domingo, 29 de abril de 2012

Móviles: batalla por el robo de clientes


La crisis también ha llegado a los móviles: se venden menos y más baratos, mientras Movistar y Vodafone ya no los regalan como gancho comercial, por su alto coste. Y porque sus ingresos han caído un 4%. Pero sigue la guerra de precios y el robo de clientes: cada mes, más de medio millón cambian de compañía. Todavía deben bajar más los precios, más altos que en Europa, pero las operadoras temen que esta guerra les impida invertir en redes, que pueden colapsarse si no se amplían y se hacen más veloces, por el vertiginoso aumento del tráfico de datos. La pelea es quien paga esas inversiones, ya que Google, las redes sociales y las empresas de contenidos son los que más ganan con las redes y no invierten. Al final, acabaremos pagándolo también los usuarios, pero indiscriminadamente.

El negocio de la telefonía móvil es un mercado maduro y saturado, porque no puede crecer mucho: hay  56,2 millones de líneas y 36 millones de usuarios, con lo que tienen móvil el 92% de los mayores de 16 años. La crisis y la guerra de precios ha bajado un 4% los ingresos de las operadoras de móviles (13.461 millones en 2011), que suponen el 58% del negocio de las telecomunicaciones y 2,5 veces los ingresos de la telefonía fija.

La guerra de precios, agravada desde el verano, agudizó la fuga de clientes: 5,5 millones en 2011 y unos 540.000 al mes en 2012, con lo que somos el país con los clientes más infieles de Europa. Y pierden más los que más clientes tienen: Movistar (perdió 2,15 millones de clientes en 2011 y tiene un 39,6% de cuota, frente al 60% en 1999), Vodafone (-1,6 millones y 28,2% cuota) y Orange (-1,1 millones perdidos, aunque ganó 1,4 y tiene 20,06 % de cuota), mientras los ganan Yoigo (la sueca Telia Sonera, que entró en 2007, ganó 779.000 clientes, con el 5,34% de cuota) y los operadores móviles virtuales (MasMóvil, Simyo, Jazztel, Pepephone, Happy Móvil , Labara, Eroski móvil, Carrefour online y hasta 30 en total), que alquilan las redes de los grandes y les robaron 1.224.212 clientes (tienen 6,78% de cuota).

Un mercado que no crece para unos 40 operadores que pelean cada día por el cliente a golpe de tarifas y con el caramelo de regalar terminales, sobre todo teléfonos inteligentes (Smartphones). Pero tanto Movistar como Vodafone ya no regalan teléfonos a nuevos clientes, sólo a los clientes fieles, para que no se vayan. Eso sí, ofrecen a los clientes nuevos financiarles el nuevo terminal (sin intereses y en cuotas mensuales) y pagarles por su viejo teléfono si lo cambian. Y además, como ha caído la venta de móviles (-10% en 2011), están vendiendo Smartphones usados (con 40% de descuento) y Movistar se ha aliado con Mozilla, Qualcomm y Adobe para fabricar un Smartphone low cost, de 100 dólares (unos 70 euros).

Las operadoras fomentan el uso de los teléfonos inteligentes porque el negocio no está en las llamadas sino en los datos, en el acceso a Internet. Pero el Smartphone y los dispositivos móviles (tablets y videoconsolas con acceso a la red) pueden colapsar sus redes y les obligan a cuantiosas inversiones, unos 150.000 millones para todas las operadoras europeas. El tráfico de datos se va a multiplicar por 18 en cinco años, según un estudio de Cisco. Eso obliga a las operadoras europeas a invertir en redes de cuarta generación (4G), con una velocidad superior a 100 megas (diez veces más que las redes 3G), que Movistar tiene en pruebas en Madrid, Barcelona y Londres.

Mientras, la batalla de cada día se da en las tarifas, cada vez más enrevesadas para atraer al cliente que busca ahorrarse el céntimo. La guerra ha provocado ya que los precios hayan caído casi la mitad (-43% desde 2007), pero todavía son más altos que en Europa: la telefonía móvil es un 60% más cara en España, según Eurostat. Y deberá bajar a partir de abril y sobre todo en enero de 2014, por imperativo dela Comisión Europea, que obliga a las compañías a bajar (de 4 céntimos a 1,09) las tarifas que se cobran entre ellas, lo que debería repercutir (aunque sólo un 20%) en los clientes.

Pero lo fundamental no son las tarifas escaparate (que bajaron otro 10% en 2011), sino lo que realmente pagan los usuarios, con los trucos de las tarifas planas: si hablan más de lo contratado (muy habitual), se pasa de pagar de 6 o 8 céntimos a 12 o 18, más el establecimiento de llamada (15 céntimos). Y están las cuotas fijas, consumo mínimo, coste SMS, exigencia de permanencia, limites de navegación…, que al final suben la factura. Por eso, crece el móvil de prepago: lo tienen el 70 % de clientes en compañías low cost y un tercio en las grandes.

Los clientes se beneficiarán del aumento de competencia que supondrá  poder cambiar de compañía en un día (ahora son 4) desde junio de 2012. Pero ojo: las operadoras van a tener que hacer cuantiosas inversiones en redes y 4G y tendrán que sacar el dinero de algún sitio. Por eso, los Gobiernos y la UE les tendrán que ayudar con las tarifas. Y los operadores tendrán que seguir peleando duramente con Google, Apple, Microsoft  y las redes sociales, que son los que sacan más ingresos de Internet, para que ayuden a financiar unas redes que son la clave de su negocio: sin carreteras no hay tráfico.

Pero al final, lo fácil es que lo paguemos los usuarios, indiscriminadamente. Porque un 80% de internautas usan poco la Red y pagan casi como el resto. Ahí está la clave: quien consuma más redes, más datos, más vídeos, más contenidos y aplicaciones, sobre todo empresas y profesionales, que pague más por su móvil conectado a Internet. Y sobre todo, los que hacen negocio con los móviles y la Red. No tarifas planas iguales para todos. Sería injusto.

miércoles, 25 de abril de 2012

Infraestructuras: un recorte suicida


Uno de los mayores tajos del Presupuesto 2012 se da a la inversión en infraestructuras, por tercer año consecutivo: España va a invertir en obras públicas la mitad que en 2010. Se trata de la mayor paralización de obra civil de las últimas décadas, lo que se traducirá en más paro, cierre de empresas y pérdida de competitividad. No se trata de hacer obras faraónicas, sino salvar la brecha con Europa en transportes, comunicaciones, obras hidráulicas, depuradoras de aguas y equipamientos sociales. Hace falta pactar un Plan de infraestructuras para una década y pelear con Bruselas para financiarlo, con créditos y ayudas europeas, que se acaban. Nos jugamos la competitividad y el futuro.

Hemos pasado de un extremo al otro en tres años: de ser el país de Europa que más invertía en infraestructuras (unos 25.000 millones al año en el boom 2004-2008) a recortar la inversión a menos de la mitad (- 20.000 millones en los últimos 3 años). De la burbuja de las infraestructuras, con obras faraónicas por doquier, a no tener presupuesto para hacer depuradoras, arreglar viejas carreteras o terminar obras hidráulicas contra la sequía.

En el Presupuesto 2012, la inversión en infraestructuras de Fomento (11.386 millones) cae un 22,2%, que se suma a los recortes de 2011 (-31,7%) y 2010 (-19%), con lo que es ya la mitad que hace dos años (21.240 millones en 2010). El mayor tajo se lo llevan las obras hidráulicas     (-36,3%), cuando España tiene un serio problema de sequía y Bruselas nos ha llamado la atención por la mala depuración de las aguas residuales. También caen las inversiones medioambientales (-64% en 2 años) y en puertos (-33,1%), donde ha habido un exceso de hormigón. Sube la inversión en carreteras (+7,8%), aunque apenas hay dinero para conservación: 873 millones, la mitad de lo que haría falta, según la Asociación Española de la Carretera, que denuncia que tenemos” la peor red de carreteras en 25 años”.

La mitad del presupuesto se lo lleva el ferrocarril, sobre todo la alta velocidad (4.187 millones para el AVE), con fuertes inversiones en los accesos a Galicia (1.217 millones) y al País Vasco (1.080 millones AVE Norte), donde habrá elecciones en 2013. Y 135 millones  para el AVE a Extremadura, que ya no continúa a Portugal. El Gobierno Rajoy (gallego como la ministra de Fomento) apuesta por llevar el AVE a Galicia, más de 10.000 millones para una dudosa inversión: no llegará a 2 millones de pasajeros cuando harían falta más de 3 (en el primer trimestre, el AVE Orense-Santiago-A Coruña ha transportado una media de 68 pasajeros por tren). Mientras, Cercanías se lleva sólo 28,5 millones del Presupuesto 2012, aunque las utilicen millones de pasajeros. Y la mayoría de los puertos y aeropuertos siguen sin conexión con el ferrocarril.

A este recorte de 3.300 millones en Fomento hay que sumarle el de autonomías y Ayuntamientos, con lo que el tajo serán unos 8.000 millones, que van a provocar unos 150.000 despidos y la asfixia de muchas empresas. Sobre todo, porque hay muchas obras ya comprometidas (1.700 millones heredados en carreteras y 28.000 millones en ferrocarril, según Fomento), con lo que apenas habrá obra nueva. Y eso supone la puntilla para las empresas, que ya han sufrido una drástica caída de la licitación pública: de 47.198 millones en obras públicas (2006) se ha pasado a 13.659 (2011).

Este tijeretazo en las obras públicas se da en un país que todavía tiene un gran retraso de infraestructuras frente a Europa. La propia patronal CEOE ha pedido al Gobierno que se inviertan 80.000 millones en infraestructuras en 5 años, en tres frentes. Uno, construir 5 corredores ferroviarios (Bruselas sólo va a ayudarnos a financiar el Mediterráneo y el Atlántico), invirtiendo 50.000 millones, para duplicar el transporte de mercancías por tren (van sólo el 4%, frente al 11% en Europa). Dos, invertir 16.000 millones en el ciclo del agua, con infraestructuras y depuradoras. Y tres, invertir en equipamientos sociales: 4.600 millones en 30 nuevos hospitales y 10.000 millones en residencias de ancianos (en Dependencia podrían crearse un millón de empleos, según CEOE).  

Para financiar estas obras, los empresarios plantean invertir ellos la mitad, a cambio de concesiones, tarifas y créditos. El Gobierno Rajoy está preparando para julio un Plan de infraestructuras 2012-2024, donde contempla invertir 225.000 millones (unos 16.000 al año, frente a los 20.000 de los ocho años anteriores). Para financiarlo, contempla pedir créditos al Banco Europeo de Inversiones (BEI), abrir una línea de crédito oficial (ICO) y buscar capital privado, a cambio de darles concesiones y privatizar la gestión de las obras (ya lo han hecho con hospitales y residencias).

Hay que volcarse en este Plan, porque es la última oportunidad para recuperar el retraso en infraestructuras frente al norte de  Europa, con quien tenemos que competir. Y la última oportunidad de optar a fondos europeos (los de cohesión se nos acaban en 2014). Invertir en infraestructuras que hagan falta es clave para relanzar la inversión, el empleo (18 empleos por cada millón invertido) y los ingresos públicos (580.000 € de ingresos fiscales y menos gastos en desempleo por cada millón invertido). Y para conseguir una industria y un transporte con menos costes y menos consumo de energía, más competitivos.

Ha habido muchos excesos: AVEs sin viajeros, autopistas sin coches, puertos sin barcos o aeropuertos sin aviones. Pero recortar la inversión en infraestructuras es un suicido para un país en recesión, que va camino de los 6 millones de parados y que todavía tiene retrasos frente a Europa en transportes, comunicaciones, gestión del agua, equipamientos y medioambiente. Hace falta un gran Pacto de infraestructuras para una década  y sumar esfuerzos para financiarlo. Y pelear con otros países de la Europa del Sur para conseguir más fondos europeos. El Plan Marshall del que se habló en la Cumbre europea de enero y que quedó en agua de borrajas. Un Plan de grandes obras para salir de la recesión invirtiendo en futuro. No podemos esperar más.

domingo, 22 de abril de 2012

Requeterecortes en Sanidad y Educación


El Gobierno Rajoy, después de hacer drásticos recortes en el Presupuesto 2012, quiere ayudar a las autonomías (11 de su cuerda) a hacer los suyos. Y para ello, les ha regalado una serie de cambios legales para hacer 10.000 millones de recortes adicionales en Sanidad y Educación, que gestionan en un 93%. En Sanidad, el ajuste va sobre todo a disuadir el gasto farmacéutico, haciendo que paguemos más por las medicinas, una medida compleja de aplicar y un parche, ya que no aborda las ineficacias de un sistema sanitario cuyo gasto crece sin parar. En Educación es peor: se opta por recortar plantillas y costes, perjudicando la calidad de la enseñanza en un país con menos formación y el doble de paro. Al final, en lugar de buscar más ingresos, se opta por el fundamentalismo de los recortes.
enrique ortega

El primer recorte en Sanidad es el del Presupuesto 2012: 32 millones menos (-45%) en políticas de prevención (la clave de un ahorro estable), recorte en el Plan antidroga (-28%) y  supresión financiación del Plan antisida (6 millones) y Plan bucodental infantil. Y ahora, 7.000 millones más de recorte que harán las autonomías, la mayor parte en medicamentos (un 22% de la factura sanitaria). Eso se suma a los 5.000 millones recortados en Sanidad en 2010 y 2011, con lo que serán más de 12.000 millones en 3 años.

Ahora, casi la mitad de los recortes autonómicos vendrán de que pagaremos más por las recetas, tanto los pensionistas como los activos, según nivel de ingresos y con un tope mensual. Una medida que trata de disuadir la barra libre de medicamentos: se hacen 1.000 millones de recetas al año, con 17.000 millones de gasto (11.000 en farmacias y el resto en hospitales). Y el problema es el despilfarro: los pensionistas, que no pagan nada, hacen el 72% del gasto y van a la farmacia con tacos de recetas tirando luego 3.700 toneladas de medicamentos (1.200 millones a la basura). Parece lógico disuadir este consumo injustificado, aunque el sistema elegido es muy complejo y requerirá inversiones y tiempo (Madrid y varias autonomías no tienen implantada la receta electrónica). Y nos obligará a  pagar 10 euros por la nueva tarjeta sanitaria, antes de dos meses.

Otras medidas se dirigen a frenar el turismo sanitario (extranjeros), a unificar el catálogo de prestaciones entre las autonomías (a la baja) y, sobre todo, a recortar la factura de medicamentos, sacando del Nomenclator de financiables a los más baratos (pagaremos el 100% por paracetamol y muchas medicinas) y forzando a laboratorios y farmacias a bajar más los precios (llevan 20 recortes en 10 años), en perjuicio de la investigación y la calidad.

Y poco más. Un parche farmacéutico que evita abordar el problema de fondo: el crecimiento disparado del gasto. España tiene una Sanidad más barata (65.000 millones, el 6,5% del PIB) que la mayoría de países occidentales, pero ha crecido un 6,6% interanual, por dos razones: la tecnología sanitaria es cada vez más cara y la población vive más años (y vivirá más). Por eso, no basta con cobrar unos céntimos más por receta, hay que tomar medidas de fondo: reducir el número de medicamentos (el 35% de los financiados por el SNS no aportan nada sobre la molécula existente) y costosas tecnologías (un 30% ineficientes, según la OMS), afrontar el problema de los ancianos y enfermos crónicos, potenciar la prevención y la atención primaria, desmasificar las urgencias y cambiar la política de compras y la gestión de personal (aumentando horarios, reduciendo absentismo y temporalidad e introduciendo incentivos). Reformas de fondo que no se hacen.

En Educación, el primer recorte se ha hecho también en el Presupuesto 2012: 166,4 millones menos en becas (primera vez que se reduce este gasto en una década, desde Erasmus a becas de idiomas y ayudas para libros de texto) y eliminación (-466 millones) de 10 de los 17 programas de cooperación con las autonomías (-100 millones para nuevas guarderías, la mitad del presupuesto para digitalizar aulas, casi supresión del programa de formación al profesorado, -71 millones para FP y secundaria…). Y ahora, el Gobierno permite a las autonomías un recorte adicional de 3.000 millones, básicamente con 2 medidas para la enseñanza pública y concertada: más alumnos por aula (de 27 a 30 en primaria, de 33 a 36 en secundaria y hasta 43 en bachillerato) y más horas lectivas (25 en primaria y 20 en secundaria), que se van a traducir en menos profesores (hay 75.000 interinos y la mitad pueden ir a la calle). Además, se recorta la oferta educativa: los módulos más largos de Formación Profesional (clave en enseñar para trabajar) se dejan para el curso 2014-2015 y se permite que los centros de Bachillerato ofrezcan sólo una rama, en vez de las dos obligatorias.

En la Universidad, aumentarán también las horas lectivas, se suprimirán las carreras con menos alumnos y se permite a las autonomías subir las matriculas, hasta un 66 % (unos 540 euros), para que paguen un 25% del coste de los estudios y hasta el 100% los multirepetidores (ahora pagan todos el 15%).Una subida de tasas que ya han hecho los dos últimos cursos todas las autonomías, con muchas diferencias (en Cataluña, la primera matricula cuesta 1.400 € frente a 772 en Andalucía). Estudios más caros mientras se recortan las becas.


Recortes que se suman a los realizados en 2010 y 2011 (unos 2.500 millones), para totalizar más de 6.000 millones de recortes en educación en tres años (mientras hay 520.000 alumnos más). Una decisión que va a afectar a la calidad de la enseñanza pública, sobre todo a la recuperación de los alumnos con problemas (menos refuerzos). Y eso es especialmente grave en un país como España, que invierte menos en educación que el resto de Europa, a pesar de nuestra menor formación: la mitad de la población (48,2%) entre 25 y 64 años tiene una formación básica (ESO o inferior), el doble que en Europa (23,2%). Y sólo un 22,1 % tiene una formación media (bachillerato y FP), la mitad que Europa (48,9%). Y eso explica en buena medida que tengamos el doble de paro (total y juvenil).

Sanidad y Educación, dos recortes para ofrecer a los fundamentalistas de Bruselas pero que atentan contra nuestro futuro y nuestra salida de la crisis (Educación) y contra la cohesión social (Sanidad). Y dos recortes que no van al fondo de los problemas, a hacer reformas, sino sólo a resolver urgencias contables. Y que no afrontan la otra vía para afianzar el Estado del Bienestar: aumentar ingresos, sustituir el copago por más impuestos a los que pueden pagarlos, desde particulares a grandes empresas (este recorte en educación es menos que las desgravaciones en sociedades).

Al final, la vía de los recortes sin reformas será insuficiente y habrá que hacer más, sobre todo si la economía sigue en recesión, porque faltarán ingresos. Y volverá a cargarse el ajuste sobre los más débiles, los que han empezado el año pagando más impuestos, perdiendo el empleo o ganando menos, con un rosario de subidas (de la luz a los transportes) y ahora, pagando más por la sanidad y recibiendo peor educación para sus hijos. Y todo esto, ¿para qué? Para que la recesión se profundice y en unos días tengamos 5,6 millones de parados. Un desastre. Es hora de olvidarse de los recortes y probar otro camino. Con urgencia.

miércoles, 18 de abril de 2012

El tropezón de las exportaciones


Las exportaciones, lo único que crece en nuestra economía junto al turismo, han dado un traspiés y crecen este año la cuarta parte, por culpa de la recesión en Europa, donde vendemos dos tercios de nuestros productos. Y España ha perdido cuota en el comercio mundial, por la mayor competencia de los países emergentes. Ahora, estamos obligados a ayudar a las pymes a exportar de forma estable, sobre todo fuera de Europa. Y a suministrarles más ayudas, créditos y asesoramiento a través de las embajadas. El problema es que los recortes también afectan a la exportación, desde el ICEX a las ayudas fiscales. Con todo, hay que cuadruplicar las empresas exportadoras y vender productos más caros y de más calidad.
enrique ortega
Ya llevamos tres meses con las exportaciones creciendo a menor ritmo: un 4,4 % entre enero y febrero, frente al 22 % que crecieron en los dos primeros meses de 2011 y el +15,4% en todo el año pasado. Y un aumento del 2% en términos reales (descontando la inflación), similar al de diciembre pero inferior al crecimiento del 5,4% del cuarto trimestre de 2011. Y en paralelo, se estancan las importaciones (+1,7 % entre enero y febrero de 2012, frente a un crecimiento del 9,6% en todo el año 2011), como reflejo de la recesión y la caída de la inversión y el consumo en España.

Preocupa el tropezón de las exportaciones porque han sido en 2011, junto al turismo, lo único que ha crecido en la economía, aportando 2,5% de crecimiento y evitando así un hundimiento del PIB (+0,7%) y una mayor caída del empleo. El Gobierno quiere repetir la jugada en 2012, estimando que las exportaciones van a aportar un crecimiento del 2,9% a la economía, mayor que el de 2011, algo difícil de creer ya que se espera que las exportaciones crezcan este año menos de la mitad (con lo que el PIB caería más del 1,7% previsto).

Hay dos nubarrones en el horizonte de nuestras exportaciones. El primero, la recesión en Europa, que debilita las compras de nuestros principales clientes (66% exportaciones van a la UE). Y el otro, la dura competencia de los países emergentes, que tiran precios, calidades y normativas, ganando mercados año tras año en un comercio mundial que también se ha recortado. España, el 17º país exportador del mundo, volvió a perder cuota de mercado en 2011 (el 1,64% del comercio mundial), la cuota más baja desde 1.993.

Aun así, España consiguió en 2011 un hito histórico: tener superávit comercial con la Unión Europea (+4.059 millones €), vender al resto de europeos más de lo que les compramos. De los restantes 26 países UE, tenemos superávit comercial con 12 (sobre todo con Francia, Portugal y Reino Unido) y déficit con los 14 restantes (sobre todo con Alemania, Países Bajos e Irlanda). Del resto, destaca el fuerte crecimiento de nuestras exportaciones a China (+28% en 2011), Japón (+30,8%, por la venta de gas), Canadá (+31%), Rusia (+26,6%), EEUU (+20,8%) y América Latina (+20,2%). Y en nuestras ventas, destacan cuatro partidas: bienes de equipo (20% del total), automóviles (15,4%), alimentos (14,2%) y productos químicos (13,7%).

Cara a 2012, las exportaciones cuentan con dos ayudas: la inflación (los precios son más bajos en España que la media europea) y el euro, que puede debilitarse, con la crisis de la deuda, facilitando las ventas. Pero hay muchas incertidumbres: la recesión europea, los precios aún altos respecto a terceros países y, sobre todo, el excesivo peso de las importaciones energéticas: España importa el 99,9% de un petróleo disparado de precio  y la factura energética cuesta 55.821 millones anuales, la cuarta parte de lo que ingresamos exportando.  

La exportación española tiene cinco problemas de fondo que hay que solventar. Uno, la excesiva concentración en Europa: 66% ventas son a la UE y el 73,6% al conjunto de Europa. Dos, de 3,2 millones de empresas españolas, sólo 39.000 exportan de manera regular, ya que muchas dejan de hacerlo al cabo de un tiempo. Tercero, falta financiación: si es difícil encontrar crédito para el día a día de las empresas, más difícil resulta montar una estructura de exportación. Cuarto, falta información y asesoría comercial a las empresas para salir fuera. Y sobre todo, hay que cambiar lo que exportamos: la mayoría de la exportación española, según el Banco de España, son productos de tecnología baja (alimentos, ropa y calzado) y media (plásticos, metales y automóviles), mientras Alemania, el segundo exportador del mundo, vende más productos de alta tecnología. Tenemos que exportar productos de más valor añadido, más sofisticados, más innovadores y que no compitan sólo por precio.

El gran reto ahora es exportar fuera de Europa, sobre todo en Latinoamérica, Estados Unidos, Asia y África, las zonas del mundo con mayor crecimiento (real y potencial). Las grandes empresas ya están en ello, como lo demuestra que las 35 empresas del IBEX ya venden un 60% fuera de España (y 11 de ellas, más del 70%). Ahora falta sumar a esta cruzada a las pymes, para lo que el Gobierno estudia conceder una ayuda de 12.700 euros a las que salgan al exterior (para contratar asesores y pagar la promoción exterior). Y es clave ayudarles a que consigan financiación, con créditos blandos del ICO y el ICEX. Y luego, reorientar las oficinas comerciales de las embajadas, desviando recursos de los países desarrollados a los emergentes, donde debe volcarse la exportación española.

Todo está muy bien, pero los recortes del Presupuesto 2012 pueden cortar las alas a la exportación, como ya han hecho con la Cooperación al desarrollo, una buena base para ayudar a construir la marca España. Este año, la exportación vuelve a ser clave para no hundirnos más y hay que volcarse con los exportadores, porque lo tienen más difícil con la recesión europea y la competencia mundial. Hay que mimarles, porque en sus manos está buena parte del empleo actual y del que podría crearse. Hechos, no palabras. Y nada de recortes aquí. Sería un suicidio.

domingo, 15 de abril de 2012

Bajas laborales: ojo a ponerse enfermo


Uno de los puntos más polémicos de la reforma laboral es la posibilidad de despedir a un trabajador si falta al trabajo, aún con baja médica, diez días en dos meses. Hasta ahora, ese despido no era procedente si la plantilla tenía una tasa baja de absentismo, con lo que los jetas podían salvarse si tenían compañeros cumplidores. Los sindicatos dicen que el absentismo es más bajo que en Europa y que el cambio va a ser utilizado para “limpiar plantillas”. Además, se va a permitir a las Mutuas, controladas por las empresas, que den altas y bajas, en vez de los médicos. Y eso cuando  crecen los españoles que van enfermos a trabajar, por miedo a perder su empleo. Y el 85% de trabajadores hacen más horas de las que deben.
enrique ortega

Hasta esta reforma laboral, para despedir a un trabajador por faltas justificadas, hacía falta que la plantilla tuviera un índice de absentismo superior al 2,5%. Ahora, se quita esta cautela, con lo que los trabajadores jetas no se pueden aprovechar de tener compañeros cumplidores. Si faltan al trabajo, aun con bajas justificadas, más del 20% de las jornadas hábiles en dos meses (más de 9 días) o el 25% en cuatro meses (discontinuos, en un año), pueden ser despedidos con 20 días por año (máximo 12 meses). Se excluyen las bajas de más de 20 días, con lo que la diana de la reforma son las bajas cortas, que son las que pagan las empresas (del 4º al 15º día). Un catarro o un esguince mal curado que vuelven, por ejemplo.

Esta norma se puede aplicar ahora a los empleados públicos, donde el absentismo es mayor. Las autonomías ya han empezado a aplicar Planes, al margen de la reforma. Así, el País Vasco paga menos a los funcionarios de baja (75% entre el 4º y el 20º día, 85% entre el 21º y el 44º y el 100% sólo a partir del día 45) y también Madrid (60% entre el 4º y el 20º día y el 75% si se prolonga más de 3 meses). Ahora, además, podrán despedir a algunos.

Los sindicatos aceptan medidas contra el absentismo (las pactaron en los acuerdos sociales de 2011), pero critican que la patronal haya hecho del absentismo una bandera ideológica, queriendo cargar a los trabajadores el sambenito de vagos, con datos falsos. Porque la realidad es que el absentismo en España es más bajo que en Europa: 2,1% de jornadas perdidas por incapacidad temporal (IT) frente al 2,2 % en Europa. Y se ha reducido con la crisis: de 29,9 bajas por 1000 trabajadores (2007) se ha pasado a 24 (2010). Y de 1,7 horas perdidas por trabajador en 2007 a 0,9 en 2011. Y con ello, ha bajado el gasto en IT: de 7.533 millones (2008) a 6.295 (2011).

La patronal dice que la reforma laboral podría reducir el absentismo un 20% y quieren pagar menos en cotizaciones por contingencias comunes, para lo que han conseguido del Gobierno que sean las Mutuas las que en 6 meses den las altas y bajas laborales también en las enfermedades comunes. Sin embargo, los empresarios apenas pagan las bajas: se estima que sólo cargan con 1.000 millones y que el resto lo financia la Seguridad Social. Y  recordemos que si las empresas pagan las bajas laborales (del 4º al 15º día) es porque se acordó en 1994 a cambio de una bajada en las cotizaciones empresariales.

Las Mutuas, controladas ahora por las empresas, gestionan las altas y bajas por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, pero no las de enfermedad común, que deciden los médicos de la SS. Sin embargo, a partir del día 16 de baja, pueden requerir al trabajador para hacerle reconocimientos e incluso pueden hacer propuestas de altas médicas, lo que los sindicatos critican como un elemento de presión sobre el trabajador. En 6 meses, el Gobierno les permitirá que controlen las bajas de menos de 15 días y den las altas, para rebajar la factura de las empresas, lo que puede multiplicar los conflictos.

Las Mutuas, 20 ahora (tras una enorme concentración) son un gigantesco entramado, que maneja más de 12.500 millones y tienen un fondo de reserva de 6.000, a costa, según muchos expertos, de cargar costes a la sanidad pública. De hecho, camuflan muchas enfermedades laborales como enfermedades normales, para no cargar con su coste: un 33% de gasto sanitario público vasco y un 20% de las bajas comunes en Cataluña son bajas por enfermedades profesionales, según distintos estudios. Los sindicatos critican este fraude, que engorda los excedentes de las Mutuas a costa del déficit de la sanidad y piden protocolos claros, unidades específicas en los hospitales y que España reconozca el catálogo de enfermedades profesionales de la OIT.

Mientras la patronal hace bandera del absentismo, los españoles van cada vez más a trabajar enfermos, por miedo a perder su empleo, según distintos estudios.  Y de las enfermedades profesionales detectadas en 2011 (18.121), más de la mitad fueron sin baja, el triple que antes de la crisis (y con baja, la mitad que en 2006).

Además, el 85% de los trabajadores pasan en el trabajo más horas de las que deben, cuando en 2010 eran el 45%, según un estudio de Randstad: dos tercios lo hacen por miedo a perder el empleo y el otro tercio por falta de personal. Y eso, recuerdan, cuando España es el cuarto país de Europa que más horas trabaja (por detrás de Austria, Portugal y Suecia), un 20% más que Alemania, por ejemplo.

El problema no es el absentismo ni trabajar más o menos horas, sino ser productivo y eso no se arregla persiguiendo las bajas laborales. La productividad tiene que ver con una buena  organización del trabajo, con la eficiencia en los procesos, con la tecnología y la innovación, con la formación, con un buen clima laboral. Y vamos por el camino contrario.

miércoles, 11 de abril de 2012

Estados Unidos despega, pero despacio


La esperanza de la recuperación mundial está puesta ahora en Estados Unidos, que crece y crea empleo (poco) frente a una Europa en recesión, un Japón que languidece a un año del tsunami y una China y países emergentes que crecen menos, aunque mucho. EEUU ha creado 3,9 millones de empleos en dos años, gracias a las políticas de estímulo de Obama, que se juega la relección en noviembre con la carta del empleo. La crisis del euro, la fortaleza del dólar y el temor a un repunte del petróleo son los grandes riesgos de la recuperación norteamericana, débil hasta 2014. España se juega mucho en el despegue de EEUU: es nuestro sexto país comprador, sus turistas son los que más gastan  y es el segundo destino inversor de nuestras empresas fuera de Europa. ¡Good luck ¡
enrique ortega

En agosto de 2011, Estados Unidos parecía al borde del precipicio, en medio de  la batalla política por la elevación del límite de la deuda que llevó a S&P a quitarle su histórica triple A. Pero ahora, ocho meses después, los ojos  están puestos en la primera economía del mundo, que crece más (en torno al 2%) y ha creado 3,9 millones de empleos en los últimos dos años, 734.000 en los últimos tres meses (el mejor dato desde principios de 2006), bajando el paro al 8,3%, el nivel más bajo en tres años.

Con el empleo, ha mejorado algo el consumo, se venden más coches, mejoran los beneficios empresariales y las Bolsas están por encima de antes de la crisis. Y hay dos problemas que originaron la actual recesión que están corrigiéndose: los precios de la vivienda han vuelto a niveles de 2003 (aunque no hay demanda) y se ha reducido mucho la deuda privada. De hecho, los norteamericanos están desendeudándose desde 2008, lo que no han hecho los europeos, según un informe de McKinsey.

Este crecimiento USA no es casual: es fruto de las políticas de estímulo de la Administración Obama, que inyectó 825.000 millones de dólares  a poco de tomar posesión y que en septiembre 2011 aprobó otro Plan de estímulos de 447.000 millones, con inversiones en infraestructuras, ayudas a los Gobiernos estatales y locales (muchos quebrados) y la extensión a 2012 de las ayudas a parados y rebajas fiscales sobre las nóminas, que había heredado y mantenido de Bush. Además, la Reserva Federal (el banco central USA) ha hecho dos grandes inyecciones de liquidez (2,32 billones de dólares), con el dinero gratis (al tipo 0-0,25 % desde 2008 hasta 2014), mientras el BCE  subía los tipos europeos al 1,5 % en 2011. Gasto público, rebajas fiscales y dinero barato y abundante son la gasolina que ha reanimado la economía USA, frente a los duros recortes europeos que nos han llevado a la recesión.

El crecimiento norteamericano es “insuficiente, débil y vulnerable”, según el equipo Obama, que apuesta por crecer este año un 2,2-2,7%, frente al 1,8-2,5% que vaticinan el FMI, la OCDE y el BM. Haría falta crecer por encima del 3% para crear empleo suficiente y eso no se espera hasta 2014, siempre que no pinche la recuperación. La mayor preocupación de la Administración Obama es el contagio de la crisis europea, por lo que exigen a Bruselas que duplique el cortafuegos  del Fondo europeo de rescate y suavice los ajustes, ya que la recesión europea (y el menor crecimiento de China) reduce las exportaciones y el crecimiento norteamericano. La otra gran preocupación es el petróleo, ya que si dispara su precio por la crisis de Irán, abortaría la recuperación USA (y del mundo).

A nivel interno, la clave es la pelea política entre demócratas y republicanos por el Presupuesto 2012-2013, que Obama presentó en febrero. Su prioridad es seguir creciendo y a la vez recortar el déficit (9,6% PIB en 2011) en 4 billones de dólares los próximos diez años. Para conseguir ambos objetivos, la receta Obama es subir impuestos a los más ricos (pagan menos que sus secretarias), más inversiones en infraestructuras y educación y recortes en gastos militares y en el costoso modelo de asistencia sanitaria y social. Al final, todo va a depender de las elecciones de noviembre, donde se juegan dos modelos: seguir reanimando la economía bajando el déficit o recortar gastos más drásticamente, como en Europa, lo que frenaría la recuperación y el empleo.

Nosotros no votamos, pero España se juega mucho en que EEUU despegue. Es el 6º país al que más exportamos (7.889 millones € en 2011) y donde más crecen nuestras ventas, salvo China, Rusia o el norte de Europa. Recibimos 1.148.186 turistas norteamericanos, que gastan más del doble que los europeos (2.064 € por persona). Y EEUU es el segundo destino inversor de nuestras empresas fuera de Europa, con 32.700 millones de euros invertidos, siendo España el país europeo con mayor crecimiento inversor en USA. En los últimos años, las empresas españolas han ganado un centenar de concursos en EEUU (10.000 millones €) y tenemos fuerte presencia en energías renovables, infraestructuras, telecomunicaciones, alta velocidad, tecnología médica, gestión del agua y alimentación. Y si gana Obama y se aumentan las inversiones en infraestructuras, se beneficiarán nuestras empresas.

La clave de la recuperación norteamericana está en mantener los estímulos al crecimiento y recuperar la competitividad de su industria, frente a China y los emergentes. Con todo, Obama se juega la reelección en el empleo: a los norteamericanos les preocupa más el paro que el déficit (y a la Reserva Federal, al contrario que al BCE). Hay 13 millones de desempleados, un 45% que llevan más de 6 meses en paro. Y le va a resultar difícil bajarlo del 8 % en noviembre, más alto que se lo encontró (7,8% enero 2009). Pero muchos norteamericanos saben que con los recortes que defienden los republicanos (y que han aplicado muchos Gobiernos federales y locales), habría más paro. Por eso puede volver a ganar Obama. Si la economía no le falla. Por nuestro bien, esperemos que no.

domingo, 8 de abril de 2012

Vivimos enganchados a Internet


Ya somos más de 23 millones de internautas y el 70% nos conectamos a diario a la Red, para ver correos, navegar, leer periódicos y entrar en las redes sociales, sobre todo los más jóvenes. España está todavía retrasado en el acceso a Internet de familias y pymes, pero destacamos en el acceso a través de móviles y en ser muy activos en redes sociales: 83% de internautas las utilizan, casi la mitad varias veces al día. Y el 40% de los internautas está más de dos horas al día enganchado a Internet. Eso sí, más por ocio y entretenimiento que para trabajo o compras. Y la mayoría no quiere pagar por contenidos y apuesta por las descargas gratis. Vivimos “enganchados” a Internet, pero la Red sigue sin un modelo de negocio que asiente su futuro. Y somos Redependientes.
enrique ortega
Los internautas españoles se han cuadruplicado en la última década, pasando de 4,3 millones en 2000 a 23,2 millones en 2011, según el informe “La Sociedad de la Información en España (Fundación Telefónica). Ya hay 9,9 millones de viviendas con acceso a Internet (9,6 utilizan banda ancha: 75% con ADSL y 15,8% cable), un 60% de los hogares, por debajo de la media europea (70% hogares)  y lejos del 91% de Holanda, el 82% de Alemania o el 80% del Reino Unido. El objetivo es ir recortando esta brecha digital para 2015, sobre todo en las autonomías más retrasadas (Extremadura, Galicia y Castilla y León), ya que Cataluña (70%), Madrid (67%), Baleares y País Vasco (65%) están más en línea europea.

El gran cambio de los últimos años ha sido Internet a través del móvil: España lidera, junto a Reino Unido, el uso de los móviles inteligentes (Smartphones), el 46,3% del total. Con ello, Internet móvil supone ya del 20% de los accesos, frente al 11% en Europa. Y eso ha revolucionado el uso de la Red, impulsando el acceso a contenidos  y redes sociales desde cualquier lugar y en cualquier momento.

Más móviles inteligentes y más internautas han multiplicado nuestra presencia en Internet: el 75% accedemos diariamente, según la Fundación Telefónica, aunque según la encuesta “Navegantes en la Red” (AIMC), el 97% se conecta a Internet todos los días y un 84,6% varias veces al día. La mayoría desde casa (92,5%) y desde el trabajo (51%) y pocos desde el centro de estudios o Universidad (11,7%). Accedemos a través del ordenador (81%), pero ya la mitad de accesos son por el móvil. Y sorprende que un 69% están conectados más de una hora al día y el 40% más de dos horas (de 4 a 8 horas, un 11,6%). Y nos conectamos, sobre todo, por la tarde (44,2% de 7 a 9) y noche (54% de 9 a 12 noche).

¿Para qué entramos en Internet? Para ver el correo (95%, navegar por la Red (91%), leer noticias (62%, frente al 50% en Europa), buscar viajes o billetes (65% frente al 54% en la UE), buscar información sobre salud (53% frente al 49% en Europa), escuchar radio o ver TV (42%), utilizar la banca electrónica (42% frente al 52% en UE) y muy de lejos, comprar (17,4% frente al 31 % en Europa), según el informe Orange. Y sobre todo, para entrar en las redes sociales, que utilizan ya un 83% de internautas, sobre todo los más jóvenes (sólo el 9% de los internautas entre 16 y 20 años no utiliza las redes sociales).

España es el tercer país del mundo que más usa las redes sociales, con usuarios muy activos: de los 18 millones largos, un 20% utiliza tres o más redes sociales, la mayoría Facebook (3 de cada 4 usuarios), Tuenti (1 de cada 3) y Twitter (1 de cada 4), según el estudio Hábitos de Internet. Y hay un millón de internautas que están permanentemente conectados, varias veces al día y de forma constante. Usan las redes sociales para enviar mensajes privados (67%), contactar con amigos(63%), compartir fotos (56%), colgar mensajes públicos (55%), ver fotos, vídeos y “cotillear”( 50%). Últimamente se nota una cierta “saturación”, como demuestra que un 43% de las cuentas estén inactivas.

El internauta español es más proclive a usar Internet para ocio, mientras el internauta europeo opta más por servicios profesionales y compras. Con la crisis, los internautas optan por usar más Internet para formación (21%) y buscar empleo (26,2%), aunque en bajos porcentajes: sólo un 18,1% de usuarios de redes sociales las usan para buscar trabajo. También es baja la utilización de la e-administración (17% de presentación de solicitudes y 35 % petición de documentación). Y el peso de Internet en las empresas, sobre todo las pymes: sólo el 15% de las empresas con menos de 50 empleados realiza comercio electrónico, según Google.

Al final, los internautas españoles están muy enganchados a la Red, pero no quieren pagar los ser vicios: un 75% no quieren publicidad ni pagar y la mayoría leen libros gratis (97,5%), juegan (81,7%), oyen o se descargan música (90-95%), ven o descargan películas(93,5%) o software (90%) sin pagar, según la encuesta Navegantes en la Red. Un modelo de gratis total que choca con las millonarias inversiones en redes que deben hacer las operadoras de telecomunicaciones y con la pérdida de ingresos de la industria cultural y de contenidos, mientras se benefician las grandes empresas de redes sociales o Google. Un pastel que quieren repartirse Telefónica y las operadoras y que debería crecer vía pago por uso de los internautas, salvo que el sistema se colapse o los contenidos pierdan calidad.

Con todo, hay otra reflexión: estamos demasiado enganchados a Internet, sobre todo los jóvenes. De hecho, los contactos en las redes sociales (25) superan ya a los contactos personales (22,7) y a las llamadas a móvil (10,3), SMS (9,6) o a fijo (7,2). Estamos conectados pero no nos vemos ni hablamos. Somos Redependientes. Internet es una herramienta vital para mejorar nuestras vidas, no para aislarnos en medio de la muchedumbre digital. Cuidado.

miércoles, 4 de abril de 2012

Presupuestos 2012: la puntilla a la recesión



Una economía en recesión, con 5,5 millones de parados ya, necesitaría un Presupuesto para reanimarla, para compensar la caída de la demanda y la inversión privada. En lugar de eso, el Gobierno Rajoy presume de haber aprobado “el Presupuesto más austero de la democracia”, forzado por el fundamentalismo económico de Bruselas, que asumen sin rechistar. Con ello, la recesión se va a agravar, ya que los recortes y el aumento de impuestos van a frenar aún más la actividad. El ricino va a llevar a la economía al coma. Y con ello, el Estado ingresará menos, habrá más déficit y tendrán que hacer nuevos recortes en otoño. Y más recesión. La única esperanza es que las cosas se pongan tan feas que Bruselas y el Gobierno tengan que reanimar la economía para evitar una quiebra económica y social. Siniestra esperanza.


Lo han retrasado tres meses, para al final no gobernar en Andalucía, pero el ajuste de las cuentas del Estado ya está aquí: 13.406 millones menos de gastos y 12.314 millones más de ingresos para recortar el déficit del Estado tal como impuso Bruselas (del 5,1 al 3,5% del PIB). Un tajo medio del 16,9% en el gasto de todos los Ministerios, que incluye algunos polémicos recortes contra el empleo, el futuro y el gasto social.

El primer recorte que chirría son los 1.557 millones que se quitan a las políticas activas de empleo, sobre todo a la formación de parados y empleados. Otro peligroso es el recorte de 5.478 millones (-25%) en infraestructuras, obras públicas claves para el empleo. Y también es un suicidio económico recortar 1.885 millones (-25%) el gasto en investigación (I+D+i), clave para mejorar nuestra competitividad.  Y luego, los recortes de ayudas sociales a la vivienda (-322 millones), a los emigrantes (desaparece el Fondo de integración, de 67 millones), a la dependencia (-364 millones, que obligarán a recortar prestaciones a ancianos), a la educación (-623 millones, recortando también en becas y guarderías), nuestro futuro, a la sanidad (-289 millones) y a la cultura (-114 millones). Otros 248 millones que se quitan al campo y a la pesca, dos sectores en apuros.Y se quitan 1.441 millones en Cooperación al desarrollo, lo que dificultará vender la marca España (y nuestras exportaciones) en Latinoamérica, África y Oriente Medio.

Como no bastaba con cortar de todo, el Gobierno Rajoy sigue incumpliendo sus promesas  y vuelve a subir impuestos: junto a la conocida subida del IRPF (+4.100 millones) sube el impuesto de patrimonio a las grandes empresas (+5.350 millones), reduciendo las deducciones, que eran un coladero para no pagar (reducen también las deducciones por inversiones en I+D+i, otro error garrafal). Nos van a empezar a cobrar a todos tasas judiciales por litigar (+214 millones), incluso en temas laborales (segunda instancia). Y suben los impuestos al tabaco (+150 millones): subirán más las cajetillas más baratas. Y como atajo para intentar recaudar más (+2.500 millones), el regalo de una amnistía fiscal a los  defraudadores: si se confiesan antes del 30 de noviembre, pagarán sólo el 10% de lo defraudado. Una provocación a la mayoría que sí paga impuestos (del 30 al 52 %).

Al final, entre recortes e impuestos, el Presupuesto 2012 retira de la economía 25.720 millones en ocho meses. Ahora, los recortes del Presupuesto se trasladan a las autonomías, que recibirán este año un 44 % menos de transferencias del Estado para inversiones en educación (-60%), sanidad  (-27,8%), empleo (-54%), investigación (-25%) e infraestructuras (-50%), con una fuerte caída de las inversiones públicas en Cataluña (-44,9%), Navarra (-40,6%), La Rioja (-37,8%), Andalucía (-37,7%) y Comunidad Valenciana (-34,6%). Un recorte drástico que va a endurecer aún más los tres ajustes que faltan : el de las autonomías (-14.000 millones) y el de los Ayuntamientos y Seguridad Social (-1.000 millones más cada uno).

Un recorte público total de 32.000 millones que va a ser la puntilla para la recesión: van a agravar la caída del PIB en un 0,3% más, con lo que la economía española podría caer este año un 2 %, con un millón de parados más, dado que autonomías y ayuntamientos podrían reducir sus plantillas de contratados en 300.000 parados adicionales, gracias a la reforma laboral.

Un negro panorama, agravado por las presiones de los fundamentalistas de Bruselas, que tienen a España en el punto de mira y le han  exigido un ajuste mayor que a ningún otro país. Y ya están presionando para que Rajoy les anticipe el recorte de 2013 (otros 23.000 millones), que agravaría la recesión y retrasaría cualquier recuperación a 2014. La verdad es que, ante estas presiones, el gobierno Rajoy sólo podía hacer el recorte que ha hecho o arriesgarse a que nos intervengan, como a Grecia o Portugal, forzando recortes aún peores. Otra cosa es que podía haber evitado recortes que no agravaran tanto la recesión y el futuro (formación, infraestructuras, gastos sociales) subiendo más los impuestos a los que más tienen.

Pero el problema de fondo sigue siendo apostar por el fundamentalismo económico, en Bruselas y en Madrid: dar prioridad a recortar el déficit antes que a crecer y crear empleo. Un camino por el que llevamos casi dos años y que nos ha llevado a la recesión. Y que la va a agravar más este año: más ajustes, menos consumo, menos inversión, menos crecimiento, más paro y menos ingresos públicos. Y no se podrá recortar tanto el déficit. Con ello, España se vería abocada en otoño a nuevos recortes, que agravarían la recesión y el paro, con una economía en coma y un alto coste social.

Este panorama es el que más preocupa a los mercados: que España entre en una profunda recesión y no pueda pagar su deuda. Que la medicina mate al enfermo. Porque las reformas no valen para aumentar las ventas ni reanimar la inversión y el empleo. Hay que tomar medidas para reanimar la economía, como Obama en Estados Unidos o China. El fundamentalismo del ajuste, como el de estos Presupuestos, nos lleva a una economía sin pulso.

Lo peor es que alcanzar el coma económico es nuestra única esperanza. Ni Bruselas ni Rajoy van a cambiar su política de recortes hasta que vean que la economía está agonizando y la crisis social sea insoportable. Sólo reanimarán al enfermo cuando vean que se les muere. Cuando estalle España y con ella el euro. Solos no podemos hacer nada por cambiar la política europea (y menos si gana Sarkozy en mayo), a pesar de las presiones de EEUU, China y el FMI. Hace falta esperar a que estemos al borde del precipicio. Cuanto peor mejor. Y que no nos dejen caer. Siniestro panorama.