Es la primera preocupación de los españoles y debería ser la obsesión de todos para la próxima Legislatura. Necesitamos un gran pacto por el empleo.


enrique ortega

España lleva 9 trimestres seguidos creciendo, desde el verano de 2013. Pero poco, entre el 0,3% y el 0,5% trimestral, aunque este año 2015 el crecimiento aumentó, hasta alcanzar el 1% en el segundo trimestre. Pero la economía se ha desinflado en verano, bajando el crecimiento al 0,8% en el tercer trimestre (según el Banco de España), por efecto del estancamiento en Europa, la caída del comercio mundial y la crisis en Latinoamérica. Con ello, España crece el doble que Europa (3,1% este año frente al 1,5% previsto por el FMI para la zona euro), pero a un menor ritmo que antes del verano. De momento, se está creando algo más de empleo que el año pasado (479.700 nuevos empleos hasta septiembre, frente a 368.800 en los nueve primeros meses de 2014). Pero el empleo debería crecer mucho más, ya que estamos creciendo el doble que el año pasado (3,1% frente al 1,4% en 2014).

¿Qué pasa? Pues que las empresas han agotado ya “el primer tirón” de nuevas contrataciones, iniciado en la primavera de 2013, destinado a cubrir los puestos de trabajo más urgentes, tras los drásticos despidos de la crisis (3.723.200 empleos perdidos entre 2007 y 2013). Y ahora, mientras el consumo apenas crece y la inversión no despega, ya no contratan apenas, a la espera de que la economía se reanime con más fuerza. Y además, se han agotado las contrataciones“ electorales”, los empleos creados esta primavera en muchas autonomías y Ayuntamientos (obras públicas, sanidad, educación y personal administrativo)  por las elecciones de mayo pasado, algo que puede repetirse de aquí a diciembre, por el 20-D, por  el cobro de una parte de la extra de los funcionarios y las inversiones “electorales”.

Pero el crecimiento es aún bajo y se crea poco empleo para un país con 4,85 millones de parados, un 21% de los españoles, el doble que en Europa (11%). A este ritmo de creación de empleo (2.000 diarios), harían falta 15 años para volver a unos niveles de paro aceptables, el 8% de paro de antes de la crisis. Y eso porque hay que buscar empleos para los parados actuales, para los jóvenes que se incorporen al mercado de trabajo y para otros 2,7 millones más de españoles “desanimados” (7% de personas “inactivas a su pesar”, frente al 6,3% en Europa), que han dejado de buscar trabajo porque no hay, pero que se “animarían” a buscarlo si la economía y el empleo crecieran más. O sea, que España necesita crear al menos 5  millones de empleos en los próximos años para dejar el paro en el 8%.

Una tarea inmensa y además urgente, porque más de la mitad de los parados actuales no pueden esperar más. Son los 2.942.300 parados de larga duración, que llevan más de un año sin trabajar, según la última EPA (y de ellos, 2,1 millones llevan más de 2 años y casi 1,5 millones llevan tres o más). Un grupo enorme, con pocas posibilidades de encontrar trabajo, por dos razones. Una, porque las empresas prefieren ofrecer los pocos empleos que hay a los que llevan menos tiempo en el paro: los parados de larga duración tienen un 6,7% de posibilidades de encontrar trabajo frente al 26,5% del resto, según Asempleo. Y la otra, porque más de la mitad de estos parados tienen poca formación (la ESO o menos) y demasiada edad (1,7 millones de parados tienen más de 45 años). Así que muchos de estos parados de larga duración (mayores de 45 años, mujeres y jóvenes sin experiencia) están condenados a no trabajar nunca más, mientras ven que se les acaba el paro: el 53,3% de todos los parados no cobran ya el desempleo (2,58 millones) y aún son más entre estos parados de larga duración.

¿Qué se puede hacer para crear más empleos? La receta de la patronal CEOE es la misma de siempre: más flexibilidad laboral, repartir el poco empleo que hay entre más gente, con más contratos temporales mal pagados. Su propuesta a los partidos cara a las elecciones del 20-D pasa por tres medidas “clásicas”: flexibilizar el despido (pagar una menor indemnización por despido a los  trabajadores fijos), aumentar la contratación temporal y crear un contrato para jóvenes, con jornadas reducidas y sueldos inferiores al salario mínimo (los “minijobs”, a 400 euros mensuales). Su objetivo no es crear más empleo sino precarizar más el poco empleo que se cree, sustituyendo trabajadores maduros por jóvenes con “minijobs”.

Pero así, repartiendo y precarizando el escaso empleo, no resolvemos el problema y sí creamos otros, como el subempleo (un 22,2% de los trabajadores españoles son pobres ya: ganan un 60% de las rentas medias, según un reciente informe de la OIT), que impide la recuperación del consumo y que los jóvenes tengan un futuro, además de hundir las cuentas de la Seguridad Social  y las pensiones (hay más cotizantes que cotizan menos). Hace falta buscar otro camino: reanimar la economía para crecer más y crear más empleo. Y, en paralelo, tomar medidas para que esos nuevos empleos lleguen a la mayoría de los parados.

La clave está en crecer más. Para ello hay que hacer otra política económica, en Europa y en España. En Europa, es urgente que Alemania y los países de la Europa rica del norte gasten e inviertan más, para “tirar” de las economías de la Europa del sur, como han pedido incluso el FMI y la OCDE. Y hay que activar el Plan de inversiones para Europa, los 315.000 millones del Plan Juncker, que podrían reanimar el crecimiento europeo con obras públicas en infraestructuras y nuevas tecnologías. Y en paralelo, España debe poner en marcha un Plan de choque contra el paro, asentado en un paquete de inversiones públicas necesarias (no inaugurar más autovías y líneas del AVE) y en ayudas directas a los sectores que puedan crear más empleo estable: reindustrialización, fusión empresas, tecnología, medio ambiente y exportación. Y subir más los salarios, para reanimar el consumo y el crecimiento, como ha pedido incluso el presidente del Banco Popular. También ayudaría rebajar los impuestos a los que menos ganan y subirlos a los más ricos, grandes empresas y multinacionales, para financiar el Plan de choque contra el paro.

Hay un riesgo en el horizonte: que haya nuevos recortes en 2016. Bruselas ya le ha dicho al Gobierno Rajoy que España incumplirá el déficit público exigido en 2015 y 2016, algo que también creen el FMI y la mayoría de expertos. Eso supondría que el futuro Gobierno (sea el que sea) se vería obligado a hacer un nuevo ajuste de 10.000 millones de euros, recortando gastos o subiendo impuestos (o las dos cosas). Si se hace, este ajuste supondría frenar la recuperación, el crecimiento y el empleo, un verdadero suicidio para España. Así que será clave que el futuro Gobierno negocie con Bruselas una tregua en la rebaja del déficit, por algo muy simple: tenemos el doble de paro que Europa. Y más recortes frenarían la recuperación y llevarían a crear menos empleo y bajar menos el paro, algo inadmisible.

Pero no basta con intentar crecer más y crear más empleo, algo que corresponde mayoritariamente a las empresas. El Gobierno tiene la responsabilidad de ayudar a repartir ese empleo, para que llegue a más gente. Y para ello es fundamental que se vuelque en políticas activas de empleo, en mejorar la formación y en que funcionen las oficinas públicas de empleo, como han pedido reiteradamente Bruselas, el FMI y la OCDE. Pero el Gobierno Rajoy ha hecho lo contrario: ha recortado un tercio el presupuesto para estas políticas activas de empleo, desde los 7.714 millones de 2011 a 4.746 en 2015. Y gastamos menos que los países nórdicos, Alemania y el centro de Europa, que tienen una tercera parte de paro o menos que España. Una política irresponsable, como ha señalado la OCDE.

El primer reto de las políticas activas de empleo es mejorar la formación, tanto de los parados como de los que están trabajando (para que se reciclen y los cambios tecnológicos no se lleven por delante su empleo). Y esta mejora de la formación es especialmente urgente entre los parados, porque más de la mitad (un 53,6%, 2,6  millones) tienen una escasa formación: sólo hasta la ESO o incluso menos, según el INE. Y  casi otra cuarta parte (23,2%) de los parados sólo tienen Bachillerato o Formación Profesional. Así, con tan poca preparación, resultará muy difícil que las empresas les contraten, porque al haber pocos empleos, se ofrecerán a los que tengan más formación y experiencia. Y aquí, losj óvenes tienen todas las de perder: hay 789.700 parados de 16 a 29 años (el 54% de todos los parados jóvenes) que no tienen ni Bachillerato ni FP. Ni experiencia. Por eso, tienen tan difícil colocarse.

Hay pues que volcarse en la formación de los parados, sobre todo de los más jóvenes y los que llevan más tiempo parados. Y más cuando sólo un 16,7% de todos los parados aprovecha para hacer un curso y formarse, según un informe de Asempleo. Eso se debe no sólo al “abandono” y desánimo de los parados, sino a que con los recortes del Gobierno se han quitado cursos y los que han quedado son bastante obsoletos e inútiles: “el SEPE (Servicio público de empleo) ofrece formación en las cosas que no hay trabajo”, ha dicho el director del portal de empleo Infojobs. Además, los cursos son casi en exclusiva presenciales (hay pocos cursos online) y demasiado largos (dos tercios, de más de 200 horas). Y encima, los están haciendo sobre todo los parados más formados, no los que más los necesitan. Está bien exigir a los parados que cobran el desempleo que a cambio se formen, pero urge actualizar los cursos y ligarlos a los empleos que se demandan, para que los parados los vean útiles.

El otro reto de las políticas activas de empleo es reformar las oficinas públicas de empleo, el SEPE (antiguo INEM), que no funciona: sólo coloca al 2% de los parados. Eso pasa por modernizar el servicio, informatizando debidamente los currículum de todos los parados y poniendo en marcha una bolsa de trabajo online que esté coordinada con las demandas de empleo de las empresas. Y urge realizar un seguimiento personalizado de cada parado. Además, hay que coordinar mejor la gestión de las autonomías, porque cada una “va a su aire” en las políticas de empleo, la formación y los subsidios. Pero todo ello exige más Presupuesto y más personal, ahora totalmente insuficiente: España cuenta con 1 funcionario del SEPE por cada 269 parados frente a 1 por 47 en Alemania, 1 por 36 en Dinamarca o 1 por 22 en Reino Unido, países con la tercera parte de paro o menos que España.

En definitiva, que no podemos esperar más de una década  a ver cómo crece poco a poco el empleo: tenemos demasiado paro y hay 3 millones de parados que no aguantan más. Por eso, hay que dar un empujón a la economía, poner en marcha una verdadera “cruzada por el empleo”, con medidas decididas (cuesten lo que cuesten) para reanimar el crecimiento y conseguir más trabajo para más parados, mejorando su formación y su “empleabilidad”, ayudándoles activamente a que encuentren trabajo. Y a la vez, tratando que estos nuevos empleos sean más estables y menos precarios, porque sólo así se reanimarán de verdad el consumo y la inversión y los empleos serán más estables.

El empleo es la primera preocupación de los españoles y una verdadera obsesión para la mayoría de las familias, con un hijo o familiar sin trabajo. Por eso, el gran tema de las próximas elecciones debería ser buscar soluciones a un paro escandaloso, abandonando triunfalismos injustificados (Rajoy) y afrontando soluciones valientes, al margen de las peleas políticas. Hace falta un gran pacto político por el empleo, con medidas decididas y eficaces, huyendo de más recortes (diga lo que diga Bruselas). Ese debería ser nuestro voto el 20-D.

martes, 27 de octubre de 2015

Rajoy miente más que habla


Penosa la “entrevista de cámara” anoche del presidente Rajoy en TVE: triunfalismo a raudales, cero autocrítica y muchas mentiras sobre las cifras de la economía española. Mentiras dichas con aplomo y seguridad, como que a España vienen 75 millones de turistas (esperamos 68), que siempre ha cumplido el déficit o que no han recortado el gasto en desempleo. Que han bajado los impuestos o que somos el país de Europa que más crece. Todo ello es falso. Vea aquí los datos reales que demuestran las cinco grandes mentiras que dijo Rajoy anoche.  La gente no tiene por qué saberse las cifras reales y por eso Rajoy y el PP mienten sin pudor. Por eso y porque los medios de comunicación no lo aclaran y denuncian. Aquí sí lo hago.  Por favor, señor Rajoy, haga el balance que quiera, pero no nos mienta tanto. Ya somos mayorcitos.

 
España recibe 75 millones de turistas. Primera mentira, repetida dos veces en la entrevista de anoche en TVE. España ha recibido 54,4 millones de turistas hasta septiembre y las previsiones oficiales (ministro Soria) esperan que lleguen un total de 68 millones de turistas hasta finales de 2015. No 75 millones.

España crece más que nadie en Europa y el segundo país que más crece en el mundo. Segunda mentira de Rajoy. Según las previsiones de mayo de la Comisión Europea, hay cuatro países europeos que van a crecer más en 2015: Irlanda, Luxemburgo, Malta, Eslovaquia y Polonia. Y en la reciente cumbre de octubre, el FMI señaló cuatro países que crecerán este año 2015 más que España (+3,1%): Irlanda (4,8%), Luxemburgo (4,4%), Chequia (+4,8%) y Eslovaquia (+3,2%). Y tampoco fue verdad en 2014: hubo doce países europeos que crecieron más que España (+1,4%), según Eurostat.

España siempre ha cumplido con la rebaja prometida del déficit público. Tercera mentira de Rajoy: su Gobierno no ha cumplido nunca los objetivos de déficit de Bruselas. Para 2012, el compromiso presupuestario del Gobierno era el 5,8%. En julio pactó con Bruselas suavizarlo hasta el 6,35 y al cierre, el déficit se situó en el 6,70% (primer incumplimiento).Para 2013, el déficit previsto era el 4,5%, pactaron con la Comisión un margen adicional hasta el 6,5% y al final el déficit quedó en el 6,58% (segundo incumplimiento). Para 2014, la Comisión flexibilizó el déficit hasta el 5,8%, el Gobierno prometió rebajarlo al 5,5% y al final acabó en el 5,78%, que sube hasta el 5,9% si se tiene en cuenta el rescate bancario (tercer incumplimiento). Y para 2015, el Gobierno insiste que acabará en el 4,2%, pero Bruselas cree que subirá al 4,5% (y el FMI al 4,4%).

España ha mantenido el gasto en pensiones y desempleo. El gasto en pensiones sí ha crecido (aunque han perdido poder adquisitivo, con la congelación y la mínima subida del 0,25%) pero es falso (cuarta mentira) que el Gobierno haya mantenido el gasto en desempleo: lo ha recortado y mucho. Desde los 30.474 millones de 2011 a los 19.820 millones previstos en el Presupuesto para 2016. Y ese recorte no es porque haya menos parados (hay 422.800 parados menos que al inicio de la Legislatura, básicamente porque hay menos gente buscando trabajo, 541.000 activos menos) sino porque el Gobierno Rajoy tomó medidas para reducir el gasto en prestaciones, endureciendo los requisitos. Y así, hoy hay 2,58 millones de parados EPA, la mayoría (53,3%) que ya no cobran nada. Con lo que la situación de los parados ha empeorado claramente con Rajoy: en diciembre de 2011, un 55,5% de los parados EPA cobraba algún subsidio (80,5 euros mensuales más que hoy), pero ahora sólo cobran el 46,6% de los parados EPA. Pero eso no lo dice, claro.

El Gobierno subió los impuestos, pero luego los ha bajado. Quinta mentira.  Si hacemos balance de la Legislatura, el coste para los contribuyentes de las subidas de impuestos y recorte de deducciones (vivienda y otras) que aprobó Rajoy para los años 2012, 2013 y 2014 es de 23.259 millones, a los que hay que restar los 3.803 millones que supone la rebaja de impuestos que aprobó para 2015. Y otros 1.500 millones que han rebajado en julio, para este año Con ello, el balance de esta Legislatura de Rajoy será que vamos a pagar 18.000 millones más de impuestos estatales, a los que habría que sumar la subida de los impuestos autonómicos (además, han creado 50 impuestos nuevos) y municipales (IBI, transmisiones patrimoniales y tasas). Un pico.

Cinco mentiras y gordas en una entrevista de una hora, mentiras que Rajoy y el PP repiten por doquier, intentando que de tanto repetirlas se conviertan en verdad. Y la gente que les escucha no tiene por qué tener las cifras en la cabeza, no puede saber si mienten o no. Por eso lo hacen una y otra vez. Por eso y porque saben que los medios de comunicación no van a salir hoy diciendo que Rajoy ha mentido. Yo sí y lo demuestro con las cifras oficiales reales. Para que se sepa. Porque no nos pueden tratar como idiotas.

lunes, 26 de octubre de 2015

Crece el negocio de la sanidad privada


La salud atrae cada día más dinero porque los inversores piensan que es un buen negocio: vivimos más años y hay más viejos que gastan más en su salud. En España hay 455 hospitales privados (con un tercio de camas y la mitad de médicos que la sanidad pública), que facturan 10.000 millones, el doble que hace una década. Y se multiplican compras y fusiones, con protagonismo de Fondos extranjeros, que acaban de quedarse un tercio de las empresas de prevención de las Mutuas, recién privatizadas. También buscan el turismo sanitario. Este “boom” de la sanidad privada se financia por dos vías: los desvíos de pacientes y pruebas de la sanidad pública (23-30% de ingresos) y los pagos de los seguros médicos, contratados por 11 millones de españoles. Y han crecido por los recortes en la sanidad pública, que disparan  las listas de espera y deterioran la asistencia. Urge un pacto que recomponga la sanidad pública, evitando que se hunda más en beneficio de la privada.
 

enrique ortega


España gasta en sanidad más de 95.000 millones de euros al año (un 9,29% del PIB), en línea con la media de la OCDE (9,27%) y Reino Unido (9,27%) pero mucho menos que Francia (11,61%) y Alemania (11,27% PIB). Pero la gran diferencia es que aquí, los recortes han reducido drásticamente el gasto público sanitario  (dos tercios del gasto total) y han tenido que ser los particulares, las familias, las que aumenten mucho su gasto  para cuidar su salud. Así, el gasto público en sanidad (68.607 millones en 2012) se ha recortado en 10.000 millones (1 de cada 7 euros) entre 2009 y 2013, siendo España el quinto país de la OCDE donde más ha caído el gasto sanitario con la crisis (tras Grecia, Luxemburgo, Irlanda y Portugal). Y en contrapartida, ha tenido que subir el gasto sanitario privado (27.064 millones en 2012), que tiene un peso mayor que en el resto de Europa (28,3% del total frente al 16% que supone el gasto sanitario privado en Reino Unido o el 23,3% en Alemania).

Así que los recortes en la sanidad pública han obligado a las familias a gastar más en sanidad. De hecho, en 2014, el gasto privado en salud fue el que más creció, un 9,8%, según el INE. Y las familias ya gastan 955 euros anuales en salud (3 euros más que en 2007 cuando el gasto total de las familias ha caído en 5.000 euros con la crisis). La mayor parte de este gasto (20.000 millones) es gasto “de bolsillo”, en medicinas, dentistas y tratamientos, y el resto (7.100 millones) se destina a contratar seguros privados  de salud, sobre todo de asistencia sanitaria. De hecho, ya hay 11,4 millones de españoles que tienen un seguro médico privado: 7,27 millones son particulares, 2,2 millones son trabajadores asegurados por sus empresas y otros casi 2 millones más (1,94) son funcionarios a los que sus Mutualidades (MUFACE, Mugeju-Justicia e ISFAS-militares) pagan un seguro médico privado.

Los seguros médicos son los seguros que más crecen (+3,8%), mientras caen los del automóvil y se estancan los de hogar: en  2014, los seguros de asistencia sanitaria facturaron 6.430 millones de euros. Y hay una verdadera guerra comercial” por colocarnos un seguro médico, mientras su precio ( de 160 a 250 euros de media mensual para una familia con 2 hijos) ha subido este año un 3,3%, por el aumento del IVA sanitario (del 10 al 21% en enero) y el encarecimiento de la tecnología y la asistencia médica. Además, las aseguradoras se cubren frente al aumento de costes (más viejos que viven más años), subiendo las pólizas o echando a los enfermos crónicos y los ancianos, como denuncian los corredores de seguros.

La razón básica de que crezcan los seguros médicos privados es el deterioro de la sanidad pública, tras cinco años de recortes, que se han llevado por delante a 5.000 profesionales (médicos y enfermeras) y ha deteriorado la calidad de la sanidad pública, de las mejores del mundo. De hecho, se han disparado las listas de espera para operarse (511.923 pacientes esperaban a finales de 2014, 87 días de media, frente a 374.194 en 2009) y para acudir al especialista (1,88 millones, un tercio con más de 60 días de espera) y ha empeorado la atención, tanto en los ambulatorios como en los hospitales. Y además, la atención es muy desigual entre autonomías: la Fundación en defensa de la Sanidad Pública suspende a la sanidad pública de Cataluña (48 puntos sobre 98), Canarias (44) y Valencia (45), aprueba raspado a Madrid (56 sobre 98) y da notable al País Vasco (80 puntos), Navarra (71)  y Asturias (70 puntos). Y frente a este deterioro de la sanidad pública, crecen los españoles que se pagan un seguro médico privado para ser atendidos antes (y a veces mejor).

En definitiva, el auge del gasto sanitario privado descansa sobre los recortes y el deterioro de la sanidad pública desde 2012. Los mayores beneficiados son los hospitales privados, que han duplicado su negocio en la última década: hay 455 hospitales privados (53% del total), con 52.360 camas (33% del total y 236.567 profesionales (53.790 médicos, la mitad de los 110.000 médicos de la sanidad pública, aunque muchos hacen “doblete”). Y facturan más de 10.000 millones de euros (9.960 millones en 2013, según la consultora IDIS), que salen de dos fuentes de financiación: la sanidad pública (23-30%) y los seguros médicos (66%).

Y es que la mitad de los hospitales privados (224) viven en gran medida de los conciertos con la sanidad pública, que cada día más les transfiere pruebas diagnósticas (TAC, ecografías, mamografías, escáneres…), operaciones y hasta el tratamiento ambulatorio de pacientes. Incluso en Cataluña, hay 32 hospitales privados integrados en la red sanitaria pública. Y en dos autonomías, los gobiernos del PP han transferido a hospitales privados la gestión de hospitales públicos: 5 en la Comunidad Valenciana y cuatro en Madrid (más el centro regional de análisis). Al final, este “desvío de trabajo” de los hospitales públicos le reporta a los hospitales privados con ánimo de lucro (no Fundaciones) un 23% de sus ingresos, que en algunos casos sube al 35% (grupo IDC-Quirón, el líder del sector) y hasta el 79,5%( IDC-Fundación Jiménez Díaz, que lleva incluso la atención primaria de medio millón de madrileños). El mayor peso de los conciertos con la sanidad privada se da en Cataluña (25% del gasto sanitario total) y Madrid (10,8%), donde Esperanza Aguirre duplicó los pagos a la sanidad privada entre 2007 y 2010, como también hizo el PP en la Comunidad Valenciana y Galicia.

La otra fuente de ingresos de los hospitales privados (66%) son las aseguradoras, por el pago de servicios a sus pacientes con seguros de asistencia médica. En España hay 103 compañías que hacen seguros médicos, pero sólo 10 son importantes (se reparten el 82% del mercado) en un negocio muy concentrado, donde las 3 primeras compañías (Adeslas, Sanitas y Asisa) acaparan el 58,1% del mercado. Por eso, hasta ahora eran las que imponían precios y condiciones a los hospitales privados, que han buscado ser más fuertes con compras y fusiones, para poder negociar mejor con las aseguradoras.

En consecuencia, los recortes de la sanidad pública, el aumento de los seguros privados y la necesidad de tener más tamaño para negociar con las aseguradoras han llevado a los hospitales a ganar tamaño, con compras y fusiones, sobre todo en 2014 y 2015, de la mano de grandes inversores, sobre todo Fondos de inversión extranjeros, que han visto en la sanidad privada un buen negocio. En julio de 2014, el grupo ICD Salud (controlado por el Fondo luxemburgués CVC, dueño de la Fórmula 1, que ya había comprado en 2012 el Grupo Capio) compró el grupo Quirón y en diciembre ambos compraron el Ruber, creando IDC-Quirón, el mayor grupo hospitalario español (44 hospitales, 1.700 millones de facturación  y el 30% del mercado) y el tercero de Europa (tras el alemán Fresenius Helios, 117 hospitales, y el francés Genérale de Santé, con 106). Le sigue HM Hospitales (familia Abarca), que sumó  en 2014 a sus hospitales madrileños los gallegos del grupo Modelo y el IMI de Toledo, y que facturará 300 millones este año. El tercer grupo son los hospitales de la aseguradora Asisa (250 millones) y el cuarto el grupo Vithas (200 millones facturan los antiguos hospitales de Adeslas, ahora propiedad de la familia Gallardo y la Caixa). Y completan el “top ten” hospitalario el grupo Hospiten (191 millones), la Clínica Universitaria de Navarra (150 millones), el grupo valenciano Nisa (148 millones), Sanitas (158) y el grupo Pascual (120 millones).

En conjunto, los 458 hospitales privados facturaron 9.960 millones en 2013 y este año podrían superar los 12.000 millones, el doble que hace una década. Una parte son de hospitales privados sin ánimo de lucro (Hermanos de San Juan de Dios y Hermanas Hospitalarias) pero dos tercios del pastel (6.185 millones en 2013) se lo llevan los hospitales “privados privados”. Y en este grupo, los 5 grandes se llevan más de la mitad del negocio, con IDC-Quirón a gran distancia del resto (30% del mercado y el 40% en Madrid). Y ha crecido más este verano, al adjudicarse las principales empresas de prevención de salud laboral de las Mutuas, privatizadas por el Gobierno Rajoy. IDC Quirón se ha adjudicado Fremap (líder del sector), Mutua Universal, la Fraternidad y MC Mutual (la 6ª), cuatro servicios de prevención que tienen detrás 105.000 empresas y 4.450.000 trabajadores, lo que supone 1,6 millones de reconocimientos médicos al año, más la diaria labor de prevención laboral. Con ello, el grupo hospitalario IDC-Quirón se lleva un 30% de todo este negocio de la prevención laboral, otros 400 millones a sumar a su facturación. La aseguradora Catalana de Occidente se ha quedado con Asepeyo, la segunda del sector. Y el resto se lo han llevado pequeñas empresas, algunas sanitarias.

Los expertos auguran más compras y fusiones en los hospitales privados en España, para ganar tamaño y competir en precio frente a las aseguradoras. Y porque hay mucho dinero interesado en invertir en la sanidad, que mueve ya el 10/15 % del PIB mundial, no sólo en hospitales sino también en medicamentos y en tecnología médica. Los inversores ven negocio en la salud  en todo el mundo, porque cada vez se vive más años y hay más viejos que han de cuidar de su salud, mientras el estilo de vida y la contaminación multiplican las enfermedades crónicas, desde las cardiovasculares, el cáncer y el alzhéimer a la diabetes, la obesidad y la hipertensión.


En el caso de España, hay un incentivo adicional: el turismo sanitario, un mercado que mueve 7.000 millones en el mundo y donde la sanidad privada española empieza a jugar fuerte, por su cualificación profesional, nuestro clima y seguridad y los mejores precios: ponerse una prótesis de cadera en la Costa del Sol  cuesta la cuarta parte que en EEUU (12.852 euros frente a 50.000) y un implante dental en Madrid  vale la mitad que en Londres y la tercera parte que en Nueva York (1.288 euros frente a 2.800 y 3.500). De hecho, algunos ven posible que Madrid se convierta en el Houston español de la salud: IDC-Quirón Salud estudia instalar un gran hospital privado en la futura "quinta torre de Madrid" y la Clínica Universitaria de Navarra ya construye un hospital en la capital.

Mientras la sanidad privada y sus hospitales “hacen su agosto”, con más pólizas y pacientes cada mes, la sanidad pública languidece y ya es la quinta preocupación de los españoles (Barómetro CIS septiembre 2015) , que la dan una nota de 6,31 puntos, la más baja desde 2008. Los nuevos Gobiernos autonómicos se han encontrado con una sanidad pública sin recursos, muy deteriorada y que financian una parte sustancial de la sanidad privada, a través de conciertos y privatizaciones. Algunos, como los nuevos gobiernos de la Comunidad Valenciana, Cantabria, Castilla la Mancha, Baleares, Aragón, Navarra y Extremadura, quieren dar marcha atrás y renacionalizar servicios. Pero para ello, necesitan contar con más Presupuesto y no lo tienen. Por eso, urge en la próxima Legislatura un gran pacto sanitario, donde se asegure una mayor financiación (estatal y autonómica) para recuperar la sanidad pública,  que además se ha quedado tecnológicamente obsoleta por falta de inversiones. Sanidad privada sí, para el que pueda y quiera pagársela, pero no a costa del hundimiento de la sanidad pública. No negocien con nuestra salud.

jueves, 22 de octubre de 2015

Más empleos y más parados que abandonan


Este verano se han creado en España 2.000 empleos diarios, más que el verano anterior. Una buena noticia, con tres peros. Uno, que deberían haberse creado más, porque crecemos el doble que el año pasado. Dos, que casi todo el empleo lo ha creado el turismo, poco la industria y ha caído en la construcción y el campo, con lo que puede “pinchar” a fin de año. Y, sobre todo, que el empleo sigue siendo muy precario, temporal y por horas, trabajo que no durará si vienen mal dadas. El paro ha tenido una bajada histórica, pero no es para echar las campanas al vuelo: un tercio largo de la mejora se debe a que hay muchos españoles que ya no buscan trabajo: son “desanimados”, mujeres y mayores de 45 años sobre todo. Y seguimos con más del doble de paro que Europa y un 53% de los parados EPA  ya no cobran nada (2,58 millones), un escándalo social. Rajoy se presenta al 20-D con menos españoles trabajando que cuando llegó al Gobierno, aunque también con menos parados Urge tomar medidas para crear más empleo y formar y ayudar a los parados a encontrar trabajo. Menos triunfalismo: nuestro primer problema no está resuelto.

 

enrique ortega




España
lleva 15 meses creando empleo, desde la primavera de 2014. Según la EPA de hoy, en el tercer trimestre de 2015 se crearon 182.200 nuevos empleos, más de los 151.000 creados en el verano de 2014 (aunque la economía crece más del doble ahora: el 3,3% frente al 1,4%). Casi todo el empleo se creó en los servicios (+210.200 empleos), por la temporada turística, y en la industria (+13.100 empleos), mientras se perdían puestos de trabajo en el campo (-30.900) y en la construcción (-10.300). Cataluña (+35.800), Baleares (+29.600) y Galicia (+29.100) crearon la mitad de todos los nuevos empleos, mientras los perdían Andalucía (-50.000) y Madrid (-1.900). Sorprende que la mayoría de los nuevos empleos hayan sido para los jóvenes (+87.500 empleos a menores de 25 años) y para los mayores de 45 años (+66.000 empleos), dos colectivos con problemas para colocarse. Eso sí, las mujeres siguen relegadas de los nuevos empleos: sólo han conseguido 1 de cada 4 empleos.

Se siguen creando nuevos empleos, pero  muy precarios. Así, un 91,8% de todos los contratos firmados entre enero y septiembre de 2015 fueron temporales (12.499.124) y sólo un 8,2% fueron indefinidos, según datos de la Seguridad Social. Y además, uno de cada tres nuevos contratos es a tiempo parcial (35,7%), lo que aumenta más la precariedad, porque la mayoría de estos contratos por horas son “forzados”, no elegidos por los empleados: un 64,6% de los trabajadores a tiempo parcial en España lo son porque no encuentran otra cosa, el triple de trabajadores “forzados” que la OCDE (21%). Y de esos 1,7 millones de trabajadores españoles forzados a trabajar por horas, la mayoría son jóvenes: somos el país líder en jóvenes que trabajan por horas sin quererlo (un 22% de los jóvenes con contratos a tiempo parcial “forzados”, frente al 9,9% en Europa y el 5,8% en la OCDE). Con esta alta precariedad vienen sueldos más bajos: los trabajadores con un empleo temporal ganan un tercio menos que los fijos y los que trabajan a tiempo parcial ganan un 38,2% menos que los trabajadores a tiempo completo, según el INE. Y además, los trabajadores temporales y por horas son los primeros que pierden su empleo si la empresa necesita ajustar su plantilla. O sea, que se está creando un empleo muy vulnerable.

Y vayamos a las cifras de paro. En el tercer trimestre, el número de parados ha bajado en   298.200 personas, con lo que se baja del listón de los 5 millones: hay 4.850.800 parados EPA, un 21,18% de los españoles en edad de trabajar. El paro baja mucho más que el empleo que se crea (+182.200) porque han seguido aumentando los “desanimados”, los españoles que han dejado de buscar trabajo porque lo ven difícil o se han ido al extranjero (jóvenes) : los inactivos han aumentado en 116.000 en el trimestre. Por comunidades, las mayores bajadas del paro se han dado en Cataluña, Madrid y Galicia, subiendo solo en Andalucía, Navarra y Ceuta. El paro ha bajado más entre las mujeres (-168.500) que entre los hombres (-129.700), porque ellas “han dejado de buscar” más (están más “desanimadas”), como también los mayores de 45 años. Ojo a este dato: hay 541.000 españoles menos “activos” (que trabajan o buscan trabajo) que cuando llegó Rajoy al poder en 2011. Son “parados en la sombra”, que no figuran ya como parados pero que no tienen trabajo.

Con todo, todavía tenemos 4.850.800 parados, una tasa del 21,18%, la mayor de toda Europa salvo Grecia (25,2%), más del doble que la media europea (9,5% de paro en la UE-28) y tres o cuatro veces más de paro que  los países europeos más fuertes (4,5% Alemania, 5,5% Reino Unido, 5,7% Austria, 6,8% Holanda, 8,8% Bélgica o 10,8% Francia),según Eurostat. Y el paro sigue siendo mucho más elevado entre los jóvenes: un 46,6% de los menores de 25 años están sin trabajo en España, la mayor tasa de paro juvenil de Europa (20,7% de media).

Pero los datos del paro en España revelan otros tres datos muy preocupantes y de los que se habla poco. El primero, que hay cuatro autonomías donde el paro supera o roza el 30%: Andalucía (31,73%), Melilla (31,40%), Ceuta (30,59%), Canarias (28,56%) y Extremadura (28,51%), casi media España, seguidas de cerca por Castilla la Mancha (24,72%) y Murcia (23,49%), mientras tienen un paro “casi europeo” Navarra (13,57%), la Rioja (13,59%),el País Vasco (13,76%), y Baleares (13,88%). El segundo, que todavía hay 1.572.900 hogares donde todos están parados. Y el tercero y más grave, que más de la mitad de los parados ya no cobran el desempleo: en agosto, sólo cobraban algún subsidio público 2.264.215 parados, el 46,6% de los parados EPA. Y de ellos, sólo un 40% (914.358 parados) cobraba un subsidio contributivo, de 784.20 euros al mes de media (80,5 euros menos que cuando Rajoy llegó al Gobierno), mientras el 60% restante  recibe un subsidio asistencial de 426 euros al mes. Así que hay 2,58 millones de parados, la mayoría (53,3%) que ya no cobran nada. Y la situación es más grave en 6 autonomías donde casi dos tercios de los parados no cobran nada: Melilla (63,8% parados no cobran), Canarias (59%), Ceuta (58,4%), Murcia (58,5%), Castilla la Mancha (58%) y Madrid (57,3% parados EPA no cobran). Curiosamente, 5 de estas 6 autonomías eran gobernadas hasta mayo por el PP.

Con todo, quizás el mayor problema de fondo del paro es que se está enquistando, que la mayoría de los parados llevan más de un año sin trabajo y eso les resta muchas posibilidades de encontrarlo: tienen un 6,7% de probabilidades frente al 26,5% del resto, según un estudio de Asempleo. Con la EPA de hoy sabemos que 2.942.300 parados llevan más de un año sin trabajar, un 60,6% de todos los parados (frente al 49,3% en la UE-28). Y de ellos, 2,1 millones llevan más de dos años (y 1,5 millones más de tres años), un colectivo que tiene muy difícil acceder  a los pocos nuevos empleos que se crean. Sobre todo si tienen más de 45 años (1,7 millones, un 35% de todos los parados) y además tienen poca formación, como le pasa a más de la mitad de los parados: 2.602.900 parados, más de la mitad del total ( 53,6%)  tienen baja formación, porque no han terminado la secundaria (ESO), según la EPA de hoy. Y encima, sólo 1 de cada 6 parados hacen cursos de formación, por lo demás poco útiles. Así, con este panorama, más de la mitad de los parados actuales tienen pocas salidas. Un drama.

Todos estos son datos reales y oficiales, que el Gobierno Rajoy oculta o enmascara en sus análisis económicos triunfalistas, con los que pretende ganar las elecciones del 20-D. Pero hay un hecho incontestable: Rajoy será el primer presidente de la democracia que se presente a unas nuevas elecciones con menos españoles trabajando de los que se encontró al llegar a la Moncloa. Concretamente, había 18.048.700 españoles ocupados a finales de septiembre (EPA de hoy) y si en el cuarto trimestre se crearan los mismos empleos que el año pasado (+65.100), habrá 18.113.800 ocupados a finales de 2015, frente a 18.153.000 ocupados a finales de 2011 (39.200 ocupados menos). Y eso sin hablar de que una cuarta parte de estos españoles que trabajan tienen empleos precarios y mal pagados: no es casual que un 22,2% de todos los trabajadores españoles sean ahora “pobres” (ganan menos del 60% de la renta media), según datos recientes de la OIT.

Eso sí, Rajoy se presenta a las elecciones con menos parados en España de los que había en diciembre de 2011: 4.850.800 parados frente a 5.273.600. O sea, 422.800 parados menos en cuatro años, aunque la tasa de paro sea similar (21,18% de paro hoy frente a 22,56% en diciembre de 2011). Pero hay que hacer varias matizaciones. Una, que una razón de que haya menos parados es que hay menos españoles buscando trabajo (22,89 millones de activos hoy, frente a 23,44 millones en 2011), 541.000 “desanimados” más, que han dejado de buscar y que no se apuntan al paro porque ya no cobran. Una parte de ellos, además, son jóvenes que se han ido al extranjero, a estudiar o a “buscarse la vida” ante la falta de empleo en España. Otra, que hay menos parados pero también tienen menos perspectivas, porque ahora los parados son “más antiguos” y con menos salidas. Y sobre todo, están más desesperados, porque la mayoría no cobran: en diciembre de 2011, un 55,5% de los parados EPA cobraba algún subsidio (80,5 euros mensuales más que hoy), pero ahora sólo cobran el 46,6% de los parados EPA, debido a los variados recortes hechos por el Gobierno Rajoy a los parados en 2012 y 2013.

Así que menos triunfalismo en el balance del Gobierno. Se crea empleo, sí, desde hace 15 meses ya, pero el empleo se ha desinflado en verano y se espera que también lo haga en el último trimestre de 2015. Y el empleo que se crea es demasiado precario y mal pagado, o sea, muy vulnerable si la recuperación no se afianza, algo que puede pasar si Europa no despega, China se ralentiza y la economía mundial se frena, con Latinoamérica en recesión (lo que afecta mucho a España). Por eso, en lugar de hacer tanto triunfalismo, habría que ser más realista y afrontar de una vez por todas el primer problema de España, según la opinión de los españoles (Barómetro CIS): el paro, el hecho de que tenemos 4,85 millones de parados, un 21% de los españoles, más del doble de paro que Europa. Y que si no hacemos algo diferente, con la economía como va, tendremos un paro elevado otra década más.

Algo habría que hacer y se puede: intentar crear más empleo y conseguir que la mayoría de los parados puedan acceder a esos empleos, evitar que se queden “descolgados” para siempre. Eso pasa por hacer otra política económica, en Europa y en España, con más inversiones públicas productivas (no inaugurar más autovías y AVEs) y más ayudas a la inversión privada que cree empleo, a la industria, a la tecnología, medio ambiente y exportación, sacando recursos de mayores ingresos públicos (consiguiendo que paguen más impuestos los más ricos, multinacionales y grandes empresas), no recortando más como dice Bruselas (más austeridad hundiría el empleo). Y subir los salarios, para reanimar el consumo y el crecimiento, como pide incluso el presidente del Banco Popular. En paralelo, hay que volcarse en la formación y las políticas activas de empleo, con más recursos y una reforma a fondo de las oficinas de empleo, que no funcionan (sólo colocan al 2% de los parados).

El gran reto hoy, como en las elecciones de 2011, es crear más empleo y encontrar trabajo a tantos parados. Sobran triunfalismos y ataques políticos y faltan alternativas realistas, medidas que afronten cómo crear más empleos y cómo hacer que más parados los consigan. Urge un gran pacto político por el empleo, imposible antes de las elecciones. A ver después.