miércoles, 28 de marzo de 2012

Y luego dicen que el pescado es caro


España es la primera potencia pesquera de Europa y el quinto consumidor de pescado del mundo. Pero no hay peces, ni en aguas europeas ni en la mayor parte de los mares, porque se han esquilmado las especies. Y porque los países venden caro pescar en sus caladeros o nos echan, como ha pasado en Marruecos y va a pasar en Mauritania. Con todo, el mayor problema es que la Comisión Europea quiere recortar un 40% las capturas en aguas comunitarias y un tercio las ayudas a las flotas, lo que va a perjudicar sobre todo a España. Con ello, el pescado va a ser cada vez más caro y de importación o piscifactoría.

enrique ortega

La flota española que faena en Marruecos, 70 barcos andaluces y canarios, llevan ya más de tres meses amarrados a puerto, cobrando ayudas (100 € diarios los armadores y 45 los 600 tripulantes), al haber vetado el Parlamento europeo la prórroga del acuerdo pesquero, por su alto coste y para defender los intereses saharauis. Lo mismo pasará en julio con la flota que faena en Mauritania, al haberse roto en diciembre las negociaciones para renegociar un acuerdo que afecta a 61 buques gallegos, andaluces y canarios.

Son sólo dos ejemplos de un problema que se agrava: cada día es más difícil llegar a acuerdos con terceros países para pescar en sus aguas, desde que en 1994, la ONU creara las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), 200 millas de pesca exclusiva alrededor de cada país. La Unión Europea mantiene acuerdos con más de 20 países, que benefician sobre todo a la flota industrial española, la mayor del continente, con 424 barcos que pescan en los trópicos, el Atlántico Norte y la costa oeste africana (Marruecos, Mauritania, Senegal, Namibia y Guinea Bissau), el Atlántico Sur, Indico y Pacífico.

El mayor problema es que no hay peces en los mares: el 77% de las poblaciones están sobrexplotadas o completamente explotadas, según la FAO. Y en Europa, el 83% de las especies del Mediterráneo y el 63% del Atlántico están sobrexplotadas, con una tercera parte de especies en peligro, como el bacalao o el atún rojo (por la fiebre del sushi). Con ello, la producción comunitaria de pescado ha caído casi a la mitad (de 10,6 millones de Tm en 1988 a 6,5 en 2009), con una pérdida del 50% de los barcos y del 47% de los empleos.

Una crisis especialmente grave para España: tenemos la primera flota pesquera de Europa (10.600 barcos, con sólo un tercio de sus capturas en aguas comunitarias) y somos el quinto país consumidor de pescado del mundo y el segundo de Europa (tras Portugal), con 44,8 kilos persona/año (frente a 22,1 kg. en Europa y 17,1 de media mundial). Los españoles comemos pescado 18 días al mes: 9 días fresco, 5,7 días congelado y 3,5 días preparado, según un estudio del Ministerio de Agricultura.

Como no hay peces en Europa y resulta difícil pescarlos en terceros países, dos terceras parte del consumo se cubre con importaciones, cuando en 1990 era la mitad. España es el tercer importador del mundo de pescado, por detrás de Japón y EEUU: importamos 1,6 millones de Tm de pescado, por  5.000 millones de euros, mucho congelado, sobre todo de Argentina, Namibia, Sudáfrica, Mauritania, Marruecos. Y peces cultivados de Asia, sobre todo panga de Vietnam y China, un pescado que EEUU ha prohibido importar por razones sanitarias y en el que se han encontrado bacterias en España.  

Otra vía de cubrir la demanda es la pesca ilegal, que mueve 10.000 millones de euros al año, en la mayoría de los mares, con barcos de bandera de conveniencia, también europeos (y la mitad españoles). En aguas europeas se estima que el 66% de las capturas del Mar del Norte y la mitad de los desembarques de atún y pez espada del Mediterráneo son pescados ilegalmente, sin respetar normas y cuotas. Y la flota española es de las que tienen peor fama por el mundo. De hecho, el Ministerio de Agricultura ha comunicado a la flota española que se pasó de capturas en 2011 y que ello supondrá multas en forma de recorte de capturas para 2012 en jurel, bacaladilla, rape o caballa (ya se ha consumido el cupo de este año). Y han prometido a Bruselas que se va a coordinar un Plan con las autonomías para inspeccionar a la flota, con más inspectores en los puertos, para “intentar recuperar credibilidad en Europa”.

Mientras, la Comisión Europea prepara una reforma de la política pesquera comunitaria (PPC), con recortes de cuotas de hasta el 40% para 2015 y recortes de un tercio de las ayudas. Dos medidas que afectarán gravemente a la flota española, la que más ayudas recibe (322 millones anuales desde el 2000). Ello obligará a una nueva reconversión de la flota (ya pasó de 21.000 barcos en 1986 a 10.600), poniendo en peligro un sector que mantiene 100.000 empleos directos y otros 500.000 indirectos. Claro que si no se preservan los caladeros europeos, para 2020 estarían esquilmadas 168 de las 176 pesquerías y habría que desmantelar el 60% de los barcos comunitarios, según la Comisión.

En paralelo, habrá que seguir apostando por la acuicultura, que cubre ya el 10% del consumo en España, con un 95% del mercado en dorada, lubina, rodaballo y corvina, a precios muy asequibles. España es el primer productor de acuicultura de  la UE en toneladas y el tercero en valor del pescado, por detrás de Reino Unido y Grecia.

Al final, con el pescado pasa como con las frutas y hortalizas: Europa no produce y prefiere importar pescado de otros países (con menos calidad y seguridad) a gastar millones en subvenciones y comprar pescado europeo más caro. Pero para España, la pesca en un sector clave y tenemos que pelear por él con el resto de la Europa del sur. Pero hace falta la ayuda de los consumidores, comprando pescado español de calidad, que es y será cada vez más caro. De lo contrario, un día sólo comeremos pescado importado, de piscifactorías asiáticas, y nuestros puertos morirán. No digamos que el pescado es caro.

domingo, 25 de marzo de 2012

Llegan los recortes más duros, por triplicado


Se acabaron los “paños calientes”. Tras las elecciones en Andalucía y Asturias, llegan los recortes más duros, por triplicado: los del Estado central, Ayuntamientos y autonomías, que serán los peores, porque van a recortar más en sanidad, educación y gastos sociales. Pero no sólo habrá recortes y despidos (más de 300.000 empleados públicos contratados). Nos van a brear a subidas, sobre todo Ayuntamientos y autonomías, desde las tasas por agua y basuras al aumento de las matriculas universitarias o nuevos impuestos autonómicos sobre la gasolina, la compra de coches, la venta de casas, las recetas o el turismo. Al final, 34.000 millones de ajuste que se van a traducir en menos consumo, menos inversión y más paro. Y al final, con menos crecimiento, ingresarán menos y habrá que hacer otro recorte en otoño.
enrique ortega
Bruselas ha querido dejar claro quien manda en las cuentas españolas y ha forzado a Rajoy a hacer un recorte del déficit mayor (+5.300 millones): del 8,5% del PIB al 5,30% (en vez del 5,80%), lo que supone recortar 34.074 millones de euros en 2012. Un reto casi imposible, ya que en mayo de 2010, el ajuste ZP recortó 15.000 millones y en todo 2011, el Gobierno y las autonomías sólo recortaron otros 8.800 millones. Ahora toca ajustar cuatro veces más y sólo quedan nueve meses para hacerlo.

La mitad del recorte (17.037 millones) le toca al Estado central, en los Presupuestos que se presentan el 30 de marzo. Casi un tercio está hecho con la subida de impuestos (IRPF e IBI: 6.475 millones) aprobada en diciembre. El resto saldrá de todas las partidas (salvo pensiones y pago intereses deuda), con una rebaja del 12,5% en los Ministerios, que llegará al 40% en inversión pública (6.000 millones menos para infraestructuras). Pero no será suficiente. Rajoy tendrá que bajar el coste de los funcionarios, rebajando complementos y quizás alguna extra (una paga menos son 4.500 millones de ahorro), como ha hecho Cataluña. Y  acabará recortando plantillas estatales (687.000 empleados), de interinos y contratados.

Pero no bastará con hacer recortes. El Gobierno tendrá que buscar más ingresos y podría  subir los impuestos especiales que pagamos al comprar carburantes, tabaco y alcohol, rebañando 1.000 millones. Y subirnos  tasas. También puede rebajar deducciones en el impuesto de sociedades, un coladero para ahorrarse impuestos las grandes empresas. Y un poco de “contabilidad creativa”: cambiar subvenciones por créditos, para reducir el déficit.

El ajuste más duro lo harán las autonomías, no tanto por la cantidad (14.907 millones) como porque su gasto no es fácilmente recortable: el 71% se va en sanidad, educación y gastos sociales. Y además, el recorte concentra (73% del total) en cuatro autonomías, las que tienen más déficit: Cataluña (-4.335 millones ajuste), Andalucía (-2.469),  Comunidad Valenciana (-2.217) y Castilla la Mancha (-2.034). Un esfuerzo titánico si se recuerda que Cataluña, líder en recortes, sólo rebajó su déficit en 1.134 millones en 2011. Ahora tiene que ajustarlo cuatro veces más.

Los recortes de las autonomías van a ir primero por la vía de gastos de personal, el 40% del presupuesto. Cataluña ya ha rebajado un 5% las pagas extras para 2012 y otras podrían imitarla, según haga Rajoy con los funcionarios estatales. Y habrá más recortes de plantilla, ya que de los 1,3 millones de empleados autonómicos, 434.942 no son funcionarios (y la mitad son interinos o cargos de libre designación). Y tendrán que suprimir la mayoría de las 2.276 empresas públicas autonómicas. Además, van a suprimir obras públicas, reducir costes y alquileres, vender los edificios que puedan y reducir subvenciones a empresas, familias y Ayuntamientos.

Pero los recortes no son suficientes. Las autonomías van a subirnos impuestos: transmisiones patrimoniales (Baleares, Extremadura, Andalucía) y Actos Jurídicos Documentados (Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía). Y crean otros nuevos, a la producción de energía y nucleares (Castilla y león), infraestructuras (Baleares) o residuos (Cantabria y Castilla y León). Y las que no lo han hecho ya (11 autonomías), subirán el céntimo sanitario a los carburantes (Baleares y Navarra).Otras subirán las tasas universitarias o el agua. Y algunas, como Cataluña, cobrarán (desde junio) 1 euro por receta y entre 1 y 3 euros por dormir en hoteles. Y el último invento que han acordado todas: cobrar por renovar la tarjeta sanitaria (10 €).

El recorte de los Ayuntamientos es pequeño (1.064 millones), pero la mayoría están quebrados y tienen que sanear a fondo sus cuentas. Empezarán por sus plantillas (45% del gasto), rebajando sueldos e ingresos (con menos horas), ajustando plantillas (un tercio de sus 656.000 empleados son interinos) y cerrando muchos de los 1.793 consorcios municipales. Tendrán que meter la tijera en sus gastos “impropios”, un 20% del total: protección civil, educación, servicios sociales y, sobre todo, en deporte y cultura (financian dos tercios de la cultura en España). Y nos subirán tasas (basuras, agua), aparcamiento, multas y todos los servicios, empezando por los transportes municipales.

El ministro de Hacienda va a forzar estos recortes de autonomías y Ayuntamientos, ya que tienen que presentar sus Planes de ajuste el 30 de marzo (Ayuntamientos) y el 30 de abril (autonomías), a cambio de ayudarles a pagar las facturas a proveedores en mayo (35.000 millones). Si  no, además, no les dará los adelantos de impuestos ni les dejará endeudarse. Como Bruselas con Grecia. A cambio, tratará de aprobar reformas (en los medicamentos, en la sanidad, en las prestaciones sociales) para ayudarles a hacer el ajuste.

Al final, el primer efecto de los recortes por triplicado va a ser el despido de unos 300.000 empleados públicos, contratados e interinos, entre Estado, autonomías, Ayuntamientos y empresas públicas. Y una caída de la actividad, la inversión y el consumo, junto a mayores estrecheces para los que más sufren  la crisis, al reducirse las ayudas. Medidas que agravan la recesión y el paro, ya graves antes de estos recortes. Y lo peor es que caerá la recaudación y en otoño harán falta más recortes. Y en 2013. Nos metemos más en el pozo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

¿ Para qué sirven los economistas?


No nos avisaron de la crisis, porque la mayoría no creía que los mercados pudieran fallar. Y ahora, nos dan “doctrina” todos los días, desde instituciones, Gobiernos y tertulias. La mayoría son “fundamentalistas del ajuste” y ayudan a que la opinión pública se crea culpable de la crisis, por haber “gastado de más”. Y vuelven a defender la tesis de más mercado y menos Estado, olvidando que esa teoría nos trajo esta crisis. Llevamos cuatro años de crisis y los economistas no tienen recetas para salir, sólo para ahondar en la recesión. Y son minoría los que piden “ir por otro camino”, reanimar la economía y no cargar la crisis sobre los más débiles. Hay que aprender de más de un siglo de crisis cíclicas, provocadas por ideas económicas fundamentalistas, la desregulación y la codicia.
enrique ortega

Los economistas han salido mal parados con esta crisis. Primero, porque no nos advirtieron de que venía, de que había una burbuja a punto de estallar.  Y eso pasó porque la mayoría estaban ciegos por su fe en los mercados eficientes y perfectos, donde las crisis eran “imposibles”. Lo peor es que muchos economistas ayudaron a gestar la crisis, con su corriente de pensamiento único a favor de la desregulación de los mercados, con el lema “menos leyes y más mercado”. Economistas que influyeron en Reagan, en Bush padre e hijo y hasta en Clinton para que mercados y bancos se “autorregularan”, que es una forma fina de decir que hicieran lo que quisieran. Y así pasó: la economía se convirtió en un casino donde todo valía con tal de forrarse. Hasta que estalló la burbuja. Y en ese camino, también muchos economistas se hicieron millonarios, como denuncia el oscarizado documental Inside Job.

El capitalismo sufre crisis periódicas, la más grave la Gran Depresión de 1929. Pero tras diez años de crisis y la “ayuda” de la II Guerra Mundial, los países occidentales sientan las bases en 1944 (Bretton Woods) de un largo periodo de estabilidad, que se rompe en 1973 y 1979, con la crisis del petróleo y luego con las crisis de los años 80 (Latinoamérica), 90 (Asia y Rusia), 2000 (crisis punto.com y escándalos Enron y WorldCom) y finalmente la de 2007, la de las hipotecas basura, donde un factor clave fue la desregulación propiciada por Bush hijo desde 2001. Y faltó vigilancia: el propio FMI reconoció en 2011 que la supervisión de este organismo entre 2004 y 2007 (dirigido por Rato) fue nefasta, porque creían que una crisis financiera era “imposible”.

Pero llegó y con violencia, de la mano de una banca de negocios que operaba al margen de la economía real, como revela Inside Job. Y los Gobiernos (y los economistas), se olvidaron en un primer momento del mercado para echar mano del denostado Estado y su Presupuesto, para salvar bancos, aseguradoras y empresas, inyectando 700.000 millones de dólares en EEUU y otros 400.000 millones de euros en Europa. Hablaron incluso en el G-20 de “refundar el capitalismo”. Pero luego, se les olvidó y volvieron a las viejas recetas, a los recortes del déficit, al fundamentalismo de más mercado y menos Estado. Y nos metieron en la recesión.

Tras cuatro años de crisis, economistas y Gobiernos conservadores nos han inoculado un sentimiento de culpa, para que creamos que la crisis se debe a que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y no a la especulación financiera de unos pocos. Y las mismas ideas que nos metieron en esto están detrás de la política europea de ajustes, ayudados con la amenaza de los mercados, en perjuicio de soluciones políticas democráticas. Y todo ello contribuye a la economía del miedo, como analiza el excelente libro de Joaquín Estefanía. Miedo al futuro, a que nuestros hijos vivan peor, miedo de las clases media a proletarizarse (el precariado), lo que provoca que tener un empleo estable se vea como un privilegio por el que hay que pagar cualquier precio.

Hay que insistir, frente a los fundamentalistas del recorte, que no es el déficit el que ha traído la crisis, sino que la crisis ha provocado el déficit. Y que los economistas no pueden olvidar la historia: nunca se ha salido de una recesión con recortes, ya que la agravan más. Les pasó en los años 30 al conservador Hoover en Estados Unidos tras la Gran Depresión, al laborista británico Mac Donald (como a ZP) y al canciller alemán Brünning, que abrió el camino a Hitler. Pero ahora, muchos economistas quieren llevarnos por ese camino, bajo el síndrome de Berlín: países y ciudadanos que hacen suyas las tesis de los que les castigan con duros ajustes. Y la socialdemocracia, que ha colaborado con el ajuste en Europa, no tiene recetas.

Primero ajustes y luego crecimiento, una mentira repetida mil veces que parece una verdad. Y es que la perversión del lenguaje es también un arma de muchos economistas fundamentalistas: “devaluación competitiva de salarios” (BCE) en vez de bajada de sueldos, “consolidación fiscal”, “ahorros”, “ajustes” en vez de recortes, “recargo temporal de solidaridad” (Sáenz de Santamaría) en lugar de subida de impuestos, “crecimiento negativo” (ministro de Guindos) en vez de recesión, “ticket moderador” en lugar de copago, “impacto asimétrico de la crisis” en vez de desigualdad, “racionalización de plantillas” en vez de despidos, “excedentes empresariales” en vez de beneficios… Y todo ello, con el apoyo de la mayoría de los medios de comunicación, altavoces del fundamentalismo económico, quizás con la pretensión de conseguir así alguna ayuda para su grave crisis empresarial.

Hay otros economistas, todavía pocos, que no defienden el fundamentalismo de los recortes y el mercado, como economistas frente a la crisis o econonuestra. Y Universidades y Escuelas de negocio que empiezan a hacer autocrítica y enseñar a los jóvenes otra economía, no a que sean los cachorros del capitalismo de casino. Pero la clave es formar mejor a los ciudadanos, a todos, en la economía, desde la escuela, para inculcarles una ciencia que debe orientarse a mejorar la vida de la gente, no a justificar recortes y pérdida de derechos.

De esta crisis saldremos, como de decenas antes en el último siglo. Pero aprendamos para el futuro: habrá más crisis y nadie nos avisará, tampoco los economistas. Porque el origen de todas las burbujas es  la codicia, que está en los genes humanos. Mientras, leamos, estemos abiertos a distintos análisis, huyamos del pensamiento único, pensemos, vivamos. Y que no nos coman el coco. Sólo hay que tener miedo al miedo.  

domingo, 18 de marzo de 2012

El ajuste también llega al fútbol


El fútbol español empieza a entrar en vereda, ajustando fichajes millonarios y plantillas, forzados por la caída de ingresos. Pero aun así, la mayoría de los clubs están en bancarrota, con pérdidas, muchas deudas y una docena en concurso de acreedores. La UEFA y la LFP les han dado tres años para recortar gastos y acabar con las deudas, bajo amenaza de expulsarlos de la competición. Pero lo que falla es el modelo de negocio del fútbol: altísimos sueldos de los jugadores, costes crecientes y escasos ingresos, salvo el Madrid y el Barça, los dos mayores clubs del mundo. Y así, o se cambia el esquema de ingresos (con un mejor reparto de los derechos de TV) o se verán abocados a la crisis y al cierre.
enrique ortega

Por primera vez en más de una década, las cinco grandes Ligas europeas han reducido el gasto en fichajes este invierno, un 45%. Y la que más, la Liga BBVA, donde el gasto en fichajes ha bajado de 30 a 6,5 millones (-79%), la cifra más baja de los últimos 13 años, según el informe Football Transfer Review. Sólo el Sevilla ha pagado 6,5 millones por Reyes (3,5) y Baba (3) y las otras 22 adquisiciones se han realizado por cesiones o traspasos a coste cero. Y casi todos los equipos han aligerado plantillas (-3%), incorporando canteranos sin coste.

Se espera que esta tendencia continúe y que apenas haya fichajes este verano, por la crisis en los ingresos de los clubs: muchos están jugando sin haber logrado un patrocinio para sus camisetas y sin contar los de 2ª con las subvenciones de autonomías, Ayuntamientos y Diputaciones, por los recortes. También han caído los ingresos por entradas y los equipos tienen problemas para refinanciar su deuda (4.000 millones) y pagar los 752 millones que deben a Hacienda, que tiene a punto un Plan para que el fútbol le pague. Un negro panorama que ha llevado a 27 de los 40 clubs a suspender pagos desde 2004, con 12 clubs todavía en concurso de acreedores (6 en Primera: Zaragoza, Mallorca, Betis, Rayo, Granada y Racing).

Ahora, los clubs han visto las orejas al lobo con la nueva normativa de la UEFA (Finantial Fair Play) para intentar poner orden en la bancarrota del fútbol europeo (la mitad de los clubs pierden dinero, más de 1.200 millones de euros). La norma, adaptada a España en julio de 2011 por la LFP, da tres años a los clubs para recortar sus pérdidas y sus deudas, con lo que en la temporada 2014-2015 no podrán tener deudas con jugadores, otros clubs o instituciones, so pena de exponerse a sanciones e incluso al descenso de categoría o la expulsión de la competición. Para ello, los clubs han de enviar ya este año sus cuentas auditadas, con dos principios: la deuda neta no podrá superar el 100% de sus ingresos y los gastos en jugadores no podrán superar el 70% de sus ingresos.

Este Reglamento de la LFP es un buen principio para acabar con el despilfarro del fútbol, pero hace falta un nuevo modelo de negocio, que huya del cuento de la lechera: ficho jugadores más caros para estar en competiciones europeas cuyos ingresos  me van a ayudar a pagarlos. Luego, los goles no entran y se pincha la burbuja, en forma de pérdidas (4 temporadas ya, con 385 millones anuales) y una deuda que duplica lo que facturan. Y es que las cuentas no pueden salir en un negocio que gasta 113,2 euros por cada 100 que ingresa.

Las cuentas sólo les salen bien a los dos grandes, Madrid y Barça, que por tercer año consecutivo son los mayores clubs del mundo, aunque están muy endeudados (659 millones Madrid y 548 el Barça). Facturan 479,5 millones el Madrid y 450,7 el Barça, a gran distancia del tercero (Manchester United, 367 millones) y muy lejos de los otros grandes españoles (el Valencia, en el puesto 19, con 116,8 millones y el Atlético, en el 21, con 99,9). Su “secreto es triple: una gran masa social de aficionados (25% ingresos por entradas), fuertes ingresos por patrocinio y publicidad (35%) y, sobre todo, los ingresos por televisión (38-40%). Un esquema que no pueden replicar la mayoría de clubs de Primera y ninguno de 2ª y 2ª B, donde la situación es angustiosa, con impagos y amenazas de cierre.

La clave de futuro pasa por ajustar los gastos de verdad, en un sector donde la mitad de los 1.000 jugadores de 1ª y 2ª ganan un millón de euros al año, 50 superan los 4 millones y hay 10 (como Ronaldo o Mesi) que ganan 10 millones o más. Y luego están los sueldos y gastos de directivos. Y los ingresos camuflados de operaciones urbanísticas dudosas. También tienen que mejorar su política de captación de espectadores: la Liga española lleva 24,5 millones a los campos frente a casi 43 en Alemania o 34 en Inglaterra. Y sobre todo, la clave es un mejor reparto de los derechos de televisión.

El reto es doble. Por un lado, aumentar el pastel de los ingresos, cambiando horarios para vender mejor los partidos en EEUU, Latinoamérica (la LFP es líder) y Asia (en China, la LFP es la más vista después del fútbol local) y mejorar los derechos de explotación. El Gobierno Rajoy está pensando en suprimir el partido en abierto (que trajo Álvarez Cascos), lo que aumentaría ingresos televisivos. Y luego está el reparto, que hoy beneficia a Madrid y Barca (se llevan 367,2 millones de los 650) y apenas llega a los pequeños (12 millones al Granada, Rayo o Getafe, por ejemplo). La propuesta de la LFP es centralizar la gestión de estos derechos (ahora lo hacen los clubs con Mediapro) y repartirlo más equitativamente, pero eso no podrá cambiar hasta 2014, ya que antes están vendidos. Y para entonces, con la crisis de TVE y las autonómicas, quizás las televisiones que pujen paguen menos a los clubs.

En definitiva, un inicio de “ajuste” en el fútbol, pero la crisis sigue ahí y no se ve una salida fácil a corto plazo. Incluso se habla de que podrían caer algunos clubs en los próximos tres años. Tienen que seguir pinchando la burbuja y saneando sus cuentas, sobre todo los salarios de escándalo.Pagar sus deudas con Hacienda y la Seguridad Social, como los demás, y depurar la mala gestión, que no podemos pagar los contribuyentes. Tienen que hacer un ajuste de verdad. Como todo el país, aunque sea el deporte rey. 

miércoles, 14 de marzo de 2012

China, a la conquista del mundo


En China, 2012 es “el Año del Dragón”, pero algunos lo llaman jocosamente “el Año del Tragón”, porque el gigante chino no para de comerse empresas, bancos, tierras y deuda pública del resto del mundo, sobre todo en Latinoamérica, Asia, África y Europa. China es la segunda potencia económica del mundo y para 2030 superará a EEUU. El temor es que la burbuja del crecimiento chino estalle y hunda a la economía mundial. Los dirigentes chinos ya han frenado el crecimiento en 2011 y quieren impulsar su economía, para no depender tanto de las exportaciones. España es el tercer país clave para China en Europa, pero tenemos poca presencia allí. Y algunas de nuestras empresas se están volviendo, porque les suben los costes. Pero se quiera o no, el futuro del mundo en las dos próximas décadas pasa por China.
enrique ortega

China se abrió económicamente al mundo en 1978 y desde entonces ha venido creciendo al 10% anual, multiplicando por cuatro su riqueza (PIB) en las dos últimas décadas y sustituyendo en 2010 a Japón como segunda economía mundial. Los motores del milagro chino han sido una mano de obra barata (260 millones de campesinos trasladados a las ciudades) que les ha convertido en la fábrica del mundo y en el primer exportador mundial (10,3% del total), atrayendo empresas e inversiones extranjeras (primer destino mundial).

Con la crisis de 2008, China multiplicó los estímulos a su economía y el crédito, para evitar la recesión. Y alimentó aún más la burbuja inmobiliaria (los precios de la vivienda subieron un 60% desde 2006), el endeudamiento de las regiones (36% del PIB) y la inflación, que llegó al 6,5% en julio de 2011. Ante este recalentamiento, el Gobierno chino subió tipos y redujo el crédito, enfriando la economía. El resultado es que China creció un 8,9 % en el cuarto trimestre, el menor en 30 meses. Y que “sólo” creció un 9,2% en 2011 (10,3% en 2010), mientras espera crecer el 7,5 % en 2012.

Con ello, hay quien teme un pinchazo de China, pero su previsión es crecer una media del 7% hasta 2015, mientras Europa está en recesión, Japón languidece y EEUU trata de crecer al 3%. China espera multiplicar por cuatro su producción (PIB) en las dos próximas décadas y el Banco Mundial estima que superará a EEUU para 2030. Eso sí, el Gobierno chino quiere crecer de una forma más saneada, con un mayor peso del consumo interno (aporta el 35% del PIB, frente al 50% en EEUU), que compense la caída de exportaciones por la crisis a Europa (20% del total) y EEUU (18%). Y controlar la inflación (al 4%), recortar consumos energéticos (tiene 35% más de emisiones de CO2 que EEUU) y reducir la brecha tecnológica y social, las tremendas desigualdades de renta (2.000 $ en las ciudades y 700 $ en el campo), fuente de continuas protestas ciudadanas.

Entre tanto, China ha aprovechado la crisis para seguir conquistando mercados, no sólo con sus exportaciones sino con la compra de empresas por todo el mundo, para asegurarse el suministro de energía, materias primas y alimentos (primer consumidor mundial), además de tecnología, su gran hándicap. De momento, ha invertido 340.000 millones de dólares entre 2005 y junio de 2011, sobre todo en Asia, África  y Latinoamérica (donde han comprado tierras de cultivo), aunque desde 2010 se está volcando en Europa, aprovechando la crisis de la deuda para comprar empresas (Volvo o la eléctrica portuguesa EDP). Algo que despierta recelo en Bruselas, a quien preocupa perder tecnología, por lo que piden una regulación como la de EEUU, muy restrictiva con las inversiones chinas.

China es el país del mundo que más ahorra (54% de su renta, frente al 14% en EEUU o el 13% en España), con lo que se ha convertido también en el banquero del mundo: tiene 3,2 billones de dólares en reservas de divisas, un tercio en bonos del Tesoro USA. Y con la crisis, se ha lanzado a comprar deuda europea y tienen el 12% de la deuda española.

España es el tercer país europeo con más inversiones chinas (136,7 millones $), tras Alemania y Reino Unido, con dos bancos y presencia en algunas empresas, mientras la inversión española en China es insignificante (67 millones €, un 0,25% del total). Y China es nuestro tercer país proveedor, tras Alemania y Francia, con 18.641 millones de euros importados en 2011 (frente a 3.389 exportados). Mucho son los productos de empresas españolas instaladas allí por costes (el 60% de la producción textil española), aunque algunas se están volviendo (a Portugal, Marruecos y el Este de Europa), por la subida de salarios (han pasado de 150 a 400 $) y del transporte, así como por los aranceles. Y no hay que olvidar que España es el país europeo con más población china (100.000 “oficiales”), que controlan ya el 60 % del comercio tradicional en Madrid y Barcelona.

En octubre, China renueva su cúpula directiva, que tendrá que hacer cambios para conseguir el liderazgo económico mundial. Su mayor reto será conseguir un fuerte crecimiento en las dos próximas décadas y repartirlo mejor,  para hacer frente a las demandas sociales sin democracia, algo que seguro estallará. Y quizás haya una nueva burbuja económica, que asuste al resto del mundo. Pero muchos piensan que China puede crecer lo que quiera, porque tiene una economía mixta, muy intervenida, que permite capear mejor los ciclos y las crisis.

Lo que está claro es que China ha revolucionado la economía y al mundo, obligándonos a todos a trabajar como chinos, con menos salarios y más productividad, convirtiéndonos en consumidores de productos low cost de menor calidad, ahorrando para financiar la deuda del mundo y comprando empresas, minas, tierras o alimentos como un gigante hambriento. No es nuestro modelo, pero es una realidad a la que hay que hacer frente. Colaborando con ellos  y compitiendo, con tecnología, innovación y calidad. Y con mucho esfuerzo. Es nuestro empleo.

domingo, 11 de marzo de 2012

Tijeretazo a la cultura


Sin Ministerio y con muchos menos fondos, sobre todo de ayuntamientos y autonomías, que son  quienes la financian (84%). Así está la cultura en España en 2012, año en que se espera un gran tijeretazo a los gastos culturales, que se suma a dos años antes de recortes tras una década de “boom” cultural, al amparo de los ingresos del ladrillo. En un país donde se cierran quirófanos, se despiden profesores y no se paga a los ancianos dependientes, hablar de recortes a la cultura puede sonar a frivolidad. Pero no lo es: la cultura es una pujante  industria (aporta tanto como la energía y más que la agricultura) que tiene demanda, porque los españoles gastamos cada vez más en ocio y cultura. Y la cultura, con la educación y la innovación, debe ayudarnos a salir de la crisis.
enrique ortega

El gasto en cultura se duplicó en España en la pasada década, al amparo de los ingresos del ladrillo: de 3.177 millones (2000) a 7.055 (2009), empujado por  las autonomías (29% del gasto) y sobre todo, los entes locales (Ayuntamientos y  Diputaciones), que hacen el 55% del gasto cultural, aunque el 80% sea en ciudades de más de 5.000 habitantes. Con ello, España se colocó entre los primeros países europeos por gasto cultural (0,7% PIB), sólo por detrás de Francia (1,5%) y próximo a Alemania y Gran Bretaña.

Con la crisis, los recortes llegaron a la cultura, empezando por el Estado, que lleva tres años recortando el presupuesto de Cultura (de 922,8 a 719,8 millones en 2011), que no se libró del ajuste de diciembre (-485 millones en Educación, Cultura y Deporte), aunque el recorte fuerte se espera en marzo, con los nuevos Presupuestos 2012. Pero el Estado sólo financia el 16% de la cultura, con lo que la preocupación del sector está en los recortes de las autonomías y, sobre todo, de los Ayuntamientos, que llevan dos años pero que se van a agravar en 2012, sobre todo en los municipios.

De momento, los recortes se han dejado sentir sobre todo en Cataluña, que ha reducido un 15% las aportaciones a teatros (el Liceo o el Teatre Lliure), museos y auditorios, en la Comunidad Valenciana (supresión de la Mostra y reducción del 55% a los 65 Conservatorios de música donde estudian 9.200 alumnos), en Canarias (con un recorte del 81%), en Navarra o en Madrid (recortes en Bibliotecas), aunque en toda España se han recortado presupuestos para protección del patrimonio, festivales, museos, conciertos, teatros, archivos, conservatorios y bibliotecas públicas. Y a ello se suma la caída del patrocinio privado, tanto de empresas como de bancos y Cajas (por la reforma y la caída de la Obra social).

En España, casi la mitad del gasto cultural del Estado se destina al patrimonio artístico, un signo típico en el sur de Europa (como Grecia e Italia), mientras en el centro y norte la prioridad cultural es la promoción de las artes y las bibliotecas, que en España sólo se llevan el 8% del gasto estatal (y otro 8% de las autonomías). Y otra gran prioridad son los museos y las actividades escénicas, en muchos casos para alimentar una amplia red de espacios que se han ido creando con el boom del ladrillo, buscando cada ciudad tener su Guggenheim, más como atractivo turístico que como fábrica cultural (cara de mantener).

A la hora de los recortes, no se puede aplicar la tijera por igual. Hay que preservar las bibliotecas (16 millones de usuarios), porque una de las deficiencias de nuestros jóvenes es la escasa comprensión y lectura (informePISA), sin olvidar el apoyo a la industria editorial. Hay que mantener los conservatorios y escuelas de teatro, danza y artes plásticas, donde estudian medio millón de alumnos, porque es enseñanza y el futuro empleo cultural. Hay que mantener el patrimonio, ya que somos el segundo país más rico y el tercero que menos lo cuida: hay más de 400 lugares en peligro, según la Fundación Hispania Nostra. Y tampoco se pueden abandonar los Archivos y los Museos, sobre todo ahora que se han popularizado. En el resto, habrá que promover lo que se pueda (teatro, música, cine, danza), sin ostentación, extendiendo los eventos fuera de las grandes ciudades y buscando colaboración privada.

El patrocinio privado es una gran arma para ayudar a la cultura en tiempos de crisis. El Gobierno Rajoy está pensando en aumentar las desgravaciones a las empresas (ahora 35% en sociedades) y particulares (25% en el IRPF), como se hace en Estados Unidos (hasta el 100%) o en Francia (66-75%), el país europeo que más apuesta por la cultura. Se habla de subirlo hasta el 60% en sociedades y el 70% en IRPF. Y seguir promoviendo las donaciones culturales como pago de impuestos (herederos de Picasso en Francia o de miró en España). Y crear una cultura empresarial de apoyo a la cultura, como en Francia o EEUU.

Y es que la cultura no es un lujo o una guinda en el gasto público. Es ya una importante industria: mueve 30.000 millones de euros, emplea a más de 500.000 personas y aporta un 2,9% al PIB, más que la agricultura (2,6%), lo mismo que la energía y la cuarta parte que la industria. Además, es un elemento clave para el turismo y exporta 721 millones. Y tiene una demanda creciente: los españoles nos gastamos  2.200 euros por hogar en cultura y ocio y la tendencia es creciente, a pesar de la crisis.

Al final, meter la tijera a la cultura es atacar una industria pujante, poner en peligro nuestra historia y un patrimonio artístico irrecuperable, limitar la educación y la formación de nuestros jóvenes, perder parte de nuestra identidad cultural en forma de literatura, teatro, música o cine. No se trata sólo de alimentar el espíritu, sino también que la cultura es, con la educación y la ciencia, clave para renovar la economía y el país, para salir de la crisis. No lo olvidemos.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Recortes : elegir entre lo malo y lo peor


En la última Cumbre Europea, Merkel y los conservadores de Bruselas se han negado a suavizar los recortes del déficit, que han llevado a Europa a la recesión. Y el presidente Rajoy les ha sorprendido anunciando que España recortará este año menos de lo que exigen, porque es imposible. Aun suavizando el recorte, nos costará hundir más la economía, perder otros 630.000 empleos y llegar a 6 millones de parados. Es como el enfermo que debe elegir entre perder una pierna o las dos para salvarse. Hay que apoyar al Gobierno frente a los fundamentalistas de Bruselas, pero urge buscar otro camino para salir de la crisis, ajustando lo que haga falta pero reanimando la economía para que haya consumo, inversión y empleo. Un camino, como el de Obama en EEUU, que España no puede recorrer sola.

Cumbre europea número 18 en dos años de crisis y más de lo mismo: austeridad, recortes, suprimir el déficit a cualquier precio. Esta vez, esa ortodoxia conservadora ha quedado impresa en un nuevo Tratado, que firmaron el viernes 25 de los 27 países de la UE (todos salvo Reino Unido y República Checa). Nada de bajar la guardia, de suavizar los recortes. Ni reanimar la economía, como habían pedido por carta 12 países, entre ellos Italia, Reino Unido y España. Y eso, a pesar de que el crecimiento de Europa caerá un –0,3 % en 2012, con 8 países en recesión y la mayor tasa de paro (10,7%) en los últimos quince años.

El presidente Rajoy, a la gallega, firmó las duras conclusiones de la Cumbre (“los Estados deben cumplir sus objetivos y estar listos para poner en marcha nuevas medidas de consolidación si fuera necesario”) pero a la salida, en rueda de prensa, se descolgó con que España no iba a rebajar su déficit al 4,4% como impone Bruselas, sino al 5,8%, aunque sí cumpliremos el 3% para 2013. Rajoy planta cara porque sabe que la rebaja al 4,4% es imposible, al haber cerrado 2011 con un déficit del 8,5% y estando el país en recesión. Habría que recortar 43.656 millones y eso es imposible sin hundir más la economía, sin matar al enfermo. Y sin elevar exponencialmente el paro y crear una tensión social insostenible.

Aún suavizado, el ajuste es muy duro: 28.750 millones de recorte, más del doble del ajuste que hizo ZP en mayo 2010. Una parte (11.712 millones) lo hará el Estado (bajar déficit del 5,1% PIB al 4%), con las subidas de impuestos que ya notamos en la nómina de febrero y un recorte de gastos (8.900 millones) en todos los Ministerios (-12,5%), incluidos recortes en infraestructuras, en funcionarios y en empresas públicas. Pero el recorte mayor les toca a las autonomías: 14.907 millones (bajar déficit del 2,94 % PIB al 1,50%), que les obligará a hacer recortes extras en sanidad, educación, dependencia y gastos sociales (71% de su presupuesto) y a subir impuestos (desde tasas a copagos y céntimos sanitarios), sobre todo a Castilla la Mancha (7,30% déficit), Extremadura (4,59%), Murcia (4,33%), Cantabria (4,04 %), Baleares (4%), Cataluña (3,72%), Comunidad Valenciana (3,68%) y Asturias (3,64 %), las ocho con el déficit más disparado. Y los Ayuntamientos tendrán que recortar otros 1.064 millones (bajar déficit del 0,4 %PIB al 0,3%), como la Seguridad Social, que siempre había tenido superávit.

Al final, el problema no es sólo el coste social de estos recortes sino que provocan, junto a la subida de impuestos y la bajada de los salarios reales, una caída del consumo, la inversión y las ventas, agudizando la recesión. El Gobierno augura una caída de la economía del -1,7% en 2012, lo que se traduce en perder 630.000 empleos más y que el paro llegue al 25% a final de año, con 6 millones de parados. Y si la economía cae más (-2%), porque el Gobierno confía demasiado en la ayuda de las exportaciones, habrá más paro, menos ingresos y más déficit. Y todo eso, con un ajuste “blando” para Bruselas.

Como se ve, la sangría” tiene un alto coste para el enfermo y no asegura su mejoría: al contrario, después de dos años de la misma receta, empeora. Hay que ir por otro camino: ajustar los gastos inútiles pero sin deprimir la economía y reanimando la actividad, para que haya demanda e inversión. Y si no pueden las empresas, ha de tirar el sector público, con más ingresos sacados de los que más ganan, de las grandes empresas y de la lucha contra el fraude. Es la opción Obama frente a la opción Merkel: EEUU empieza a crecer (3% a finales de 2011) y a crear empleo mientras Alemania decrece (-0,25%  a finales 2011). Una receta que ya probó con éxito el demócrata Roosevelt en 1933 (New Deal), tras el fracaso del conservador Hoover frente a la Gran Depresión de 1929, con  ajustes duros que agudizaron la recesión y llevaron el paro en EEUU al 25%.

Hay que huir del fundamentalismo del ajuste, que se ha inoculado en la sociedad: nos ha llevado a una profunda  recesión. El déficit público no es el culpable de la crisis, sino su consecuencia. Y para atajarla, hay que estimular la economía con eficacia, no asfaltando plazas o dando cheques bebé como ZP. Hay que probar otro camino, que ha dado su fruto en otras crisis. Ya son legión los economistas que lo dicen, frente a los fundamentalistas del recorte. Pero esa política no la puede hacer España en solitario: nos atacarían los mercados y sería una gota de agua en el océano. Hace falta otra política en toda Europa. Ya hay 12 países que la piden. Y será clave si el socialista Hollande gana en mayo las presidenciales francesas, porque no defiende los ajustes como Sarkozy.

Hasta entonces, habrá que apoyar al Gobierno Rajoy frente a Bruselas y los mercados. Pero habrá que exigirle que suavice los ajustes, que reparta sus costes, que no recaigan sobre los más débiles, que no desmantele el Estado del Bienestar por un equivocado fundamentalismo. Y que pelee en Bruselas por medidas a 27 para reanimar la economía y el empleo. Porque, al margen de ideologías, por el camino de más ajustes vamos al precipicio. Lo estamos viendo.  

domingo, 4 de marzo de 2012

Frutas y hortalizas: otro palo a la Europa del sur



Francia y los países del centro y norte de Europa acaban de meterle otro rejón a la Europa del sur, sobre todo a España: un nuevo acuerdo agrícola con Marruecos, que facilita la entrada de aceite, frutas y hortalizas a precios más bajos. A cambio, Francia, Alemania, Holanda y Reino Unido colocarán mejor sus excedentes de cereales, leche y carnes en Marruecos, además de importar alimentos más baratos. Los agricultores españoles se quejan de competencia desleal y de falta de control a los productos marroquíes, que van a hundir los precios del tomate, las frutas y el aceite en España, con pérdida de empleos en Andalucía, Canarias, Comunidad Valenciana y Murcia. Los consumidores tenemos que mirar el origen de lo que compramos, porque si no, un día nos quedaremos sin alimentos de aquí, sin agricultura.

El acuerdo agrícola UE-Marruecos, aprobado  por el Parlamento Europeo (369 votos a favor, y 255 en contra), facilita la entrada de alimentos marroquíes en los próximos 10 años. Su aceite podrá entrar ahora en la UE sin limitaciones de cantidad (contingentes) y sin aranceles (pagaba 1,25 € por Tm), mientras que el aceite comunitario (y español) tendrá aranceles en Marruecos a partir de las 2.000 Tm. Las naranjas marroquíes ya no tendrán contingentes en la UE y baja su precio de entrada un 30%, lo que hace imposible competir a las españolas. En clementinas, también se les sube el contingente y se baja el precio de entrada. Se quitan los contingentes a los pimientos, sandías y melones marroquíes. Y se aumentan los de calabacín (duplican), pepino (triplican), ajo y fresa, una fruta que podrán exportar más en abril y mayo, compitiendo con la española. Y el resto de frutas y verduras, exportación libre.

España, por su clima, produce frutas y hortalizas en las mismas fechas que Marruecos, pero a precios más altos. Primero, porque un obrero marroquí cobra 5 euros al día recogiendo tomates y en Almería ganan 50 €. Y la empresa cotiza por él y paga impuestos, mucho más que en Marruecos. Además, nuestros productos tienen más controles fitosanitarios, mientras Marruecos utiliza pesticidas prohibidos en la UE. Al final, todo esto se traduce en que un kilo de tomate español para la exportación cuesta 0,85 € mientras el marroquí entra a 0,46 €. Y menos, ya que nuestros  agricultores se quejan de que las aduanas europeas son “un coladero”, donde no se vigilan ni precios de entrada ni cantidades en las importaciones agrícolas marroquíes. Que hay un fraude generalizado, denunciado por los propios servicios antifraude de la UE (OLAF).

Al final, los agricultores españoles se quejan de competencia desleal de Marruecos, que va a tirar los precios de nuestras frutas y verduras en Europa, donde exportamos 8.100 millones de euros (2011). El mayor daño lo tendrá el  aceite (exportamos 2.000 millones €), que ya sufre la caída de ventas y precios, con grandes excedentes. Luego se verán muy afectados los productores de naranjas (exportamos 864 millones a la UE), mandarinas (756), nectarinas (433) y fresa (575). Y  los productores de tomate (800 millones exportación a Europa), pimientos (547), pepino (273), calabacín (160) y ajo (148).

Al final, son 450.000 agricultores de frutas y hortalizas, más los del aceite, que venderán menos y a menos precio, lo que puede suponerles perder 3.500 millones €  al año. Y peligran unos 50.000 empleos (cada 1.000 Tm de tomate que se deja de exportar son 50 empleos), en Andalucía, Canarias, Murcia y Comunidad Valenciana, algunas ya con más del 30% de paro. Por eso, los agricultores piden más controles y compensaciones a la UE por este acuerdo, que van a denunciar ante el Tribunal europeo de Luxemburgo.

Teóricamente, este acuerdo beneficia a Marruecos y se ha vendido como “una ayuda a su desarrollo y democratización”. Pero los expertos destacan que la agricultura exportadora del país vecino gira en torno a grandes empresas, ligadas al rey marroquí y a empresas mixtas con europeos (incluso empresas españolas están plantando olivos en Marruecos). Y que no beneficia ni al pequeño agricultor marroquí ni a sus consumidores, ya que el país importa alimentos básicos para poder exportar otros a Europa.

A quien beneficia el acuerdo es a Francia, sobre todo, y a Alemania, Países Bajos y Gran Bretaña, que ahora podrán exportar mejor a Marruecos sus excedentes de cereales, leche, carnes y aceites de semilla. Por eso, Francia quiere extender este acuerdo a Túnez, Egipto y Jordania. También ganan los países del centro y norte de Europa, ya que no producen aceite, frutas y hortalizas y ahora las podrán consumir más baratas. Y Bruselas trata de ahorrarse ayudas a la Europa del sur, preparando ya los recortes de la PAC en 2013.

Los consumidores españoles también salimos ganando, en teoría, ya que los alimentos marroquíes van a tirar a la baja de los precios. Pero habrá que ver si la rebaja se traslada al consumidor, o aumenta el margen de la distribución: de hecho, pagamos los alimentos cinco veces más caros que el precio que recibe el agricultor, según el observatorio de COAG. Y hay  que pedir a esos mismos distribuidores que informen sobre lo que comemos: si compramos tomate, aceite, naranjas o fresas marroquíes, que sea sabiéndolo. Y sabiendo que contribuimos a cargarnos el campo español.

El problema es que llueve sobre mojado: este acuerdo con Marruecos se suma a la crisis del pepino (E.coli) y al aumento de importaciones agrícolas de terceros países, un proceso imparable que ha provocado una caída del 11 % del valor de la producción de frutas y verduras, un tercio de nuestra agricultura, donde la renta ha caído otro 4,5 % en 2011. Hay que tomárselo en serio y planificar el futuro. Y como consumidores, saber que o cuidamos a nuestros agricultores, eligiendo sus productos y su calidad, o desaparecerán. Nuestro campo se deteriorará (ellos cuidan el medio ambiente) y dependeremos de otros países para alimentarnos, con otro sabor y menos calidad  y seguridad. Podemos evitarlo.