miércoles, 28 de septiembre de 2011

España se tira de la moto

España es el único país que acoge cuatro grandes premios  de motociclismo y que tiene 3 campeones mundiales. Sin embargo, las fábricas de motos están en una profunda crisis y han cerrado ya  tres de las cuatro multinacionales instaladas en España. Y eso porque las ventas de motos han caído a la mitad en estos últimos cuatro años. Y no sólo por la crisis y la competencia de las motos asiáticas. El sector culpa de la caída de ventas al Gobierno, por la normativa implantada para dificultar que adolescentes y jóvenes conduzcan motos, debido a la alta siniestralidad, que sigue disparada. El futuro pasa por la fusión de pequeñas marcas españolas y por la moto eléctrica, sobre todo el scooter.
                                  Ilustración: Enrique Ortega

España fue una potencia en la fabricación de motos en los años sesenta y setenta, con más de 100 marcas, la mayoría instaladas en Cataluña. Marcas míticas como Montesa, Bultaco, Ossa, Sanglas, Derbi, Lube, Rieju, Gas Gas…, nacidas en los años cuarenta y que consiguieron  vender aquí y en el resto del  mundo (Bultaco vendió 25.000 motos en EEUU en 1974), convirtiendo a España en el segundo fabricante europeo, tras Italia.
En los ochenta llegó la crisis y las fábricas españolas no supieron reaccionar y fusionarse: cerró Ossa, cerró Sanglas tras la llegada de Yamaha, Honda se hizo con Montesa y Rabassa vendió Derbi a la italiana Piaggio. Ahora, con la nueva crisis y la dura competencia de las motos asiáticas, tres de las cuatro multinacionales han cerrado sus fábricas españolas en los dos últimos años. A finales de 1999, Honda cerró su fábrica de Santa Perpetua (160 trabajadores) y se fue a Italia. En enero de 2010, Yamaha se fue al norte de Francia, tras cerrar su fábrica cerca de Barcelona (430 trabajadores). Y en marzo de 2011, la multinacional Piaggio se llevaba a Italia la fábrica de Derbi de Martorelles (220 trabajadores). Sólo queda la factoría Suzuki en Gijón, con un ERE en 2010, tras reducir su fabricación a la cuarta parte. Y España ha pasado a ser el sexto fabricante de motos en Europa, exportando el 81%.
Choca esta debacle empresarial con el auge de la moto como deporte, un negocio global que mueve 800 millones de euros al año y donde España tiene mucho que decir: único país que acoge cuatro grandes premios, con 3 campeones del mundo en las tres categorías (Jorge Lorenzo, Toni Elías y Marc Márquez) y un récord de pilotos (22), licencias (6.225) y equipos (13). Eso sí, la empresa que organiza el Mundial, Dorna, tampoco es ya española: era una filial de Banesto que en 1998 se vendió a CVC (Ecclestone, el patrón de la F1) y luego, en 2006, a la firma de capital riesgo Best Point (65%), aunque la gestión la llevan directivos españoles (35% capital). En 2010, Dona facturó 200 millones (con 70 de beneficio), aunque acaba de renegociar 420 millones de deuda. En este millonario circo del Mundial tampoco hay una moto GP española. Se intentó con un modelo de Inmotec, que hizo pruebas en Jerez pero que no llegó a competir. Para fabricar una moto así hay que invertir 40 millones y tiene que haber luego un mercado de grandes cilindradas donde vender.
La venta de motos está cayendo en toda Europa (un 6% este año), por la crisis y la competencia de China, India y Tailandia, países que han desplazado a Japón. Pero donde más están cayendo las ventas, tras Grecia, es en España: en el primer semestre se han matriculado 74.629 unidades, un 16,7% menos que en 2010 (cayeron otro 4,72%). Ya son cuatro años seguidos de caída y se espera vender este año la mitad de dos ruedas que en 2007 (135.000 frente a 269.500).
El desplome de ventas se está dando sobre todo en ciclomotores (-31,6%), por varias causas: aumento de los seguros, subida del IVA, recorte y encarecimiento créditos (70% ventas son financiadas), exigencia de ITV y sobre todo, el cambio en el carnet: desde finales de 2009, la edad subió de 14 a 15 años y muchos adolescentes esperan a los 16 para comprar ya una moto de 125 cc, las únicas con las ventas estabilizadas. Han caído también las ventas de motos medias y grandes, por la fiscalidad (en verano 2008 subieron los impuestos a las más potentes) y por el cambio en el carnet: ahora hay que esperar dos años con el A1 para poder conducir una moto de gran cilindrada. Y desde final de año, además, habrá que hacer un curso de 17 horas (1.000 euros) y una evaluación. El Gobierno se ha adelantado y ha endurecido la Directiva europea que entrará en vigor en 2013, por lo que la patronal de motos estudia denunciar a España ante la Comisión Europea.
Los fabricantes y vendedores acusan al Gobierno de haberse cargado el sector con una normativa que restringe el acceso a la moto a los jóvenes. Y Tráfico argumenta que lo hace por seguridad, ya que están aumentando los motoristas muertos en accidente (183 hasta septiembre), tres de cada cuatro en carretera y la mayoría (2/3) con grandes motos. Pero los motoristas piden más inversiones en guardarrailes, frenadas por la crisis: el primer Plan, para instalar 1.600 km. hasta 2010 está en un 85%, y el segundo no ha empezado.
El futuro se presenta negro para la moto española, que busca reanimar algunas marcas (Ossa) y posibles fusiones, aunque no consiguen ayudas públicas. Otra salida puede ser la moto eléctrica: el primer scooter eléctrico español (MIUS 40), de Rieju, ya está en producción y la primera moto eléctrica española, de Volta Motorbikes (Figueras) se comercializará en 2012. Y habrá que solventar los problemas de carnet y seguridad, para conseguir entre todos salvar la moto española, un sector con muchos emprendedores, mucha afición y mucho futuro como alternativa al petróleo caro y unas ciudades contaminadas. A darle gas.  

domingo, 25 de septiembre de 2011

Sigue la "barra libre" de los medicamentos

El Gobierno aprobó en agosto un nuevo recorte en el precio de los medicamentos, que suponen el 8% del gasto total de las autonomías (un tercio del gasto en educación). Desde el 1 de noviembre, los médicos tendrán que recetar por principio activo y no por marca y los boticarios tendrán que vender el medicamento más barato. Las medidas pretenden ahorrar 2.400 millones al año. Una decisión que asfixia aún más a los laboratorios y las farmacias y que no deja de ser un parche, ya que no se afronta el problema de fondo: 7 de cada 10 recetas son de pensionistas, que tienen las medicinas gratis total. Y por eso, el número de recetas sigue creciendo (4 millones al día), aunque baja el gasto. O se frena esta “barra libre” de medicamentos con algún copago por receta o se comerá a la sanidad.
En julio, Gobierno y autonomías pactaron este paquete de medidas, el tercero en año y medio, para reducir el gasto en medicamentos. Desde el 1 de noviembre, los médicos tendrán que recetar por principio activo, en lugar de marcas o genéricos. Si ahora podían recetar un antibiótico prescribiendo la marca (Clamoxil) o un genérico (amoxicilina Normon), ahora sólo podrán prescribir el principio activo: amoxicilina. Y el farmacéutico sólo podrá vender el genérico más barato. Además, los medicamentos nuevos, con más de 10 años y sin genéricos, bajan de precio un 15%.
La medida ha sido apoyada por los médicos, que podrán recetar excepcionalmente medicamentos de marca, aunque les preocupa los problemas que pueda causar a algunos pacientes el posible cambio al medicamento más barato, con otra caja, color y sabor , sobre todo a los enfermos mayores, con mala vista y que toman muchos medicamentos distintos.
A quien sí afecta el cambio es a los laboratorios, que sufren 1.800 millones del recorte y que ven reducir su facturación un 30%, con los dos recortes de 2010 (2.500 millones) y el de ahora. Un sector clave en la innovación (gastan el 21% del I+D en España) y en la exportación, que ha reducido ya 5.000 empleos (Pfizer acaba de anunciar el despido de 220 trabajadores y Merck otros 140), que está perdiendo su capacidad de investigar y descubrir nuevos medicamentos y que amenaza con irse de España (Sanofi Aventis ha vendido su planta de Madrid y Merck cierra la suya a partir de 2012), el tercer país con los medicamentos más baratos de Europa.
Y más aún lo sufren las 21.364 farmacias, un eslabón clave en la atención sanitaria. Ya no se trata sólo de que facturen menos, después de 20 recortes de precios en diez años, sino que además tienen que devolver una parte a las autonomías, el 7,5 % de las ventas de recetas de la Seguridad Social y Mutualidades (MUFACE, ISFAS y MUJEJU). Una farmacia en Madrid viene a pagar de media 615 euros al mes, la cuarta parte de los beneficios de una botica modesta (y las grandes pagan otra deducción adicional, de hasta el 20 % de las ventas del seguro). El Consejo de Farmacéuticos estima que una de cada seis farmacias está en apuros y ya hay 23 boticas en Cataluña que han suspendido pagos.
Al final, estos recortes de precios acogotan a farmacias y laboratorios pero no resuelven el problema de fondo: el despilfarro farmacéutico. El gasto se frenó en 2010 (-2,36%), por primera vez en diez años, y sigue cayendo en 2011 (-10,29 % hasta julio), pero el número de recetas sigue creciendo (+2,28% hasta julio) y este año rondarán los 1.000 millones, casi 4 millones de recetas por día de consulta. Una pelota que sigue creciendo porque se basa en un sistema perverso: el gratis total. Actualmente, el 68,17% del gasto farmacéutico lo hacen los pensionistas, con su receta roja, y no pagan nada. Y aunque los activos pagamos el 40% con la receta verde, el sistema sólo recibe una aportación del 6,83%.
La pelota es creciente porque cada año hay un millón y medio más de pensionistas con derecho a ir a la farmacia con su taco de recetas gratis total. Su farmacéutico le puede hablar del acaparamiento, de medicamentos que acaban en Ecuador o Rumanía, de las bolsas con medicinas caducadas y sin abrirMiles de millones de euros tirados a la basura. Un problema que no se soluciona porque bajen los precios. Sigue la “barra libre” y es como cuando uno ve el self service de un hotel: los clientes se llenan los platos de comida y luego se dejan la mitad. Ahora se baja el precio, pero sigue siendo gratis para los que más consumen, con lo que sigue el despilfarro. Y las autonomías se defienden no pagando a los laboratorios (les deben 5.400 millones y amenazan con no suministrar a los hospitales, como en Grecia) ni a las farmacias, a las que pagan las recetas con meses de retraso. Este verano ha saltado el problema de Castilla la Mancha, pero también hay deudas pendientes en Baleares, la Rioja y Murcia, mientras se anuncian retrasos en la Comunidad Valenciana. Y se temen más en el último trimestre.

Sólo hay dos formas de evitar el despilfarro farmacéutico. Una, que los médicos receten menos, algo difícil dada la presión de los pacientes en consultas contrarreloj. La otra, la más efectiva (aunque impopular), que los pensionistas paguen algo por cada receta, un copago. Un euro por receta supondría un ahorro directo de unos 700 millones y podría reducir en un tercio el número de recetas gratis total, lo que serían otros 3.000 millones de ahorro. Y si hiciera falta, subir del 40 al 50% lo que pagamos los activos por cada receta, lo que aportaría 900 millones más. Son medidas de fondo, que frenarían la bola de nieve de las recetas, que corre el riesgo de comerse a la sanidad (un 22 % del gasto sanitario es por la factura farmacéutica) Lo que se hace ahora, rebajas de precios y no pagar a las farmacias, son parches para ir tirando y retrasar el ajuste. Y cuando más se retrase, más duro será.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Puertos:entre el cambio y la burbuja de hormigón

El primer Consejo de Ministros de septiembre ha culminado la reforma de los puertos, una de las pocas pactadas con el PP. Su objetivo es liberalizar las tarifas y la gestión de los puertos, para que compitan entre ellos y ganen dinero. Todo apunta a una fusión y absorción de puertos, pasando de los 28 actuales a 4 grandes y 7 medianos que intenten competir con otros puertos europeos. Mientras cambia el mapa, saltan las alarmas sobre las grandes inversiones que se han hecho y se siguen haciendo en los puertos, ampliaciones faraónicas que en muchos casos no están justificadas. Una burbuja de hormigón que puede llevar a tener puertos sin barcos, como antes aeropuertos sin aviones o AVEs sin viajeros.
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España es el país europeo con más kilómetros de costa (8.000), pero los puertos han sido durante décadas los grandes olvidados, a pesar de que por ellos llegan el 85% de las importaciones y salen el 60% de las exportaciones. Sin embargo, en la pasada década se realizó un gran esfuerzo inversor: 8.797 millones de euros fueron a parar a los puertos entre 2001 y 2010, un aumento del 82,3%. Sin embargo, ese esfuerzo no se tradujo en un fuerte crecimiento del tráfico portuario, que sólo creció un 23 % en la década.
Había que modernizar los puertos y hacerlos más competitivos con el camión, el tren y otros puertos europeos (Rotterdam, el mayor del mundo, mueve tantas mercancías como los 28 puertos españoles juntos). Para ello, PSOE y PP pactaron en mayo de 2010 la nueva Ley de Puertos, que introdujo dos temas clave: más autonomía para las autoridades portuarias para gestionar y fijar tarifas (autorizando descuentos y bonificaciones) y un mayor acceso a las empresas privadas en los puertos, para abaratar costes en los servicios. Ahora, el Gobierno acaba de aprobar un texto refundido de la Ley, que concreta más cambios: los puertos tendrán que ganar dinero (2,5% rentabilidad anual, cuando en 2009 perdieron 35 millones €) y se les obliga a que hagan planes para que los puertos tengan acceso por carretera y ferrocarril, además de impulsar las autopistas del mar para unirse a otros puertos europeos.
La clave del cambio es que los puertos se gestionen como empresas, aunque eso choca con que a las autoridades portuarias las nombran las autonomías (ahora han cambiado) y en muchos casos son políticos. El camino pasa necesariamente por concentrar esfuerzos y que haya fusiones o absorciones de puertos. Ahora hay 28 puertos (autoridades portuarias) y los expertos defienden que deberían quedar 11 puertos: los cuatro grandes (Algeciras, Valencia, Barcelona y Bilbao), cuatro puertos energéticos (Tarragona, Cartagena, Huelva, Coruña-Ferrol y Gijón) y dos o tres en las islas (Palma, Las Palmas y Tenerife). El resto pasarían a integrarse en ellos, como puertos complementarios.
Nadie quiere dar listas, porque el tema es dinamita pura en algunas autonomías (Cantabria) y ciudades (Alicante o Málaga): nadie quiere que su puerto “se dirija” desde otra provincia y menos desde otra autonomía. Pero está claro que los 28 no pueden competir con Europa y que tienen que concentrarse y especializarse. En  Francia, esta reconversión se ha hecho desde el Gobierno, pero aquí se quiere que la hagan los puertos. Si no, la Ley deja una arma potente al Ejecutivo: podrá intervenir un puerto si no es rentable (13 de los 28 han tenido resultados de explotación negativos en 2009, Valencia entre los grandes). Ya se ha hecho en Gijón, por la desastrosa gestión de la ampliación del puerto, con un sobrecoste de 215 millones. .
Mientras el cambio llega a los puertos, se plantea otra reflexión: hay demasiados. O mejor: se ha metido demasiado dinero en demasiados puertos. Y está previsto seguir haciéndolo: el Plan Estratégico de Infraestructuras 2005-2020 pretende aumentar la superficie portuaria en un 75%, con una inversión de 22.000 millones € (845 millones de la UE entre 2007 y 2013). Un informe de Greenpeace denuncia la burbuja del hormigón en los puertos españoles: 26 de los 28 puertos han finalizado infraestructuras (6), las están realizando o tienen planes para hacerlo, por un importe total de 11.548 millones €, un gran “pastel” para las constructoras.
El problema es doble. Por un lado, muchas de estas inversiones son antieconómicas: no se justifican por el tráfico de estos puertos (16 puertos pequeños mueven menos mercancías que el de Valencia y la mitad del tráfico se concentra en los cuatro grandes) y encima se hacen en puertos que están a 100 km o menos de otro que se ha ampliado. Tres ejemplos: 765 millones para ampliar Pasajes (a 107 km nuevo puerto Bilbao), 1.500 millones para el nuevo puerto El Gorgel (a 3 km de Escombreras) y 380 millones para Granadilla (a 60 km de Tenerife). Y son antiecológicas: los puertos han ganado a la costa y al mar 25.726 hectáreas, la superficie de Madrid y Barcelona juntas).
La sensación es que hay una excesiva atomización y cada puerto pelea por ser el primero en el tráfico de contenedores, graneles, hidrocarburos o coches. Que ninguna ciudad o autonomía quiere ser menos que su vecina a la hora de “presumir de puerto”. Falta una planificación estatal y la nueva Ley de Puertos ha sido una oportunidad perdida, en pro del “libre mercado”. Pero la pelea de los puertos puede acabar en un rosario de inversiones inútiles, de hormigón sin barcos, como lo fueron las autopistas sin coches, el AVE sin viajeros o los aeropuertos sin aviones. No podemos apostar por 28 puertos, hay que apostar por tres o cuatro y concentrar ahí los recursos escasos. Invertir el dinero de todos en los que puedan ganar.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Subidas y reformas de impuestos para 2012

Si 2010 y 2011 han sido años de recortes, 2012 será un año de subidas de impuestos (y más recortes). Empezando por el impuesto de Patrimonio reformado, que puede quedar en nada si  lo boicotean sus autonomías o lo anula el PP. Pero todo apunta a que el futuro Gobierno, que tomará posesión en diciembre, tendrá que subir impuestos para seguir rebajando el déficit, como han hecho los conservadores en Europa. Aunque Rajoy dice que no, parece inevitable que suban los impuestos especiales (carburantes, tabaco y alcohol) y el IVA, además de hacer cambios en renta y sociedades, donde las grandes empresas apenas pagan. Y también subirán impuestos autonomías y Ayuntamientos.
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A última hora, como descarada baza electoral para Rubalcaba, el Gobierno Zapatero ha rescatado (sólo para 2011 y 2012) el impuesto del Patrimonio, que únicamente Francia mantiene en Europa. Un impuesto que se quitó en 2008, porque recaudaba poco (2.192 millones) y lo pagaban las clases medias (casi un millón de personas, las que tenían pisos y ahorros). Ahora se sube el mínimo a 700.000 euros y lo  pagarán los más ricos (160.000), pero sólo ingresará 1.080 millones, el 0,6 % de la recaudación del Estado.
Mucho ruido y pocos ingresos para un impuesto que puede quedar en nada por tres vías: que lo anule el PP si llega al Gobierno, que se declare anticonstitucional cambiarlo por decreto-ley o que las autonomías gobernadas por el PP (salvo Extremadura), lo anulen en la práctica bonificándolo al 100% como hizo Madrid en 2008. Eso sí, si lo anulan se quedarán sin esta recaudación (la mitad va a Madrid y Cataluña), pero no sin la compensación por supresión del Patrimonio en 2008 que ahora reciben (2.100 millones al año) por Ley.
El nuevo Patrimonio puede ser un impuesto inútil, pero ha abierto un debate muy útil, el de los impuestos. Que el déficit no se rebaja sólo con recortes, también con más ingresos. Y que los que más tienen han de colaborar más en la salida de la crisis. De hecho, en toda Europa, los Gobiernos conservadores han subido impuestos, tanto el IVA (Gran Bretaña, Italia y sobre todo, Irlanda, Grecia y Portugal, al 23%), como el impuesto sobre la renta o los inmuebles y han creado “impuestos a los ricos” (5% en Francia y 3% en Italia). En España, Zapatero subió el IVA en julio de 2010 (del 16 al 18%), los impuestos especiales (carburantes, alcohol y tabaco) y el IRPF este año a los que ganan más de 120.000 euros, pero no ha querido más retoques fiscales, salvo el esperpento del Patrimonio.
Y sin embargo, tenemos unos impuestos insuficientes (menos presión fiscal que Europa) e injustos. En renta (IRPF), la recaudación descansa sobre las nóminas (el 75% de los contribuyentes declaran menos de 24.000 euros) y las clases medias. Los ricos no pagan: sólo 6.829 personas declaran ganar más de 600.000 euros y pagan un tipo efectivo del 27,2 %, menor al de los que ganan 78.000 € (28%) y 120.000 € (30,2%), debido a que obtienen más rentas del capital (que tributan menos) que del trabajo. Y las reformas hechas por los gobiernos Aznar y Zapatero han llevado a que las rentas altas paguen menos (el tipo máximo ha bajado del 56 % en 1995 al 45% hoy) y las rentas medias tributan casi igual.
Más escandaloso es el caso de las empresas. En 2007, Zapatero aprobó la primera rebaja del impuesto de sociedades de la democracia, a la que se han sumado otras (libertad de amortización, consolidaciones intragrupo, deducciones varias), que han conseguido el milagro: las empresas pagan sólo el 9,9 % de sus beneficios, cuando el tipo nominal de sociedades es  el 30%. Y lo peor: una gran empresa que factura más de 1.000 millones, como Telefónica, paga un tipo efectivo del 16,9 % y una pyme que factura 6 millones paga el 20%. Gracias a este trato fiscal (y a la crisis), la recaudación por sociedades ha caído a la quinta parte: de 44.800 millones en 2007 a 4.761 millones hasta julio.
Este favorable trato fiscal a las empresas, la gran diferencia entre IRPF y sociedades, provoca que los ricos utilicen sociedades instrumentales para no pagar impuestos, tributando al 1% a través de las 3.133 SICAV registradas, con 26.200 euros de patrimonio. Algo que no ha tocado en siete años el Gobierno Zapatero y que ahora el PSOE promete cambiar para el futuro…
Rajoy, presidente in pectore, promete ahora no subir impuestos. Pero tendrá que hacerlo si quiere reducir más el déficit en 2012, como exigen Bruselas y los mercados. Incluso habrá que hacer retoques a finales de 2011, si como dice la Comisión Europea, vamos a superar el tope de déficit este año (en 3.000 millones) y el que viene (en otros 9.000). Sería un ajuste adicional, que forzaría a nuevos ajustes y a buscar más ingresos, gobierne quien gobierne. Y queda todo el campo de los impuestos autonómicos y municipales, que subirán sí o sí.
La primera subida será la de los carburantes: España está obligada a subir 2,8 céntimos el impuesto de hidrocarburos el 1 de enero para armonizarlo con la UE. Y también subirán los impuestos del alcohol y tabaco. Otra subida que está cantada es la del IVA: España es el tercer país con menos IVA de la UE y hay margen para subir al 19 o al 20% (quizás para verano), como han pedido Bruselas y el FMI.
En renta y sociedades, la subida exige una reforma, que el PP está estudiando en secreto. En el IRPF podrían simplificarse tramos, con retoques al alza, y parece probable que suban los impuestos al ahorro (malo, pero hay margen), del 19-21% actual al 20-23%, acercándolo al 25% que paga de beneficios una pyme. Un cambio que se puede hacer en 2012, con efectos retroactivos al 1 de enero, como ya hizo Felipe González en junio de 1992.Y en sociedades, el futuro Gobierno tendrá que quitar deducciones, como ha exigido la Comisión europea a todos los países, con lo que las empresas pagarán más impuestos (malo, pero obligado).
Más ingresos en 2012 (y quizás ya a finales de 2011, obligados por la caída de la recaudación) para mitigar los recortes y poder seguir bajando el déficit. Y para poder bajar cotizaciones y ayudar a crear empresas y empleo. Sólo así será justo que paguemos más impuestos.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Empieza el curso escolar de los recortes


Vuelta a clase esta semana para casi 8 millones de niños y jóvenes, dos tercios en la enseñanza pública, donde se van a encontrar con menos profesores, cambios en las clases, menos ayudas y una huelga convocada por todos los sindicatos para protestar por los recortes, unos 2.000 millones de euros. Recortes también en las Universidades y en las guarderías públicas, que se suman a los del curso pasado y que van a deteriorar más la calidad de la enseñanza en un país que gasta menos en educación que la media europea, sobre todo en algunas autonomías. Un lujo en un país con el doble de abandono escolar y de paro que el resto de Europa.
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El comienzo de curso ha forzado a las autonomías a empezar el recorte de su déficit (unos 13.000 millones de euros) por la educación, antes que por la sanidad y otros gastos, que vendrán después del 20-N, para no torpedear el esperado triunfo electoral de Rajoy. La educación pública supone el 24,3 % del gasto de las autonomías y la mayoría ha preparado ajustes en sus presupuestos para recortar unos 2.000 millones de euros este curso.
La medida más polémica ha sido recortar el número de profesores interinos, haciendo que los profesores con plaza den más horas de clase (1 más en Navarra o Cataluña, 2 en Madrid o Castilla la Mancha o 4 más en Galicia). De momento, los sindicatos hablan del despido de unos 12.000 interinos, aunque falta ver el ajuste en algunas autonomías (Extremadura, Baleares, Canarias, Asturias o Cantabria), que podrían poner en peligro el empleo de los 65.000 interinos que dan clase en el colectivo de medio millón de profesores de la enseñanza pública. Además, hay otros recortes, algunos no publicitados: menos ayudas para libros, comedores y rutas, menos extraescolares y programas de compensación, menos cursos para profesores, menos gastos corrientes (habrá centros sin calefacción ni equipamiento) y ninguna inversión en colegios nuevos (en Cataluña hay más de 1.000 alumnos en barracones).
En la enseñanza universitaria también habrá recortes, después de una rebaja del presupuesto de 1.800 millones en 2011. Las 8 Universidades catalanas tendrán este curso un 10% menos de presupuesto y las 5 Universidades valencianas sufrirán un recorte de 132 millones. Al final, las tasas universitarias suben un 5% en Madrid y un 7,5 % en Cataluña y Valencia. Y será otro curso con falta de guarderías públicas, ya que sólo se han construido un 23% de las previstas.
Lo grave es que el recorte de este curso se suma al del pasado: un 8,1 % en el Presupuesto 2011 (tras dos años de inversión estatal congelada en educación) y otro 5% de las autonomías, unos 2.500 millones en total. Y que 5 autonomías ya redujeron su plantilla en  2.861 profesores el curso pasado (Canarias, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia y Madrid), mientras este curso sólo se va a cubrir por oposición un 30% de las vacantes. Como el número de alumnos crece cada año (unos 150.000), este será el segundo curso donde crezca el número de alumnos por clase (donde más, en Madrid), que llevaba diez años bajando.
El problema no es que se obligue a los profesores de la enseñanza pública a dar más clases (darán 20 horas lectivas, frente a 27 en la concertada y privada, pero entre 129 y 153 horas al año más que en la UE), sino que los recortes van a sufrirlos los eslabones más débiles de la escuela pública: los emigrantes y los alumnos con problemas (muchos), ya que los ajustes afectan sobre todo a tutorías, la educación compensatoria (aulas de refuerzo para extranjeros), los cursos especiales de secundaria (para chicos “que quieren y no pueden”) y los desdobles (matemáticas, lengua, inglés y laboratorio). Con ello, se va a deteriorar aún más la enseñanza pública, donde hay más alumnos problemáticos y que siempre ha dedicado más recursos a atender “la diversidad en la educación”. Algo que no gusta mucho al PP, que ha optado por cumplir el expediente: dar más clases con menos profesores y que “el que quiera calidad, que vaya a los colegios privados”. No por casualidad, Madrid es la autonomía donde hay menos alumnos en la escuela pública: un 54% frente al 67,6% en España (81,8% en Castilla-la Mancha o 78,9% en Extremadura).
Si hay que ajustar gastos, debía haberse hecho negociando, dando autonomía a los centros y sin menospreciar a los profesores, que llevan dos años con un 5% de rebaja de sueldo (cobran unos 1800 euros). Pero España no puede permitirse recortar año tras año el gasto en educación, a pesar de la crisis. Primero, porque ya invertimos menos en educación que el resto de Europa y ha bajado incluso en los dos últimos años (del 5% del PIB en 2009 al 4,79% en 2011). Además, la inversión está muy mal repartida, ya que hay 6 autonomías que dedican menos recursos: Madrid (2,88% PIB), Baleares (3,45%), Cataluña (3,54%), La Rioja (3,58%), Navarra (3,71%) y Aragón (3,78%). Y sobre todo, porque tenemos un atraso educativo: el doble de fracaso escolar que Europa y un bajo nivel de comprensión lectora y destreza en ciencias y matemáticas, según el informe PISA. Algo que no puede permitirse un país con el doble de paro que Europa (la mitad de nuestros parados no han acabado la secundaria) y con un 43% de paro juvenil.
Si invertir en educación es caro, no invertir es carísimo”, ha dicho el ministro Ángel Gabilondo. Pero su Gobierno y el PP han sido incapaces de hacer un pacto por la educación, para que quede fuera de los recortes. Y lo va a pagar la calidad de nuestra educación, a medio plazo. Y la escuela pública, que se va a deteriorar aún más, en beneficio de la privada y en perjuicio de nuestros bolsillos, ya que va a continuar la fuga a la concertada y la privada. Es hora de abrir un gran debate y dedicar más recursos a invertir en capital humano, en formación, en innovación, como palanca para salir de la crisis. Invertir en nuestro futuro, en nuestros hijos. 

domingo, 11 de septiembre de 2011

Fichajes millonarios en un fútbol en bancarrota

La Liga de las estrellas se ha estrenado esta temporada con una huelga en agosto, la primera en 27 años, para forzar a los Clubs a pagar sus deudas con 200 jugadores. Es una prueba más  de la burbuja del fútbol español, líder mundial en triunfos deportivos  y también en pérdidas y en deudas, con 12 Clubs en concurso de acreedores, seis en Primera División. El fútbol, como la economía, ha gastado sin medida y la mayoría de los 42 equipos, sobre todo los más modestos, están en bancarrota. La UEFA y la LFP quieren sanear el fútbol en tres años y que los equipos con deudas desciendan. Sin embargo, este verano se han gastado un 31 % más en fichajes, incluso equipos en suspensión de pagos.
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El fútbol, el deporte rey, es también un negocio que genera en España más de 10.000 millones de euros al año, el 1% del PIB. Pero es un negocio ruinoso: la UEFA ya ha advertido que la mitad de los equipos europeos está en números rojos, con 1.200 millones de pérdidas. Y España, el país campeón del mundo  tiene las peores cuentas: los Clubs llevan cuatro temporadas con pérdidas (385 millones de euros, 285 en Primera y 94 en Segunda) y lanzados a una loca carrera de fichajes y gastos que han sostenido endeudándose. Y en  junio de 2010, su deuda superaba los 4.000 millones: 3.456 millones los Clubs de Primera (659 Madrid, 548 Barça, 470 Valencia, 452 Atlético de Madrid, 267 Villareal, 173 Espanyol) y 556 los de Segunda. En total, deben más del doble de lo que facturan y 20 veces más de lo que debían en 1.992.
Los Clubs de fútbol, como la economía española, han vivido (y viven) por encima de sus posibilidades, en base a su particular “cuento de la lechera”: gastan millones en fichajes, pensando acabar en la Champions y arrasar en ingresos, pero luego los goles no entran y las cuentas no salen, sólo las deudas. El truco ha sido declararse en concurso de acreedores y no pagar, tampoco a los jugadores, evitando la quiebra y el descenso. Esta temporada, 12 equipos están en concurso, 6 de Primera (Zaragoza, Mallorca, Betis, Rayo, Sporting y Racing) y otros 6 de Segunda (Hércules, Huelva, Xerez, Córdoba, Cádiz y Poli Ejido), pero desde 2004 ya son 23 los Clubs que se han acogido a concurso para sortear pagar.
Las cuentas del fútbol no cuadran porque sus gastos son disparatados: un 85% son fichajes y sueldos, muchos millonarios. De los 1.000 jugadores profesionales de 1ª y 2ª, la mitad ganan 1 millón de euros al año, 50 superan los 4 millones y hay 10 (como Ronaldo o Mesi) que ganan 10 millones o más. Y a eso hay que sumar comisiones (20%), impuestos, gastos varios, directivos, etc. Y los ingresos no crecen igual. De hecho, la Liga española, la mejor del mundo, es sólo la tercera que más ingresa en Europa (1.622 millones en 2010), muy por detrás de la Premier League inglesa (2.479 millones €) y de la Bundesliga alemana (1.664) y cerca de la Serie A francesa (1.532 millones). Eso se debe a  que la Liga española ingresa relativamente menos por  socios y entradas (24,5 millones de espectadores en los campos frente a casi 43 en Alemania), por temas comerciales y, sobre todo, por las retransmisiones por TV.
La Liga de las estrellas ingresa por TV 612 millones, la mitad que la Premier League(1270 millones),menos que la Liga italiana(915 millones) y casi lo mismo que la Liga francesa(607).Y además, los ingresos por TV están mal repartidos en España: el 48% se lo llevan el Barça (157 millones) y el Madrid (140 millones), que ingresa 12 veces lo que el Betis (12 millones), cuando en Inglaterra el Manchester se lleva menos del triple que el último equipo. Este desigual reparto es fruto de que los Clubs negocian individualmente con Mediapro (también en concurso), mientras que en el resto de Europa son las Ligas las que se venden y negocian conjuntamente, consiguiendo más ingresos y un reparto más equitativo. Aquí, se intenta  cambiar el sistema, pero no podrá ser hasta 2014-15, ya que antes están casi todos los partidos vendidos.
El fútbol español adolece de una gestión poco profesional (muchos constructores haciendo negocios paralelos y ahora jeques que buscan lo mismo) y un descontrol oficial, con cuentas que llegan con 4 años de retraso a la LFP. Y con la crisis, muchos Clubs han visto reducir sus ingresos: 9 se han quedado esta temporada sin patrocinio en sus camisetas (Valencia, Sevilla, Atlético o Villareal) y otros de 2ª sin la ayuda de Ayuntamientos, Diputaciones o autonomías.
La Asamblea de la LFP aprobó en julio un Reglamento de Control Económico, impulsado por la UEFA para toda Europa, que pretende auditar a los Clubs, acabar con sus deudas en 3 años y que destinen menos del 70% a fichajes, so pena de sanciones que irán del descenso a la suspensión. Un intento de poner orden que choca con la política loca de fichajes de este verano, alguno de 40 millones: 344 millones gastados, un 31% más que en 2010. Y dos equipos, Zaragoza (en concurso) y Atlético, utilizando la ingeniería financiera para fichar a jugadores a través de un fondo de inversión radicado en un paraíso fiscal… O el Granada, recién salido de la suspensión de pagos, gastando 7,6 millones.
Al final, la burbuja sigue ahí, con los Clubs lanzados a la carrera de gastar para conseguir triunfos. Una Liga en la que hay un duopolio (Madrid-Barça), con presupuestos de 500 millones, a años luz económicamente del resto, con lo que muchos piensan que "hay 18 equipos que no pueden ganar la Liga".  Y que si los Clubs gestionan bien y ajustan sus cuentas, no estarán nunca arriba de la tabla, como le ha pasado al Deportivo de la Coruña, ahora en 2ª después de ganar la Liga hace diez años. Por eso va a ser difícil acabar con los triunfos a base de talonario. Pero no queda más remedio. La burbuja del fútbol, sus sueldos y su deuda, es una provocación en un país con 5 millones de parados. Y más ahora que han metido el déficit cero en la Constitución.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Pequeño empujón al coche eléctrico

Los coches son para el verano, pero no los eléctricos: no se vende ni un coche eléctrico al día, mientras las ciudades y carreteras están repletas de los coches tradicionales, que gastan una energía cara, que no tenemos y que contamina mucho. El Gobierno aprobó en julio nuevas ayudas para los que compren coches eléctricos, aunque todavía son muy caros y con poca autonomía. Pero las marcas, que reciben grandes ayudas públicas, empiezan a apostar por ellos y habrá muchos lanzamientos en 2012. El avance es lento, pero todo apunta a un gran salto del coche eléctrico en una década, como coche urbano. Está recargando baterías.
www.enriqueortega.net
El transporte, y sobre todo los coches, gastan más de un tercio (39%) de la energía total que consumimos y que nos cuesta unos 50.000 millones de euros al año, más de lo que ingresamos por el turismo. Y funcionan en un 98% con derivados del petróleo, una energía cara, escasa y que no tenemos. Además, el transporte es responsable de la cuarta parte de las emisiones de CO2 y está creando graves problemas de contaminación en nuestras ciudades. Son razones poderosas para apoyar al coche eléctrico.
El Gobierno lanzó en septiembre de 2009 un primer Plan Movele de apoyo al coche eléctrico, con ayudas de hasta el 20% del precio y el objetivo de financiar 2.000 vehículos. Al final del Plan (1 abril 2011), se habían financiado 1.530 vehículos eléctricos, la mitad motos (una cuarta parte en Barcelona), 300 vehículos comerciales y sólo 200 turismos a particulares. Ahora, el Gobierno ha aprobado un Plan más ambicioso, que pretende incentivar la venta de 250.000 vehículos eléctricos en España hasta 2014, de ellos 20.000 en 2011 y otros 50.000 en 2012.Un objetivo imposible a la vista de que en los siete primeros meses de 2011 se han matriculado 181 vehículos eléctricos, menos de uno al día (y 220 en todo 2010).
El Plan del Gobierno para dar un empujón al coche eléctrico tiene tres patas. La primera, ayudas directas al comprador, de hasta un 25% del precio: de 2.000 a 6.000 euros para motos y coches y de 15.000 a 30.000 euros para vehículos pesados, autobuses y camiones. Son 72 millones de euros, para subvencionar la compra de 12.000 vehículos. Eso sí, las mayores ayudas son para vehículos eléctricos puros (motor eléctrico) y menores para  híbridos enchufables y con autonomía extendida (dos motores) La segunda medida es promover la figura del gestor de carga: empresas (aparcamientos, grandes almacenes, empresas de servicios), instituciones (Ayuntamientos) y comunidades que instalen, con ayudas públicas, postes de carga y electrolineras. Y la tercera, vender luz más barata de 1 de la madrugada a 7 de la mañana, para recargar los coches eléctricos, aprovechando la energía eólica sobrante.
El sector del automóvil dice que mejor hubiera sido dedicar este dinero a renovar el parque automovilístico (40% tiene más de 10 años) y relanzar las ventas, que están hundidas. Pero la industria está entrando por el aro del coche eléctrico, animada por cuantiosas ayudas públicas, 580 millones de euros sólo en 2010. De hecho, la mayoría de las fábricas españolas han lanzado o van a lanzar en 2012 un modelo eléctrico y lo que piden es un Plan a 5 años, ya que estas ayudas se acaban el 1 de diciembre de 2011 y tienen la incertidumbre de qué hará con el coche eléctrico el próximo Gobierno.
El mayor problema del coche eléctrico es su elevado precio: unos 36.000 euros, el triple que un coche tradicional, y ahora con ayudas se queda entre 28.400 y 33.000 euros. La segunda pega es su escasa autonomía: entre 90 y 130 kilómetros (y entre 20 y 40 kilómetros con baterías los híbridos). Y la tercera, que necesitan recargarse cada día, entre 6 y 8 horas, y sólo hay 427 postes, cuando harían falta unos 30.000 (2,5 por coche). La gestión de las recargas se ha dejado a las autonomías y algunas ya están haciendo Planes de puntos de carga, por si funciona el Plan de ayudas.
La evolución va a ser lenta, pero el coche eléctrico va a despuntar, primero de la mano de las empresas: las ayudas a la compra de flotas llegan al 50% del precio y eso debe animar a compañías que operan en determinados negocios, como aeropuertos (AENA ya ha comprado), recogida de basuras (FCC tiene ya 100 camiones eléctricos en Barcelona), reparto, alquiler (ya se ofrecen en rent a car), transporte colectivo (microbuses) o taxis. Y lo mismo en Ayuntamientos, instituciones (policía o bomberos) o en la Administración autonómica y central. Y finalmente, como coche de ciudad para una familia, con un gasto de 1,5 euros por 100 kilómetros y un motor sencillo que aguanta perfectamente 20 años.
Hace falta tiempo, pero el futuro es del coche eléctrico. Por tres razones. La primera, que los carburantes van a ser cada vez más caros, no sólo porque el petróleo sea caro y escaso sino porque la demanda crece exponencialmente en el mundo, por los países emergentes, y los 800 millones de coches de hoy serán más de 2000 en 2050. La segunda, porque la tecnología evoluciona a toda velocidad y las baterías cada vez tendrán más autonomía y se cargarán antes (ya es posible hacerlo en menos de 1 hora, en algunos modelos). Y la tercera y definitiva, porque antes o después nos van a castigar (Londres) o prohibir ir al centro de las ciudades en coche, algo que quiere implantar la Comisión Europea para 2050.
La crisis, como en todo, frenará al coche eléctrico, pero se espera que suponga un 10% del parque automovilístico europeo para 2020. Hará falta tiempo, inversiones, ayudas y nuevos sustos del petróleo. Pero se impondrá, sobre todo en las ciudades. Y algún día, todos los coches serán así. Nuestros hijos lo verán.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Nuevo curso: más crisis y viejas recetas inútiles

Ha sido un agosto de locos, el peor mes desde que estalló la crisis. Europa y Estados Unidos han estado a los pies de los mercados, con pérdidas históricas en las Bolsas y la deuda, mientras los políticos confirmaban su incapacidad, insistiendo en duros ajustes. En España, Gobierno y oposición, incapaces de hacer un pacto contra el paro, se han puesto de acuerdo en horas para reformar la Constitución y liquidar el déficit público para 2020. Una aberración ideológica en el país con más paro de Europa y con grandes necesidades de modernización. Al final, la crisis se ha agravado y las recetas conservadoras, la obsesión por la austeridad, han llevado a Europa, desde Alemania a España, a no crecer casi nada. Ahora, el temor a la recesión preocupa más que los déficits  y la deuda.
                                                                                Ilustración: Enrique Ortega
Con los políticos de vacaciones y la típica volatilidad de agosto, los mercados redoblaron su apuesta contra la deuda europea, subiendo el tiro hasta Italia (cuya prima de riesgo subió por encima de España) e incluso hasta Francia, con rumores de bajada de rating. Y a ellos se sumó la pelea política de Obama por el déficit, que puso a Estados Unidos contra las cuerdas, angustiando al mundo. Merkel y Sarkozy interrumpieron sus vacaciones para lanzar un nuevo mensaje de reforzar el Gobierno europeo, vacío de medidas concretas. Sólo otra receta ideológica: hay que seguir con los ajustes, apoyando los nuevos recortes anunciados por Italia, Francia y España. Y liquidar el déficit en la Constitución de cada país.  
Justo una semana después, Zapatero sorprende llevando al  Congreso un pacto con Rajoy para acabar con el déficit público. Tras 7 años de no pactar nada ni luchar juntos contra el paro, PSOE y PP se ponían de acuerdo en horas para reformar la Constitución y que España sólo pudiera tener un 0,40% de déficit en 2020 (ahora es un 7%). Todo para “calmar a los mercados”. Y como siempre, Zapatero quiere ser el primero de la clase: sólo Alemania prohíbe el déficit en su Constitución, pero el pacto PSOE-PP va más allá: fijará que la deuda no puede superar el tope europeo (60% del PIB, desde el 64% actual de España) y que pagar los intereses de la deuda será prioritario, por encima de otros gastos como el paro o las pensiones. Ni Alemania ni ningún país del mundo han incluido estos compromisos en su Constitución.
El polémico pacto es un intento más de dar confianza a los mercados (donde no ha surtido apenas efecto), pero sobre todo una hipoteca ideológica para el futuro, gobierne quien gobierne: se pierde un instrumento clave para la política económica, el poder utilizar el presupuesto como palanca contra la crisis. Es la típica receta conservadora, de Merkel, el BCE y la Comisión, pero en el caso de España es un error doblemente grave. Un error coyuntural, porque tenemos más del doble de paro que Europa y el Presupuesto debería ayudar a crear empleo. Y un error estructural, porque España tiene menos peso del gasto público y una gran necesidad de invertir en modernizarse, en educación, tecnología e infraestructuras. Tener el mismo déficit que Alemania, con el triple de paro y veinte años de retraso, es un lujo que no deberíamos permitirnos. Y menos imponerlo en la Constitución a las generaciones futuras.
El problema no es el déficit sino en qué se gasta. Si es para mantener TV autonómicas sectarias, AVE sin viajeros o aeropuertos sin aviones, hay que recortarlo. Pero si es para hacer frente a la crisis, para ayudar a las empresas a crear empleo, a modernizar el país, a preparar el futuro, entonces es obligatorio gastar. Y buscar nuevos ingresos, como han hecho ya Francia, Gran Bretaña, Italia (con marcha atrás) o Portugal, con subidas de impuestos de Gobiernos conservadores. Pero en España, Rajoy ya ha dicho que no subirá impuestos.
Llevamos año y medio de crisis de la deuda y la receta sigue siendo más recortes. Un camino equivocado que está dando sus frutos(indeseables): Europa está estancada, crece menos que antes. Las cifras de crecimiento del 2º trimestre son espeluznantes: +0,1% Alemania, +0% Francia, +0,3% Italia, +0,2% España, +0,2 % Reino Unido, +0 % Portugal, -6,9% Grecia… Un +0,2 % de media los 17 países  de la zona euro. Y un 0,2 % los 34 países de la OCDE, EEUU incluido (+0,3%).
Este es el problema que cada día preocupa a más expertos y que empieza a calar en los mercados: existe el riesgo de recesión, de que en vez de salir de la crisis, vayamos para atrás. Y cada nuevo ajuste, cada nuevo recorte, frena más el crecimiento. Por eso ha sido la pelea de Obama, que anuncia para septiembre un plan para reanimar la economía, con tipos al 0,25% dos años más. Enfrente, Europa ha subido dos veces el dinero, hasta el 1,50%, y sigue predicando recortes, incluso para países como España, con el 21,2% de paro. Y si no se crece, difícil será cumplir con los ajustes y pagar la deuda. Ahí está el fondo de la reciente desconfianza de los mercados.
Cara al nuevo curso, volverán las tensiones a los mercados, porque Europa no ha hecho los deberes: no se han puesto en marcha las medidas para defender la deuda de los países periféricos, no se lanzan los eurobonos (un solo continente, una sola deuda, apoyando los fuertes a los débiles) ni el Tesoro europeo, con una reforma del papel del BCE. Y sobre todo, se sigue por el camino equivocado, el de los recortes, en vez de tratar de reanimar las economías para salir de la crisis y crear empleo. Merkel, Sarkozy y los conservadores de Bruselas, obsesionados con la austeridad,  seguirán sin tomar medidas de fondo hasta que los mercados o la recesión nos pongan  al borde del abismo.
Mientras, en España, nos esperan cuatro meses muy difíciles hasta que haya nuevo Gobierno, con nuevos recortes autonómicos (el tijeretazo de Cospedal  y antes el de Mas) y otros posibles ajustes “de fin de año” (¿pactados también entre PSOE y PP?), derivados del mayor coste de la deuda (3.500 millones) y los menores ingresos fiscales. Sigue sin haber consumo y las empresas ni venden ni logran financiarse. Y no se crea empleo, salvo precario (más ahora que el Gobierno ha abierto la mano a ampliar los contratos temporales y de formación). Todo apunta a un otoño caliente, con mucho descontento. Y a que 2012 nos traerá un nuevo Gobierno, pero que no será tampoco el año de la recuperación.