miércoles, 27 de junio de 2012

Cumbre Río+20: nos cargamos el Planeta


Ha tenido menos eco que la Cumbre del G-20 en México, pero 193 países se han reunido en Río para buscar un crecimiento sostenible y evitar que sigamos cargándonos el Planeta: emisión de gases, uso insaciable de energía, sobrexplotación de los océanos, deforestación y pérdida de especies que provocan hambre, falta de agua y pobreza extrema a uno de cada cinco habitantes de la Tierra. Ha sido otra Cumbre fallida, con muchas palabras y ningún dinero para reducir la contaminación y promover un desarrollo sostenible. La excusa es la crisis, que tiene agobiado al mundo. Pero si no cambiamos el rumbo, en unas décadas los daños a la Tierra serán irreparables y más costosos de resolver. Hace falta conseguir ingresos (impuestos verdes), invertir y cambiar de hábitos para salvar el Planeta. Es más barato que destruirlo.

En 1992, también en Río, más de cien Jefes de Estado se reunieron en la primera Cumbre de la Tierra para hablar de un concepto nuevo: desarrollo sostenible. Crecer sin esquilmar los recursos del Planeta, sin destruir los ecosistemas y buscando agua y alimentos para una población disparada, con hambre, pobreza y muchas desigualdades. Hoy, 20 después, tras muchas Cumbres, declaraciones y planes, Rio+20 ha mostrado la dura realidad: estamos peor. Hemos suspendido en los tres retos (cambio climático, diversidad y desarrollo sostenible), según la revista Nature. Y el mundo sale de esta nueva Cumbre de Río sin más recursos para preservar el Planeta (se pedía un Fondo de 30.000 millones de dólares) y sin que los países acepten que el Programa de la ONU para el Medio ambiente (PNUMA) se convierta en una Agencia con más nivel y medios, como la OMS (salud) o la OMC (comercio).

Y eso que el balance de situación presentado por la ONU en Rio+20 no puede ser más impactante: “los cambios que se observan en el sistema Tierra no tienen precedentes en la historia de la humanidad”. Empezando por el aire: la concentración de CO2 en la atmósfera, por la quema de combustibles fósiles, es la mayor en 850.000 años. Y ese CO2 retiene parte del calor que emite la Tierra y calienta el Planeta: llevamos dos décadas más calurosas, con nefastos efectos sobre las cosechas y la salud. Y alertan que no se están reduciendo suficiente las emisiones (de 7 Tm por persona ahora a 2 Tm en 2050), por lo que no se podrá rebajar la temperatura en 2º C a mediados de siglo, como se acordó en la Cumbre de Copenhague (2009).

En tierra, alertan sobre la deforestaciónalarmante”, sobre todo en los trópicos, talando árboles para poner cultivos y ganadería bajo presión de la demanda de alimentos y las multinacionales. Deforestación que suprime bosques necesarios como sumideros para absorber los gases de efecto invernadero. El otro problema es la falta de agua potable para 890 millones de personas (12% población).Y aún hay 2.600 millones (más de un tercio de la población) sin acceso a la depuración de aguas. En el mar, las costas están cada vez más contaminadas (415 zonas con contaminación grave), los océanos están acidificados por la absorción excesiva de CO2 y los mares están desprotegidos (sólo 1% océanos protegidos) y sobrexplotados (75% de los caladeros en Europa).

Un negro panorama que provoca una reducción de las especies: un 41% de los anfibios, un 33% de los corales, un 25% de los mamíferos y un 13% de las aves están amenazados, según la Lista roja de especies amenazadas (UICN). Menos biodiversidad  provocada, en una tercera parte, por el comercio mundial, según un estudio científico que relaciona el consumo de café, azúcar, pescado, soja, cerne y aceite de palma con la reducción de especies (y de bosques) en los países productores. Perder biodiversidad (especies) tiene además un alto coste económico: un tercio de los alimentos del mundo (incluyendo  87 de los 113 principales cultivos) dependen de la polinización realizada por insectos, murciélagos y aves, muchas amenazadas.

Al final, todo este desmadre del crecimiento no sólo destruye nuestro Planeta, sino que dificulta la vida de la especie principal, el hombre: hay 1.290 millones de personas (22% de la población) que viven en la extrema pobreza, con menos de 1 euro al día, según el Banco Mundial (2008). Y casi 1.000 millones de personas mal alimentadas. La demografía actúa como otra bomba de relojería: ya somos más de 7.000 millones, una población que se ha triplicado (2.500 millones en 1950) y que alcanzará los 9.300 millones en 2050, según la ONU. Un ejército de voraces consumidores (de energía, de materias primas, de agua, de alimentos) y productores de residuos, ahora también en los países emergentes (40% de la población), que agravarán más la preocupante situación del Planeta.

¿Qué se puede hacer? Primero, tomar conciencia de la gravedad de la situación: no son locuras de ecologistas. Es un crecimiento insostenible económicamente. Después, tomar medidas realistas. Empezando por reducir la emisión de CO2, que pasa por promover las energías renovables y reducir el consumo de petróleo, en las industrias y en el transporte: si no se hace, las emisiones de CO2 de los automóviles se duplicarán entre 2000 y 2050, según la AIE. Tendrán que reducir más los que más contaminan (EEUU, con 22,1 Tm por habitante, Japón con 12 Tm y la Unión Europea, con 9,4 Tm), pero hay que ayudar a los países emergentes, cada vez más contaminantes (China, Rusia o India), y  subvencionar la protección de bosques, océanos y especies. Y establecer un control multinacional de los alimentos, con etiquetas que indiquen el coste medioambiental de producirlos.

Al final, hace falta dinero para conseguir un crecimiento sostenible, algo escaso en todos los países con la crisis. Una opción, planteada por la Unión Europea en Rio+20 es crear un  impuesto sobre las transacciones financieras (tasa Tobin), no sólo para sanear la banca y recortar déficits sino para invertir en desarrollo sostenible. Pero no sólo es cuestión de dinero: hay que cambiar de rumbo, dar prioridad a la sostenibilidad en la salida de la crisis. Porque un  crecimiento insostenible, además de poner en peligro al Planeta, es siempre más caro: España, por ejemplo, consume cada vez más energía, el 80% importada, que nos cuesta lo que se ingresa por turismo. Ser ecologista de verdad es consumir de forma razonable y sostenible, como individuos, como empresas, como país. Economía eficiente = economía verde. Lo caro es destruir el Planeta y que lo paguen nuestros hijos y nietos.

domingo, 24 de junio de 2012

El turismo flojea y el Gobierno racanea


Era lo único que iba bien a pesar de la crisis: las exportaciones y el turismo, gracias a los extranjeros que nos compran y nos visitan. Pero las exportaciones se han desinflado este año y el turismo también flojea: crece la tercera parte que en 2011, un año récord . El sector alerta que las reservas de este verano están flojas y perderemos dos millones de turistas, por la recesión en Europa (afecta sobre todo al turismo británico) y la recuperación de Túnez y Egipto, que en 2011 nos “prestaron” dos millones de turistas. Tampoco ayudan la subida de las tasas aeroportuarias, las nuevas tasas autonómicas, la lentitud en los visados y los recortes presupuestarios: un 30% menos en promoción y modernización turística. El Gobierno acaba de aprobar un Plan con 28 medidas para reanimar el turismo, que puede ayudar pero con muy poco dinero: 438 millones al año, sólo un euro por cada cien que ingresa el turismo en España. Tacaños.  

El turismo, la primera industria española, se recuperó en 2011, tras las caídas de 2009 y 2010: 56.694.300 turistas (+7,6%), el cuarto mejor año de nuestra historia turística, gracias a dos factores excepcionales: la Jornada de la Juventud (agosto) y, sobre todo, la crisis del Norte de África (Egipto y Túnez), que nos desvió 2 millones de turistas (la mitad de los 4 millones ganados). Además, los turistas gastaron más (en 2011 no había recesión en Europa) y hubo un récord histórico de ingresos en divisas: 43.026 millones (30.611 netos, tras descontar el gasto fuera de los españoles), más de lo que costó la factura del petróleo (43.843 millones).

Pero en 2012, el turismo va más flojo : pinchó en abril (-1,7%), con la primera caída en 13 meses, aunque mejoró en mayo (+5,8%), para crecer un 2,4% en estos cinco meses, la mitad que en ese mismo periodo de 2011. La Semana Santa fue mala, como el puente de mayo (el tiempo no ayudó) y la mayoría de empresas turísticas reconocen haber vendido menos estos meses, por dos razones. La más directa, la recuperación de los mercados del Norte de África, que están quitando reservas en Canarias, Baleares y la costa andaluza y levantina. Y la otra, la recesión en Europa, de donde proceden 9 de cada 10 turistas: afecta más a británicos y nórdicos, aunque crecen franceses, alemanes y rusos (+30% este año, tras +50% en 2011).

Para este verano, el sector augura una caída de reservas del 6% y perder 1,9 millones de turistas en la temporada alta. Su preocupación son los turistas británicos (1 de cada 4 que vinieron a España en 2011), con un país en recesión y el incentivo de los Juegos Olímpicos para no salir este verano, además de la tentación de destinos que están tirando precios: Túnez, Egipto, Turquía y los intervenidos Grecia y Portugal, urgidos de divisas. También temen por el turismo nórdico (7% turistas) e italiano (6,6%). Pero Turespaña confía en Alemania (16% turistas), Francia (15%) y mucho en Rusia: sus reservas pueden crecer un 35% y gastan un 50% más que otros países. Pero hay que agilizarles los visados (como a China y otros paises), como ha empezado a hacerse.

Con todo, los mayores nubarrones de este verano se esperan en el turismo nacional, la otra mitad del mercado: la recesión se ha agravado, hay más paro y menos ingresos. Las reservas van mal, con muchos españoles esperando ofertas de última hora y optando por el turismo más barato, 80% al margen de los hoteles: campings, apartamentos y sobre todo, casas de amigos o familiares. Esta caída del turismo español la sufrirán más la cornisa cantábrica, el interior y Andalucía.

Con el verano así, el sector cree que el turismo (PIB turístico) caerá un -0,3% en 2012, mucho menos del -1,7% que caerá toda la economía (en 2011 creció un 2,6%, cuatro veces el 0,7% del PIB general). Con ello, el empleo se estancará (ocupa a 1.958.329 personas) o caerá algo, tras subir en 2011 (+10.000 empleos). Y el paro turístico aumentó en 2012 en todas las autonomías, salvo Canarias.

El pinchazo del turismo no es sólo por la recesión europea y la recuperación del norte de África. También hay problemas internos. El primero, un doble aumento de tasas, después de que Rajoy  no cumpliera su promesa electoral (otra más) de aplicarles un IVA superreducido (bajándolo del 8 al 4 %). Por un lado, el 1 de julio suben las tasas aeroportuarias, una media del 10,2% (2,10 € por asiento), pero mucho más en los 7 grandes aeropuertos por donde entran 3 de cada 5 turistas que vienen a España: Madrid (subida tasa 50,3%, tras subir otro 24% en 2011), Barcelona (+53,6% este año y 15% el pasado), Palma, Málaga. Gran Canaria. Alicante y Tenerife sur (+12,5%). Una subida que costará 100 millones al turismo sólo  este verano y que agravará  la caída del tráfico aéreo en 2012     (-1,8% hasta abril), incluso en vuelos low cost.


Por otro, Cataluña aplicará desde el 1 de noviembre una nueva tasa turística (de 0,50 a 2,50€ por noche en campings, hoteles y cruceros) y Andalucía la está estudiando, mientras Canarias se ha librado por los pelos, aunque el 1 de julio sube el IVA canario (IGIC), aumentando para los hoteles del 5 al 7% (la puntilla para un archipiélago que teme perder 2 millones de turistas este año). Y todo el sector tiembla ante la anunciada subida del IVA.

El otro mazazo son los recortes del Presupuesto 2012 (y los de autonomías y Ayuntamientos), de los que no se libra el turismo: hay un 30% menos para promoción exterior (sólo 438 millones), un 36% menos para Turespaña y menos ayudas para modernización (-33% para el Plan Qualifica de la Costa del Sol).


Una carga de profundidad para el sector, que recibe con esperanza el Plan Nacional de Turismo , aprobado el 22 de junio, con 28 medidas para los próximos 4 años: nuevo Plan de marketing para vender la marca España, campañas para promover el turismo nacional ("Veranee en España"), planes de reconversión de destinos maduros, créditos (pocos) para renovar infraestructuras y para jóvenes emprendedores, apoyo a municipios turísticos y a la internacionalización de nuestras empresas y privatización parcial de Turespaña. Un Plan que daría más frutos si no fuera tan tacaño : 1.800 millones en cuatro años (438 millones en 2012), sólo un euro de apoyo por cada 100 € que ingresa el turismo a España. Pobre apuesta para una potencia turistica mundial.


España tiene que renovar su oferta, insistir en un turismo diversificado y de calidad, que no compita sólo por precio, y buscar nuevos mercados fuera de Europa. Con todo, la clave para el turismo español está en Bruselas, en cambiar la política de recortes y reanimar la economía europea y española: con recesión, se viaja poco y se gasta menos. Y el turismo es clave, no sólo por sus divisas, sino por el empleo, sobre todo en Canarias, Andalucía, Baleares y Comunidad Valenciana, las regiones donde tiene más peso y donde hay también más paro. Es urgente destinar más recursos (incluso europeos) para reanimar al sector. Poner los parches que haga falta para que no se desinfle.

miércoles, 20 de junio de 2012

Auditor que no ve, crisis que te cae encima


El detonante de la crisis de Bankia (y del rescate a la banca) fue una auditoría que revelaba un agujero no aceptado por Rato. Pero ese mismo auditor había dado antes por bueno que Bankia tenía 305 millones de beneficios cuando ahora se sabe que tenía 3.318 de pérdidas. Otros auditores bendijeron antes las cuentas de siete Cajas y bancos intervenidos, sin que tampoco el Banco de España detectara nada. En paralelo, los auditores públicos (interventores) han dado tres datos de déficit público en seis meses y han sido incapaces de detectar ni la corrupción de Gürtel o los ERES ni las facturas sin pagar desde 2002. Ha fallado estrepitosamente el control de las cuentas, públicas y privadas, y eso nos sale muy caro. El Gobierno quiere privatizar parte del control de las cuentas públicas, empezando por Ayuntamientos y empresas públicas.
enrique ortega

Rato entregó a principios de mayo las cuentas de Bankia-BFA sin auditar, por una discrepancia con su auditor (Deloitte), que quería aflorar un agujero de 3.500 millones, lo que provocó la nacionalización. Pero ese mismo auditor no tuvo problemas en bendecir, en julio de 2011, la salida a Bolsa de Bankia como una operación “redonda” para los 347.000 inversores que han perdido ya tres cuartas partes de su dinero. Y otros auditores acaban de decirnos que los 305 millones de beneficios de Bankia en 2011 son en realidad unas pérdidas de 3.318 millones. Y que su saneamiento nos costará 19.000 millones más.

Hace dos años, en junio 2010, nacía Bankia con la fusión de Caja Madrid, 5 cajas pequeñas y Bancaja, auditada también por Deloitte, que dio el visto bueno a sus cuentas 2010. Pero ahora, otra auditoría encargada por  Rato en febrero (a través del responsable de Auditoría de BFA, el exministro del Interior Ángel Acebes), ha revelado que Bancaja estaba en quiebra técnica, con un patrimonio de -4.465 millones. Y Deloitte también auditaba (“sin problemas”) al Banco de Valencia, controlado por Bancaja, intervenido por el Banco de España en noviembre 2011.  

No son casos aislados. La auditora KPMG no detectó ninguna irregularidad en las cuentas de los últimos veinte años de la CAM, intervenida en julio 2011 por el Banco de España (“la CAM es lo peor de lo peor”, dijo el Gobernador, pero cuando ya le había caído encima). Ni tampoco los auditores de Catalunya Caixa (Deloitte), Unnim (Price Waterhouse) o NovaCaixa Galicia (sólo una salvedad de Deloitte en las cuentas de 2011, no antes), intervenidas por el Banco de España en junio 2011. Sólo en Caja Castilla la Mancha (CCM), intervenida en marzo 2009, y Cajasur (mayo 2010), los auditores (Ernst Young para CCM y Deloitte) pusieron salvedades (tarde) en sus auditorías, que llevaron al Banco de España a intervenir y cambiar sus gestores.

Salvo en estos dos casos (y tarde), el Banco de España no fue capaz de anticipar y evitar las  crisis bancarias que han supuesto el rescate de la banca española y costarán 60.000 millones en ayudas públicas. Los inspectores se defienden diciendo que ellos no deciden los planes de inspección y piden más independencia. Pero el prestigio del Banco de España está por los suelos y más después de que el Gobierno haya contratado 7 auditoras privadas (dos “ sospechosas”, Goldman Sachs y Oliver Wyman, y otras cuatro, Deloitte, Ernst  Young, KPMG y PWC, que llevan años auditando a bancos y cajas, incluidos los intervenidos…) para analizar las cuentas de la banca, junto al BCE, el FMI y la autoridad bancaria europea (EBA).

En paralelo, los auditores públicos (interventores) han dado el visto bueno a tres cifras distintas de déficit público en  menos de seis meses: 6% en noviembre, 8,5 % en febrero, 8,9% en mayo. Y si Europa ya no se fiaba, por lo que mandó dos misiones de inspectores de Eurostat en marzo, ha vuelto a mandarlos en mayo para revisar otra vez nuestras cuentas públicas. Cuentas que legalmente fiscalizan los interventores, funcionarios que trabajan en el  Estado, las autonomías y Ayuntamientos. Y también el Tribunal de Cuentas y las Cámaras de Cuentas que tienen 13 de las 17 autonomías.

Pero estos interventores tampoco han visto los problemas, desde el desvío de los déficits a las facturas impagadas desde 2002 o los casos de corrupción, como los de la Comunidad Valenciana (en especial, el caso Gürtel), Baleares (caso Matas) o Andalucía (EREs), donde la propia Guardia Civil han censurado a la Intervención General por “ignorar su deber”. La ley les obliga a fiscalizar pagos, pero o no ven o firman presionados por los políticos de turno.

La falta de credibilidad de los auditores está también detrás de la actual crisis mundial: no detectaron el problema de las hipotecas basura y las agencias de rating que ahora nos descalifican (Moodys, Standard &Poors y Finch) les otorgaron la máxima calificación hasta unos días antes de la quiebra de Lehman Brothers. Y en 2001, la crisis de Enron, tras falsear sus cuentas, ya supuso la desaparición de Arthur Andersen, la primera auditora del mundo.

Sin embargo, con la crisis, las auditoras son de los pocos negocios boyantes. Parece que “la transparencia vende”: en 2011, un 25% de las auditorías hechas en España fueron voluntarias. Las auditoras facturan 896 millones, pero un 76% lo mueven las cuatro grandes (Deloitte, Ernst Young, PwC y KPMG) que llevan muchos años auditando a los mismos: la mayoría de  los grandes bancos y empresas del IBEX llevan con el mismo auditor desde 1.990. Algo que quiere cambiar la Comisión Europea, con dos importantes cambios que tienen revolucionado al sector: las empresas tendrán que cambiar de auditor cada 12 años y no les podrán dar otros servicios (consultoría, legal, etc., que suponen ahora el 55% de la facturación de las auditoras).

Con esta norma, habrá más competencia y Bruselas quiere dar cancha a las medianas y pequeñas auditoras. Por eso, las auditoras presionan al Gobierno para que obligue a más empresas a auditarse (no sólo a las que cotizan). Y además, quieren entrar a saco en el sector público. El Gobierno ya les permite, en la Ley de Estabilidad,  participar en las futuras auditorías de los Ayuntamientos. Y también podrían entrar en las auditorías de las 20.630 entidades públicas, un jugoso pastel ya que sólo el 8% se auditan.

En definitiva, que en lugar de controlar y sancionar a los auditores, inspectores e interventores que no ven, el Gobierno busca corregirlo dando el  trabajo ( y la minuta) a las empresas privadas (que tampoco han visto), privatizando la fiscalización de las cuentas públicas. Para eso no hay recortes. Es nuestro dinero y debería controlarse con medios públicos. Eso sí, eficaces e independientes. Y si no vigilan y nos cae la crisis, que lo paguen.

domingo, 17 de junio de 2012

Renta 2012: pagamos más los de siempre


Toca confesarse con Hacienda. Y este año, como los últimos, nos han subido la penitencia: todos pagaremos algo más, sobre todo por no deducir tarifas y bases con la inflación. Y habrá menos devoluciones. Hay que estar atentos a las deducciones y tipos de las autonomías, porque cinco han subido los tipos del IRPF. Lo que no cambia es quien paga la Renta: el 79% de la recaudación viene de las nóminas .Y el pago recae sobre todo en las rentas medias, mientras los más ricos defraudan legalmente por otras vías. España es el país europeo donde más sube la presión fiscal, aunque es también el que menos recauda por impuestos. Y eso, porque carga en Renta, pero recauda menos en Sociedades, tabaco, carburantes e IVA, un impuesto que Bruselas exige subir.
enrique ortega

La campaña de Renta hace mucho ruido pero recauda poco: la mayor parte de este impuesto, con el que el Estado consigue casi la mitad de sus ingresos (el 43,15%, 69.803 millones en 2011) lo hemos pagado en 2011, con las retenciones mes a mes (93%). Ahora, con la declaración, se ajustan estos pagos con las deducciones de cada uno. Y a tres de cada cuatro les sale que Hacienda tiene que devolverle. Este año, de 19,1 millones de declaraciones, 14,6 millones son con devolución (600.000 menos que el año pasado) ,10.995 millones que en su mayoría volverán a los contribuyentes antes de julio. A los 4,5 millones de contribuyentes restantes les toca pagar ahora 6.308 millones.

En esta declaración se ha subido los tipos (Gobierno ZP) a los que más ganan (+120.000 euros) y a los ahorradores (del 19 al 21% para más de 6.000 euros de dividendos). Pero todos vamos a pagar más, al no descontarse la subida de la inflación de los tramos de la renta y no actualizarse el mínimo personal y familiar ni la reducción por rendimientos del trabajo. Algo que se hacía hasta 2008 y que nos supondrá pagar unos 2.500 millones más, según Gestha, entre 120 y 250 euros por contribuyente. Además, desaparece el cheque bebé. En cambio, los que hicieron obras en casa en 2010 tendrán más desgravaciones.

Otro año más, hay que estar atento a la autonomía donde se vive, ya que ha habido cambios en las desgravaciones y en los tipos regionales. Cinco autonomías han subido tipos a las rentas más altas, creando además nuevos tramos: Andalucía, Asturias, Cantabria y Extremadura (entre +1% y + 3%) y, sobre todo Cataluña (entre +2% y +4%). Y otras dos han bajado tipos (entre -0,1% y -0,4%): Madrid y la Rioja. En deducciones, el mapa varía mucho entre Castilla y León (deducciones por guardería, hijos y vivienda), Madrid  y Baleares (deducen por hijos y gastos escolares) y Extremadura, Asturias o Aragón (escasas deducciones). Al final, eso supone que una familia pague hasta 3.448 euros más o menos depende donde vida, según REAF.

La otra novedad es que vuelve el impuesto de patrimonio, aunque limitado a 160.000 contribuyentes, que tengan más de un millón de patrimonio neto (o 2 millones si viven en Madrid, Baleares y Comunidad Valenciana, que bonifican el 100%). Un impuesto poco útil (sólo recaudará 1.080 millones), que debería cambiarse por un impuesto sobre grandes fortunas.

Un año más, la Renta la pagan los que viven de una nómina: el 87% de los contribuyentes son asalariados y un 78,8% de la recaudación viene de sus sueldos, perfectamente controlados. Casi la mitad (42,8%) son mileuristas (8,3 millones de contribuyentes), con ingresos inferiores a 13.500 euros y pagan el 14,2% del IRPF. Las rentas medias bajas (de 13.500 a 28.500 euros), un 36,3% de contribuyentes (7 millones) aportan un tercio de la recaudación (33,7%). Y  las rentas medias altas (28.500 a 51.000 €), otro 15,1% de contribuyentes (3 millones) aportan un 25,9% más. Las rentas altas (51.000 a 96.000 €), con un 4,5% de contribuyentes (872.500) aportan el 13,9%. Y los más ricos (+ 96.000 €), un 1,3% de contribuyentes (252.000) aportan el 12,3% restante. En resumen: los que ganan entre 13.500 y 51.000 euros (10 millones de contribuyentes, más de la mitad) pagan el 60% del IRPF.

Sólo hay 8.077 contribuyentes que confiesan ganar más de 600.000 euros y pagan 1,4 millones de media. La Renta no está hecha para ellos, que evaden impuestos legalmente a través de empresas interpuestas (sin actividad), sociedades o SICAV. Las empresas, a través del abanico de deducciones que permite el impuesto de sociedades, pagan sólo el 9,9% de sus beneficios, cuando el tipo nominal es el 30%. Y los ahorradores ahora pagan del 19 al 21%. Enfrente, los asalariados pagan en esta declaración tipos mínimos del 24% que llegan al 48% en Cataluña. Sigue el trato desigual y el fraude.

Si rebajáramos el fraude a nivel europeo, se podrían recaudar 38.500 millones al año, actuando sobre grandes patrimonios y grandes empresas, que es donde está el 72% del fraude, según Gestha. Hacienda es más modesta y quiere recaudar 8.171 millones con su Plan antifraude 2012, centrado en alquileres no declarados, profesionales, cuentas ocultas en el extranjero, cobro de insolventes que no lo son y contrabando de tabaco. Y otros 2.500 millones con la polémica amnistía fiscal de los que afloren dinero negro este año.

Una reflexión final. España es el país europeo donde más sube la presión fiscal, según Eurostat. Pero somos uno de los países europeos con menos ingresos fiscales: se recauda el 31,9% del PIB, frente el 38,4% en la UE-27, el 47,6% en Alemania o el 42,5% de Francia. O sea, que nos brean a impuestos (y más en la declaración del año que viene), pero pagamos menos que el resto de europeos. Pagamos casi igual en Renta, pero mucho menos en carburantes, tabaco o IVA  y las empresas en Sociedades, los dos impuestos cuya recaudación se ha desplomado con la crisis.

La reflexión nos lleva a que reducir el déficit no pasa sólo por recortes, sino por ingresar más, a la europea, pero no estrujando a las nóminas con subidas como la aprobada por Rajoy, sino subiendo el tipo efectivo de Sociedades y subiendo el IVA (el más bajo de Europa), como exige Bruselas. Y poniendo otros impuestos, sobre transacciones financieras y grandes fortunas. Y luchando más contra el fraude. En total, se podrían ingresar 63.300 millones más, según Gestha, evitando muchos  recortes. Otro camino, más difícil porque pisa muchos callos.

miércoles, 13 de junio de 2012

España: rescate por la puerta de atrás


Se puede llamar rescate suave, rescatín o simples créditos para sanear la banca, pero hay un hecho indudable: Europa nos prestará hasta 100.000 millones, más del coste de los rescates a Irlanda y Portugal y casi lo que a Grecia. Bruselas va a controlar la reconversión de nuestros bancos y Cajas, imponiendo cierres y despidos. Y si nos imponen ya  déficits y reformas, ahora con más motivo: quien presta manda. Por eso, Rajoy acelerará la subida del IVA, los recortes en pensiones y desempleo y, quizás, en el sueldo de funcionarios. En otoño o para 2013. Pero no basta con este rescate por la puerta de atrás. Los mercados siguen inquietos: les preocupa no solo la banca, sino que España está en recesión y lo estará en 2013. Y si no crecemos, será difícil que les paguemos. Hay que rescatar a los parados, no a los bancos. Y al euro, que a falta del estallido de Grecia, está en el alero y así no aguanta ni tres meses. 
enrique ortega (a partir de Magritte)

El detonante del rescate europeo ha sido Bankia: necesita 19.000 millones más de ayudas, a las que sumar otros 30.000 de tres muertos más (CatalunyaCaixa, NovaGalicia y Banco de Valencia, las tres intervenidas). Demasiado dinero para pedir en unos mercados demasiado caros (6,5%). Rajoy  intentó que este dinero saliera del Fondo Europeo de Rescate, que se lo prestaran directamente a bancos y Cajas en apuros. Pero Merkel, el BCE y Bruselas no estaban por la labor: si queréis dinero, lo pedís como Estado, garantizándolo: pasáis por un rescate. Rajoy intentó echar un pulso, pensando que España era demasiado grande para que Merkel y Bruselas la dejaran caer en un rescate que podría hacer estallar al euro. Y por eso, Bruselas planteó un rescate por la puerta de atrás: sólo para la banca, para que los mercados se pusieran menos nerviosos. Rajoy no quería, pero le montaron una encerrona, entre filtraciones y presiones. Y acabó pidiendo el  rescate por videoconferencia.

Rajoy ha intentado hacer de la necesidad virtud, vendiendo el rescate como un triunfo. Pero es un fracaso: España no puede sanear su banca por sí misma y pide ayuda a Europa, hasta 100.000 millones, más que los rescates de Irlanda (85.000 millones) y Portugal (78.000) y tanto como el primer rescate a Grecia (110.000). Un dinero que irá básicamente a capitalizar Cajas y bancos, empezando por los cuatro intervenidos y siguiendo con otras cinco Cajas en procesos de fusiones (todas, salvo Kutxabank). No necesitarán dinero los demás bancos (quizás Bankinter). En total, entre 40.000 (cálculo FMI) y 60.000 millones, por los que el Estado pagará intereses, sobre un 3,75%, que no recuperará hasta que venda las Cajas intervenidas o se lo puedan devolver las demás cuando se saneen. Y a cambio, los planes de restructuración (cierre de sucursales y más de 10.000 despidos) los tendrán que aprobar Bruselas, el FMI y el BCE.  

En definitiva, la primera factura del rescate será pagar los intereses : 2.250 millones al año (para 60.000 millones), durante 10 años.Un coste que aumenta el déficit público (y la deuda de España), con lo que habrá que recortar de otro lado. Ya Bruselas, en sus recomendaciones de mayo, nos exigió subir el IVA, acelerar la reforma laboral y de pensiones, ajustar las autonomías. Y ahora, con el rescate, con más motivo: quien presta, manda. Volverá a hablarse de recortar la factura del desempleo y el sueldo de los funcionarios, en otoño o para 2013: una rebaja del 2,5% ahorraría 2.250 millones, los intereses a pagar por el rescate bancario. Y todo para que, en unos años, estas Cajas, saneadas con dinero público, sean vendidas a otros bancos.

El rescate y el prometido saneamiento bancario (el quinto en dos años) no van a agilizar el crédito en España, por dos razones. Primera, porque las entidades van a estar ocupadas un año en fusiones y saneamientos, inmovilizando más recursos para capitalizarse. Segundo, porque empresas y familias están pensando en quitarse deuda (desapalancamiento), no en endeudarse más. Y menos cuando no hay ventas ni consumo, porque estamos en recesión.

El rescatín tampoco ha servido para calmar a los mercados, como ya se sabía: a los tres países intervenidos les ha subido la prima de riesgo desde la intervención (Grecia paga cinco veces más y Portugal el doble). Y los tres están en una profunda recesión, provocada por duros ajustes que han traído más paro y una profunda crisis social y política. En España, el problema clave no es tanto la banca (que lo es) como la recesión: somos el único país de Europa (27) que va a decrecer este año y el que viene. Y si no crecemos, el Estado no podrá recaudar ni rebajar lo prometido el déficit. Y si hay más paro, los bancos seguirán con problemas. Y  España y los españoles no podremos pagar. Eso es lo que de verdad preocupa a los mercados. Cobrar.

Para dar confianza, más que rescates hace falta otra política. Obama lo dijo muy claro la semana pasada: España e Italia no pueden seguir “cortando, cortando y cortando”, ya que eso “aumenta el paro y les resulta más difícil pagar sus deudas y los mercados cuando ven esa espiral, empiezan a hacer cálculos y los tipos de interés suben y la vida se hace mucho más dura”. Clarito. Obama propone, como ha hecho en EEUU, estimular el crecimiento, como Hollande y muchos economistas. Acabar con el fundamentalismo de los recortes, que nos ha llevado a tres rescates y medio en dos años, con 12 países europeos en recesión. Y con el paro y la crisis social como los verdaderos problemas de Europa y España, no la banca ni la deuda. Hay que rescatar a los parados, no a los bancos.

Europa se la juega de verdad y tiene menos de tres meses para salvar el euro, según Lagarde (FMI). Quizás menos, porque este domingo 17 puede saltar por los aires en Grecia. Si sobrevive, tiene este mes tres oportunidades para buscar otro camino: la Cumbre del G-20 en México (18-19 junio), la Cumbre de los 4 en Roma (22 de junio) y la Cumbre europea (28-29 junio). Si Europa no aprende y no cambia de política, bajando tipos (BCE), reanimando las economías del sur y fomentando el consumo en el norte, arreciará la tormenta de los mercados. Porque nadie quiere prestar a un moribundo al que se le hacen más sangrías cada día. Así, se morirá.

domingo, 10 de junio de 2012

Consumir a ritmo de crisis


Cuatro años de crisis, con su secuela de paro y menores ingresos, han hecho que los españoles gasten menos y consuman diferente: dos tercios de los hogares reducen sus gastos en la vivienda, ocio, ropa y vacaciones y menos en lo más necesario, alimentación y transporte. A la hora de comprar, casi solo se mira el precio y vivimos obsesionados con las ofertas low cost, desde los viajes a los móviles pasando por los alimentos, donde crecen de forma imparable las marcas blancas. Y en Internet, triunfa la caza de gangas a través de los cupones de compra. Todo para intentar mantener el consumo con menos ingresos, algo imposible. Lo malo es que nos quedan todavía dos o tras años de bajo consumo para la mayoría, que cambiará aún más nuestros hábitos de compra.
enrique ortega

El consumo de las familias sigue cayendo en 2012, por segundo trimestre consecutivo, tras más de tres años estancado (y 9 trimestres cayendo). Algo esperable en un país donde hay el doble de parados y los que trabajan tienen menos ingresos y más incertidumbre. Y donde hay más de 17 millones de mileuristas (ganan menos 1.000 €), según los técnicos de Gestha, entre parados (los que cobran), pensionistas y asalariados (la mitad).

El gasto medio de los hogares cayó un 2,1% en 2010 (último dato INE), aunque corregido con los precios cayó realmente un 3,6%. Cayó más en los gastos menos necesarios: hoteles y restaurantes (-4,2%), muebles y equipamiento del hogar (-4,6%), ropa y calzado (-4,2%), ocio (-3,7%) y comunicaciones (-2,3). Apenas bajó en lo imprescindible: alimentación (-0,9%), luz, agua, calefacción y gastos de la vivienda (-1,6%) y salud (-1,4%). Y subió incluso el gasto en transporte (+1,6%) y enseñanza (+9,6%), dos básicos.

No sólo gastan menos, sino que los españoles han cambiado sus hábitos de consumo, según el Barómetro del CIS: dos de cada tres han reducido gastos, en todo menos en lo más básico (alimentación, transporte, vivienda y enseñanza). Los mayores recortes los han hecho en ocio, bares y restaurantes: comer fuera ha caído un 16% y uno de cada cuatro bares de copas ha cerrado. Un 66% ha reducido vacaciones (menos tiempo y al pueblo) y otro 64% sólo compra la ropa imprescindible (y arregla la vieja). Y en lo fundamental, también intentan ahorrar: el 70% vigila el gasto de luz, agua y calefacción, se usa menos el coche (8% menos desplazamientos, según la DGT) y no se le cambia (los talleres reparan más). Y hasta se gasta menos en médicos: uno de cada cuatro ha aplazado la visita al dentista.

En comer, el segundo mayor gasto de los españoles (14,4%) tras la vivienda (30%), también gastan  menos un 41% de las familias, según el CIS. En 2011, el gasto en alimentación cayó por segundo año, un 0,7% en volumen, aunque como subieron los precios (+1,3%), el gasto aumentó a 1.471 euros por persona (+0,8%). Y cambia la cesta de la compra: menos carne y pescado (más congelados), más pollo y platos preparados, menos leche y más derivados lácteos. Y también cambian los hábitos de compra: se planifica más (57,6%) y se mira sobre todo el precio y la proximidad, comprando con menos frecuencia, en los establecimientos más baratos: Mercadona, Carrefour, Alcampo y Día, según el Observatorio de Precios. Y sobre todo, el 92% de los consumidores compran ya marcas blancas.

En alimentación, las marcas blancas suponían un 42,9% del mercado en marzo, casi el doble que antes de la crisis (26% en 2005), con Mercadona como líder destacado: vende más que El Corte Inglés y su cuota (22%) iguala a la de Carrefour y Eroski juntos. Su éxito y el de las marcas blancas han revolucionado la distribución, con una alta penetración de las marcas blancas en droguería y limpieza (52%), perfumería e higiene (22,3%) y bebidas (21,6%), sobre todo zumos (58%).

Los consumidores valoran mucho la calidad de las marcas blancas, cuyo precio se está estancando ahora que dominan el mercado. De hecho, un estudio de la Comisión de la Competencia indica que cuatro grandes distribuidores (Mercadona, Carrefour, Eroski y Auchan) controlan ya el 58% del mercado alimenticio, empleando prácticas restrictivas de la competencia que pueden frenar la bajada de precios de los últimos años.

Pero las marcas blancas están ahí para quedarse y ganar terreno, más en España que en el resto de Europa. Y lo mismo los productos low cost: vuelos y viajes, ocio, coches, seguros, móviles, electrónica y hasta hoteles y restaurantes. La crisis ha forzado la competencia y sobre todo el poder comparar precios (la variable clave ahora) a través de Internet.

Internet se ha convertido en una gran tienda global a la caza de chollos y rebajas todo el año. Primero fueron los outlets online, tiendas que venden productos fuera de temporada, sobre todo ropa, con descuentos hasta del 80%. Y el último año, el boom son las Webs de cupones, que tienen ya 8,2 millones de usuarios únicos (+24,2%), según Nielsen. Son portales que ofrecen ofertas, productos y servicios con descuentos del 30 al 70%, generalmente por plazo limitado (horas o días), comprando un cupón a canjear por la compra. Y la tienda o la empresa vendedora, que paga hasta un 50% de la venta a la Web de cupones, consigue multiplicar sus clientes y notoriedad. Una fórmula de éxito, asentada en Groupon y Letsbonus (2,4 millones usuarios cada uno), Groupalia (1,8), Offerbox (1,2) o Primeriti (1). Y con la variante de los Clubs privados de venta, con catálogos propios, como Privalia (1,2 millones usuarios), BuyVip (1,1) y Ofertix (1).

Al final, son miles de bombardeos diarios, desde Internet o el supermercado, para que sólo miremos el precio y sigamos comprando, consumiendo, con el gancho del “chollo” y del low cost. Pero no deja de ser un espejismo: somos realmente más pobres, con menos ingresos y vamos a poder gastar menos. Ahora y todavía dos años más, como mínimo. No nos engañemos.

miércoles, 6 de junio de 2012

La Iglesia, cortina de humo del catastrazo


En plenos recortes y subida de impuestos, la Iglesia se ha convertido en chivo expiatorio por no pagar el IBI a los Ayuntamientos. Como tampoco lo pagan miles de instituciones, desde colegios y embajadas a Renfe, Fundaciones, mezquitas, Cruz Roja, la duquesa de Alba o el hotel Palace. Unos 1.000 millones que se dejan de ingresar, sólo 50 de la Iglesia. Que también disfruta de exenciones en muchos impuestos, desde sociedades a sucesiones o plusvalías, como otras instituciones. Al final, la revisión de estos privilegios, que hay que hacer, encubre el catastrazo: la subida del IBI, entre 90 y 120 euros, que nos van a hacer los Ayuntamientos en 2012 y 2013. Y tampoco se habla de otros privilegios: 38.102 millones que se van en exenciones fiscales (muchos a grandes empresas) y 13.700 millones en subvenciones, al Hipódromo de Madrid (2,27 millones), el Teatro Real (13,15 millones) o la Federación de Fútbol (3 millones). Sin ellos, no habría déficit ni recortes.  
enrique ortega

Los privilegios fiscales de la Iglesia, el segundo patrimonio de España tras el Estado (100.000 inmuebles, miles de tierras y 3.700 monumentos), se remontan a hace siglos y se concretan en el Concordato firmado con Franco en 1953 y renovado en los Acuerdos con la Santa Sede de 1979. Pero en 2002, el PP aprueba la Ley de Mecenazgo, donde incluye los beneficios fiscales de la Iglesia y los amplía a otras instituciones sin fines de lucro, que tampoco pagan el IBI a los Ayuntamientos: locales públicos (colegios, comisarias, cuarteles…), colegios concertados, Cruz Roja y ONGs, Federaciones Deportivas, mezquitas y otras religiones, Fundaciones, Renfe y edificios históricos, desde el Palacio de Liria al Hotel Palace o la SGAE. Partidos y sindicatos dicen que sí pagan.

Ahora, los Ayuntamientos le han echado el ojo a los bienes de la Iglesia, para intentar tapar sus agujeros. Y ya hay varios, incluso del PP (Zamora, Valladolid, León) que preparan un censo de locales, mientras el PSOE ha ordenado a sus concejales que presenten mociones en los Ayuntamientos para cobrar el IBI, al menos de los edificios que no se dedican al culto (aparcamientos, restaurantes, hospederías, viviendas…), un pago que el PP ha ordenado que rechacen sus concejales. El antiguo alcalde, Ruíz Gallardón, estimó que la Iglesia dejaba de pagar en Madrid 4,8 millones por el IBI. Dado que Madrid ingresa la novena parte del IBI de toda España, podría estimarse en 43,2 millones el IBI de los inmuebles de la Iglesia que sumados a sus bienes de naturaleza rústica (pagan un IBI muy bajo) sumarían 50 millones. Un 5% de los 1.000 millones que dejan de ingresar los Ayuntamientos por el IBI de los que no lo pagan.

Pero los privilegios fiscales no son sólo en el IBI. La Iglesia y demás entidades sin ánimo de lucro tienen importantes exenciones en varios impuestos más: plusvalías, sucesiones, transmisiones patrimoniales y sucesiones. El único impuesto del que está exenta la Iglesia y no los demás es el de licencia de obras municipales (ICIO), por el que los Ayuntamientos recaudan 1.500 millones (como mucho, la Iglesia debería pagar 15). Y desde 2007, la Iglesia paga también el IVA (se ahorraba unos 30 millones), por imposición de Bruselas.

En paralelo a la polémica del IBI ha saltado el tema de la financiación de la Iglesia en España, donde recibe unos 5.800 millones al año del Presupuesto. Una parte (250 millones) es dinero de los contribuyentes católicos (7,5 millones), que marcan su casilla en el IRPF, algo que no pueden hacer los creyentes de otras religiones. Otros 700 millones es dinero público que paga a unos 18.000 profesores de religión. Luego está el pago de capellanes en instituciones públicas (25 millones), ayudas a ONGs (91,3 millones a Cáritas y Manos Unidas), el coste de la sanidad a los religiosos (700 millones), la rehabilitación del patrimonio de la Iglesia (13 millones) y, sobre todo, los 4.000 millones destinados a financiar la enseñanza religiosa concertada (1.400.000 alumnos), que si no tendría que impartir la enseñanza pública.

La polémica es si todo este dinero tiene que salir del Presupuesto o si la Iglesia debería autofinanciarse con sus fieles, como hace en Alemania y muchos países. Es lo que planteaban a medio plazo los Acuerdos de 1979 (“lograr por sí misma los recursos suficientes”) y lo que proponía  una moción de IU, apoyada por Grupo Mixto y PSOE (que no resolvió la financiación de la Iglesia en casi 8 años de Gobierno) y rechazada por PP, CiU y UPyD.

Al margen de la financiación de la Iglesia, que paguen el IBI (ellos y otros) no es algo que puedan decidir los Ayuntamientos, ya que les exime una Ley (de Mecenazgo), que habría que cambiar (y entonces estarían detrás los acuerdos con la Santa Sede). Y mientras se habla de la Iglesia, nos olvidamos del catastrazo, la subida del IBI a particulares y empresas por partida doble. Por un lado, este año se ha revisado el catastro de muchas ciudades (Zaragoza, Palma de Mallorca, Santa Cruz de Tenerife, Oviedo, la Coruña y Murcia), después que el verano pasado se revisara el de Madrid y 215 municipios más. Y por otro, a todos se les sube el tipo del IBI, entre el 10% (en más de la mitad de los Ayuntamientos) y el 4%, según el año de revisión catastral. Una subida del recibo entre 90 y 120 euros, en 2012 y 2013.

Y hablando de privilegios fiscales, no sólo están los que no pagan el IBI. En 2012, hay 38.102 millones en desgravaciones fiscales, que el Estado no ingresará y beneficiará a particulares (6.000 millones a los compradores de pisos)  y sobre todo empresas (6.046 millones en sociedades). Y otros 13.700 millones en subvenciones a una lista de 500 entidades, desde el Hipódromo de Madrid (2,27 millones) al Teatro Real (13,15), la Opera de Bilbao (1,75 millones), la Federación Española de Fútbol (3 millones) o la Maestranza (2,12). En total, 51.802 millones, vez y media los recortes, que se reparten sin transparencia y con el desconocimiento de la mayoría de españoles. Eso sí tiene morbo, más que el IBI de la Iglesia.