domingo, 4 de agosto de 2013

Cuatro libros para entender la crisis y el mundo


Les propongo cuatro libros para leer este verano y poder entender mejor la crisis y el mundo en que vivimos. Cuatro libros de expertos que no repiten las tesis oficiales y que nos ayudan a comprender mejor las causas de la crisis, sus antecedentes, lo que tienen en común con otras crisis anteriores (en España y en el mundo) y, sobre todo, que proponen soluciones, para conseguir un nuevo orden mundial, con un mayor papel del Estado y de las normas, tras varias décadas sin regulación y con un poder absoluto de los mercados y las finanzas. Cuatro libros que tratan sobre los orígenes de la crisis financiera en EEUU, sobre las crisis económicas en España desde el año 1300, sobre los desmanes de la globalización y sobre el futuro de Internet, entre el gratis total y la descapitalización. Lean y reflexionen.  
enrique ortega

El primer libro es para recomendarlo a los que repiten que “la crisis ha venido porque todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Se llama “La gran apuesta”, del norteamericano Michael Lewis, que ya escribió un libro memorable sobre la especulación bursátil en los 80 (“El póker del mentiroso”). Es como una novela policíaca donde el muerto somos nosotros (La Gran recesión). El autor sigue la pista de ocho personajes reales, analistas e inversores de Wall Street, que hacen durante varios años una arriesgada apuesta: jugar a que el mercado hipotecario norteamericano se va a ir al garete y apostar en su contra para hacerse multimillonarios (80 a 1). Jugar contra la banca y ganar.Y de paso, nos cuenta la locura de unos bancos de inversión prestigiosos (Goldman Sachs, Merry Linch, Morgan Stanley, Lehman Brothers…) que convierten la Bolsa en un casino a costa de transformar millones de hipotecas basura en “papelitos” para inversores codiciosos.

La historia parece increíble pero es real: una banca norteamericana (y luego mundial) lanzada a dar hipotecas sin control, para convertirlas en bonos sobre los que especular, con comisiones millonarias. Una pelota imparable, asentada en ejemplos como una stripper de Las Vegas con 5 hipotecas sobre su casa o un mejicano recolector de fruta al que le dan una hipoteca para comprar una casa de 750.000 dólares. Y como cuenta Lewis, con pelos y señales, una operativa increíble y sin control alguno: hipotecas sin freno que se empaquetan en bonos y luego se reempaquetan en CDO (inversiones a partir de hipotecas basura) y cuando ya no hay más que ofrecer a los inversores… se crean préstamos falsos. Y todo, con la bendición (calificaciones triple A) de las agencias de calificación (Moodys, Standard&Poors, Finch), a cambio de millonarias comisiones (ver la oscarizada película Inside Job).

Y mientras, los protagonistas del libro, comprando seguros (permutas de impago crediticio) por las que cobrarían millones si todo se iba al garete, algo que parecía imposible (salvo para ellos). Y el mundo, desde EEUU a Asia pasando por Europa, invirtiendo en bonos hipotecarios que daban el oro y el moro. Hasta que las hipotecas basura se dejaron de pagar y el tinglado se vino abajo, hundiendo a bancos, inversores, empresas y familias. Pero no a los que habían convertido el mundo en un casino, que recibieron más de un billón de dólares en ayudas públicas en EEUU (y 1,6 billones de euros en Europa), sin que nadie fuera a la cárcel. Y todo ello, por la liberalización financiera de los años 80 y 90, con la que los Gobiernos dejaron las manos libres a bancos e inversores para especular a nuestra costa. Sin pudor: léanlo.

Esta crisis, la Gran Recesión, es una más (la más grave) en la historia de España, la número 28 en los últimos cuatro siglos, según el libro “Crisis económicas en España 1.300-2012”, elaborado por 15 profesores universitarios, que destacan como las dos anteriores más graves la crisis que coincide con la Guerra de la Independencia (1808-1840) y la crisis entre 1929 y 1955, un cuarto de siglo en que bajó la renta per cápita en España.

El mayor atractivo de este libro es que analiza las crisis económicas en España durante los últimos 800 años desde una doble perspectiva. Por sectores (crisis de población, agrarias, industriales, comerciales, bancarias, de deuda pública, inflacionarias y burbujas especulativas) y globales, destacando 12 grandes crisis desde 1850, la peor la crisis de la postguerra civil. Y en todas ellas, se ven muchos elementos comunes, que incluso se repiten ahora: errores en las políticas de los Gobiernos, falta de regulación, exceso de impuestos, mayor o menor apertura exterior, crisis bancarias, euforia y caída de las Bolsas, burbujas especulativas (como la del ferrocarril en 1.864, muy parecida a la reciente burbuja del ladrillo).

Destaca en el análisis histórico el retraso secular de España en incorporarse a la industrialización y a la globalización comercial, su aislamiento, que se vuelve a repetir con la autarquía de los años 50 y 60, incluyendo un completo análisis sobre los errores económicos del franquismo y sus consecuencias. Y resulta muy interesante y novedoso el análisis que hace este libro sobre el negativo papel económico de las guerras en la historia de España: ocho en el siglo XVIII, 17 guerras en el XIX (entre 1808 y 1840 no hubo un año sin guerra) y tres guerras más en el reciente siglo XX.

Volviendo a la crisis actual, si algo ha dejado claro es el fracaso de los mercados, a pesar de que siguen rigiendo nuestra vida, al presionar a la política fundamentalista de recortes de Bruselas y Rajoy. “La paradoja de la globalización”, del economista norteamericano Dani Rodrik, hace un análisis crítico de la globalización financiera y comercial, resaltando que la imposición de una política liberal para todos los países (salvo castigo en forma de fuga de capitales, altos tipos de interés y duros ajustes) ha servido para impedir el desarrollo de países del tercer mundo y a la vez para imponer unas duras condiciones salariales, laborales y bajos impuestos a las empresas en los países ricos, mientras multinacionales, bancos e inversores controlan la economía mundial y producen donde hay menos costes, sin apenas control de los Estados, que se ven forzados a unas políticas estabilizadoras.

Para Rodrik, el dilema del mundo está entre la hiperglobalización impuesta por los tecnócratas, las multinacionales, bancos e inversores y unos Estados democráticos que tienen que fijar nuevas reglas para conseguir crecer y crear empleo. Nuevas reglas que pasan por más autonomía en la política económica y comercial de los países (sobre todo los pobres), más controles y restricciones a las finanzas, más libertad de movimiento de la mano de obra y una nueva negociación con China, para reducir su tremendo superávit comercial, que puede estar en el origen de la próxima gran crisis mundial.

Y el cuarto libro, Parásitos, del periodista norteamericano Robert Levine, un lúcido análisis de Internet, que también sufre una crisis: la de definir su modelo, si opta por los sistemas abiertos y gratuitos (como defiende Google) o por las plataformas cerradas o de pago como Apple. Un debate que está hundiendo la industria de contenidos, desde la música y el cine a la prensa, y que corre el riesgo de descapitalizar Internet: si los creadores y las empresas de contenidos no cobran por su trabajo, se devaluarán los contenidos y con ello Internet. Un serio problema, al que no es ajeno Google, el potente mundipolio (la puerta de Internet para el 98% de los internautas españoles), cuyo comportamiento interesado (controla el  50% de la publicidad online) en defensa de “la libertad en Internet” analiza con gran rigor este libro.

Espero que estos libros les interesen y les aclaren lo que pasa.
¡Buen verano y hasta septiembre¡

jueves, 1 de agosto de 2013

Menos vacaciones y gastando menos


Este verano, más de la mitad de los españoles no saldrán de vacaciones, por primera vez en esta crisis. Y los que salen, se cogerán menos días de descanso y gastarán menos que el año pasado. No está el país para vacaciones, pero el que puede busca una casa en el pueblo o unos amigos para escaparse unos días y olvidarse de la crisis. Eso sí, en las playas habrá este verano más turistas extranjeros (sobre todo británicos, nórdicos y rusos), alcanzándose un nuevo récord de visitantes, gracias también  a la crisis de Egipto y Turquía, que nos desviará 726.000 turistas. En resumen: récord de “guiris” y crisis de nacionales para un turismo español, nuestra primera industria, que espera salir este verano de año y medio de recesión, en medio de una guerra de precios, cierre de empresas y fusiones, despidos y una profunda reconversión sin casi ayudas públicas. ¡Feliz verano ¡
enrique ortega

El turismo, la primera industria española, remonta suavemente la crisis: tras un mal comienzo del año y una caída en Semana Santa, se empezó a recuperar en mayo y junio y se espera que el PIB turístico crezca este verano (+0,2%), por primera vez desde 2011 (en 2012 cayó un -1,6%). Y que siga remontando en el último trimestre (+1,3%), para cerrar 2013 ligeramente en negativo (-0,4%), cayendo la cuarta parte que el conjunto de la economía (-1,6%), para crecer ya de nuevo en 2014, según las previsiones de Exceltur.

El motor de la recuperación turística, aún incipiente, es el turismo extranjero, gracias a la recuperación del turismo británico, nórdico y ruso (+30,8%), además del francés, alemán y suizo, mientras caen el italiano, portugués, norteamericano y latinoamericano. Pero sobre todo, hay un “regalo” de turistas desviados de Egipto y Turquía (británicos y alemanes), por la tensión política en ambos países, como ya nos pasó en 2011 con Túnez y la primavera árabe. El sector estima que esa crisis política traerá a España este verano unos 726.000 turistas “prestados”, que se gastarán 626 millones de euros con los que no contábamos.  

Con esta ayuda inesperada y la pequeña recuperación del turismo europeo, España espera tener un verano récord de turistas extranjeros: 22,3 millones entre julio y septiembre, un millón largo más que en el anterior verano récord de 2007, según previsiones oficiales. Y si hasta junio ya se había batido el récord de turistas extranjeros (26,1 millones, 1,1 millones más que hace un año), todo apunta a que será posible cerrar 2013 con un nuevo récord histórico de turistas extranjeros, por encima de los 58,6 millones de 2007. Y que además, se gastarán un 5% más que el año pasado, otro récord en ingresos por divisas del turismo (unos 45.000 millones, lo que cuesta pagar el petróleo).

La otra cara de la moneda es el turismo nacional, que supone la mitad del negocio y que sigue en crisis, por tercer verano consecutivo, por el paro, la recesión y la caída de salarios, que impide a muchos españoles tomarse vacaciones. De hecho, este verano, un 57% de españoles han renunciado a salir de vacaciones, frente al 49% en 2012. Una mayoría, que contrasta con otros países de Europa: en Francia, sólo el 34% se queda sin vacaciones, en Gran Bretaña el 38%, en Italia el 40% y en Alemania el 46 %, según una encuesta de Europ Assistance. Y ese 42 % de españoles que sí tomará vacaciones, gastará menos que el año pasado: 1.607 euros por familia (256 menos que en 2012), frente a 2.242 € de gasto medio europeo, los 2.343 € que gastan los alemanes o los 2.803 euros de los británicos.

Entre los españoles que toman vacaciones, la mayoría se queda dentro de España (sólo un 10% sale al extranjero) y el 63% prefiera la costa como destino, sobre todo Andalucía, Canarias, Levante y Cataluña. Un 50% pasa entre 5 y 15 días de vacaciones y sólo un 21% se coge entre 15 y 20 días. Más de la mitad esperan a última hora para hacer sus reservas, a la caza de ofertas, contratando directamente por Internet (sin agencia). Y siguen cayendo las vacaciones en hoteles, mientras sube la ocupación en apartamentos y campings, junto a las vacaciones en el pueblo y en casas de amigos.

En resumen, un turismo con dos caras como comprobaremos este verano: zonas de costa con más del 90% de ocupación por extranjeros y otras zonas con baja ocupación y menos turismo español. Se espera un lleno de extranjeros en Baleares, Canarias, Costa del Sol, Benidorm, Costa Dorada y Costa Brava, más Barcelona, Valencia, Málaga, Bilbao y San Sebastián. Y poco turismo nacional en la cornisa cantábrica, Galicia, Castilla y León e interior de Andalucía, Madrid capital, los hoteles de ciudad  y las zonas de turismo rural.

Con ello, le irá mejor a la industria turística de costa y dirigida a los extranjeros, que notarán una alta ocupación, aunque con precios bajos y un gasto limitado por la recesión europea. Los empresarios turísticos esperan remontar ventas pero no aumentar beneficios, por la guerra de precios y el aumento de los costes de energía, impuestos y gastos financieros (es un sector muy endeudado). Y de momento, se está creando poco empleo (precario), tras haberse perdido con la crisis uno de cada cuatro empleos en el sector  (-611.441 entre 2008 y 2013), haber cerrado la mitad de las agencias de viajes (de 14.000 a 7.000 oficinas), dos grandes empresas (Marsans y Orizonia) y con amenaza de cierre en muchos hoteles urbanos.

Ahora, la industria turística debe aprovechar el respiro de este verano (y la lotería de los turistas prestados de Egipto y Turquía) para terminar la reconversión del sector y prepararse para aprovechar la ansiada recuperación del turismo en 2014, ajustando oferta (con recortes y fusiones), renovando instalaciones e innovando ofertas, diversificando campañas (fuera del verano) y buscando nuevos mercados, ya que 9 de cada 10 turistas siguen siendo europeos. Pero además, la industria turística necesita financiación y ayudas para consolidarse como líder mundial. Y eso pasa por un cambio en la política del Gobierno Rajoy, que ha racaneado con el turismo, aprobando un Plan Nacional de Turismo 2012-2015 que destina 438 millones al año al sector,1 euro por cada 100 euros que aporta el turismo en divisas. Y no se han librado de los recortes: las ayudas al turismo cayeron de 776 millones (2010) a menos de la mitad en 2013 (330 millones). Y eso que mantiene más de 2 millones de empleos.

Bueno, otro verano en crisis, con pocas vacaciones de los españoles y récord de extranjeros. Y es que con 6 millones de parados, salarios mileuristas, impuestos en alza y continuas subidas de precios, no está el patio como para gastar en vacaciones, aunque eso impida recuperar una industria clave. La mejor ayuda al turismo es salir de la crisis, mejorar el empleo y recuperar el poder adquisitivo de los españoles. Y eso va para largo, como la recuperación. Como coger un mes de vacaciones. Esos veraneos son ya historia. Ahora, disfrutemos lo que podamos. ¡ Buen verano ¡