jueves, 13 de marzo de 2014

España, líder en vino mal vendido


España tuvo en 2013 la mejor cosecha de vino de su historia y se convirtió en el mayor productor del mundo, adelantando a Francia e Italia. Ayudó la climatología, pero también se recogieron los frutos de la reconversión del viñedo de la última década, que ha conseguido producir más vino (y de más calidad) con menos superficie plantada. Pero el reto de España es vender mejor su vino, porque lo malvende: mucho a granel, para mosto o alcohol, incluso a otros países competidores, que lo envasan y lo venden más caro. Así obtiene, con más litros que Francia, un tercio de sus ingresos por exportaciones de vino. El otro reto es conseguir que los españoles beban más vino, porque bebemos la mitad que Italia y Francia. La clave es educar a los jóvenes en la cultura del vino, porque prefieren la cerveza y el alcohol. Se trata de vender más, dentro y fuera, a mejores precios. ¡Salud¡
enrique ortega

España es el país con más superficie plantada de viñedo del mundo, pero producía menos vino que Francia e Italia, los dos líderes mundiales. Pero en 2013, por primera vez, España se ha convertido en el líder mundial en la producción de vino: 50,58 millones de hectolitros (frente a 35,78 millones hl en 2012), por delante de Italia (47,40 millones hl) y Francia (42,34 hl). Este récord histórico se debe a dos causas: una climatología favorable (lluvias) y que ha dado fruto la reconversión del sector realizada desde 2001.

Bruselas forzó a España y al resto de países viticultores a arrancar viñedos, para mejorar la producción y sostener los precios. En total, los agricultores españoles quitaron 171.000 hectáreas de viñedos entre 2000 y 2012 (94.000 Has. con ayudas UE), un 15% del viñedo existente, más que Italia (-114.570 Has) y Francia (-74.300 Has.). En paralelo, invirtieron decididamente en las viñas que quedaron, con un amplio plan de actuaciones: fomento del regadío (ahora lo tienen el 35% de los viñedos), cambio de cepas de vaso por cepas en espaldera, cambio de variedades (más peso de los tintos, en especial tempranillo, garnacha, bobal, monastrell, syrach o cabernet sauvignon) y una mejor gestión de las superficies, la recolección y producción de los vinos.

El resultado ha sido espectacular: las producciones medias han pasado de 6.500 kilos de uva por hectárea a más de 25.000, cuatro veces más. Y si en los años 80 y 90, con 1.5-1,3 millones de hectáreas de viñedo, se producían entre 25 y 35 millones de hectólitros de vino, en la pasada década, con 953.000 Hras (la mayor superficie plantada del mundo), ya se producían más de 40 millones de hectolitros. Y en 2013, con la ayuda de la climatología, llega el récord.

En definitiva, producimos mucho más vino con un 15% menos de viñedo. El mayor salto se ha dado en Castilla la Mancha, que tiene la mayor superficie de viñedo del mundo (400.000 Has, cuatro veces la extensión de Burdeos, la segunda extensión mundial): su producción aumentó un 64% en 2013 (de 19 a 31,2 millones de hl, casi dos tercios de todo el vino español), gracias a las lluvias y a ser la región española que más ha invertido en mejorar su producción. También ha crecido mucho la cosecha en Extremadura (+28,4%, segunda productora, con 4,09 millones hl), Cataluña (+20,6%, tercera productora, con 3,35 millones hl) y Andalucía (+22,6%, la séptima productora, con 1,39 millones hl), bajando la producción de vino en 2013 sólo en Galicia y Asturias.

En 2013 se dio otro récord en el vino: las exportaciones españolas crecieron un 6,5% en valor, con unas ventas fuera de 2.628 millones de euros, aunque se vendieron menos litros (1.846 millones, un 10,9% menos), lo que significa que nuestro vino se ha vendido más caro. Un avance aún insuficiente, porque el gran problema del vino español es que se vende muy barato, se malvende: en unos casos se vende a granel, tirado de precio, para que otros países competidores (como Italia) lo envasen y lo vendan más caro como vino europeo. Y en otros, se vende como mosto (para concentrados y zumos de uva) o como alcohol vínico (para fabricar destilados, como el coñac).

El resultado es que España exportó vino en 2013 a un precio medio de 1,42 euros por litro, que fue mucho más bajo en Castilla la Mancha (0,69 €/litro), que exporta casi la mitad de todo el vino español), algo más alto en Castilla y León (1,51 €/litro) y a un precio más razonable la Rioja (3,09 €/litro, cuatro veces el de CLM). Para hacerse una idea de lo bajo de estos precios, baste decir que en 2012, cuando España exportó a un precio medio de 1,21 euros/litro, la media de precios de exportación del vino en todo el mundo fue de 2,55 euros/litro, según la Organización Internacional del Vino (OIV). Y Francia, el primer exportador (en ingresos), consiguió vender a 5,23 euros litro (cuatro veces más caro que España), mientras Italia, el segundo exportador, vendía a 2,21 euros (el doble que España). El resultado es que Francia exportó menos litros que España (1.499,2 millones frente a 1.947,2) pero consiguió ingresar tres veces más (7.194 millones € frente a 2.215 millones € España).

En definitiva, se trata no sólo de producir más y exportar más, sino de venderlo mejor, con un mayor ingreso por litro. El reto es conseguir un mayor valor añadido, con más vino embotellado de calidad y una mejor distribución y comercialización. Y en 2014, con una producción mundial de 281 millones hl. (1 de cada 5 litros producidos en España), hay que aprovechar que puede faltar vino en el mundo, por las peores cosechas en Francia e Italia y las heladas en Argentina y Chile. El sector debe concentrar esfuerzos para exportar (hay demasiadas empresas vendiendo fuera: 3.940 exportadores), agrupándose en plataformas más potentes y creando marcas fuertes para vender en Europa, EEUU, China, Rusia, Canadá y Japón, los principales compradores de vino del mundo. Pero además, el Gobierno debe ayudar más, con asesoramiento (ICEX y oficinas comerciales), avales y financiación.

El otro gran reto del vino español, además de exportar a mejor precio, es vender más en España, donde se queda el 53% de la cosecha, aunque sólo un 23,5% va a consumo directo (el resto se destina a mosto, alcoholes y otros usos). Somos uno de los países occidentales que bebe menos vino: 19,9 litros por persona (2012), según la OIV, menos de la mitad que Francia (47,7 litros por persona) o Portugal (42,5 litros), la mitad que Italia (37,1 litros) y menos incluso que países como Dinamarca (32,6 litros), Alemania (24,4 litros), Suecia (21,1 litros), Argentina (24,4 litros) o Australia (22,8 litros), lo mismo que Gran Bretaña (19,9 litros) y más que EEUU (9,2 litros) o Rusia (7,3 litros). Y lo peor es que España es el país donde más ha caído el consumo de vino desde el año 2.000: de 34,9 a 19,9 litros por persona.

En 2013 parece haberse frenado esta caída del consumo: las ventas de vino, en valor, subieron un 4,9%, según Nielsen, mientras se estancaba la cerveza (+0,1% ventas) y caían las ventas de zumos (-3,3%), bebidas refrescantes (-3,2%), agua y bebidas alcohólicas (-2% ambas). El motivo puede estar en una rebaja de precios en la segunda mitad de 2013, tras las fuertes subidas anteriores, por la escasa cosecha 2012. Pero aun así, España bebe poco vino y los futuros consumidores, los jóvenes, apenas prueban el vino: sólo el 8% de los jóvenes (18 a 35 años) beben vino con frecuencia, el 34% sólo cada una o dos semanas y el 58% nunca o casi nunca, según una encuesta de Synovate. Los jóvenes optan por la cerveza y el alcohol e identifican el vino como “una bebida para mayores”. Y piden vino con sabores (a frutas), de baja graduación y menos calorías, con sistema abrefácil, cuestiones que pueden sonar a “herejía”, pero que el sector tendrá que incorporar para ganar a los jóvenes para la cultura del vino, única manera de asegurar las ventas futuras.

En resumen, España está en lo más alto del vino mundial, pero tiene dos grandes retos: mantenerse ahí, sin depender de la climatología, y vender mejor cada día, sacando más ingresos a cada litro de vino, en España y sobre todo fuera, al exportar. ¡Salud  ¡

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