lunes, 17 de marzo de 2014

El Gobierno tiene "cogidos" a los medios


Los medios de comunicación siguen en crisis y muy revueltos, mientras la información es cada vez más favorable al Gobierno. El problema es que siguen medio quebrados y el Gobierno les tiene “cogidos” por tres vías. Una, el futuro de los 9 canales de TV privada que el Supremo obligó a cerrar hace 16 meses: el Gobierno les prometió que se lo arreglaría, lo que les ha tenido “sumisos”, aunque la patronal de TV privadas ha hecho un plante de protesta, dimitiendo en bloque. Dos, las inspecciones que les ha abierto Hacienda (más de 77 millones). Y tres, las inspecciones y multas a las TV privadas por publicidad excesiva y contenidos. Entre tanto, Prisa (El País, la SER) agrava sus pérdidas, mientras entran como socios bancos y Telefónica, que quiere comprar Canal+. Y cambian los directores en El Mundo y El País. Una movida que traduce en medios menos críticos. Lean aquí lo que no nos cuentan.
 
enrique ortega

La gran batalla de la comunicación ahora es qué va a pasar con los 9 canales de la TDT que explotan las TV privadas y que el Supremo obligó a cerrar en 2012. La historia se remonta a julio 2010 cuando el Gobierno Zapatero decide conceder esos nuevos canales a las cuatro TV privadas autorizadas por Aznar en noviembre 2000. Un recurso de una productora consigue que el Supremo decida, en noviembre 2012, que esa concesión  es ilegal, porque se hizo sin concurso, y obliga a cerrarlos. El Gobierno Rajoy, en marzo de 2013, acata la sentencia pero autoriza a que sigan funcionando hasta que se resuelva el tema del dividendo digital (dejar libres estos canales para que las telecos los utilicen para ofrecer telefonía móvil 4G, algo que debería haberse hecho el 1 de enero 2014). Mientras, la vicepresidenta Sáez de Santamaría promete a las privadas que “les solucionará el problema”, sugiriendo que sacarán a subasta nuevos canales. Y las TV privadas se lo agradecen con una política informativa más pro-gubernamental. Pero el 18 de diciembre 2013, otro auto del Supremo confirma la primera sentencia y concreta el cierre de los 9 canales: 3 de Mediaset (Tele5), 2 de Atresmedia (Antena 3), 2 de Net TV (Vocento-ABC) y 2 de Veo TV (Unedisa-El Mundo). Y el 22 de febrero 2014, desestima los últimos recursos de las TV privadas: hay que cerrar esos canales ya.

La patronal de las TV privadas se siente “engañada” por el Gobierno (no les ha arreglado su problema, a pesar de sus cantos a la “recuperación” económica) y decide, el 6 de marzo, una medida insólita: dimitir en bloque la directiva de UTECA, presidida por el editor Lara (Antena 3, la Sexta y La Razón). Argumentan que tienen paralizadas inversiones y contenidos y que cerrar esos canales “atenta a la libertad de expresión”. Sobre todo atenta a su audiencia y a su publicidad: menos canales, menos ingresos. Y con la caída de la publicidad en TV     (-6,2% en 2013), no se pueden perder canales. Aunque las dos grandes TV privadas controlan el mercado, tras la decisión de ZP de quitar la publicidad a TVE en 2010: Mediaset (Tele5, Cuatro, más otros 6 canales) y Atresmedia (Antena 3, la Sexta, más 5 canales) controlaron el 86,3% de toda la publicidad en TV en 2013 (y el 95,56% de las TV privadas), según Infoadex. Un duopolio televisivo que no se da en ningún otro país: en Francia, Alemania o Gran Bretaña, las dos primeras TV controlan del 60 al 77% de la publicidad televisiva.

Los 9 canales de TDT amenazados de cierre no son sólo importantes para Mediaset y Atresmedia. Quizás son más decisivos para las otras dos TV privadas, que tienen cuatro canales cada una: Veo TV (propiedad de Unedisa, grupo dueño de El Mundo, Expansión y Marca) y Net TV (Grupo Vocento, editor de ABC y muchos periódicos regionales). Veo TV fracasó como empresa televisiva (tuvo que cerrar VeoTV/El Mundo y Marca TV) y se ha dedicado a alquilar sus cuatro canales (20 millones anuales de ingresos), ahora a AXN, Discovery Max, La Tienda en Casa (El Corte Inglés)  y 13 TV, el canal de la Conferencia Episcopal que ha acumulado 25 millones de pérdidas entre 2011 y 2012 (y donde la Iglesia ha metido ya 16 millones de euros en capital y 8 millones en créditos). La otra, Net TV, también tuvo que cerrar su televisión (la 10) y alquilar sus cuatro canales a Disney Channel, Paramount Channel, Ehs y la Tienda en Casa, tras cortar la señal a Intereconomía (“El gato al agua”), un socio de este canal que les ha dejado un agujero de 4,7 millones de euros (su lugar podría ocuparlo el Real Madrid, para emitir en abierto a través de Net TV.

Mientras las TV privadas (más Vocento-ABC y Unedisa-el Mundo) están pendientes de que el Gobierno cumpla la ley y les cierre 9 canales, presionan para conseguir alguna contrapartida. Se habla de un concurso para conceder nuevos canales en abierto, un negocio por el que pujan (no siendo críticos con el Gobierno) todos los medios más la Iglesia, que ha pedido públicamente un canal propio. Entre tanto, Telefónica quiere monopolizar el negocio de la TV de pago (vía Movistar), con la próxima compra a Prisa (El País, la Ser) del 56% de Canal+, donde también Mediaset tiene un 22% (como Telefónica).

Entre tanto, TVE languidece, perdiendo audiencia y millones, tras dos años de recortes de Rajoy (-50% de aportación del Estado): en 2013 habrá perdido 80 millones de euros, tras los  -112,98 perdidos en 2012 (y -50 en 2011). Para 2014 se esperan nuevas pérdidas, mientras busca algunos ingresos por patrocinios (denunciados por las TV privadas) y retrasa recortar más su plantilla (6.500 personas) hasta 2015. Y las TV autonómicas, están en franca retirada, tras el cierre de la TV valenciana y el drástico ERE de Telemadrid (80% de la plantilla): han reducido un 50% su presupuesto en 2013 (de 1.500 millones a 1.000).

Mientras las TV privadas son un negocio redondo (167 millones de beneficio operativo en 2013, un 60% más, de los que 27,5 millones se los han llevado consejeros y ejecutivos, un 29,68 % más que en 2012), la prensa sigue de capa caída: si en 2012, los grandes periódicos perdieron 52 millones (ocho veces más que en 2011), en 2013 habrá sido peor, porque el grupo líder, PRISA, triplicó sus pérdidas: pasó de perder -255 millones (2012) a -648,7 (2013), por culpa sobre todo del agujero de Canal+. El País, diario líder, perdió -2 millones y la Ser otros -7,7 millones. El enorme peso de la deuda de Prisa (3.227 millones) le ha obligado a pactar con Santander, La Caixa y Telefónica (la Santísima Trinidad del poder económico) la entrada en el accionariado, lo que ya se nota en la línea editorial (temas económicos) y ha propiciado un giro al centro de Prisa, con cambio del director de El País.

También El Mundo ha cambiado su director, jubilando a Pedro J, tras perder ventas y cerrar 2013 con una pérdidas de -59 millones, mucho menores a las de 2012 (-526 millones). En el Grupo Vocento, también han rebajado pérdidas, a -15,13 millones en 2013, aunque necesitó  en febrero un préstamo de los socios de 175 millones para resolver graves problemas de tesorería. Ahora, ABC (que alcanzó beneficio operativo, con ligeras pérdidas netas) busca superar en ventas al Mundo (en diciembre estaba a 1.483 ejemplares de diferencia, frente a 97.949 en 2007) y ser el segundo periódico del país, lo que aumentaría sus ingresos publicitarios. Eso hundiría la recuperación de El Mundo y le forzaría a salvarse mediante una fusión con La Razón (que también pierde, unos 2 millones), para ser el gran periódico de la derecha, controlado por Lara (que tiene La Razón, Antena 3 y La Sexta, más Onda Cero).

En medio de estas movidas, el Gobierno tiene otras dos vías de presionar a los medios. Una, las inspecciones de Hacienda, que ha sugerido en ocasiones el propio Montoro. Según las cuentas enviadas a la CNMV, los principales grupos de comunicación tienen levantadas actas por Hacienda: Mediaset (9,02 millones de euros), Atresmedia (6,9 millones), Prisa (48 millones y 10 litigios hasta finales 2012) y Vocento (5,06 millones). Y la otra, las sanciones por contenidos impropios en determinados horarios y, sobre todo, por abusos en la publicidad: aquí, el líder en multas es Mediaset, que se llevó el 82% de los 3,3 millones de multas impuestas en 2012. Ahora, esta vigilancia ha pasado de Industria a Economía (de Guindos) y la nueva Comisión de la Competencia (CNMC) ya ha creado incluso una subdirección para vigilar a las televisiones privadas (contenidos, publicidad y abusos fusionadas).

En contrapartida, el Gobierno, ha querido tener “un detalle” con los medios, en la reciente Ley de Propiedad Intelectual: ha  implantado una tasa Google por los contenidos que incluye en su agregador, que les ha llenado de alegría. Pero no parece que vaya a suponerles muchos ingresos: ningún país de Europa, incluso con leyes ad hoc, ha conseguido que Google pague una tasa a los editores, sólo que les aporte cantidades puntuales, como ayudas y publicidad.

Al final, el balance de la crisis de los medios en España, por la caída de la publicidad  (a la mitad desde 2007) y de las ventas (un -25%), es aterrador: han cerrado 284 medios y se han perdido 11.151 empleos entre 2008 y 2013, según la Asociación de la Prensa (APM). Han caído 182 revistas, 31 diarios (3 en 2013), 29 TV, 9 radios (Punto Radio en 2013), 20 medios digitales, 11 publicaciones gratuitas y 2 agencias de noticias. Y lo que ha quedado, tras ERES sin fin y pérdida de calidad, está endeudado, con pocos recursos y una política informativa centrada en los resultados, la Bolsa y las buenas relaciones con el poder (económico y político). Así nos va: cada vez nos informan menos y nos informan peor, con una sospechosa unanimidad mediática para que nos creamos la tísica recuperación económica.

Los medios de comunicación siguen mal económicamente : sin independencia económica no hay independencia informativa. Y no acaban de afrontar el reto de Internet. Al final, el poder (económico y político) se aprovecha de esta debilidad, para condicionar sus ayudas a cambio de apoyar Gobiernos e ideologías. Los medios al servicio de los intereses del 1%. Y los lectores, oyentes y telespectadores lo notamos. Pero no hay casi alternativa. Porque Internet parece libre, pero le faltan medios, rigor, calidad e influencia. Así que estamos más desinformados que nunca. Y eso perjudica seriamente a nuestra democracia.

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