domingo, 15 de julio de 2012

Superajuste Rajoy: la puntilla a la recesión


Lo venden como el mayor ajuste de la democracia (y lo jalean). El cuarto recorte en seis meses de Gobierno Rajoy. Una vuelta de tuerca más a los impuestos y a los gastos, incumpliendo las últimas promesas electorales. Y todo para satisfacer las peticiones de los fundamentalistas de Bruselas, que sólo aceptan rescatar nuestra banca a cambio de más recortes. Un ajuste injusto, porque recae más en los ciudadanos que menos tienen, e ineficaz, porque ni calma a los mercados ni ayuda a salir de la crisis, como han demostrado ya dos años largos de recortes. Al contrario: el superajuste Rajoy retraerá más el consumo y agravará la recesión, provocando más paro. Y con ello, se recaudará menos y bajará menos el déficit, lo que forzará a más recortes antes de fin de año. Es un bucle suicida.
enrique ortega

El aleteo de Bankia, pésimamente gestionado por el Gobierno, provocó la conmoción del rescate europeo de España por la puerta de atrás. Y ni Bruselas ni Berlín iban a dar 100.000 millones de euros (aunque sean para la banca) sin condiciones. Quien paga manda. Por  eso, al día siguiente de que el Eurogrupo aprobara el rescate a la banca española, Rajoy anunciaba en el Congreso su cuarto ajuste, el más duro: 65.000 millones en dos años y medio (entre recortes y subida de impuestos), frente a 15.000 de Zapatero (mayo 2010) en año y medio. Y ya no había medias tintas: “no tengo más remedio que hacerlo, aunque no me guste”, dijo Rajoy. Bruselas manda: estamos intervenidos, se diga como se diga.

Pero no se trata sólo de cumplir con las recetas de los fundamentalistas de Bruselas. El Gobierno ha visto que no le salen las cuentas, sólo dos meses y medio después de aprobar los Presupuestos 2012: la recaudación del IVA cayó el 10% hasta mayo y la de sociedades un 8%, por culpa de la recesión. Y  con la prima de riesgo por las nubes, el pago de intereses ha crecido un 31,9%. Así no hay forma de rebajar el déficit, ni siquiera con el respiro que nos acaba de dar Bruselas para dejarlo en el 6,3% este año. Y menos dejarlo en el 4,5 % en 2013. Hay que sacar dinero debajo de las piedras y cortar gastos con la guadaña.

“No queda más remedio” que seguir olvidando las promesas electorales y subir el IVA, al 21 % (como Grecia, Portugal e Irlanda, los tres países intervenidos “oficialmente”), para arañar 7.500 millones. Dejar sin la paga de Navidad a 2.700.000 funcionarios (otros 4.000 millones). Recortar el paro desde el sexto mes a los nuevos parados y suprimir la prestación asistencial de 426 euros a los menores de 55 años. Subir el tabaco y poner tasas medioambientales y a los carburantes. Recortar las ayudas ya menguadas a los ancianos a los que cuidan sus familias o en residencias. Y pegar otro tajo de 600 millones al Presupuesto 2012. Eso ya. Y desde enero, se suprime la desgravación por vivienda, un error que recuperaron al llegar al Gobierno (y que cuesta 2.523 millones). Y para 2012 y 2013, como guinda, se rebajan un punto las cotizaciones sociales, una escasa ayuda para emplear en tiempos de recesión. Y se anuncia un tajo a los Ayuntamientos, reduciendo un 30% de concejales para las elecciones de 2015.

Las medidas son injustas, porque recaen más sobre los ciudadanos con menos recursos. El IVA lo pagan igual los ricos que los mileuristas, en un país con los salarios a la baja, alza de impuestos y subidas de la luz, transportes y tasas. Y subirlo será la puntilla para el comercio y el turismo.Y se cargan el cine, el teatro y la música, al subir su IVA del 8 al 21%. Reducir la prestación de desempleo (864 euros de media) es una racanería ideológica (“para animarles a buscar empleo”, Rajoy dixit, como si lo hubiera) que esconde que casi la mitad de los parados no cobra nada. Los funcionarios llevan dos años con el sueldo congelado e incluso rebajado en Cataluña, Andalucía y Castilla la Mancha. El recorte a los ancianos, en la Ley de Dependencia, ya clamaba al cielo y se va a agravar ahora quitándoles 200 millones más. Y sobre  las pensiones futuras, Rajoy promete a Europa acelerar el retraso de la jubilación a los 67 años (prevista para 2027), pensando incluso en subir de 15 a 25 años el periodo de cómputo antes de lo previsto (2023). A los autónomos y profesionales les suben las retenciones que les deducen de sus ingresos (del 15 al 21%). Y a los jóvenes, les quitan 63 € al mes de las ayudas al alquiler (quedan en 147 €), a los que las tenían antes, ya que el 31 de diciembre las quitaron.

El superajuste de Rajoy es ineficaz, como los ajustes que llevamos desde el primero de Zapatero en mayo de 2010: la economía ha ido a peor, hemos pasado de crecer a decrecer, el paro aumenta sin cesar, hay más pobreza y desigualdad. Y España será el único país europeo que no crezca tampoco en 2013 y que no cree empleo neto hasta 2015. Y la prima de riesgo está 200 puntos más arriba de cuando llegó Rajoy. Ni eso. Más desconfianza.

“¿Servirá de algo?”, se preguntaba Rajoy sobre su ajuste. Sí, para hundirnos más en la recesión, para traer más paro. No hay que ser economista para entender que si se sube el IVA y los impuestos, si se recortan ingresos a funcionarios y parados, si se hacen recortes por doquier, la gente consumirá menos, las empresas venderán menos y la economía caerá más, aumentando el paro. Es lo que ha pasado en Grecia, en Portugal, en Irlanda. Y en España. La receta de los fundamentalistas, de Bruselas y de España, hunde más la economía. Y  los mercados temen no cobrar su deuda si la economía no crece. Elemental.

¿Qué se puede hacer? Ir por otro camino: hay que reanimar la economía, el consumo (público y privado), buscando ahorrar en lo que se pueda pero incentivando la inversión y el empleo entre los jóvenes y en sectores con futuro, desde el turismo a las energías alternativas pasando por la exportación, las pymes y las nuevas tecnologías. Olvidarnos de Merkel y seguir la senda de Obama, poniendo el paro y no el déficit como el primer problema del país. Pero España no puede hacerlo sola: hace falta un cambio drástico de política en Europa, que tiren Alemania y la Europa del norte y un Plan Marshall de verdad, no los ridículos 120.000 millones de la última Cumbre.

Mientras, a cortísimo plazo (este lunes), Bruselas debe pedir al BCE que salga en apoyo de España, comprando deuda para rebajar la prima de riesgo y compensarnos de los sacrificios del superajuste. Y cuanto antes, compartir la deuda europea (eurobonos), para que no haya dos Europas: los países que los mercados quieren financiar (Alemania, Holanda, Austria Finlandia y Francia), incluso con tipos negativos (pagándoles) y el resto (la Europa del sur), asfixiados por tener que financiarse a precios imposibles.

Por el camino de Rajoy (y los fundamentalistas de Bruselas), la economía se hundirá más en el pozo: caerá el consumo, caerá la actividad (más del 2% PIB), el paro llegará a los 6 millones y caerá la recaudación, con lo que tendrán que hacer otro recorte antes de fin de año, usando ya las últimas balas: pensiones, el paro y los sueldos de los funcionarios, más la  sanidad y educación. Y eso llevará a más recesión y a más recortes. Un bucle suicida que temen los mercados. Es el problema de hacer muchas sangrías a un enfermo: se te acaba muriendo.

Tenemos una triste papeleta: un Gobierno que no hemos votado (Bruselas) nos está imponiendo una política suicida, que no da frutos y que empeora la vida de la mayoría de los españoles. Lo mismo pasa en media Europa. Y en España, un Gobierno apoyado sólo por la mitad de los españoles va de traspiés en traspiés, improvisando día a día, sin rumbo y llevándonos al precipicio con la idea de que no hay otra elección que el sufrimiento o la ruina. Para eso no necesitamos líderes ni economistas. Ya nos hundimos solos. Es menos frustrante.  

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